AEROTÉCNICOS NOTABLES, EL CRUCEÑO “TILUCHI” ROMERO; A 82 AÑOS DE SU HAZAÑA


(Por Ramiro Molina Alanes) 

Telmo Romero Gorena, afectuosamente llamado “Tiluchi” por sus amigos y camaradas, ingresó a nuestros fastos aeronáuticos por la inédita y singular hazaña de realizar un vuelo interdepartamental al mando de una aeronave; pero, sin autorización y ¡sin ser aviador!.
Este experimentado mecánico de aviación de destacada actuación en la Guerra del Chaco, ante las reiteradas negativas de ser admitido en los sucesivos cursos de pilotaje que se impartieron durante y después de la contienda bélica con el Paraguay, tomó la radical y arriesgada decisión de realizar un vuelo solo para demostrar objetivamente a las autoridades y al pueblo boliviano, que poseía las cualidades y el temperamento para ser aviador.
De esta manera, después de una minuciosa planificación, el día martes 7 de julio de 1937, fecha en que cumplía un año más de vida, se encaramó en un avión de entrenamiento Klemm 25 y simulando un cotidiano carreteo se dirigió a la pista de aterrizaje, y ante el estupor y la extrañeza de pilotos y mecánicos que se encontraban en el aeródromo de Cochabamba, realizó un óptimo despegue con rumbo a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Soslayando peligrosos obstáculos naturales que encontró en su trayecto, arribó airoso a la capital oriental; donde no sólo sobrevoló, sino que para llamar la atención realizó algunas maniobras acrobáticas; concitada la atención de los pobladores, procedió a lanzar panfletos donde explicaba el porqué de su extrema actitud.
Sin embargo, inmediatamente después de aterrizar en el aeródromo de “El Trompillo”, fue detenido y llevado a celdas de la policía nacional, acusado de varios delitos. Pero, ante el clamor de la población cruceña, el mismo Presidente de la República, Tcnl. Germán Busch, intercedió para que el Jefe de Estado Mayor del Ejército convoque a Romero a ingresar al curso de pilotaje a realizarse en esa ciudad.
Con su temeraria aunque ilegal actitud, Telmo Romero cumplió su más íntima e irrefrenable aspiración; puesto que después de seguir notablemente las diferentes fases del complejo curso de pilotaje, en 1939 se brevetó como aviador militar.
Telmo Romero, nació en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el 7 de julio de 1903. En 1929 se incorporó a la Escuela Militar de Aviación de El Alto como conscripto mecánico. Durante la Guerra del Chaco, al margen de realizar trabajos de mantenimiento a los aviones de nuestra aviación, cumplió arriesgadas misiones de combate y observación como metrallista de vuelo.
En 1952, ostentando el grado de Teniente Coronel Aviador, por razones de índole política dejó la aviación militar. Cuando cumplía funciones de aviador civil en el Brasil, en 1956 falleció a causa de un fatal accidente.
Como homenaje postrer, la III Brigada Aérea lleva su insigne nombre.

BOLIVIA APORTÓ CON ESTUDIOS PARA LA LLEGADA DEL HOMBRE A LA LUNA



Las observaciones de "nubes de polvo" de la órbita lunar que se realizaron desde la montaña Chacaltaya fueron parte de los estudios preliminares de vuelos espaciales que contribuyeron al viaje del hombre a la Luna en 1969 con la misión Apolo 11, informó el director del Planetario Max Shreier, Martín Subieta.
"Bolivia fue partícipe de esta aventura (de la llegada del hombre a la Luna)", aseguró el director del Planetario y anunció que al celebrarse los 50 años de la hazaña espacial, se ofrecerán más detalles en un programa dedicado a la ciudadanía que se realizará el próximo 19 de julio en el Complejo Astronómico, ubicado en el campus universitario de Cota Cota.
Según un informe proveniente del Servicio Geológico de Estados Unidos, en noviembre de 1964 se realizaron observaciones astronómicas desde el Chacaltaya en la búsqueda de las nubes de polvo en la región de "libración de la Luna". Al recibir la superficie lunar los impactos de asteroides, se creía que el polvo y rocas podían quedarse atrapados en esa región de estabilidad de su órbita.
La Revista Boliviana de Física Nº 16 de abril de 2010 de la carrera de Física de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), publica el relato del general retirado José Antonio Zelaya, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia, que en 1964 se desempeñaba como mayor del Ejército, y quien detalla sobre un experimento internacional referido a las investigaciones sobre las "nubes de libración en las constelaciones opuestas a la trayectoria de la Luna".
A ello se suma una publicación digital de 2012 de la Fundación para la Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) en la que Zelaya, ingeniero geógrafo Geodesta, con grado de general del Ejército, afirma que "estuvo realizando trabajos (en Chacaltaya) con la finalidad de ubicar unas rocas que pudieran estar en suspensión gravitatoria (de la Luna)".
Estos trabajos le permitieron ocupar la silla de Astronomía de la Academia de Ciencias y con el tiempo ocupó la dirección del Instituto de Investigaciones Físicas (IIF) de la UMSA.
En 1951 se crea el Laboratorio de Física Cósmica de Chacaltaya, a partir de 1956 se instaló tecnología para medir la radiación solar en altura, por lo que no sólo sirvió para observaciones de la radiación cósmica, mientras que en 1958 con nuevos equipos se construyó el domo espacial.
Subieta considera que los estudios y observaciones que se realizaban en el Laboratorio de Física Cósmica de Chacaltaya, aportaron desde Bolivia porque "ya estaban planeando los vuelos espaciales a la Luna".
La tripulación del Apolo 11 estaba formada por el comandante de la misión (y primer hombre sobre la Luna), Neil Armstrong; el comandante del módulo, piloto Michael Collins; y el piloto del módulo lunar, Edwin (Buzz) Aldrin Jr.
El equipo partió al espacio el 16 de julio de 1969 en el cohete Saturno V desde el Centro Kennedy, en el sur de Florida, y tres días después la cápsula Columbia se ubicó en la órbita lunar con el control a cargo del piloto Collins.
// Artículo publicado en el peridico cruceño El Día, 15 julio de 2019.

