Por: René Aguilera Fierro - El País de Tarija, 14 de diciembre de 2016.
El Dr. Víctor Paz Estenssoro fue elegido Presidente de la República de Bolivia
en cuatro gestiones, considerado el más grande de sus dignatarios, hizo los
cambios más trascendentales de la historia,
como el voto universal, la nacionalización de las minas, la reforma agraria y
la salvación de la economía boliviana, entre otros aciertos de su administración.
“Por ello, en su momento, se consignó su nombre entre los personajes más
influyentes de la historia universal”, así lo recuerda el escritor René
Aguilera Fierro, quien está dispuesto a relatarnos un pasaje paranormal que
tiene relación con el fallecido expresidente.
Aguilera Fierro recuerda que Víctor Paz tuvo como domicilio, la casa ubicada en
la zona de San Luis, la habitó, incluso siendo gobernante. Cada vez que llegaba
a su tierra, allí era su hospedaje oficial.
Tuvo como jardinero y cuidante de la casa a un campesino, que le acompañó toda
su vida, lo propio, el casero y chófer de apodo “Mataco”, éste último era el
encargado de narrar con verdades y con humor lo que acontecía en la casa del
mandatario, era el contacto con el político.
Contaba que su patrón era en extremo austero y ahorrativo. Reveló que en cierta
ocasión, por las aflicciones económicas que pasaba, Mataco se fue a buscarlo a
la ciudad de La Paz. Su hospedaje era la casa de Gobierno, al final de la
jornada presidencial se encontró con el mandatario Dr. Víctor Paz Estenssoro.
Esa noche, le pidió aumento a su magro salario, puesto que de su sueldo debía
también alimentar a los perros de la casa. El Presidente, con mucha simpatía y
humildad le respondió: “¡Hijo! De dónde te voy a aumentar, a nosotros tampoco
nos incrementan el sueldo”.
Después de su tercer mandato, solía salir a pasear por la ciudad a pie o
recorrer las calles en su viejo jeep color crema. Se cuenta que en cierta
ocasión, en la puerta del mercado Central, le dio un boliviano al chófer y le
dijo que compre diez panes, sorprendido éste le respondió que ahora cada pan
costaba cincuenta centavos.
Durante el cuarto mandato se encontraba su esposa en la casa de San Luis.
Víctor Calabi Leytón era el Alcalde Municipal de la ciudad y Aguilera Fierro
era Concejal Municipal y suplente del burgomaestre. En ese entonces fueron a
visitarla y a dar algunos consejos para la mejora del jardín.
Frente a la puerta, había un árbol de duraznero totalmente cargado de frutos y
se mostraban apetitosos, sin más ni más el Alcalde que era atlético, de un
salto extrajo un durazno, simultáneamente se escuchó el grito de la esposa del
mandatario:
-“¡No...! No por Dios, el Dr. Paz los tiene contados a los duraznos”.
Y así como éstas, hay muchas anécdotas que no están registradas en los anales
de la historia.
Una de ellas es la que le sucedió a Aguilera Fierro, quien cuenta que estaba en
el Cementerio General de la ciudad de Tarija (Bolivia), era el día 4 de
noviembre de 2014, el reloj marcaba las 4:25 horas de ese día martes.
“Me ocupaba en esos momentos de recopilar datos referidos a fechas de
nacimientos, defunciones, sitios de descanso eterno de algunas personas y
personajes de la historia de Tarija; sean estos del deporte, la cultura,
política, religión o de personas que por alguna razón se destacaron”, explica
el escritor.
Agrega que en cada uno de los sitios visitados, había cumplido con el ritual de
respeto religioso. Estaba ahora frente al mausoleo del Dr. Víctor Paz
Estenssoro, quien fuera cuatro veces Presidente Constitucional de la República
de Bolivia y Jefe Vitalicio del Movimiento Nacionalista Revolucionario
(MNR).
Concluida su labor, revisaba visualmente sus apuntes, sin embargo -asegura
Aguilera Fierro- que escuchó a sus espaldas una voz familiar y totalmente
conocida que le indicaba: “René, fíjate bien en las fechas y las fotos”
“Me quedé inmóvil mirando mi libreta de apuntes, en efecto, tenía el año de
nacimiento equivocado, comparado con el que se indicaba en la lápida del
fallecido exmandatario. De inmediato entendí que se trataba también de la foto
que no había registrado del lugar y de los otros sitios que visité”, detalla.
Continúa con el relato y explica que en ese momento sintió unos frágiles pasos,
entonces armado de valor, se dio la vuelta lentamente y vio a unos cuatro
metros de distancia, a una figura delgada, canosa, vestida con un traje gris,
encorvada por los años.
Con su andar calmado, tan patriarcal y muy difícil de confundir, se alejaba de
espaldas, lentamente por aquella callejuela del cementerio, con rumbo norte.
“Abrí los ojos desmesuradamente, los cerré con fuerza, lo hice una y otra vez,
comprobé que no estaba dormido ni soñaba, allí iba el Dr. Víctor Paz
Estenssoro, caminando, se alejaba del lugar. Cuando estaba a distancia
prudencial, solo atiné a decir en voz alta y pausada: Gracias, muchas gracias
Don Víctor, ya corregí el error”, cuenta.
Agrega que en ese momento la silueta, simplemente asintió varias veces con la
cabeza mientras caminaba. Y entonces como un rayo de luz vino a la mente del
escritor, “pensé en la cámara fotográfica, pero, más pudo mi cordura y deseos
de que sean mis ojos los que captaran aquel inolvidable momento”, explica.
Añade que se alejó sin perder el paso. Ya cerca del final, vio que un señor salía
del interior del pabellón derecho y ambos se saludaron. “El Dr. Víctor Paz
Estenssoro, completó el tramo y dobló hacia la izquierda, no lo vi más.
Mientras que al otro señor, al pasar por mi lado, le consulté si vio quién era
ese señor al que saludó y me contestó que no vio ni saludó a nadie. No dije
nada, solo sé que lo vi caminar por espacio de unos tres a cinco minutos, desde
mi espacio hasta perderlo de vista en la curva final”, afirma Aguilera.
Relata que estuvo un rato más frente a su tumba, oró nuevamente por su alma,
mirando los detalles y ornamentos.
Recordó aquel pasaje que le sucedió en el año 1988 en el entonces Hotel
“Prefectural” (hoy Hotel “Los Ceibos”), en esa época René Aguilera Fierro
ejercía el periodismo. Cuenta que en ese entonces acudió a cubrir la nota
convocada por el Dr. Víctor Paz Estenssoro -en ejercicio de su cuarto mandato
presidencial- empero en plena conferencia de prensa, el exmandatario cortó su
alocución para indicarle:
-“René, tu grabadora está apagada”.
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