LOS HERMANOS DE SIMÓN I. PATIÑO


Por: José Antonio Loayza Portocarrero‎ publicado en: SIGLO Y CUARTO, Documentos Históricos el 5 de marzo de 2018. 


Es extraño saber que alguien haya dado una conferencia en la Casa de la Cultura de Oruro sobre la vida pública del Sr. Patiño, sin conocer su vida. Como es extraño entender que los biógrafos oficiales de Patiño, Manuel Carrasco, autor de: Simón I. Patiño, Un prócer industrial; y Charles F. Geddes, autor de: Patiño, rey del estaño. Hayan presentado una falsísima información biográfica en la desesperada misión de crear una historia “oficial” para que esta se yuxtaponga sobre el quebranto y nuestro maltrecho país, sólo para eludir la angurrienta historia del Superestado. Finalmente es extraño que ninguno de los nombrados haya sabido que Patiño tenía dos hermanos. Hoy me referiré a Ernesto Quiroga, tal y como me la relataron, y sin el apresamiento de que “Los sentimientos y subjetivismos forman parte del derecho a la libre expresión pero no tienen autoridad para anular el valor de prueba de los testimonios”, cuáles pruebas, ¿la de Geddes, que por ser biógrafo de Patiño, es creíble así haya escrito sin reparos ni recaudos testimoniales una historia a la medida que le convenía al magnate? Parecería que la sombra de Patiño aun es una evitación de la verdad.

Pero iré al tema. En el Arzobispado de Cochabamba, cursan estos documentos: El primer hermano de Simón Patiño fue Octavio, nació el 13 de enero de 1858, según el libro bautismal de ese año a fojas 141, en la Parroquia de San Pablo de Capinota. Hijo de Julián Abasto y María Patiño.

El segundo en nacer fue Simón, el 1 de junio de 1860, según figura en el libro bautismal Nº 15 fojas 63 de Santivañez, hijo de Julián Abasto y María Patiño.

El tercero se llamó Ernesto, no se halló el certificado de bautismo, quizás para evitar constancia de que su padre era cura, pero encontré el certificado de matrimonio en el libro 8 Pág. 12, donde indica que Ernesto se casó el 21 de diciembre de 1916, y era hijo de Benjamín Quiroga y María Patiño, quien tuvo a su hijo a sus 36 años. Es de éste hermano de quien hablaré.

El año 1861, llegaron de Potosí a Cochabamba, los esposos Pio Gonzales Quiroga y María Santos Saavedra, junto a sus hijos el cura Daniel; las hijas y las maestras de instrucción Matilde e Inés; y el cura Benjamín, quien primero sirvió en la iglesia de Carasa y desde 1864 en la Parroquia de la Compañía de Jesús de Cochabamba, cuando celebró la boda de don Nataniel Aguirre, hijo de Miguel María de Aguirre, Ministro de Hacienda, y de Dña. Margarita Achá, hija del Gral. José María Achá, Presidente de Bolivia y doña Gertrudis Antezana.

El doctor Julián Abasto, Notario de fe pública en Quillacollo, mantenía una relación adúltera con María Patiño y de esta relación nació Octavio. Posteriormente se enteró de los amores incestuosos entre María y su primo de cuya relación nació Simón, y del idilio sacrílego con el cura Benjamín, de cuyo romance nació Ernesto; por estas causas, Julián se separó y le quitó a su hijo Octavio.

En 1900, cuando Patiño descubrió la veta que asombrosamente lo convirtió en el tercer millonario del mundo, abrió sus oficinas en Oruro, Chile y Europa, mientras su hermano Ernesto trabajaba según conforme a lo acordado con Juan Roth, encargado de la oficina Oruro; Alberto Nanetti, administrador de La Salvadora; Halkyer, el contador; Nicolás Tomé, el mensurista; y en los asuntos legales con los doctores Atiliano Aparicio, Zoilo Rivera y José Antezana, de Oruro; Wenceslao Alba y Alfredo Sologuren de Potosí; Arturo Loayza de La Paz; Juan de la Cruz Delgado de Colquechaca; y Samuel Céspedes de Chayanta. Este fue el grupo operador de Patiño en los primeros años. Posteriormente Ernesto retornó a Cochabamba y se ocupó de la construcción de Pairumani, la Empresa de Luz Eléctrica, la Empresa de Tranvías, la de cerveza, y otras como la edificación del Banco Mercantil. En sí, articuló, relacionó y representó, todas las tareas de Patiño en su ausencia, unas veces ayudando en la construcción de la empresa minera, o destruyendo las amenazas legales en San Pedro de Buena Vista, o galopando por la inmensidad de las pampas con la cara barbuda su chambergo y su poncho, o frenando en una balacera a los esbirros de Artigue para proteger a la familia de Albina en aquellos tiempos donde la fuerza era fundamental para ganar los pleitos.

Estos y otros datos no conocidos me los contó la nieta sobrina de Patiño, doña Ana María Quiroga; y con un dejo de gozo y añoranza, me relató cómo se casaron sus padres. Estas fueron sus palabras:

Una noche de lluvia llegó mi tío Simón adonde mi papá Ernesto, aquí en la calle España, y le dijo:

—Ernesto, estoy empapado de lluvia y tú de tristeza. He conocido a los tristes de dinero, a los tristes de nada y de todo, pero nunca me confundo, y por lo presente, reconozco a los tristes por amor… ¿Concepción verdad?

—Sí, es ella —dijo Ernesto entrelazando sus dedos− Tú sabes que es mi prima e hija de mi tía Matilde. Qué hago Simón. Andamos enamorados cinco años, desde 1916…

—Vi la fotografía que le enviaste en 1911, cuando tenías 30 años, posando junto a un hermoso caballo con una dedicatoria que dice de parte de tu "hermano". Pero qué esperas: ¡Cásate!

—Los curas Francisco Pierini e Indalecio Ledesma, darían el grito al cielo... No olvides que ellos la excluyeron a doña Adela Zamudio de las actividades católicas y femeninas por su actitud liberal, sólo por haber publicado su poema ¿Quo vadis? Si me caso, mandarán a las matronas de la sociedad católica y al regimiento Abaroa, como le hicieron a ella en 1904.

— ¡Bah, son primos en segundo grado! ¡Ignora las formalidades y no te mortifiques, líbrate de los prejuicios sociales, cásate!

— ¿Tú estás de acuerdo? —preguntó Ernesto−. Si lo estás, juro que no pensaré dos veces.

—Ernesto, si le recuerdas a un ángel su pecado con un argumento de moral, en latín: "Argumentum ad hominem". Aceptará lo dicho para no reñir con las Escrituras. Ahora, si alguien habla del cura y su hijo, ¡la moral ardería! Deja que yo maneje este argumento y tú prepara la boda.
21 de diciembre de 1916. Ernesto G. Quiroga Patiño de 34 años, hijo natural de Benjamín G. Quiroga y de María Patiño, contrajo nupcias con Concepción Ocampo Quiroga de 23 años, hija legítima de Romualdo Ocampo y Matilde Quiroga. La boda se realizó en la casa de la novia, fueron testigos Simón I. Patiño y Filomena Quiroga, representante de Albina Patiño. El matrimonio lo celebró y bendijo con la palmatoria en la mano, Francisco Pierini.

—Simón —preguntó Ernesto con curiosidad−, ¿le referiste a Pierini tu "Argumentum no sé qué"?

—No fue necesario —respondió Simón−, el "Argumentum ad valorum", fue más sugestivo.

Francia 1927. Pasaron once años. Simón la buscó a Albina que estaba en el oratorio del Chateau Valrose, y la encontró llorando junto a un retrato como aferrándose al dolor, protestó que la vida no se puede comprar con dinero y se paró frente al Sagrado Corazón de Jesús para alcanzarle a Simón una carta de ribetes negros. Simón la abrió:

—... ¡No, no puede ser Albina, no puede ser! ¡Ernesto, dime que mienten, que no es cierto! ¡Tú no puedes morir, dijiste que haríamos la villa para que tus hijos y los míos gocen junto a nosotros! ¡Me dijiste hermano, confía, porfía, nuestra fe es más luciente que el sol! ¡No puedes morir Ernesto!...

—Simón. —dijo Albina, alisando la carta−, Ernesto fue muerto con varios disparos en Pairumani...

Nunca se supo quién o quiénes fueron los asesinos, sólo se supo que le dispararon cuando bajaba a Vinto. La tarea de averiguarlo se fueron diluyendo y las conjeturas sobre los motivos del crimen, también. Ernesto sufrió un tiempo las heridas y murió el 24 de abril, dejó a Cecilia y a sus cinco hijos, entre ellas a la menor Ana María, de apenas unos meses.

Don Ernesto G. Quiroga, fue sepultado tres días después, a las cuatro de la tarde. Hoy sus restos reposan en el Cementerio General: 2ª fila de la sección F, bloque 34, nicho 8508. No en el mausoleo de Patiño como era el deseo de los dos hermanos.

EL GRITO NO GRITADO / MUERTE DEL PROTOMARTIR PEDRO DOMINGO MURILLO


Por: José Antonio Loayza Portocarrero‎ publicado en: SIGLO Y CUARTO, Documentos Históricos el 2 de marzo de 2018. 