Foto: Buzz Aldrin, junto a una pata del módulo lunar Eagle , después de aterrizar en la luna. // Más: Historias de Bolivia.

20 DE JULIO DE 1932, DISCURSO DEL PRESIDENTE DANIEL SALAMANCA



Sucedió un 20 de julio de 1932 

Instante en que el presidente Daniel Salamanca, pronuncia su discurso ante el pueblo reunido frente a Palacio de Gobierno, luego de la agresión paraguaya al fortín boliviano Mariscal Santa Cruz.
"DISCURSO DE S. E. EL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DON DANIEL SALAMANCA"
"Ciudadanos e hijos de Bolivia: En un momento de verdadera angustia nacional al presentarse una nueva agresión a la dignidad de Bolivia se ha producido esta magnífica reacción que manifiesta la vida y el vigor del patriotismo boliviano. Si una Nación no reaccionara ante los ultrajes que se le infieren no merecería ser una Nación, y si el Gobierno no supiera responder a su deber no merecería ser Gobierno de esa Nación... El Gobierno ofrece poner su voluntad, su patriotismo y su inteligencia en esta obra que el destino pone en sus manos, pero para seguir su camino con serenidad y progreso exige de los ciudadanos todo el sacrificio necesario, no solo en dinero que eso es poco, sino la vida misma y todos los demás sacrificios que debe realizar un país que desea verdaderamente vivir como país...Os invito a jurar que nos sacrificaremos todos en defensa de la Patria, sabremos hacernos dignos del país y capaces de defender su honor y su territorio, dar gloria a Bolivia y tener fe inquebrantable en su porvenir.
Ciudadanos: VIVA BOLIVIA". (Investigación cortegosky © )

¿QUIÉN PROPUSO LA EJECUCIÓN DE CHE GUEVARA?


Por: Juan Carlos Salazar / Página Siete, 8 de octubre de 2017.

Parecía un domingo cualquiera. Cada quien estaba en lo suyo. Unos, con la vista puesta en el estadio Hernando Siles, donde Bolívar recibía a Wilsterman; otros, pendientes de la actuación del actor español Jorge Mistral que se presentaba "en persona” en el Monje Campero. Unos y otros, completamente ajenos al drama que se tejía en el sudeste boliviano. El presidente René Barrientos Ortuño se enteró de la victoria celeste sobre su equipo por 2-0 en su Mercedes Benz, camino hacia la plaza Murillo, pero no le dio importancia a la noticia. Su mente estaba en otra parte, en el mensaje que había recibido después del mediodía desde el teatro de las operaciones contrainsurgentes: "¡Tenemos a papá!”.

El reloj del Congreso marcaba las 18:00 del 8 de octubre de 1967 cuando la guardia del Batallón Colorados de Bolivia se cuadró en firme al verlo descender del auto presidencial para ingresar al Palacio Quemado.
El mandatario había convocado de urgencia al comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, general Alfredo Ovando Candia, y al Jefe de Estado Mayor General, general Juan José Torres González, para decidir la suerte de Ernesto Che Guevara, capturado vivo, aunque herido en la pantorrilla derecha, durante un "feroz combate” registrado esa mañana en la quebrada de El Churo. A esa hora, el rumor que circulaba en Vallegrande sobre el suceso no había llegado todavía a La Paz, donde estalló la noticia muy entrada la noche a través de un "flash” informativo del periodista José Luis Alcázar, enviado especial de Radio Fides y el diario católico Presencia.

La conversación de Barrientos con sus inmediatos colaboradores militares se prolongó por más de dos horas. Poco se sabe de ella, debido a que no hubo testigos, pero sí se conoce su resultado: el prisionero fue acribillado a balazos al día siguiente en la escuelita de La Higuera, donde pasó la noche en vela esperando la sentencia.
¿Quién propuso la ejecución? ¿Quién estuvo a favor y quién en contra? ¿Hubo alguna votación? Si hubo empate, ¿quién lo dirimió? ¿Hubo consenso? ¿Intervino la embajada de Estados Unidos y cuál fue el papel de la CIA? Las preguntas nunca tuvieron respuesta de parte de los protagonistas de la reunión, quienes guardaron el secreto toda su vida, aparentemente unidos por un pacto de silencio.

