Por: Patricia Nolasco Guillénn / La Razón - Comunicadora y
activista por los derechos humanos.
Luis es una de las víctimas de los intereses ocultos en los
dolorosos días de la dictadura, cuyo asesinato aún se encuentra bajo el manto
de la impunidad. Alguien dio la orden para que se torture y se quite la vida de
Espinal y esos hechos son delitos de lesa humanidad que no prescriben.
Las pruebas y testimonios han quedado en el abandono debido
a los intereses.
La noche del 21 de marzo de 1980, Espinal regresaba a su
casa después de ver una película en el cine cuando fue secuestrado por un grupo
de paramilitares que lo llevaron al matadero de la zona Achachicala en La Paz,
donde fue torturado por cinco horas con golpes, quemaduras de cigarrillo,
picana eléctrica, fracturas de esternón y costillas y, por último, acribillado
con 17 balazos. El 22 su cuerpo fue hallado por un campesino en el camino a
Chacaltaya.
“El día 22 de marzo de este año apareció muerto el reverendo
Padre Luis Espinal, víctima del más infame acto criminal que terminó con una
vida humilde y fraternal con sus semejantes, crimen cometido sin piedad ni
misericordia, aumentando toda culpa con actitudes tibias y malvadas amparándose
para ello en privilegios y ventajas que en esta acción deben desaparecer”
El memorial continúa con un análisis sobre las causas del
horrendo crimen y los preparativos de un golpe de Estado y continúa con su
requerimiento:
“Por lo expuesto, presento querella criminal contra Luis
Arce Gómez, Guido Benabides Alvizuri, Rafael Loayza, los agentes de la DOP y
SIE conocidos por los anteriores bajo los nombres y seudónimos de: Nayo, Beto
Chacón, Mister Atlas, Jorge Ramírez, el Tombo Gemio, el Gordo, Julio Torres,
Melquiades Torres Vilela, Guillermo Moscoso, Goyo Ormachea, el Indio, Galo
Sandoval, el Abuelo y otros de generales conocidas y desconocidas”.
A 34 años la acción no prosperó, los asesinos no han sido
encarcelados por este crimen y la impunidad en este caso, como en tantos otros
ha salido victoriosa.
¿Quién era Luis Espinal Camps?
Un luchador de la justicia y la verdad que gastó su vida en
los demás y en sus ideales como el cine, el periodismo y la defensa de los derechos
humanos, en una etapa de nuestra historia que permanece en la oscuridad.
Luis, nació en Barcelona, España, en 1932, estudió filosofía
y teología. En 1964 estudió periodismo audiovisual, después de terminar sus
estudios trabajó en Televisión Española en un ambiente de censura impuesto por
el gobierno de Franco, hecho que le impulsó a renunciar.
El 6 de agosto de 1968 llegó a Bolivia para cumplir con sus
votos sacerdotales e identificarse de manera profunda con las bolivianas y
bolivianos, se nacionalizó en 1970. Sus conocimientos en comunicación, sumados
a su calidad humana y social, fueron la base para impulsar un trabajo que
reflejó su convicción de justicia social a través de sus programas de radio,
cine, televisión y prensa, en los que se denunciaba la injusticia social, los
abusos de la dictadura y del sistema, en vista de la lucha de los sectores
sociales por espacios de libertad, igualdad y justicia.
Un testimonio de vida
Luis era un testimonio de todo lo que predicaba, por
ejemplo, cuando trabajó en Radio Fides, en un editorial en 1973 se refirió a
los nuevos cardenales como “el senado más viejo y decrépito del mundo...”, del
cual no se retractó y renunció. También recibió una llamada de atención del
Nuncio Apostólico de esa época.
En Televisión Boliviana, Canal 7, tuvo un programa llamado
En carne viva, en una emisión realizó una entrevista con miembros del Ejército
de Liberación Nacional (eln), hecho que no agradó a quienes ostentaban el
poder.
Del matutino Presencia fue despedido por una crítica en su
columna cinematográfica sobre que el cura protagonista de un filme estaba más
cerca del poder que del pueblo. De catedrático en la Universidad Mayor de San
Andrés transmitió no sólo conocimientos, sino su calidad humana; formó parte
del grupo cinematográfico Ukamau, produjo varios cortometrajes, escribió una
docena de libros con sus enseñanzas.
El 17 de marzo de 1979 Espinal fundó el Semanario Aquí, un
periódico que manifestaba la opinión de los diversos sectores sociales, sus
páginas reflejaban en son de denuncia los bajos niveles económicos de las y los
trabajadores; testimonios de hombres y mujeres que apagaban su vida poco a poco
sin haber comido un buen plato o haber recibido atención médica, sin el
privilegio de pisar una escuela ni haber aprendido a leer.
Cada semana, las páginas del Semanario Aquí denunciaban el
abuso y corrupción del gobierno de turno y el mal manejo en la administración
del Estado. “El periodista, ante todo, ha de ser los ojos y oídos del pueblo.
Él investiga y comunica al pueblo las informaciones que éste necesita para la
vida democrática…”, escribió en uno de sus editoriales.
Activista de derechos humanos
Luis fue activista de la Asamblea Permanente de los Derechos
Humanos de Bolivia (apdhb) durante la última etapa de la dictadura de Hugo
Banzer. En 1977 vivió la experiencia en el piquete de huelga de hambre en
instalaciones del matutino Presencia, junto a cuatro mujeres mineras, Aurora de
Lora, Luzmila de Pimentel, Nelly Paniagua y Angélica de Flores, para exigir
amnistía general para los exiliados, vigencia de las organizaciones sindicales
y el retiro del ejército de los centros mineros.
Esa ansia de justicia se extendió a más de 2 mil piquetes de
huelga, 528 horas de lucha del pueblo de Boliviano que marcaron la vida
política de Luis, quien, el 31 de diciembre de 1977, dijo: “Para enmarcar mi
experiencia política, durante estos días, he de aclarar dos hechos: Primero, mi
condición de intelectual pequeño burgués que de pronto se siente plenamente
inmerso en una experiencia histórica, plenamente popular y revolucionaria. Tal
vez, por primera vez, he sido útil para mi pueblo.
Segundo, mi condición de boliviano (siempre atacado por el
gobierno como extranjero indeseable) y que se encuentra aceptado por el pueblo;
morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo”.
Palabras proféticas que se cumplirían el 22 de marzo de 1980
después de haber realizado denuncias a través del Semanario Aquí.
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