29 de enero de 1810. 8:30 de la mañana. El reo Pedro Domingo Murillo salió del templo de Santo Domingo, vestido con un saco de misericordia de bayeta blanca, sentado en un zurrón arrastrado a la cola de un asno conducido por el verdugo, tras de él ocho reos condenados. Al llegar a la plaza abrazó a su hija Tomasa, de 19 años, quien la noche anterior durmió abrazado a los pies de su padre para darle calor, éste le entregó un anillo diciéndole: Conserva esta única prueba de mi cariño, y recuerda siempre que la tea que dejo encendida nadie la apagará…

José Manuel Goyeneche, el Brigadier realista, se presentó esa mañana en el balcón del Palacio Episcopal, cubierto por una sombrilla milanesa con empuñadura dorada que sostenían dos protectores de fornidos brazos. Una vez que vino el heraldo y anunció su presencia, saludó a los mirones con una adormecida cortesía, se quitó la capa que tenía la forma preciosa de un abanico y un ancho de gloria española siendo arequipeño. Al rato desapareció el gentilhombre y apareció el oscuro juez observando las horcas, sonrió con una vaga e incierta sencillez, satisfecho de sí mismo y contento de cuanto hizo, pero la ciudad estaba ausente, algunos se apostaron temprano en los techos y en las bocacalles, donde los realistas emplazaron cuatro cañones en las esquinas de la Plaza de Armas. El amo de las vidas que hasta entonces permaneció en silencio con un cansancio fatigado adrede, levantó la mano y dio la señal de muerte, y desde el caserón vetusto del Seminario Conciliar, nueve sentenciados marcharon tras un guaripolero soportando con valor su martirio, Goyeneche quiso verlos quejumbrosos, vencidos, y que al pasar debajo del balcón le griten perdón, los nueve pasaron sufridos pero en silencio.

Una noche antes Goyeneche dictó su fallo, su poder obstinado y pálido, ordenó: “Condenados a la pena ordinaria de horca, a la que serán conducidos arrastrados a la cola de una bestia de albarda y suspendidos por manos del verdugo, hasta que hayan perdido la vida, precedida que sea la degradación militar del subteniente Sagárnaga con arreglo a las ordenanzas de S.M. después de las seis horas de su ejecución, se les cortarán las cabezas a Murillo y Jaén, y se colocarán en sus respectivas escarpias construidas a este fin, la primera a la entrada del alto de Potosí, y la segunda en el pueblo de Coroico para que sirvan de satisfacción a la Majestad ofendida, a la Vindicta pública del Reino...”.

Cuatro tambores con parches destemplados redoblaron una marcha fúnebre, y detrás de los tambores iba Murillo, sentado en un serón de cuero, arrastrado por un asno de albarda. Antes que lo aliste el verdugo le quitaron los grillos, subió al patíbulo y le colocaron en el cuello la soga inmortal, no dijo nada y de un jalón fue levantado como una bandera, le saltaron los ojos, su lengua quiso gritar, quiso pisar el suelo y su cuello se quebró dejando todo cuanto su vida era... Luego uno a uno, siguieron la misma ruta: Antonio Figueroa, Melchor Jiménez, Apolinar Jaén, Ventura Bueno, Juan Basilio Catacora, Mariano Graneros, Gregorio García Lanza, y Juan Bautista Sagárnaga. A unos los colgaron, a otros les dieron garrote, pero cada cuerpo se arrebató y de ese arrebato salieron ardorosas llamas como si fueran antorchas incubando promesas de libertad, y el flameante fuego corrió por los arrabales, por las pampas, por los ríos, por los montes, por toda la América, para no apagarse nunca, para no morir jamás...

¿Pero en verdad Murillo dijo: Compatriotas, la tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar?

En las escuelas nos enseñaron así. ¿Será que muchas cosas se impostan por esa fibra romántica que poseemos? Entre otras cosas nos enseñaron que Túpac Catari, dijo: “Volveré y seré millones”. En 1951 el escritor Howard Fast, que publicó Espartaco, sostuvo que esa frase la dijo él en 1962. José María Castiñeira, escribió en homenaje a Eva Perón, una poesía que dice:

Yo he de volver como el día
para que el amor no muera
con Perón en mi bandera
con el pueblo en mi alegría.
¿Qué pasó en la tierra mía
desgarrada de aflicciones?
¿Por qué están las ilusiones
quebradas de mis hermanos?
Cuando se junten sus manos
volveré y seré millones.

En verdad muchas frases nunca fueron dichas o escritas por quien dijo o escribió. Por ejemplo Maquiavelo jamás escribió en “El Príncipe”: El fin justifica los medios, esas fueron palabras de Napoleón. Tampoco Miguel de Cervantes, dijo: “Sancho, los perros ladran porque cabalgamos”, eso fue escrito por el poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien en 1808 publicó el poema titulado “Ladran”, el cual se aproxima a la frase posteriormente modificada.

En busca de fortuna y de placeres
Más siempre atrás nos ladran,
Ladran con fuerza…
Quisieran los perros del potrero
Por siempre acompañarnos
Pero sus estridentes ladridos
Sólo son señal de que cabalgamos

El supuesto grito no está consignado en la memoria de ese fatídico día, sólo dice que después de la ejecución se le cortó la cabeza a Murillo y el cadáver fue recogido por los padres hospitalarios de San Juan de Dios, y enterrado al pie de un altar. Pero además no tenía a quien gritar, la plaza estaba llena de realistas y no de compatriotas.