La muerte prematura impidió a Barrientos Ortuño y Torres González escribir sus memorias y contar su versión, como hicieron otros altos jefes militares que combatieron a la guerrilla. El Presidente perdió la vida al precipitarse su helicóptero en la localidad de Arque el 27 de abril de 1969, en tanto que Jota Jotita Torres fue secuestrado y asesinado el 2 de junio de 1976 en Buenos Aires en el marco de la Operación Cóndor. Tampoco lo hizo Ovando Candia, fallecido el 24 de enero de 1982, quien solía decir a sus íntimos que no había llegado el momento de hablar sobre el tema.
Según uno de los edecanes de Barrientos Ortuño, el capitán Carlos Rodrigo Lea Plaza que ayudó a reconstruir el encuentro al historiador militar Luis Fernando Sánchez Guzmán (Hay una tumba en Vallegrande), la reserva en torno a la reunión era absoluta. El mandatario no dejó entrar a su despacho ni siquiera al mozo que se encargaba habitualmente de servir café y refrescos a los visitantes, servicio que quedó a cargo del propio Lea Plaza, lo que le permitió -según Sánchez Guzmán- "oír y observar todo lo que iba aconteciendo”.

En un ambiente de "indisimulada euforia” por la victoria militar que suponía el fin de la guerrilla, Ovando Candia inició la reunión con un informe "casi protocolar” sobre lo acontecido en la quebrada de El Churo, aunque el Presidente estaba al tanto del choque armado y sus resultados gracias a la información detallada que le había proporcionado minuto a minuto el comandante de la Octava División, coronel Joaquín Zenteno Anaya, desde el comando de operaciones, situado desde el 26 de septiembre en Vallegrande.
Tras el informe, según el mismo testimonio, la conversación se hizo "desordenada”, debido a las "opiniones diversas”, incluso "discrepancias” sobre el tema, pero poco a poco se fueron "esbozando soluciones y basamentos lógicos” hasta alcanzar un "consenso”, traducido en dos decisiones: la primera, ejecutar al prisionero para evitar "juicios complicados”, como el que se desarrollaba esos días contra el francés Regis Debray en Camiri; la segunda, hacer desaparecer el cadáver, como hizo la dictadura militar argentina con los restos de Eva Perón en noviembre de 1955, porque el Ejército no quería "romerías a futuro”.

Según la reconstrucción de Sánchez Guzmán, miembro de la Academia Boliviana de Historia Militar, las "iniciativas” que surgieron durante la "charla-debate” partieron de Ovando Candia y Torres, "como si hubieran coordinado sus ponencias antes de la reunión”, aunque era Ovando Candia quien llevaba la "batuta”, en medio de las "entusiastas muestras de aprobación del extrovertido presidente”. En todo caso, según el autor, "no hubo reparos” a ninguna de las decisiones. Por el contrario, "existió unanimidad”, puesto que los tres eran "anticomunistas declarados y practicantes, con tan solo algunas variaciones en cuanto a la furibundez o grado de tolerancia para con los subversivos (que derivaría después en afinidad) en algunos de ellos”.
En otro testimonio recogido por el mismo historiador, el entonces comandante del Grupo Aéreo Táctico, mayor Jaime Niño de Guzmán, reveló que Barrientos Ortuño le dijo en una conversación privada que la idea de ejecutar al Che no fue suya, sino que "se vio obligado a aceptar las ideas de Ovando y Torres”. Amigo personal del primer mandatario y camarada de arma, Niño de Guzmán fue el piloto que recogió el cadáver del Che de La Higuera para trasladarlo a Vallegrande minutos después de la ejecución.

Pero, en todo caso, como sostiene el general Luis Reque Terán, comandante de la Cuarta División durante la guerrilla, en su libro La Campaña de Ñancahuazuú, "nadie, excepto los allí presentes, conocen los detalles de la forma en que fue adoptada la extrema decisión sobre el prisionero Che Guevara”.
Al día siguiente hubo una nueva reunión, esta vez en el Cuartel General de Miraflores, para ejecutar las decisiones adoptadas noche antes. Tampoco se conocen los detalles de esa nueva cita, a la que asistieron, además de Ovando y Torres, otros altos jefes militares, entre ellos el comandante del Ejército, general David Lafuente Soto, y su jefe de su Estado Mayor, general Marcos Vásquez Sempértegui. Obviamente, los asistentes fueron informados de las decisiones, pero aparentemente sin mayores precisiones.

"Quizás lo más trascendental de la reunión fue comisionar al general Ovando para planificar y organizar -en el lugar- la preservación, exposición y proceso de desaparecimiento posterior del cadáver de Guevara”, escribió Sánchez Guzmán.
Detalles más, detalles menos, los biógrafos del Che, como Pierre Kalfón, Paco Ignacio Taibo II, Jorge Castañeda y John Lee Anderson; el periodista Carlos Soria Galvarro, quien mejor ha documentado la historia de la guerrilla; los historiadores militares, como Diego Martínez Estévez, además de Sánchez Guzmán, y los propios protagonistas de la campaña, coinciden en que la decisión de ejecutar al Che fue tomada por el Presidente y su Alto Mando.

