Autor: Gustavo Manuel Guerrero Rojas
La tropa al mando del Coronel Lino Morales, se organizó de tal manera que no
dejaron nada al azar, las patrullas avanzaban, el trabajo táctico generó la
posibilidad de identificar tres maniobras de combate posibles; la preparación
de alimentación y bebida para la tropa, una peculiaridad es que dentro de esta
bebida se menciona específicamente en los documentos colegidos al Singani y al
vino(Apodaca, 1880, pág. 19), el establecimiento de un servicio de comunicación
efectivo encargado a chasquis y palomas mensajeras, la edificación de puestos
de avanzada y los constantes discursos y consejos propinados por el comandante
Morales que influían en la determinación mental de la tropa bajo la consigna de
VENCER O MORIR.
Todo organizado para el combate, quedó tan sólo esperar la fecha propicia para
el combate. Para no alterar el desarrollo de los hechos trascribimos a
continuación el testimonio de un testigo y combatiente de esa acción el coronel
Apodaca que relata así lo acontecido: “Esperamos a los chilenos en los depósitos
junto a las trincheras desde el mediodía. Dos chasquis que llegaron calcularon
para el anochecer (la presencia del enemigo).
El único larga vista que teníamos estuvo en permanente uso. Desde hace dos días
prohibimos hacer fuego. En una especie de loma, cavamos un túnel, dentro del
túnel con ramificaciones, solo en la noche se cocinaba para el día siguiente;
desde el 10, no se cocinó, todas las comidas eran charqui uvas secas
despepitados, tostado, pito de trigo o pito de maíz, habas hervidas i agua.
Antenoche se hizo bastante asado. Matamos cuatro toritos i se dio a los
soldados asado salado, pito de trigo, con chancaca, i agua, después de eso se
apagó hasta el último tizón
A las diez de la mañana llegaron dos chasquis. La información era que estará el
enemigo al anochecer. A las doce del día llego otro chasqui i un soldado con la
misma noticia, añadiendo que un grupo de enemigos estaba casi a la vista.
Efectivamente a la media hora la patrulla chilena venia formada en columna
paralela. Un larga vista se vio relucir desde un comienzo, con el cual trataban
de orientarse con anticipación del camino i sus contornos. Desde unos cien
metros se apresuraron en cuanto vieron el agua.
Llegaron a la insignificante Kocha, tomaron hasta saciarse, se mojaron la cabeza,
con cuatro vasijas metálicas cargaron agua en sus mulas i parte del grupo
volvió de inmediato, mientas que el otro grupo, permaneció observando. Algunos
hicieron sus necesidades a 20 metros de la kocha de agua i luego, volvieron
hacia atrás silbando a los suyos. Los primeros se detuvieron, charlaron un rato
i todos en conjunto se sentaron en el suelo, volvieron sobre su camino i se
perdieron, pero los nuestros, los indios desde los lados observaban i
comenzaron a mandar mensajes, diciendo que una parte regreso con agua i que los
otros durmiendo en una especie de hondonada a unos dos mil metros de nuestras
posiciones.
Nuestro larga vista cubierto por un pequeño tul negro operaba en una alturita
saliendo desde una especie de túnel para que los rayos de sol no dieran con él.
La posibilidad de ubicarlo por otro larga vista enemigo fue estudiada antes, i
pudimos constatar que tal como estaba usado i cubierto no parecía amas de
quinientas varas.
Desde las cinco de la tarde, tuvimos chasqui tras chasqui i el regreso de
algunas patrullas muy adelantadas al norte, centro y sud pero seguimos
escalando las laterales del camino que venía de Canchas Blancas. A las siete de
la noche nuestros vigías vieron la enorme polvareda que levantaba el enemigo
viéndose con toda franqueza rumbo a la kocha de agua, que era la única de la
región i ubicada en la base de la garganta de nuestras posiciones. Calculando
su llegada a caballo, repartimos las bebidas a nuestros soldados, los que
tomaron su merienda hacia una hora i cuando repartimos el ultimo yambui en el
extremo de ala derecha, las tropas chilenas seguramente, sus caballos
seguramente sintieron la humedad i todos en confusión se lanzaron en desorden
polvoriento sobre el aguaí al borde la kocha se pisaron los unos a los otros
para llegar primero a tomar agua y eran las ocho de la noche más o menos. La
caballería estaba desmontada.