Hoy vive la frase y tiene varias versiones: "No apagarán la tea que he encendido”, "El fuego por mí encendido no se apagará en América jamás.” Actualmente varios escritores hacen mención a la frase en diferentes formas sin citar fuentes. Ismael Sotomayor asegura que el patriota dijo: "Esta velita que dejo encendida para San Antonio no me la han de apagar”. La literatura julia de entonces, no hace mención a la frase de Murillo.

Tampoco existe un documento o informes oficiales y memorias militares de entonces que hagan referencia a ella. Para colmo los textos realistas se atribuyen la frase. Existen informes como el de Goyeneche en Memorias del Virrey Abascal, que dice: "la tea de la revolución corría por todas partes, hallando en los ánimos seducidos de los incautos, materia apta para su propagación”.

¿Pero qué sucedió en verdad? En la obra escrita “Estirpe y genealogía del protomártir Pedro Domingo Murillo”, por el historiador boliviano Arturo Costa de la Torre, en la página 301, además del testamento de Tomasa Murillo Durán, y la crónica en el periódico “El Comercio” del 16 de julio de 1885, “Recuerdo de los mártires del año 1809 y de los patriotas que lucharon por la independencia americana”, el Cnel. Félix Eguino, hijo de la heroína Vicenta Juaristi Eguino, ratifica el diálogo ocurrido en la prisión entre Pedro Domingo Murillo y su hija Tomasa, y tal parece que esa crónica es un advertido de que el grito jamás fue gritado.

Tomasa murió en la mendicidad el 14 de abril de 1860. Unas cuantas paladas cubrieron para siempre ésta triste historia junto al anillo del gran protomártir… y la verdad del grito no gritado.

LA COB, Y EL CONGRESO DE LOS LELOS PARA EL PARALELO


Por: José Antonio Loayza Portocarrero publicado en: SIGLO Y CUARTO, Documentos Históricos el 26 de febrero de 2018.


Es paradójico: Antes el trabajador sólo era engañado por el gobierno, ahora es engañado por su propio compañero, o por su oportunidad ocasional, o por su clase… No importa si el trabajó da desarrollo o no, o si nos abismamos o no, o si mañana entramos en crisis o no, nada importa. Lo que importa es que seamos parte de cualquier desmadre tal que nos lleve al desastre que al final se salva con un buen discurso que en la praxis no es posible. Pero eso tampoco importa, lo que importa es la utilidad económica y política, y si por esa inmediación debemos pendular de un partido a otro ¡pendulamos!, si eso hace posible ganar y ser significante haciendo insignificante al resto, que cree que lograremos la patria que tanto añoramos, restando y dividiéndonos; tal es la idea de los dirigentes de hoy, tan nimios tan vacíos tan insípidos y tan vacuos que se llenan la boca de majestuosidades, su conciencia de maldades y sus bolsillos de mendicidades.

ORIGEN DE LA ESPECIE:
CUANDO APARECIERON LOS PRIMEROS LELOS DE LOS PARALELOS.

En 1939 nació como un éxito obrero: La Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB), institución al mando de Antonio Carvajal y Alipio Valencia Vega, éste último, el nervio palpitante e intelectual de la organización y además militante del PSOB, partido que no coincidía para nada con el Gobierno de Villarroel, y como no coincidía, se buscó destruirlo con un ardid: ¡Hacer un paralelo a la CSTB con los lelos resentidos y segundones como dispusieron los genios victoriosos del MNR! que decidieron que era importante destruir aquel escollo, convocando a un congreso, expulsando a los dirigentes peligrosos, y formando una institución paralela. ¿Salvaba esa medida al país? ¡Por supuesto que no!, pero había que llenar la billetera y la cabeza vacía con rencores, enemistades y triunfalismos políticos para entregar el proletariado al gobierno.

De ese modo se eligió a un grupo de lelos para el paralelo a cambio de un estipendio que el gobierno juzgó conveniente pagar para lograr una buena aritmética política, de restar en vez de sumar y de dividir en vez de multiplicar para que se dé el malogro social y se cumpla con la facundia del uno-para-el-otro y fomentar el uno-sin-el-otro. A pedido de Villarroel, se armó la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), sus organizadores enviaron a las minas la convocatoria al Congreso Constituyente que se realizó del 10 al 23 de junio de 1944. A cuyo evento asistieron 25 empresas con tres fines: Fundar la Federación Nacional de Trabajadores Mineros; incluir el funcionamiento de una Secretaria Permanente con sede en Oruro; y fijar el 21 de diciembre como “Día del Trabajador Minero”, en conmemoración y homenaje a la masacre de Catavi.

Una vez creado el paralelo o la FSTMB. El resto de los demás puntos y temas fueron de relleno. Los nuevos lelos útiles con toda su chapa de líderes unos y de matones otros, eran los mangoneados a su antojo por los astutos del MNR, que requerían de un poder accesorio y de una fuerza flexible y adaptable a circunstancias variables. Salió elegido Emilio Carvajal como Secretario General; Arturo Ruescas, Secretario de Relaciones; y Juan Lechín, Secretario Permanente. Ninguno era trabajador de interior mina, el primero era de la oficina tiempos, el segundo transportista, y el tercero era Subprefecto de Uncía, y como el subprefecto figuraba en la planilla de la Patiño, era otro trabajador más al servicio del patrón. Desde entonces —decían los aleluyas del MNR−, nació el trabajador libre, respetado por sus ideas, con un salario del tamaño de su hambre, con un hogar feliz, bastante salud, educación, alimento, todo en cantidades según su derecho a la par de la prosperidad del país… Pero los mineros seguían en lo suyo, derramando sus pulmones en cada escupitajo, y eligiendo a los dirigentes no por convicción sino por costumbre.