El entonces jefe del servicio de Inteligencia de la Octava División, general Arnaldo Saucedo Parada, afirma que la orden vino del "mando supremo”; en tanto que el entonces capitán Mario Vargas Salinas, que dirigió la exitosa emboscada de Vado del Yeso, sostiene en El Che, mito y realidad que se lo fusiló "por orden superior”.
Dadas las circunstancias y la fama mundial del personaje, la "orden superior” no podía ser otra que la del Presidente y del alto mando. Ningún comandante divisionario se hubiese atrevido a tomar una decisión de esa naturaleza por su cuenta y riesgo.

En todo caso, nadie pone en duda la trascendencia de la reunión del atardecer del domingo 8 de octubre en el Palacio de Gobierno. El coronel Diego Martínez Estévez, que como miembro de la Academia Boliviana de Historia Militar tuvo acceso al archivo del Ejército sobre la campaña guerrillera, al igual que el general Sánchez Guzmán -una documentación todavía vedada a los historiadores civiles-, relata que Barrientos se reunió con Ovando y Torres "a objeto de analizar y decidir juntos, el destino que se le daría a Che Guevara”, y que al término de la deliberación, "la suerte del Comandante Ernesto Guevara estaba sellada” (La campaña militar contra la guerrilla del Che Guevara).
La opinión pública se desayunó con la noticia el lunes 9, aunque la información estaba formulada en términos condicionales, sin ninguna confirmación oficial. "Sangriento choque se produjo entre Ejército y guerrilleros. El Che Guevara habría caído”, publicó el diario católico Presencia en recuadro de primera plana. Citando "informes confidenciales” de "altas fuentes”, el periódico afirmaba que el Che "ha muerto… o está herido”. El Diario, por su parte, tituló a toda página: "Feroz combate se libró ayer con varios muertos y heridos”. En el antetítulo, anunció: "Habría caído el Che Guevara”, pero, curiosamente, no hizo mención al hecho en el texto.

El silencio de las autoridades militares, primero, y sus contradicciones, después, dieron pábulo a las dudas sobre las circunstancias que rodearon a la caída y muerte del jefe guerrillero. Al día siguiente de la ejecución, Zenteno Anaya declaró en conferencia de prensa que el Che cayó "mortalmente herido” en El Churo y que falleció "mientras era trasladado a La Higuera”. Cinco días después, en un comunicado, las Fuerzas Armadas dijeron que el Che "cayó gravemente herido”, pero "en uso pleno de sus facultades”, y que "falleció a consecuencia de sus heridas”. El parte oficial pretendía tapar el extendido rumor sobre el asesinato a sangre fría del comandante rebelde, recogido entre tanto por algunos columnistas como Alberto Bailey Gutiérrez (Políticus) en Presencia.
La decisión dramática adoptada esa tarde dominical de la primavera paceña por los altos mandos militares es uno de los grandes secretos que guarda el despacho presidencial del Palacio Quemado en su siglo y medio de historia. Cincuenta años después, las circunstancias que rodearon a la ejecución del mítico guerrillero argentino-cubano continúan agitando pasiones y avivando polémicas.

LA AVIACIÓN EN LAS BATALLAS DE VILLAMONTES, CAMATINDI, COPERE, CARANDAITI-MOSA, LA PENCA BOYUIBE Y CAMBEITI (Julio de 1934)