En ese momento, vino la orden, se deslizaron silenciosamente los bolivianos
atacaron frontalmente, mientras que los indios ganan la retaguardia del enemigo
para caer sobre sus provisiones i destrozarles de cerca a pedradas aprovechando
la noche.
Los chilenos reciben la sorpresa desmontados, i caen masa primero sobre la
caballería, los caballos inmediatamente son dispersados o tomados por los nuestros
y llevados a recaudo, mientras que se sigue acometiendo a lo largo de las
columnas chilenas ya totalmente sorprendidas i confusas, pues con el primer
plan, se dividió a los enemigos con una maniobra del ala izquierda que se
encajó entre ellos mientras que los dela derecha atacan su retaguardia i los
indios i parte del Ayacucho a su estado Mayor. Las contraseñas expresadas en
quichua y en términos chapacos hacia que en la oscuridad no haya confusión de
los nuestros. Los san lorenceños del Méndez atacaron a cuchillo y machete
limpio al enemigo i tomaron de inmediato la retaguardia mas profunda. Desde el
fondo de la batalla se sentían dolorosos ayes, cuando las tropas de San Lorenzo
hundían sus filos en el vientre enemigo o en la garganta hasta se vio cuadros
de luchas debajo del caballo, cuerpo a cuerpo i escucharse tremendas
interjecciones chapacas transcurrió más de tres cuartos de hora i los tiros se
fueron alejando i conforme vamos avanzando sobre el enemigo, de rato en rato
aún se sentía silbar de piedras de hondas indias dando caza a algún fugitivo.
En este afán llegó la media noche y los chilenos quedaron rechazados,
destrozados. El coronel Juan Bautista Ayoroa i sus tropas siguieron
persiguiendo al enemigo con la caballería que ahora teníamos abundante(Apodaca,
1880, págs. 19, 20)”
Esta fue la más grande victoria que tuvo el ejército de Bolivia en la Guerra
del Pacifico, gracias a la inteligencia y valor de militares tarijeños.
Respecto al resultado de la batalla, desde todo punto de vista exitoso para las
fuerzas bolivianas, las memorias de E. Apodaca mencionan varias bajas del
ejército chileno entre muertos, heridos, prisioneros además de la toma de
caballos y pertrechos bélicos, pero no establece una cantidad exacta de todo lo
anterior. El coronel Edmundo Sanabria Morales afirma que el resultado fue de:
“nada menos que 330 muertos y 400 heridos chilenos, 480 caballos, 550 entre
mulas y burros, bastante material bélico, etc., y especialmente documentación
que comprueba que Chile buscaba ocupar los departamentos de Potosí y
Chuquisaca. (6)(http://boliviadecide.blogspot.com/, 2015)
Después de esa victoria parte de la tropa victoriosa quedaría por el sector de
Canchas Blancas, ya que 400 soldados marcharían con Lino Morales a la otra
batalla memorable para los ejércitos de Bolivia y Perú: la batalla de Tarapacá.
Es decir que la única batalla de la guerra del Pacífico favorable a los
ejércitos perú-bolivianos, también contó en su resultado con el apoyo de
fuerzas tarijeñas.
El resto de tropa victoriosa de Canchas Blancas quedaron esperando refuerzos
que nunca llegaron, para luego integrarse de nuevo a la 5ª División por orden
Campero y las restantes como el Batallón Ayacucho pasó a Potosí para formar
parte de una división que estaría al mando de Nicanor Flores. De está forma se
dividió a la gloriosa tropa vencedora de la batalla de Canchas Blancas.
*Fragmento del trabajo de investigación: Odisea tarijeña en la guerra del
Pacifico: Victoria en Canchas Blancas, Gloria en el Alto de la Alianza
-------------------------------- ESE 23 DE MARZO DE 1879; LA GLORIOSA DEFENSA Y SACRIFICIO DE CALAMA
- LA PENDENCIERA NOTIFICACIÓN DE KÖNIG DIRIGIDA AL GOBIERNO DE BOLIVIA
- LABOR POLICIAL, ANTES Y DURANTE LA GUERRA DEL PACÍFICO
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