El 17 de abril de 1952, el MNR fundó la COB, y ambos crearon el imposible poder dual. Paz cumplió con su misión de anular a la CSTB, por su perfil pirista-estalinista, y Lechín dijo que se sorprendió con la nominación de Secretario Permanente de la FSTMB, cuando todos saben que nunca fue un hombre sorprendido, como no se sorprendió cuando siendo Subprefecto y no obrero, apareció en el grupo de delegados de Catavi, junto a Francisco Hinojosa, Félix Daza, Vicente Rojas y Antonio Gaspar; y no se sorprendió porque sabía que era la sanción divina que le concedió el MNR. ¿Qué tenía que ver Lechín en ese evento donde 25 sindicatos representaban a 45.000 obreros? ¡Nada!, pero estuvo ahí, en el acto de inauguración, donde asistió el Presidente Villarroel y el Ministro de Trabajo Víctor Andrade, porque el Congreso era movimientista, digitado y dirigido para que el MNR maneje no sólo a la reciente FSTMB., sino también a la COB.

EL FIN DE LA ESPECIE:
CUANDO LA CONALCAM COOPTÓ A LA COB

Pese a las conquistas y disidencias de la COB, como el fallido proyecto dual, o los ministros obreros, o su falsa apoliticidad, la COB era una opción obrera de rotundidad histórica. Hoy llama la atención que el dirigente, extrañamente expulsado de la COB, Guido Mitma, diga que el Gobierno financió los viáticos y estadía de varios sectores sindicales que participan del “pseudo” congreso de la entidad matriz en Santa Cruz, convocados —y esto es increíble−, ¡por la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), con el argumento que los actuales dirigentes cumplieron su mandato! Pregunta: ¿el Gobierno apoya económicamente a la CONALCAM y al congreso con viáticos y financiamiento? ¿Es tan desesperante desvirtuar el 21F, al extremo de “convencer” a los dirigentes más lelos a que cometan el libelo de autodestruirse para justificar el paralelo?

Lo insólito es que todo esto emerge no de un proyecto sino de una voluntad nacional llamado 21F, que para el gobierno es una verdad terrible y cruelísima que hace que el partido se dedique a exhibir su irreflexión desesperante sólo por mantener el culto a dos hombres que cada día dejan de ser algo, y paradójicamente cuanto más publicidad hacen más transparente es su oscurantismo, y ante esa evidente decadencia ya no existe verosimilitud política mi legitimación que los avale o los libre de su taciturna grandeza comparándose con el ayer o culpando de lo ocurrido a las fuerzas del norte.

Hoy los hechos irán nuevamente en contraruta histórica, y ante la ausencia de una dirigencia de bloque, sucederá lo que sucedió en 1939, la CONALCAM revocará las lealtades esenciales de la COB, y la cooptará, porque la angurria por el poder es tan grande que es necesario sabotear la decisión nacional para ir contra el 21F, aun a costa de dejar de ser cautos para ser frontales. ¿Y qué sucederá con la CONALCAM-COB, y sus nuevos dirigentes que serán más útiles cuanto más inútiles sean?, simplemente dejarán a la COB sin contenido ni sentido para entregarla a la dispendiosa gestión del gobierno que logrará un éxito pírrico, pues por la prisa de acaparar otro poder, no calculó que su influjo ante el virtual estereotipo llamado 21F, no cambiará, porque este lio no es un asunto de reclutar masas, es la defensa de un derecho individual, de un valor personal que no es negociable, por más que todo se divida en tantas partes cuánticas que se quiera.

En las minas, esto de los paralelos fue el cuento de siempre, una estrategia de los gobiernos civiles y militares como el de Barrientos, Banzer, García Meza, etc., que usaron nombres como Relacionador, Interventor, Coordinador para ser contrarrestados por los Comités de Bases. Y no una sino muchas veces la COB fue atropellada por gente como García Meza y sus acólitos, como es ahora traicionada por los “socialistas de CONALCAM”, pero dudo que estos tallen su lápida o sean sus sepultureros, por la sencilla razón de que están persistiendo en un error, la CONALCAM tiene una vida efímera, solo busca una sucesión de oportunidades para sobrevivir, en cambio el movimiento obrero pertenece a la perpetuidad, y se puede orientar mejor incluso con menos luces como en el presente, pese a que ya no están los líderes de antes de la relocalización, como los Lora, Pimentel, Escobar, Jiménez, Cruz, Ramírez, Crespo, el inolvidable Isaac Camacho y la infatigable Domitila, y otros que no eran socialistas de jarana ni de oportunidad ni de paso en una tarde de un domingo lluvioso.

