Por: Luis Oporto Ordóñez - Historiador. Docente de la Carrera de Historia de la
UMSA. Director de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa
Plurinacional. / http://la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=4254
/ Fotos: 1 y 3 Santa Cruz de antaño. / 2) Mapa de Bolivia en sus primeros años.
El 14 de Febrero de 1879, la oligarquía chilena dio la orden para la invasión
de Antofagasta, con un poderoso Ejército, protegido por su Armada, consumando
un golpe de mano planificado en cada detalle, con el objetivo de apoderarse de
400 kilómetros de costa de Bolivia. La acción aleve fue ejecutada sin
declaratoria de guerra, sorprendiendo a Bolivia, indefensa y sin capacidad de
respuesta militar.
El miércoles 19 de febrero, el Cónsul Manuel Granier, redactó con urgencia una
carta que daba parte de lo acontecido, con la misión de hacerla llegar en mano
al Presidente Hilarión Daza, por medio de un chasqui. Gastón Velasco señala que
“el jueves 20, llamado de “Compadres”, el indio Gregorio Collque salía de
Tacna, con los partes y la correspondencia oficial urgente”. El chasqui, héroe
de esa “titánica jornada, recorrió 74 leguas (370 Kms.), cruzando desiertos,
precipicios, cumbres cordilleranas, en medio de la soledad matadora de la
altiplanicie, sin un descanso, sino el preciso”. El postillón entró a la
ciudad, pasadas las 11 de la noche, buscó al Presidente en el Palacio de
Gobierno, al no encontrarlo se dirigió a la Casa del Coronel José María
Valdivia, ubicada en la calle Pichincha (actual Iglesia de Jesuitas), allí
entregó la carta al Presidente Daza quien conoció la noticia de la invasión al
Puerto de Antofagasta. “La noticia (…) contenía una relación completa y
circunstanciada de lo ocurrido desde la ocupación hasta el día que se
despachara la comunicación (…)”. El miércoles 26, el Gobierno hizo una proclama
a la nación comunicando la agresión y estableciendo disposiciones para la
defensa. El sábado 27 se anunció desde el púlpito de la Iglesia de San
Francisco lo acontecido en Antofagasta y el domingo 28, la noticia se publicó
en el periódico El Comercio.
El Presidente Daza nombró redactor del Diario de la Campaña al joven abogado,
José Vicente Ochoa, testigo privilegiado del Ejército de línea de 10.000 plazas
que llegó a Tacna. Su Diario relata, desde el 17 de abril de 1879, las
incidencias del Ejército de Bolivia en su marcha hacia Tacna: salida de La Paz,
Pilastra de El Alto (17), Viacha (17), Cantuyo (18), San Andrés de Machaca
(20), Santiago de Machaca (21), Chuluncayani (22), Uchusuma (24), Tacora,
Tarapalca (25), Pachía (26-28), arribo a Tacna, el 30. En plena marcha se
fueron sumando nuevas fuerzas. El 18 de abril, en Cantuyo el Batallón
“Independencia”, de 500 plazas y el 24, en Uchusuma (territorio peruano) el Escuadrón
“Rifleros”, ambos de Oruro. El recibimiento de la alta sociedad, seguida del
pueblo de Tacna, fue apoteósico: “Desde el amanecer afluye la muchedumbre a la
calle de la entrada, adelantándose á porfía de encontrar al ejército (…). A
pocas cuadras se elevaba una elegante portada, puesta en honor del ejército
boliviano por la colonia boliviana (…). El Capitán General ha recibido una
comisión compuesta de los señores Carlos Berdecio, Manuel Ma. Abasto, Rufino
Tovar y Ángel Poveda, en representación de los bolivianos expulsados del
Litoral y asilados en esta ciudad”. Entre el 2 de mayo y el 30 de junio,
continuaron llegando contingentes de todos los rincones de Bolivia: el 2 de
mayo, “el Escuadrón Rifleros “Vanguardia” de Cochabamba, de 200 plazas”. El 3 de
mayo “rifleros voluntarios francotiradores dirigidos por el señor Zegada”. El
10 “el Batallón “Olañeta” de Chuquisaca y el Escuadrón “Rifleros del Luribay”.