 La Fuerza Aérea continuó reuniéndose en el gran centro aeronáutico de Villamontes, donde se rearticularon sus composiciones orgánicas, siendo destinados al puesto del Comando Superior del Ejército, en la población de San Antonio, en la banda derecha del río Pilcomayo, los Tenientes Coroneles Jorge Jordán, Alfredo Santalla su Plana Mayor. Al finalizar 1934, se organizaron dos agrupaciones aéreas, la primera al mando del Mayor José P. Coello, en la aeropista de Villamontes, a unos 15 kilómetros detrás del gran arco defensivo de las trincheras de Higüiraru e Irua, y la segunda al mando del Mayor Luis Ernst Rivera, que se destinó a la nueva pista de Cuevo, en medio de las serranías del Aguaragüe y detrás de la cobertura de Camatindi, Tacuarandi y Boyuibe, distante 80 kilómetros, a veinte mininutos de vuelo al Norte de Villamontes. En realidad, la constitución de las dos agrupaciones aéreas, Coello y Ernst, tenían el objeto de un económico empleo de los medios aéreos, los cuales debían gravitar, de acuerdo a las necesidades del Comando Superior del Ejército, allá donde la necesidad fuese imperiosa, y dadas las cortas distancias que las separaban se desplazaban entre si concentrándose en pocos minutos en la aeropista de Villamontes o en la de Cuevo para cumplir acciones de conjunto en el esquema aeroterrestre entre el Primer Cuerpo de Ejército de Villamontes y el Segundo del sector Parapetí.
En esta delicada situación estratégica, la Fuerza Aérea fue reforzada con nuevas dotaciones de tres aviones Curtiss Falcon de reconocimiento y tres monomotores Junkers K-43 de bombardeo pesado. Las tripulaciones se mantenían bien entrenadas y con alta moral. En los escalones de abastecimiento y mantenimiento de las maestranzas de Villamontes, Tarija y Cochabamba del Lloyd Aéreo Boliviano teníamos suficientes reservas de materiales de repuestos de motores y naves.
Los aviadores que intervinieron en las batallas de Villamontes, Camatindi, Copere, Carandaiti Mosa, La Penca-Boyuibe y Cambeiti fueron: Jorge Jordán, Alfredo Santalla, José P. Coello, Luis Ernst Rivera, Luis Garcia, Luis Paravicini, Leónidas Rojas, Juan Antonio Rivera, Aurelio Roca Lladó, Claudio López, Alberto Paz Soldán, Luis Paredes, Juan Pando, Alberto Montaño, Alberto Alarcón, Emilio Beltrán, Abdón Vargas Soto, Fabián Monasterios, José Chacon, Sinecio Moreno, Luis Soria, Jorge Eulert, Enrique Toro, Armando Suárez, Raúl Ernst, Jorge Diez de Medina. Observadores aéreos: Claudio Moreno, Alfredo Pacheco, Jesús Mérida, Nicolás Rojas, Julio Bellido, Medardo Solares, Heraclio Melgar, Víctor Moncada, Ricardo Terrazas, Carlos Larrieu, Armando Rengel, Luis Torres Pascoe. Técnicos observadores aéreos: Héctor Gallardo, Alfredo del Río, Alejandro Robles, Francisco Urdininea, Froilán Mendizábal, Arturo Matos, Félix Mercado, José Ureña, Hernán Abastaflor, Lino Tapia, Carlos Paredes y Emilio Avendaño.
Debido a la proximidad del despliegue de la aviación paraguaya que tenía su posición entre las pistas de Ibamiranti, Mandeyapecua, Carandaití e Ibibobo, y otras auxiliares cercanas, se consideraba que podían desencadenar ataques aéreos de interdicción y de bombardeo contra los objetivos fácilmente alcanzables de las refinerías de petróleo de Camiri, Sanandita, Bermejo y la chalana del Angosto de Villamontes, y hasta se decía que preparaban incursiones a las ciudades de Tarija y Santa Cruz, entonces las fuerzas aéreas bolivianas habían recibido órdenes de establecer fuertes coberturas de defensa aérea mediante los aviones Hawk y la artillería antiaérea.
DATOS HISTÓRICOS REFLEJADOS EN EL MUSEO AEROESPACIAL DE LA FUERZA AÉREA BOLIVIANA.

FUENTE DE INFORMACIÓN: GRAL. DIV. AE. (SP) ALBERTO PAZ SOLDAN POL (+). “CONDUCCIÓN DE LA FUERZA AÉREA BOLIVIANA EN LA GUERRA DEL CHACO”. (1990)
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Articulo extraído de Museo Aeroespacial FAB.

LA CARTA DE KIEFFER A BANZER


Por: Tomas Molina. 


 El Sr. Fernando Kieffer Guzmán, fue uno de los favoritos del general Banzer, desde siempre. Con su generoso apoyo fue varias veces ministro de Estado, parlamentario, Presidente de la Cámara de Diputados y subjefe vitalicio de ADN, el partido fundado en 1979 por Banzer.

 Don Fernando Kieffer, que estuvo varios años presos por corrupción agravada, en 1999 escribió un libro titulado: “DE CARA A LA REVOLUCIÓN DEL 21 DE AGOSTO DE 1971”, estando de Presidente el general Banzer y siendo él su Ministro de Defensa. En el libro Kieffer presenta a su mentor como al paradigma del estadista de elevadas virtudes morales e intelectuales y él, se presenta a sí mismo, como “Un político de Excelencia”. En la primera página del libro, consta esta dedicatoria: “AL BUEN PRESIDENTE DE LOS BOLIVIANOS, CON TODO RESPETO. A MI JEFE POLÍTICO CON LA LEALTAD DE SIEMPRE. AL GRAN AMIGO CON LA MAYOR SINCERIDAD”.

 Ocho años después, el Sr. Fernando Kieffer, desde su celda en el penal de “San Pedro” de La Paz, en la que se encontraba acusado de haber comprado un avión con un sobreprecio de dos millones de dólares, cuando era Ministro de Defensa de Banzer, publicó una carta en el periódico “La Razón”, el 8 de febrero de 2007, dirigida a su mentor, MUERTO en mayo de 2002, cuyo texto es el siguiente:

 “General Hugo Banzer Suárez:

 Le estoy escribiendo desde la cárcel. Desde un rincón de mi vida al que me condenó su mezquindad, su falta de honradez para reconocer una falta, y su profunda deslealtad. Esas son las monedas con las que usted pagó mi lealtad y entrega de años. 

 Le escribo con la amargura de un encierro que ni siquiera se apoya en una condena judicial. Con el sentimiento de abandono en la que me dejaron muchos de mis amigos, porque no quisieron ponerlo en evidencia a usted, a pesar de que todos ellos conocían la verdad. Verdad que usted quiso llevarse hasta allí donde está ahora. Ante la eminencia de su muerte, le rogué que contara la verdad. Se negó a decirla, creyendo que así ponía a salvo a su familia, colocándome en el lugar del sacrificio. Fue usted, General Banzer, quien dijo preferir un gramo de lealtad a una tonelada de inteligencia, ¡usted mintió!

