CHE GUEVARA Y DEBRAY MIRABAN A LA ARGENTINA COMO OTRO POSIBLE FOCO GUERRILLERO


Este artículo fue publicado originalmente en: http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/extranjero/guerrillas.htm

Fidel Castro dijo: "Si tuviéramos México en lugar de Cuba, habríamos prendido ya fuego a toda América. .." Esto ocurrió hace tres años, en La Habana.
El primer ministro cubano se siente destinado al rol histórico de "nuevo Bolívar" y trata por todos los medios de extender la Revolución Socialista al resto de Latinoamérica. El dominio de un país grande le abriría muchas posibilidades de expansión.
Nuestras investigaciones revelan que Castro habría pensado en generar un foco guerrillero también en la Argentina. Guevara sería el encargado de realizar esto y para ello contaba con la colaboración de Regis Debray.

GUEVARA Y DEBRAY LUCHARON JUNTOS EN LA GUERRILLA DE ÑANCAHUAZU.


Mientras la Fuerza Aérea Boliviana trataba de exterminar a los grupos guerrilleros de Ñancahuazú, muy cerca de Brasil, Paraguay y Argentina, un enviado de SIETE DIAS ILUSTRADOS conversó con Vicente Rocabal, un guerrillero desertor que está detenido en Lagunillas, en plena zona de hostilidades. "Fui reclutado en Oruro —explicó Rocabal— y se me prometió que mi esposa y mis tres hijos recibirían un sueldo. Nos entrenábamos en grupos de 20 ó 30 personas. Yo me escapé porque eso no era para mi. Leíamos diariamente el libro de Regis Debray "La Revolución en Bolivia del 62 al 64". Todo a las órdenes de cubanos especializados. Entre ellos estaba Ramón. Es el seudónimo del "Che" Guevara. Muchos compañeros se fotografiaron con él en la selva. En mi grupo actuaba también el francés Debray..."
Las fuerzas de la depresión secuestraron en Ñancahuazú, entre otros efectos, el diario de un guerrillero cubano. Horas después de conversar con el atribulado Rocabal, nuestro investigador tuvo oportunidad de leer ese diario. "He dejado a mi mujer en La Habana —dice la página tres— con lágrimas en los ojos. Llevo conmigo 26.000 dólares. Sólo mil son para mis gastos. El resto se lo daré a Ramón, en Bolivia".
Ernesto —"Ramón" - "Che"— Guevara y Regis Debray estuvieron, pues, juntos en Bolivia. El francés fue detenido en compañía de otros dos "periodistas", el inglés George Roth y el argentino Carlos Fructuoso. Ese 20 de abril, en Muyupampa, los destinos de Debray y Guevara se separaron, pues el "Che" logró escabullirse. Salvo que resultara cierto el vaticinio de un avezado observador norteamericano de La Paz: "Si tienen a Debray, tienen al "Che". Son carne y uña: las dos claves del aluvión guerrillero de Latinoamérica".

LAS IDEAS DE GUEVARA Y DEBRAY APROBADAS POR FIDEL CASTRO.

Ernesto Guevara volvió a La Habana en marzo de 1965: durante su viaje por Asia y África había preconizado una política tan agresiva que el propio Castro pareció preocupar se. 'Esos excesos podrían contrariar el pacifismo de sus amigos soviéticos. Los dos revolucionarios se en cerraron durante una semana. ¿Qué
ocurrió? Para algunos, una ruptura definitiva entre Fidel Castro y el "Che". Para otros, el planeamiento de una nueva estrategia. Inmediatamente Guevara desapareció, y el gobierno cubano anunció que había partido hacia "un lugar del mundo" para enarbolar las banderas de la revolución social.
¿Qué hacía en ese entonces Regis Debray? Estaba en Cuba. Es maestro, doctor en filosofía, tiene 26 años, mide 1,69 m. Deambula por América Latina desde hace unos siete años. Sus actividades fundamenta les han sido: compartir la vida de la guerrillera venezolana Elisabeth Burgos, de quien está enamorado; trabajar como periodista, favorecido por credenciales del gobierno francés; estudiar en todos lados los problemas sociales y las actividades guerrilleras. Aparentemente, el romanticismo de la epopeya castrista lo ha cautivado. En La Habana —según el periodista francés Jean Larteguy, de la revista París-Match, que acaba de volver de Cuba— se lo tiene por íntimo amigo de Fidel Castro. Su libro "Revolución en la Revolución", atentamente leído en ámbitos argentinos, expresa, en forma ordenada y aguda, la idea de Ernesto Guevara: extender la revolución por toda América, hasta llegar a la Argentina. En Venezuela, Colombia, Guatemala, Perú, Bolivia, se ha sentido ya la mano del "Che". Una mano que ahora roza la frontera argentina.