El 19 de mayo “el Regimiento “Libres del Sud” 3° de la Legión Boliviana, de 300
plazas y compuesto de los tres Escuadrones de Sucre, Potosí y Camargo. En ellos
viene la juventud más distinguida del Sud, que ha hecho la abnegación sublime
de abandonar patria y familia para correr vestido con la jerga del soldado tras
la defensa nacional”. El 30 de junio “la 4ª División de Cochabamba que se
hallaba entre Pachía y Pocollay. Forma 1.600 hombres: Batallón “Aroma”,
Batallón “Viedma”, Batallón “Padilla” de Cochabamba, bajo el comando del Gral.
Luciano Alcoreza”. La noticia de la invasión de la patria motivó actos de
heroísmo singular, como la epopeya del 16 de mayo de 1879, cuando “siete
soldados del Batallón “Daza” 1° de Granaderos, del “Sucre” 2° de Granaderos; y
del Regimiento “Bolívar” 1° de Húzares, [que] quedaron enfermos en La Paz, una
vez que han podido ponerse en pie, han venido todavía demacrados, han hecho la
travesía de La Paz a Tacna, a pie, casi desnudos y a su costa”. Otro acto de
heroísmo, pocas veces visto en la historia de las guerras latinoamericanas, fue
protagonizado el 13 de octubre, fecha en la que “entró a Tacna el Escuadrón
“Velasco” de la juventud de Santa Cruz a órdenes del Cnl. Héctor Suárez. Ha
hecho cruda campaña de más de tres meses, viniendo desde el Oriente de Bolivia
hasta las costas del Pacífico. Se ha terciado en el camino, con el número de
muertos y heridos que ha tenido”. A pesar que Santa Cruz y Beni estaban
formalmente exentos de acudir al llamado de la patria, no dubitaron para
organizar su fuerza y asistir al llamado de la Patria. “Honor a los cruceños!”
dice con justa razón el cronista en su Diario.
La insana guerra desatada por la ambición de la oligarquía chilena ofrendó una
juventud en las arenas del Litoral. El Dr. Zenón Dalence, protagonizó otra
batalla en los hospitales de campaña. Cirujano Militar desde 1860, se incorporó
a la Armada Peruana. Fue llamado a Bolivia por el presidente Adolfo Ballivián,
para atender sus dolencias. Participó activamente en las acciones de Chacoma y
las barricadas de Cochabamba contra el Gral. Mariano Melgarejo. En 1879 se
presentó en Tacna y entregó su instrumental y drogas al servicio del Ejército.
Fue nombrado Cirujano Mayor del Ejército asignado a la Primera División. Cuando
Chile desembarcó en Pisagua 10.000 soldados trasportados por 19 barcos, les
hicieron frente 990 soldados de la Confederación en en la batalla de Germania.
En esa acción fue testigo de la cruel institución castrense del “repaso”,
consistente en eliminar a los heridos en el campo de batalla. A fin de
erradicar esa tradición militar, en febrero de 1880, amparado en el Convenio de
Ginebra de 1864, organizó el Cuerpo de Ambulancias y Depósito de Inválidos del
Ejército (Cruz Roja Boliviana), reclutando a médicos y artesanos bolivianos
residentes en Tacna que oficiaron como camilleros. Se crearon filiales en todos
los departamentos. Zoilo Flores equipó las Ambulancias y se organizó el
Servicio de Vigilancia a cargo de seis inválidos del combate de Tarapacá, el
servicio manual fue atendido por Ana M. (esposa del Dr. Zenón Dalence), la Sra.
Vicenta Paredes Mier, ocho sanitarios enfermeros y el personal de cocina,
lavandería y policía de aseo. La cruceña Ignacia Zeballos se incorporó en la
Ambulancia Sedentaria y nueve hermanas de la Caridad de Italia, ayudaron en la
labor. En cada Ambulancia existían artesanos Escribientes, responsables de
llevar la correspondencia y custodiar el Archivo de las Ambulancias. Dalence
acopió estos documentos y con ellos escribió su Informe Histórico del servicio
prestado por el Cuerpo de Ambulancias (1881). La Convención de 1880 lo declaró
Benemérito de la Guerra del Pacífico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario