LA HISTORIA DEL PROFESOR RUBÉN COIMBRA QUE RESISTIÓ LA PRESIÓN BRASILEÑA



Esta es la síntesis de una larga historia que ocurrió en la frontera con Brasil, en la que el profesor Rubén Coimbra resistió la presión brasileña para que retire la bandera boliviana en su escuela en medio de la selva, en la localidad de Buena Hora, la que hoy lleva su nombre como gesto de gratitud.

Este retazo de historia la cuenta el hijo del profesor, Winston Coimbra, debido a que hace dos días la escuela cumplió 75 años, y es un hito en esa región fronteriza.
Cuenta Winston: “La puesta en funcionamiento en 1938 de la escuela de Buena Hora, 130 km al este de San Ignacio de Velasco, provocó susceptibilidades en Brasil porque en esa zona aún no estaba claramente demarcada la línea limítrofe. Por otra parte, los trabajadores que los brasileños ocupaban eran bolivianos, los que atraídos por el centro escolar para sus hijos habían retornado a su comunidad. Ahí mi padre jugó un rol patriótico en Buena Hora por el cual el Gobierno lo distinguió, años después, con el Cóndor de los Andes.

Día histórico

El 24 de septiembre de 1941, a las 7:00, don Rubén Cimbra arreglaba el Altar Patrio. La bandera boliviana ondeaba en el mástil. De pronto llegó un camión con tropas militares brasileñas al mando de un oficial de apellido Castrillo que en tono airado ordenó al profesor que baje la tricolor boliviana, porque ese era territorio de Brasil, y que ahí sería izada la bandera brasileña.

También le dijo que quedaba preso y que sería llevado al puesto militar de Casalvasco, a rendir cuentas por su desobediencia ante su comandante.
El educador se negó a arriar la enseña patria. Le dijo que la tricolor boliviana seguiría flameando allí por la soberanía boliviana y que allí permanecería mientras las autoridades de Bolivia no dispongan lo contrario. También le replicó que no se daba por detenido.

El militar lo amenazó diciéndole que se atuviera a las consecuencias y que no se extrañara de lo que le podría suceder por esta actitud de rebeldía. Coimbra le respondió que podían hacer lo que mejor les pareciera, pero que él solo cumplía órdenes de autoridad boliviana.

El profesor estaba decidido a todo. Llevaba al cinto su revólver calibre 38. La situación se distendió con la llegada de algunos comunitarios y alumnos al acto cívico. Fueron momentos en que el maestro Coimbra demostró valentía, entereza y civismo, un hecho que debería darse a conocer como enseñanza en las escuelas de la provincia Velasco y en las unidades educativas fronterizas”


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