Honor y gloria a los mártires de la revolución obrera, paz a los miles de mineros que murieron torturados o masacrados por no desertar de la línea obrera ni adoptar una posición liquidacionista.

TARAPACÁ: LOA A EDUARDO AVAROA


Por E. Jorge Abastoflor Frey / 23 de marzo de 2019. 

Es el amanecer del día 23 de marzo de 1879. Los 120 defensores de la población boliviana de Calama están apostados en la margen derecha del río Loa, guarneciendo los pasos que permiten el cruce del río. Los ciudadanos piensan defender con sus vidas los puentes de Hayta, Carvajal, Chinchurry y del Topater. Las tropas chilenas paulatinamente adoptan su formación de combate. Los bolivianos esperan con ansiedad creciente el ataque chileno, que se producirá pronto.
A las 08 de la mañana, el Coronel Sotomayor, Comandante del destacamento chileno tomó la iniciativa ordenando que varias columnas realizaran la aproximación a los pasos de Carvajal y del puente Topater.
El puente Topater está defendido por Eduardo Avaroa y 12 rifleros. Luego de denodado combate, los defensores logran rechazar a las tropas chilenas hasta en tres oportunidades. Ante el fracaso, el Coronel Sotomayor tiene dudas acerca de esta misión. Ha llevado consigo a una fuerza de 1.400 efectivos y el núcleo de esta fuerza eran tres compañías del Regimiento “Segundo de Línea”, que fue organizado reclutando trabajadores chilenos del Puerto de Antofagasta. Aquellos que recibieron con vítores el desembarco de las fuerzas chilenas y causaron desmanes en el puerto aquel 14 de febrero de 1879.
¡Estas tropas no están listas! Piensa Sotomayor, mientras observa inquisitivamente al Comandante del Regimiento “2° de Línea”, el Coronel Eleuterio Ramírez, quien no puede ocultar su nerviosismo al ver fracasar a las tropas que le fueron encomendadas para su preparación y adiestramiento.
No resultando la maniobra, Sotomayor ordena que 50 jinetes ataquen el paso de Carvajal, para forzarlo y poder flanquear a los defensores bolivianos. Pero la carga de caballería también es rechazada con energía.
Ante la ineficacia de la caballería y de la infantería, Sotomayor ordena usar los ocho cañones de que dispone, emplazados en las faldas de la Colina Topater, frente al puente del mismo nombre. Ante el fuego de la artillería chilena, finalmente los puntos de defensa van cediendo. (Díaz Arguedas) En el puente Topater todos los defensores fueron abatidos, excepto por un único riflero que continúa resistiendo. El último defensor, Eduardo Abaroa, sigue disparando con su rifle hasta que se le agotan las municiones y luego dispara con su boca. No quiere dar ni pedir cuartel.
Avaroa ha dejado el mundo terrenal para ingresar a la casa de los Inmortales.
Al final del día, Calama ya está en poder del invasor y toda Atacama se encuentra bajo la ocupación chilena. Ante la complacida mirada del Coronel Ramírez, el Teniente chileno Telésforo Barahona recibe el honor de ser el Portaestandarte del Regimiento “Segundo de Línea”, por su "heroico" comportamiento en la toma de la población boliviana. Ramírez puede descansar tranquilo, sus hombres, a pesar de la tenaz resistencia boliviana, finalmente se deshicieron de todos los defensores.
Pero el espíritu de Avaroa no tiene descanso. ¡Los agresores deben pagar! Especialmente aquellos que fueron cobijados por Bolivia en sus tiempos de necesidad y prefirieron morder la mano del país que les recibió con benevolencia.
Es el mes de noviembre de 1879, la Guerra que se pelea ahora en territorio peruano se torna cada vez más adversa para los aliados peruanos y bolivianos. El 19 de noviembre, los aliados fueron derrotados en la Batalla de San Francisco (Dolores) y los restos de su ejército avanzan hacia el norte con la esperanza de poder reagruparse.
La caballería chilena, al mando del Coronel Vergara, ha detectado la columna aliada y confirmó que su destino es Tarapacá, y así lo informó a sus superiores. ¡Es el momento de acabar por completo con el Ejército Aliado! El Comando chileno envió inmediatamente hacia Tarapacá un fuerte contingente de las tres armas –infantería, caballería y artillería-, al mando del Coronel Luis Arteaga. En el núcleo de esta fuerza se encuentra el Regimiento “Segundo de Línea”, que había ocupado Calama el pasado 23 de marzo.