 Le entregué todo lo que pude en todas las circunstancias personales y políticas y sólo le pedí a cambio, un gramo de esa verdad que usted conocía:¡y me devolvió la lealtad con una puñalada en la espalda!

 A mi padre ya fallecido, Raúl Kieffer Bedoya, a quien usted consideraba el hombre más serio del partido, le expresó en todos los idiomas “que usted iba a asumir la responsabilidad final del caso Beechcraft, si todo salía mal” ¡También engañó a mi padre!

 Quiero decirle que llegará el momento en el que todos los que fueron testigos cercanos de su engaño, tendrán que contar la verdad o enfrentarse a la necesidad del perjurio. 

 Usted y sus cercanos familiares negociaron personalmente la compra del avión. Antes de asumir la Presidencia y una vez cerrados los acuerdos con MIR, UCS y CONDEPA, usted viajó a Estados Unidos y tomó contacto con el señor Hill Wend, el mismo que le vendió el primer avión presidencial en su gobierno de facto en 1971. Usted y sus hijas, en particular Érika, se encargaron personalmente de la operación de compra con el señor Wend y el señor Enrique Botaro, los vendedores del avión.

 Varias veces le solicité, y también hay muchos testigos de ello, que tomara contacto directo con el entonces señor Contralor para explicar su participación en la compra del Beechcraft, y siempre me respondió lo mismo: “que lo iba a hacer, pero que si llegaba el caso en que me imputaran o señalaran de algo, incluso estaba dispuesto a renunciar antes que hacerme ese daño o hacerme cargar con una culpa que yo no tenía”. Una vez más mintió. ¡Me ha hecho el peor de los daños y estoy cargando una culpa que no es mía!

 Amigos íntimos y fraternales compañeros del partido terminaron dándome la espalda para no quedar mal con usted. La mayor parte de ellos deben sentir dolor al verme en estas circunstancias y mucha vergüenza por no atreverse a contar todo de lo que fueron testigos. No me extraña, porque el ejercicio de la hombría es una tarea difícil. Algunos de los que usted conoció tanto, todavía preguntan por mí.

 Estoy enfermo y encarcelado, pero no estoy abandonado. Están mi esposa, mi hijo, mi familia, acompañándome y apoyándome sin límite y sin medida. Su amor y su confianza me sostienen y son mi fortaleza. 

 Quiero que sepa General, que en la frecuente soledad del encierro, son muchas las veces que pienso en usted y su infinita cobardía para reconocer sus faltas. Prisionero de su traición y de mi frágil salud, he encontrado los momentos para escribirle estas líneas. 

 Allí donde usted esté, le van a recordar amargamente que hay alguien que está pagando injustamente las culpas suyas. 

  Usted es el destinatario de esta carta. Pero también lo son muchas conciencias calladas y cobardes. Si alguna de ellas decide contribuir a la verdad y contar lo que vio y escuchó, será la mejor señal de que usted acusó recibo de estas líneas.

 ¡Que Dios me ayude y se compadezca de los suyos!


FERNANDO KIEFFER GUZMÁN 

C.I. No 200278 – L.P.


 Este es el texto de la carta dramática enviada por el ex – Ministro de Defensa Fernando Kieffer, que murió en la cárcel, a su antiguo mentor Hugo Bánzer Suárez, reclamándole por haberle hecho firmar una compra en cuya negociación no participó. En los documentos de compra solo aparece su firma y no la de Banzer. “…otros firmaban los documentos y hacían las cosas –dice Cuadros Sánchez-- él sólo ordenaba verbalmente; nada por escrito…” (DEL LIBRO TRIÁNGULO LETAL: PAZ, BANZER, LECHÍN)

LA PAZ 1702, LA INDIGENA JOSEFA APAZA ES LA PRIMERA ACUSADA DE “BRUJA”


Corre el año de 1702, bajo el dominio del Santo Oficio y la Inquisición, en la ciudad de La Paz se presentó ante el alcalde Diego Martínez de Baigorri la acusación formal contra la indígena Josefa Apaza por brujería y hechicería. Josepa fue convocada e interrogada por los traductores españoles Melchor de Torres y Marcos Durán.
Durante la investigación se pudo constatar que había realizado ceremonias con velas negras, enterrado calaveras, algunos animales, como conejos, lienzos y otros. Estas “pruebas” fueron suficientes para demostrar que era una bruja, la primera en la ciudad. En 1703 fue sentenciada a 50 azotes por sus prácticas paganas y 200 si reincidía. Muchos pidieron la hoguera, pero la mujer desapareció y no cumplió su castigo.

// Fuente: Página Siete, 23 de junio de 2019 // Fotografía: Niños indígenas altiplánicos. Década de los 60s. // Mas curiosidades en : Historias de Bolivia.

