BOLIVIA Y LA GUERRA DE MALVINAS

Soldados argentinos desembarcan en Malvinas / Infobae

Parte de la nota escrita por: Rafael Sagarnaga, publicado en el periódico El País de Tarija el 11 de julio de 2016


Durante casi 72 horas, Bolivia figuró como un aliado militar de su vecino. El 13 de abril, el comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, Natalio Morales Mosquera, señaló que “Bolivia desplegará aviones caza a la frontera en apoyo a Argentina. También pondrá a disposición la flota de Transporte Aéreo Militar, la infraestructura aeroportuaria y, si es necesario, el reaprovisionamiento de combustible”. Más adelante aseguró: “Así como Perú ya está cooperando militarmente, nosotros también hemos decidido hacerlo. Nuestro apoyo no sólo es moral, sino material”.
Sin embargo, al día siguiente, la Embajada británica pidió públicamente al presidente Torrelio que confirme si Bolivia optó por iniciar hostilidades contra el Reino Unido. Trascendió que en horas siguientes el Ejecutivo fue advertido sobre serias sanciones económicas internacionales, especialmente en el área de la minería. Finalmente, el 15 de abril, la Cancillería boliviana aclaró que “los problemas entre Argentina y Gran Bretaña deben ser resueltos por la vía diplomática” y que “en ningún momento el gobierno ha contemplado realizar acciones de tipo militar”.
Mientras en Argentina los gestos de apoyo a la causa reivindicativa desataron un fervor sin precedentes. Incluso los exiliados ultraizquierdistas participaron en marchas en el extranjero y pidieron ser trasladados a la primera línea de combate. Por su parte, la población inició gigantescas colectas de dinero, joyas, medicinas y alimentos para los soldados.
Corría marzo y gobernaba Argentina el general Leopoldo Fortunato Galtieri. Era el tercer presidente de la dictadura militar que en siete años causó la muerte de cerca de 30 mil personas. En ese tiempo, el régimen había empezado a perder aceleradamente su solidez y era presionado a devolver el poder a los civiles. 
Mientras en el Reino Unido, el gobierno Conservador, liderado por la primera ministra Margaret Thatcher, cumplía su tercer año afectado por varias frustraciones. La otrora mayor potencia mundial no podía frenar una acelerada crisis económica y un proceso de desindustrialización que derivaba en crecientes tasas de desempleo masivo. En ese contexto, se acercaba además un nuevo proceso electoral que pondría en juego la reelección de Thatcher.
De pronto, en el extremo del Atlántico Sur, en unas islas casi olvidadas por los británicos empezaron a surgir problemas. En las Malvinas —aquellas que en 1833 asaltó la tripulación de una corbeta británica para luego expulsar al gobernador argentino— se desataron crecientes pleitos que finalizarían desencadenando la llamada Guerra de Malvinas.

1 comentario:

Con la tecnología de Blogger.