Las tropas chilenas llegaron a Tarapacá a las dos de la mañana del 27 de noviembre. El Coronel Arteaga organizó la fuerza a su mando en tres destacamentos: El Primer Destacamento, al mando del Coronel Eleuterio Ramírez, con la misión de ocupar el villorrio de Huarasiña y seguir hacia Tarapacá, por el curso del río; Segundo Destacamento, al Mando del Coronel Arteaga, con la misión de atacar frontalmente desde las alturas de la ladera oeste de Tarapacá; Tercer Destacamento, al mando del Coronel Santa Cruz, que debía situarse en el paso de Quillahuasa para cortar la retirada de las tropas aliadas, que debía producirse luego del ataque chileno. (Díaz Arguedas)
En Tarapacá, el Ejército Aliado se encontraba desorganizado y presa de un cansancio extremo, como resultado de la derrota de San Francisco. La fuerza chilena estaba a punto de concretar un ataque por sorpresa, pero su aproximación fue advertida por una “rabona” que dio la voz de alarma en el campamento aliado. Las tropas aliadas, prácticamente sin órdenes salieron rápidamente a trabar combate.
Los Batallones peruanos “Zepita” y “2 de mayo”, comandados por el Coronel Cáceres, ascendieron la ladera oeste de la quebrada y tomaron contacto con las tropas del Coronel chileno Santa Cruz, batiéndolas a la bayoneta y poniéndolas en fuga.
Mientras tanto, en la parte baja de la quebrada, a las afueras del poblado de Camarones, también se producía un enfrentamiento sangriento. El coronel chileno Eleuterio Ramírez, liderando el centro del ataque chileno, con el Regimiento “Segundo de Línea”, avanzó con dirección a la población de Tarapacá. Ramírez se encontró con las Divisiones Cuarta y Quinta, desatándose el combate más encarnizado de la Batalla. La Quinta División peruana había llegado en las últimas horas desde el Puerto de Iquique para reforzar al Ejército Aliado y sus combatientes eran mayoritariamente bolivianos.
En el centro del contraataque aliado, saliendo de la espesa nube de tierra y pólvora, emerge el Batallón boliviano “Loa”, que forma parte de la Quinta División peruana. Todos los integrantes del Batallón -oficiales, clases y soldados- eran bolivianos. Marchan con decisión y su avance es guiado por las poderosas fuerzas del destino hacia el lugar donde se encuentra el Regimiento chileno “Segundo de Línea”.
El choque fue violento y sangriento. El Regimiento chileno “Segundo de Línea” fue barrido totalmente del campo de batalla por el Batallón boliviano “Loa”. En la furia del combate, el “Segundo de Línea” chileno llegó incluso a perder su estandarte, que fue tomado por el soldado cochabambino Pascual Mérida, quien se lo arrebató al abanderado chileno, Teniente Telésforo Barahona, luego de matarlo en combate singular. De esta forma, el centro del ataque chileno, comandado por el Coronel Eleuterio Ramírez, fue quebrantado totalmente.
El Coronel Ramírez se replegó e intentó resistir en el caserío de San Lorenzo, junto al Capitán Necochea y 45 soldados sobrevivientes. Los chilenos fueron intimados a rendirse, pero continuaron combatiendo. Finalmente, su posición fue incendiada, pereciendo envueltos por el fuego, tanto el Comandante chileno como sus restantes hombres.
La batalla de Tarapacá, que debía ser el final del Ejército Aliado, concluyó con éxito total para las armas aliadas. En el enfrentamiento había sido desbaratado el Regimiento “Segundo de Línea”, muerto su Comandante el Coronel Eleuterio Ramírez y capturado su Estandarte.
Se había hecho justicia con los defensores de Calama, aquellos que habían derramado su sangre sobre el rio Loa… y nada menos que a manos del Batallón boliviano “Loa”.
Loa a Eduardo Avaroa. ¡Gloria y victoria para Bolivia!
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Pintura al pié: fragmento del mural de la Academia Boliviana de Historia Militar, La Paz-Bolivia