14 DE JUNIO DE 1935 / COMENTARIOS DEL CORONEL PARAGUAYO CARLOS JOSÉ FERNÁNDEZ.



Por: Oscar Cordova.
14 de junio de 1935 – Guerra del Chaco 

Comentarios del coronel paraguayo Carlos José Fernández.
“Encontramos en nuestro Diario de Guerra, la última anotación”
"14 de junio de 1935. — 11.20 Hs. Desde ayer el enemigo se "aliviana”. Efectúa un hostigamiento en todos los frentes. El cañoneo, desde Villa Montes hasta el Parapetí, se asemeja a un prolongado trueno que va retumbando de cerro en cerro, para perderse en las lejanías de Ravelo. "Los nuestros no contestan, pero están, como siempre, vigilantes, serenos, y más que nunca solemnes dentro de su magnífica sencillez, característica exclusiva paraguaya. "Dentro de 40 minutos cesarán los fuegos, como preludio del cese definitivo de esta Guerra del Chaco. Justamente a los tres años, menos un día. Pacífico por temperamento, porque comprende que solo en la paz es dable la perfección, el progreso, la prosperidad. Pacífico porque su ideología, cimentada sobre la doctrina de Jesús, es la hermandad y la justicia'. "Sorpréndeme la cesación de los fuegos, comandando cinco Divisiones: La 3a, 1a, 6a, la 7a, y la 9a. de Infantería y la 2a División de Caballería, cubriendo cerca de 150 Kms. de frente. La Primera División está soportando en estos momentos el fuego de artillería más terrible que se ha escuchado durante toda la campaña. Ayer atacó al "Valois", dejando un Oficial muerto. Hoy lanza sus granadas de artillería sobre la D. 1 en forma inusitada; son toneladas de proyectiles de todos los calibres y de todas clases. Este gesto muy boliviano lo pinta de cuerpo entero”.
(Carlos José Fernández, coronel (SR) LA GUERRA DEL CHACO, TOMO VI, EL FINAL DE LA LUCHA).

DE MINISTRO DE GUERRA, A SOLDADO RASO


(Por Diego Martínez Estévez) 

