TRINIDAD FUE EL CENTRO DE LAS MISIONES JESUÍTICAS EN LA COLONIA

Por: Jesús Guillermo Nogales Carvalho -Historiador / Página Siete, noviembre de 2017.

Trinidad fue la segunda reducción de la Misión de Mojos fundada en 1686 por el padre Cipriano Barace. Según los informes de Pedro Marbán, se organizó con 1.900 conversos y fue el punto de partida misional hacia distintas zonas de la región, donde se establecieron alrededor de 21 reducciones en los siglos XVII-XVIII (Barnadas; Plaza, 2005: 59).
La introducción de la ganadería, técnicas de cultivos y artesanales permitieron el desarrollo económico y urbano de Trinidad durante el periodo jesuítico. Por otro lado, el sincretismo originado creó una comunidad con una profunda identidad religiosa y características culturales propias. Sin embargo, todo ello se vio afectado con el Decreto Real emitido por el rey Carlos III, el 27 de febrero de 1767, en el que se ordenó la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios españoles en Europa y América.
La pragmática sanción fue recibida y ejecutada en la ciudad de La Plata el 13 de julio de 1767, el 5 de septiembre en Santa Cruz y días después en Mojos. El mes de octubre, dejando un inventario previo, los misioneros se reunieron en Trinidad para pasar a Loreto y de allí partir a Santa Cruz, emprendiendo el larguísimo viaje hacia Cochabamba, Oruro y luego Arica, tomando la navegación marítima hasta el Callao, en Lima, y luego a Europa.
En efecto, se realizó una reorganización administrativa de las reducciones de Mojos, la Audiencia de Charcas nombró como gobernador al coronel Antonio Ayme-rich, mientras que el Obispado de Santa Cruz asignó a curas del clero secular y distintas órdenes, con un pago de 600 y 400 pesos mensuales.
No obstante, debido a la falta de clero interesado, recién el 7 de marzo de 1768 llegó a Trinidad el cura mercedario Joseph Lagos.

1773, EL PRIMER CENSO EN TRINIDAD

En 1769, fray Pedro de la Rocha trasladó la reducción a cinco leguas distantes de su primer sitio, debido a problemas ocasionados por la inundación y epidemias que acabaron con la mayor parte de su gentío. Ingresando al 1770, Trinidad quedó absolutamente a cargo de curas franciscanos con el deber de velar por el bienestar religioso y económico de su pueblo. 
En 1773, el gobernador León Gonzales de Velasco visitó la reducción y por primera vez se realizó un censo, con el que se constató un total de tan sólo 850 habitantes. Así mismo, contaba con 12 chacras de chocolate, nueve de algodón, dos de caña y cuatro estancias de ganado vacuno con 8.199 reses y 2.500 caballos, lo cual generaba una producción económica de 600 pesos mensuales dirigidos a cubrir el tributo exigido por la Corona.
En 1775, una caótica inundación destrozó el pueblo de San Javier, por lo que necesariamente se unificó con Trinidad temporalmente, ocasionando el incremento demográfico trinitario. Posteriormente, las reducciones de Mojos formaron parte de la jurisdicción territorial del Virreinato del Río de La Plata en 1776 y como consecuencia de las reformas Borbónicas el 5 de agosto de 1777 se creó la Gobernación Militar de Mojos.

PUNTO DE DESCANSO MILITAR Y COMERCIO ILÍCITO

El cambio introducido con el régimen militar hizo que el ingreso de soldados y civiles a Trinidad fuera frecuente debido a que utilizaban el poblado como punto de descanso y partida hacia las demás poblaciones. Por otro lado, el comercio ilícito incrementó entre 1778-1785, así lo acreditan los informes que mencionan el hurto de ganado y otros bienes que dejaron a Trinidad con escasos recursos para su manutención.
Ante tal crisis, en septiembre de 1786 el gobernador Lázaro de Ribera Espinosa de los Monteros visitó el pueblo para verificar su estado y cumplir con lo requerido por el rey de introducir a los indios a la vida civil. Aquel año se contaba con una producción de chocolate en pasta, plantaciones de caña, café y algodón. Además, Ribera constató un déficit en el ganado vacuno que apenas llegaba a 1.159 reses, una cifra bastante baja a diferencia de las 8.199 que había en 1773 (13 años atrás).
La decadencia ganadera fue ocasionada por el comercio ilícito de los curas, ello hizo que Trinidad no progresara económicamente en sus casi 100 años de creación. 
Empero, eso no impidió el crecimiento de la población que a finales de 1786 llegó a “un total de dos mil quinientas setenta y ocho almas [2.578]” (ABNB, GRM MyCh 11. II f 10 v). Si bien el aumento poblacional fue evidente, el decaimiento religioso, económico y político ocasionado por el ajuste colonial fue una de las características de la época pos-jesuítica.

USO DEL CASTELLANO

Aquel mismo año de 1786, el cura primero Ramón Layrana solicitó al gobernador Ribera que se enseñe oficialmente el idioma castellano a todos los trinitarios, y en respuesta se concedió lo solicitado. Desde entonces, en el Centenario de La Santísima Trinidad, don Lázaro de Ribera decretó en sus reformas el uso del idioma castellano en todas las reducciones de la provincia de Mojos.
“(…) los yndios han manifestado en sus representaciones lo mucho que desean aprender la lengua castellana, cuya natural inclinación se manifiesta en la aplicación que muchos de ellos han tenido y tienen algunos el saber ya leer y escribir (…) para que florezcan en beneficio de estos infelices yndios con la real aprobación de nuestro generoso Soberano (…) estos grandes objetos se dirigen al mejor servicio de Dios y el rey y felicidad de estos naturales (…) Lázaro de Ribera, Ramón Layrana cura primero, Juan Justiniano cura segundo, Francisco Zemo Alcalde, Pedro Ygnacio Muyba Ynterprete (ABNB, GRM MyCh 11. II f 29, 29v, 31v-32).
El referido fragmento es parte del artículo 8 de las reformas de Ribera, las cuales se decretaron con el fin de ayudar a los indígenas vasallos del rey a relacionarse con los españoles e introducirse a la vida civil. Por otro lado, en él se puede apreciar notablemente el nombre de Pedro Ignacio Muiba con el oficio de intérprete, quien llegó a ser uno de los personajes emblemáticos de la revolución Mojeña en 1810. 
Los documentos almacenados en el Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia (ABNB) demuestran el devenir histórico ocurrido en los 100 años de la Santísima Trinidad, tiempo en el cual ocurrieron diversos hechos cruciales que determinaron su subsistencia. Es menester reconocer que a pesar de los nefastos problemas ocasionados antes y después de la expulsión de la Compañía de Jesús, con el esfuerzo y trabajo arduo de su población se pudo conservar su cultura, religiosidad y tradición.
En conmemoración a los 331 años de fundación, la reducción fundada por el padre Barace en 1786 creció demográfica y económicamente a través del tiempo. La herencia jesuítica mantenida por sus habitantes en toda su expresión hizo posible que Trinidad llegara a una prosperidad e identidad única, aún hasta constituirse en ciudad y la capital del departamento.
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// Foto: El antiguo Palacio de Justicia de Trinidad, Beni. Foto:Archivo LPB. / Página Siete.
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