(Por Diego Martínez Estévez)
Lo que se lee más arriba y en esos términos, forma parte de la bibliografía (libros) utilizada por el coronel Edmundo Paz Soldán Pol, para escribir el suyo: “GUERRA DEL CHACO, planes y conducciones de operaciones militares”.
Con esto, el coronel Paz Soldán nos da a entender que el general Molina del ejército argentino, escribió un libro, dando a conocer su testimonio sobre la participación de su estado mayor en la planificación de las operaciones militares paraguayas y no sólo para el caso de la Batalla de Villamontes; existen en archivos de la Cancillería boliviana trabajos de estado mayor anteriores, abordados por el mando militar argentino.
El general Molina, durante la Guerra del Chaco se desempeñó como Jefe de Estado Mayor del ejército argentino y en cumplimiento al Decreto Supremo (reservado) emitido el 8 de febrero de 1932 por el Presidente Pedro Justo, en algún momento organizó un equipo de planeamiento de estado mayor, conformado por coroneles y generales. Una organización de esta naturaleza trabaja las 24 horas del día, siguiendo con detalle el curso de los eventos que suceden en el terreno de las operaciones, analizándolos, para luego, en el caso que nos ocupa, proponer al mando paraguayo acciones a ejecutar, entre estos, tipos de maniobra y sus correspondientes ideas de maniobra.
Para el caso de la conquista de Villamontes hizo lo propio. Tengo en mi poder y escaneados, varios estudios de estado mayor argentinos que dan cuenta del seguimiento y correspondiente análisis, que ese equipo de estado mayor realizó desde después de la batalla de El Carmen (12 al 16 de noviembre de 1934), hasta después del 20 de marzo de 1935. Algunos de estos estudios se encuentran textualmente insertados en el libro titulado SALAMANCA, cuyo autor es el boliviano Demetrio Canelas.
Retomando el libro del coronel Paz Soldán, a continuación transcribo lo que escribe en la página 124 y 125:
“El estado mayor General Argentino, en su permanente trabajo de asesoramiento al Alto Comando paraguayo, había elaborado el siguiente plan para el ataque a Villamontes”:
“El general Ramón Molina del Estado Mayor General argentino, dentro de los asesoramientos al Alto Mando militar paraguayo, reiteraba sus sugerencias para un ataque de las tres columnas o Cuerpos de Ejército contra Villamontes, en la última etapa de la guerra. Propuso el envolvimiento de doble tenaza que cortase los caminos Villamontes – Tarija y Villamontes – Yacuiba. De este modo, el estratega argentino, creía que se definiría la guerra a favor del Paraguay. La columna envolvente se introduciría al Oeste de Villamontes un poco más arriba de D´Orbigny, cortando el camino Villamontes a Yacuiba. La columna de la derecha, desde su base de “27 de noviembre”, avanzaría por Boyuibe con la ayuda de la columna central y ambas seguirían a Villamontes para rodear esta plaza por el Norte y cortar el camino Villamontes – Tarija. El estudio terminaba comentando que la operación era difícil, pero de capital importancia para el Comando paraguayo, pues produciría el definitivo aniquilamiento de las fuerzas bolivianas, ya que los defensores de Villamontes con sus comunicaciones cortadas no tendrían más remedio que combatir hasta morir o entregarse”….
“El pensamiento operativo del Alto Mando paraguayo para la conquista de Villamontes se basaba pues en el Plan del Estado Mayor General argentino, con cuya estrategia ofensiva se conseguiría – fácilmente – la destrucción del ejército boliviano y por consiguiente, el fin de la guerra”.
COMENTARIO:
La sucinta ponencia en estas páginas sobre el “pensamiento militar argentino”; es decir, sobre la directiva militar encubierta con el eufemismo de: “Consejos”, “Asesoramiento”, o simplemente remitiendo al mando paraguayo los “estudios de estado mayor”, realizados en Buenos Aires, coinciden con el análisis realizado por el suscrito y publicado en este sitio, en semanas pasadas y que más abajo lo anexo, como apoyo a la interpretación que deseara algún lector realizar, a lo analizado por el coronel Paz Soldán, en las páginas mencionadas.
Aunque entre ambos análisis, existe una pequeña diferencia.
El coronel Paz Soldán escribe:
… “La columna de la derecha, desde su base de “27 de noviembre”, avanzaría por Boyuibe”…
En realidad, esa “base” (base de maniobra), que menciona, no era “27 de Noviembre”, sino, Boyuibe, situado mucho más al sudoeste (ver imagen).
Con referencia a “27 de Noviembre”, lo que en uno de sus estudios de estado mayor prescribe el general Ramón Molina, es, el de destacar a este punto crítico una fuerza, para adoptar una posición defensiva, con la finalidad de detener un probable envolvimiento boliviano por esta ruta, con unidades procedente de Santa Cruz. Esta protección de su flanco derecho (en “27 de Noviembre”, le permitiría a los tres Cuerpos de Ejército paraguayos, operar con relativa tranquilidad sobre Villamontes.
Aclarar que para diciembre de 1934, en que el Estado Mayor argentino le venía presionando a Estigarribia para que se apresurara en conquistar Villamontes, esa “fuerza envolvente procedente de Santa Cruz”, no existía. Recién se lo fue organizando en Saipuru (norte de Charagua) y entró en combate el 17 de abril de 1935, cuando ya había terminado la Batalla de Villamontes, con una severisima derrota al ejército invasor, al provocarle alrededor de 9 mil bajas, la mayor parte muertos.
Finalmente señalar:
El libro publicado por el Jefe de Estado Mayor del Ejército argentino, general Ramón Molina, nos hace deducir que el mando militar boliviano, equivocadamente tenía entendido que venía luchando intelectualmente contra el mando militar paraguayo. En realidad lo venía haciendo y desde casi un principio de la guerra, contra el mando militar argentino, dotado de mayores recursos logísticos y tecnológicos, perteneciente a un país considerado en esa época como la quinta potencia del mundo, cuyo gobierno, además de emplear a su poder militar contra Bolivia, invirtió y generosamente sus recursos financieros e influencia diplomática internacional.
Con esta batalla perdida – la de Villamontes – en que el mando militar argentino tenía cifradas todas sus esperanzas para que su país se apoderara de los Departamentos de Santa Cruz, Tarija y de una parte del Departamento de Chuquisaca, demostró que la VOLUNTAD DE VENCER del mando militar argentino, finalmente fue doblegada por el mando militar boliviano.
Las siguientes dos batallas- de Camatindi y del Parapeti – terminaron por convencer al general Ramón Molina que su brazo ejecutor – el ejército paraguayo - , de continuar la guerra, sería casi por completo aniquilado. En tan crítica situación de su aliada, entró en acción el arma diplomática, en la persona del Canciller argentino que logró detener su desgaste final. A estas alturas – mayo de 1935 - al ejército paraguayo sólo le quedaban en la zona de combate, alrededor de 12.500 hombres.