El mayor Alfredo Peñaranda Esprella, en la fotografía tomada el año 1934 posa con el teniente coronel Oscar Moscoso Sánchez. Es autor del libro titulado DON CHACO, publicado el año 1964. En las páginas 230 y 2040, se lee:
“El Regimiento Lanza 5 de Caballería, a las órdenes del mayor Armando Pinto según la orden del Primer Cuerpo, al que quedé incorporado con mi unidad, tenía que ocupar la cima de la serranía de Aguarague a la altura de Camatindi, misión que sin la ayuda de mis soldados hubiera sido imposible, ya que para su cumplimiento era necesario levantar por medio de cuerdas el material pesado y el persona por medio de malabares gimnásticos inconcebibles, hasta llegar a la cima de los farallones de la abrupta montaña”.
“En ese sector fue donde encontré a un soldado solitario, que había sido destinado por el Comando Superior al Regimiento Lanza; se trataba nada menos que de Don Joaquín Espada, ex Ministro de Gobierno del Presidente Salamanca, quien con abnegado patriotismo cargando su mochila y su fusil, caminaba con parsimonia y sin titubeos con valentía espartana hacia el cumplimiento del deber, señalado por el Comando en Jefe. Le hice acompañar por un “baquiano” para que le ayudara a escalar su difícil recorrido, quedando absorto ante tan grande ejemplo de abnegación, para todas las generaciones bolivianas. Después supe que había ascendido a Sargento por méritos de guerra. Saludo emocionado en estas páginas al benemérito patricio”.
En cuanto a la imagen del doctor Joaquín Espada, la flecha azul señala la población de Camatindi. Más el oeste se encuentra parte de la Cordillera de Aguarague a donde, junto con otros camaradas movilizados entre los meses de noviembre y diciembre de 1934 ascendió llevando a brazo partes de las piezas de artillería, probablemente todas ellas, cañones Krupp de 75 mm.
Aclarar que existen dos poblaciones con el mismo nombre de Camatindi. El soldado Joaquín Espada asignado al Regimiento Lanza, ascendió las abruptas elevaciones adyacentes a la población de Camatindi del sur, situado en el Departamento de Chuquisaca. Camatindi del norte se encuentra en el Departamento de Santa Cruz, un poco más al norte de Boyuibe, como se leerá en la primera parte del siguiente párrafo.
Como ilustración del despliegue de la artillería en la última fase de la guerra, se observa “La Muela del Diablo” donde fue emplazada una pieza de artillería. Esta elevación se encuentra al norte de Boyuibe y muy próxima a la Quebrada de Cuevo y no aparece en el mapa; era el límite sur del sector defensivo de la 7ma. División Infantería; su límite norte abarcaba hasta el margen derecho del Río Parapeti. En todo este frente y entre el 8 al 12 de marzo de 1935 se desarrolló la Batalla de Camatindi. En diversas alturas y desde los 200 kilómetros más al sur (desde Villamontes) se instalaron muchas piezas de artillería, que junto a la Aviación, se constituyeron en factores determinantes para ganar las batallas de Villamontes y Camatindi. En este inmenso territorio fueron dados de baja alrededor de 12 mil paraguayos, sin contar a las producidas en la última batalla de esta guerra, la del Parapeti.
Con el propósito de identificar puntos críticos a lo largo de tan anchísimo frente montañoso, el teniente coronel Oscar Moscoso, oficial de amplísima experiencia, apoyado por cartógrafos fue misionado para realizar un reconocimiento monográfico. Basándose en este informe, el Comando del Ejército montó el sistema defensivo a lo largo de la Cordillera del Aguarague, no sin antes abrir caminos vecinales y desplegar abundantes cantidades de abastecimiento, particularmente diseminados en el camino Tarija – Villamontes y también almacenados en Choreti; este último, para atender los requerimientos logísticos del sector defensivo central de Boyuibe. Con todas estas obras de equipamiento de la zona del interior situada próxima a la zona de operaciones, recién se podía pensar en elaborar planes operativos de envergadura que permitieron trasladar tropas de un sector a otro.
Si algún lector viajara por la ruta Charagua – Boyuibe, a lo largo de su derecha podrá apreciar las majestuosas cordilleras de Charagua y Aguarague, conformadas por innumerables cerros cubiertos de vegetación, desde cuyas alturas se llega a observar la vastedad de la llanura chaqueña. En muchas de esas cumbres se dislocaron observadores de artillería y morteros y también piezas de apoyo. Trasladándonos a ese pasado, nos percataremos de la gigantesca tarea que acometieron millares de bolivianos para defender los yacimientos de petróleo, sin saber que también contenía gas y en abundancia.
Muchos años más tarde – el año 1989 - diversos artículos de prensa, escritos por el doctor Joaquín Espada, fueron compilados y publicados bajo el título de SALAMANCA Y LAS RESPONSABILIDADES DEL CHACO. Como el abogado, periodista y también ex combatiente de esta guerra, David Alvéstegui Laredo (autor de cuatro voluminosos tomos titulados SALAMANCA), el abogado Espada hace esfuerzos por defender al Presidente Salamanca, buscando minimizar su responsabilidad en la conducción política y hasta militar de la Guerra del Chaco.
Sobre la defensa a Salamanca que realizan tan ilustres personajes y actores importantes en la conducción política de esta guerra, para no extenderme en muchas otras respuestas, basta decirles que “para mantener la integridad territorial”, no son suficientes los meros deseos, tampoco los acendrados patriotismos demostrados por el Presidente Salamanca y cientos de miles de bolivianos de aquella época. En el caso de la Guerra del Chaco, antes de lanzarse a ella, era imprescindible equipar el teatro de operaciones con obras como las que se leen más arriba. Otro emblemático personaje de nuestra historia, en su caso visionario y pragmático en su manera de analizar la problemática del Chaco – el ex Presidente Bautista Saavedra – le aconsejó a Salamanca retrasar por algunos años, la entrada en guerra, hasta contar con las condiciones mínimas como para afrontarla; se refería a la apertura de caminos en diversas regiones, para efectivamente recién “pisar fuerte en el Chaco”. Sin ser militar y apelando a la simple lógica, en su gestión mandó a construir aunque precariamente, el camino Tarija – Villamontes y dispuso la realización de estudios para la construcción de una vía férrea en el tramo Cochabamba – Santa Cruz – Puerto Suárez con la finalidad de aproximarse al Río Paraguay; fue el gestor para que se llevara a cabo el estudio de construcción de la vía férrea Yacuiba - Santa Cruz y mandó a construir el tramo Cotagaita – Villazón. Lo más que pudo hacer en el territorio chaqueño, fue disponer la construcción de fortines jalonados por caminos, desde Roboré en el norte, hasta Ballivian en el sur, que en un trazado en forma de herradura, contuvieran los sostenidos avances paraguayos al territorio nacional.
Finalmente aclarar que la carta militar de la imagen (extractada del libro VILLAMONTES del general Juan Lechín Suárez), corresponde a uno de los gráficos la Batalla de Villamontes. En otro artículo anterior y también gráficamente, explico el tipo e idea de maniobra aplicada por el ejército invasor, para su frustrada conquista de Villamontes.

CUANDO EN EL ILLIMANI FLAMEO UNA BANDERA CON EL SÍMBOLO DE LA ESVÁSTICA


Curioso
En marzo de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, el Observatorio de San Calixto descubrió que en el pico más elevado del Illimani flameaba una bandera con el símbolo de la esvástica. La noticia corrió como reguero de pólvora por la ciudad, lo que provocó la rabia de los paceños.
El Club de Andinista actuó de inmediato y encomendó al inglés Eduardo de la Motte, que entonces era capitán de andinismo, y a Jesús Tórrez llegar hasta el nevado y quitar el símbolo de la Alemania nazi para reemplazarlo por la bandera boliviana. Después de esfuerzo titánico, el 7 de marzo los hombres lograron cumplir su misión . El símbolo nazi había sido colocado en el nevado por los alemanes Wilfred Kuchman, Federic Fritz y Rodolfo Boettger.

// Foto: Internet // Fuente: Página Siete, 23 de junio de 2019. // Mas: Historias de Bolivia.
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