(EL FINAL) JUEVES 29 DE SEPTIEMBRE DE 1932

Amaneció el día fijado por Estigarribia para tomar Boquerón ó desistir y replegarse, lo que sería el fin de la guerra para el Paraguay.

Por primera vez en esos 20 días, no hubo disparos de artillería pues los soldados Paraguayos estaban a muy pocos metros de nuestros compatriotas.

Cuando los atacantes se preparaban para iniciar el asalto final, surgieron un par de banderas blancas por el capitán Antonio Salinas y el Subteniente Carlos de Avila.

El Mayor Rafael Franco, quien ese día quería ceñirse lauros de gloria, los llevo a presencia del Tcnl. Estigarribia en su Campamento a diez kilómetros. Le informaron de su misión. 

"Díganle a su Comandante que lo espero esta misma mañana, a la brevedad posible" les dijo el comandante paraguayo. 

Peroro entretanto, en otro sector, al ver las banderas blancas, el Teniente Manuel Islas del regimiento Curapaity se lanzó con los suyos sobre el fortín pensando que este se rendía. Al escuchar las exclamaciones de júbilo y la ausencia de disparos, los demás sitiadores ingresaron también. 

El Tcnl. José Carlos Fernández, hizo formar a toda la fuerza boliviana. Contaron ¡recontaron otra Vez! No lo podía creer ¿Dónde estaban los demás? , preeguntaron angustiados. No había nadie más. Eran 20 Oficiales y 320 soldados, más unos 100 moribundos con heridas terribles, todos en el último extremo de la miseria humana. la visión de aquel escenario era escalofriante. Los heridos, algunos mostrando muñones con los huesos a la vista, se revolcaban entre sangre, gusanos y excrementos.

Cadáveres putrefactos, algunos recientes, hinchados, otros achicharrados, amontonados por todas partes. ¿Es que ese conjunto de fantasmas había mantenido a raya a miles de gallardos soldados paraguayos durante tres semanas?

Extraído del libro "LA HISTORIA DEL SIGLO XX EN BOLIVIA"
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