Por: GABRIEL SALINAS / Artículo
publicado el 16 AGOSTO 2015 Correo del Sur correodelsur.com/cultura/20150816_los-soldados-del-sucre-vuelven--a-su-tierra-con-todos-los-honores.html
“Está helando”, dicen los soldados al acomodarse en sus posiciones defensivas.
Se oye un trino, pero no es un pájaro es el silbido de un K’ellu Runa que desde
otra posición anuncia su presencia a los camaradas. No se pueden ver unos a
otros, están desperdigados en distintas zanjas improvisadas o en los matorrales
frondosos de la meseta del imponente Inti Orko. Ya se encuentran instalados en
sus posiciones defensivas, el combate podría empezar en cualquier momento. El
general Narciso Campero dispone que el Batallón Sucre cubra el ala derecha de
la meseta donde se desarrollará la Batalla del Alto de la Alianza. Dos soldados
de Sucre aguardan la señal inequívoca del relámpago brutal que dará inicio al
combate, se encuentran frente a la espera infinita de lo inevitable. No le
temen al enemigo, sólo les atemoriza no volver a su terruño, no volver a ver a
su gente y sólo el valor heroico les asegurará su retorno, lo saben. De repente
sienten un golpe en el pecho, ¡conmoción!; las manos reaccionan y el fusil
dispara, todo ha empezado. Pasaron 135 años desde aquel momento, en el que esos
dos k’arapanzas ofrendaron su vida por la patria, mañana ambos vuelven a su
tierra como verdaderos héroes. Lo lograron. El pueblo que dejaron atrás los
espera con ansias.
UN HALLAZGO HISTÓRICO
En 2008, un equipo de investigadores encabezado por el antropólogo Percy
Graham, encontró lo que parecían ser restos de un soldado boliviano en la
meseta del Inti Orko en la región peruana de Tacna, donde se encontraban
realizando investigaciones sobre los sucesos de la Batalla del Alto de la
Alianza. A partir de ese momento se inició un proceso encabezado por la
Embajada boliviana en el Perú, para que se realicen los procedimientos
necesarios para desenterrar y conservar estos restos. Al completar la
excavación, el hallazgo fue sorprendente dadas las condiciones desérticas del
suelo, se encontraron tres cuerpos momificados de soldados que combatieron en
la histórica batalla, que significó la retirada boliviana de la Guerra del
Pacífico.
Uno de los cuerpos momificados, fue identificado como un soldado peruano, los
otros dos evidentemente eran bolivianos, y es más, se trataba de dos reclutas
del Batallón Sucre, como lo demuestran sus uniformes caracterizados por las
chaquetas amarillas, que aún hoy en día emplea esta unidad del ejército
boliviano.
UNA RESISTENCIA HEROICA
Sin embargo, el descubrimiento tiene un alcance mucho más significativo para el
pueblo boliviano. Consultando sobre la historia del Ejército boliviano y del
papel que jugó el Batallón Sucre en la contienda bélica de El Alto de la
Alianza, sobresale toda la importancia que revisten estos soldados bolivianos,
que serán repatriados este lunes.
El Comandante del Regiminento Sucre II de Infanteria, Teniente Coronel, Waldo
Llave, explica que en 1879, 400 soldados que habían sido reclutados entre
jóvenes sucrenses de 15 a 18 años, partieron con destino a Moquegua para
reforzar las tropas bolivianas que combatieron en alianza con Perú. Tal fue la
tristeza que produjo la partida de estos jóvenes soldados que el llanto de sus
madres dejó una honda memoria en el pueblo, y se los bautizó con el apodo de
mama wakachis (los que hacen llorar a sus madres).
Una vez en Moquegua fueron destinados a Tacna para participar en la Batalla del
Alto de la Alianza. Llegados a esa región peruana “propiamente en el cerro Inti
Orko, en ese sector preparan su línea defensiva, una posición donde en el
sector izquierdo estaba el Regimiento Sucre, en la posición defensiva derecha
el Regimiento Pérez y como reserva el Regimiento Colorados”, aclara Llave.
Al iniciarse el combate, el Ejército chileno asumió una estrategia que en la
jerga militar se conoce como “esfuerzo principal”, que consiste en dirigir toda
la fuerza bélica a un solo punto, en este caso el flanco izquierdo cubierto por
la línea defensiva de los K’ellu Runas, que fue el espacio donde toda la
división chilena desplegó su poderío.
Basado en datos históricos, Llave comenta que se trata de una relación de nueve
soldados chilenos por cada boliviano, lo que delinea un escenario histórico
equiparable sólo a la famosa guerra de las Termopilas, donde el legendario
general espartano Leónidas resistió un embate desigual hasta perder la vida.
Del mismo modo, el Batallón Sucre resistió la brutal arremetida chilena
impidiendo su avance hasta ofrendar sus propias vidas. Luego llegaron las
reservas, que eran los Colorados que sufrieron una suerte similar.
“No retroceden para nada, defienden su posición defensiva, esta fue una de las
muestras de heroísmo más grandes de esa época, después recién vienen los
Colorados que estaban en la reserva, pero el combate más duro ya se produjo”,
recalca Llave.
UN DÍA MEMORABLE
Mañana a las 9:00, altas autoridades del Gobierno y el Ejército peruanos,
despedirán los restos de los héroes bolivianos de El Alto de la Alianza, que
serán entregados a una delegación de Ministros bolivianos y una sección del
Regimiento Sucre trasladada a Lima para recibir a sus camaradas. En ese momento
los féretros serán cubiertos con la bandera boliviana que llevará encima el
morrión colorado de los K’ellu Runas.
Los soldados emitirán el silbido característico de su regimiento, y quienes
carguen los ataúdes responderán a voz en cuello: Soldados del Regimiento Sucre,
héroes del Pacífico, inmolados en 1880 en los campos de la Alianza.
Se espera que el avión que transportará a la comitiva castrense que trae los
restos, llegue a Sucre a las 15:00, donde el Presidente, el Alto Mando militar,
ministros, autoridades departamentales y municipales aguardarán, junto al
Regimiento Sucre, la llegada de los héroes del Pacífico, para rendirles todos
los honores militares y civiles que ameritan, explicó Llave.
El pasado de Bolivia, ese que se acumula en los anales de la historia de un
pueblo y un territorio que a veces sufre por la memoria colectiva que se ha
construido sobre la guerra del Pacifico, podrá nutrirse de un sentimiento de
renovado orgullo por el actuar heroico de los soldados del Batallón Sucre, que
valientemente perecieron en una guerra en la que Bolivia perdió su mar, pero
gracias a sus bravos soldados, no perdió su dignidad.
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