PROXIMAMENTE ARRIBARIA AL TERRITORIO ARGENTINO ERNESTO GUEVARA, PROCEDENTE DE BOLIVIA.

El abogado porteño Ricardo Rojo conoció al "Che" en La Paz durante la revolución boliviana de Paz Estenssoro. Ya era duro: "Al enemigo hay que matarlo o no tocarlo —decía— porque lo peor que puede pasar es dejarlo rengo".
Algunos aficionados al rugby todavía recuerdan al joven Guevara, aquél que actuaba en la segunda del Club Atlético San Isidro: a veces salía de la cancha para aplicarse un vaporizador. Era asmático. Una formación que alternaba entre los versos de Baudelaire y el deporte lo templó espiritualmente y lo hizo físicamente apto. Desde entonces, se internó en los viajes y en la acción.
A mediados de 1954, lo primero que conocieron de Guevara los cubanos exiliados en México, que preparaban la invasión contra Batista, fue "esa maligna manera de entender el mundo" que le estampó una sonrisa sobradora en el rostro. "¿Por qué no se cuentan una de cowboys ahora?" decía cada vez que terminaban de referirle sus planes de invasión a la isla. Hasta que conoció a Fidel Castro en noviembre de 1955 en la casa de "María Antonio", un mexicano que protegía a Castro y sus hombres. Allí lo bautizaron con el mote de "Che".
Luis Simón, que compartió con él una de las columnas de Sierra Maestra, lo calificó de "presuntuoso, cínico, noctámbulo, atorrante y atosigado, pero al mismo tiempo estudioso, estoico, valiente y decidido". Todos creyeron que se trataba de una quijotada más cuando en 1959, horas después de tomar el poder en La Habana, declaró: "Mi misión aquí ha terminado. Ahora seguiré luchando por la revolución en otros paises".
A pesar de su anuncio se quedó en Cuba. Pero no estaba conforme ni feliz. El destino de nuestra generación —dijo a una argentina— es un destino duro: hacer la revolución. Por eso ahora la felicidad no es posible". Y agregó "Yo no estoy hecho para funcionario. Fíjese que mientras hay muchachos que están muriendo por aplicar mal una tesis que entiendo correcta —la guerra de guerrillas— yo estoy aquí cómodamente sentado en un escritorio".
La carta de despedida a sus padres —que se reproduce aparte— fechada poco después de su desaparición hace dos años, ilustra bastante sobre la forma de ser de Guevara. De todos modos, no es difícil encontrar a sus amigos íntimos en Buenos Aires: el sindicalista Armando March, el abogado Gustavo Roca, el político John William Cooke. Los dos últimos garantizaron a SIETE DIAS ILUSTRADOS que "Guevara no sólo está vivo, sino que además vendrá a la Argentina para luchar por la revolución social".

LA GENDARMERIA Y EL EJERCITO LO ESTAN ESPERANDO.

En declaraciones exclusivas para SIETE DIAS ILUSTRADOS, el Ministro de Defensa Antonio Lanusse aseguró que "no hay pacto de asistencia militar con Bolivia. La Gendarmería ha tomado las medidas del caso para defender las fronteras, ante una posible infiltración guerrillera. Existe un estado de alerta".
La explosión guerrillera de 1957 no es casual, ni se trata de una serie de aventuras estudiantiles. Un operativo concebido hace dos años en La Habana por Guevara, formulado teóricamente por Regis Debray, está siendo desarrollado por ambos en todas las zonas socialmente candentes de América Latina.
Las últimas noticias dan cuenta de que la madre de Debray trata da salvar la vida de su hijo en Bolivia, que la Fuerza Aérea está barriendo a los guerrilleros, que el gobierno venezolano pide una acción militar de represalia contra Cuba. La situación se encrespa y justifica el reciente anuncio del General Julio Alsogaray: "La Gendarmería se entrena seriamente para la lucha antiguerrillera".
Sólo una pregunta sigue inquietando a todos: ¿Dónde está el "Che"?
Las evidencias apuntan en una sola dirección. Este argentino muerto en Santo Domingo, muerto en el Congo Brazzaville, muerto en Angola, muerto en Vietnam, muerto en Bolivia, está vivo. Y ahora intentaría volver a su país envuelto en algo que siempre lo acompañó: la acción revolucionaría.

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