MEMORIAS DE MI CAUTIVERIO / CAMPOS DE CONCENTRACIÓN EN BOLIVIA


Artículo publicado el  12 de Diciembre de 2019 en el diario El Día. 

El legado de mi padre, hombre valiente, inquebrantable y de convicciones firmes, con principios y valores muy bien definidos en la honestidad y el amor a su Patria Bolivia, nunca claudicó su amor por nuestra amada Patria, un verdadero soldado de los que hoy ya son pocos “Un Militar de Honor”.
Ahora debo pasar a mis hijos esa herencia que no es Económica, es de principios y valores, es un legado de amor, compromiso, valentía y respeto, pero algo más importante y que ya forma parte de mí es la herencia espiritual, el ser creyente, el amar a Dios sobre todas las cosas.
Antes de presentar las “MEMORIAS DE MI CAUTIVERIO” creo importante mencionar que recién hace un tiempo atrás me entró un interés muy grande por la vida de un hombre excepcional – Mi Padre - no tuve la alegría de compartir mi juventud con él, me hubiera gustado mucho conocerlo y nutrirme de la historia y en especial de su vida. Murió cuando yo tenía tan solo 9 años. Tengo recuerdos muy vagos y vacíos, pero doy gracias a Dios el haber encontrado los escritos de las “MEMORIAS DE MI CAUTIVERIO” entrepapelados y casi ocultos por el tiempo.
Hace unos días leía sobre el Legado Familiar y su descendencia y algo que me impactó fue una definición que se aplica a lo que voy buscando de Julio ´Ålvarez La Faye y dice así:
El Legado Familiar no solamente incluye la propiedad y el patrimonio económico, es un concepto mucho más amplio, que toma en cuenta el patrimonio emocional, y sobre todo incluye una serie de valores y “formas” de realizar las cosas que diferencian e identifican a cada familia.
Al morir mi padre quedo un vacío en mi vida por 50 años, ahora estoy en condiciones de buscar ese legítimo Legado Familiar y traspasarlos a mis hijos para que a su vez sea traspasados a los hijos de ellos.
La prematura muerte de mi padre fue en el año 1969 en el accidente del avión del Lloyd Aéreo Boliviano en el nevado del Illimani cerca de la mina Viloco.
Mi padre viajó con el presidente Luis Adolfo Siles Salinas a la inauguración de la Feria de Santa Cruz, dos días después Ovando Candia dio el golpe militar y Luis Adolfo Siles Salinas tuvo que salir rumbo a Chile. Mi padre se embarcó el 26 de septiembre en el único avión del LAB que retornaba a La Paz con todo el equipo de fútbol de The Strongest, dos horas después la trágica noticia - el avión fue declarado en emergencia y ahí comenzó otra historia que más adelante se contará (¿accidente o asesinato).
MEMORIAS DE MI CAUTIVERIO suena a película de cine, pero lo que ustedes van a leer es el relato veraz y atroz de lo que un ser humano es capaz de resistir. Los tiempos vividos en la política del año 1952 es de terror, el MNR captó muy bien el genocidio nazi y prácticamente lo instauró en Bolivia, con carceleros rudos y sanguinarios.
Muchos militantes del MNR conocieron esta triste y vergonzosa actitud asumida por el presidente Víctor Paz Estenssoro y su colaborador inmediato Claudio San Román, el ejecutor del trabajo sucio, pero callaban por comodidad financiera y política, otros por temor a ser acusados de conspirar contra el MNR.
Este material no tiene ningún acto de venganza o rencilla, únicamente recordar que no debemos callar y menos ser indiferentes de la vida política de nuestro país.
Termino agradeciendo a Dios por darme claridad en lo que escribo y sobre todo porque puso en mi corazón algo que quizás nunca hubiera buscado y es el legado de Julio Álvarez La Faye para mi familia.
El Legado Familiar no solamente incluye la propiedad y el patrimonio económico, es un concepto mucho más amplio, que toma en cuenta el patrimonio emocional, y sobre todo incluye una serie de valores y “formas” de realizar las cosas que diferencian e identifican a cada familia.
EL MNR Y PARTE DE SU HISTORIA
Un hecho desconocido para la mayoría de los bolivianos, el MNR se contagió del sentimiento nazi para instalar esos campos en varias localidades del país.
Bolivia tuvo campos de concentración en el primer gobierno del MNR muy parecidos a los instalados por los alemanes. Hace mucho tiempo lo dijimos y ahora lo volvemos a reiterar que Bolivia tuvo como entre uno de los peores gobiernos, al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); no es porque lo digamos nosotros, sino porque lo dice la historia. 
Ya que detrás de cada supuesta buena intención, siempre estuvo una negativa que atentó siempre contra los intereses del país, aunque en ese momento no era visible y menos perceptible para la población.
El MNR fue fundado oficialmente el 2 de junio de 1942, a partir de ese momento estuvo presente en cada decisión política o influyó positiva o negativamente para sus propios intereses, como claros ejemplos, fue su participación en el golpe de estado del 1943, cuando junto a la logia Razón de Patria (Radepa) de Gualberto Villarroel, sacaron del Palacio de Gobierno a Enrique Peñaranda.
También fueron artífices años después de la caída de Villarroel, al que apoyaron hasta días antes de su caída. Desde ese momento fueron siendo los artífices de la revolución del 9 de abril de 1952, con la única finalidad de tomar el poder.
Pero antes, fueron activos partícipes políticos del país. El MNR conspiró en el gobierno de Enrique Hertzog en 1947, promoviendo un enfrentamiento entre mineros y obreros, logró su renuncia y asumió Mamerto Urriolagoitia, que durante su interinato, sufrió un levantamiento liderizado por el partido rosado, con la participación de mineros. Corría el 27 de agosto de 1949.
Trató de frenar el crecimiento movimientista y tras la victoria del MNR en las elecciones de 1951, el 16 de junio Urriolagoitia decide darse un autogolpe, denominado como el "mamertazo" y entrega el poder a una junta militar, a cargo del militar Hugo Ballivián.
Sin embargo, el MNR estaba muy bien organizado en cuadros, casi al estilo militar. Advirtieron con vehemencia que tomarían el poder, pese al anuncio de la junta militar de convocar a elecciones en 1952, comicios que jamás se desarrollaron, porque la presión social azuzada por el movimientismo, llevó contra la lona a Ballivián.
Fue uno de sus ministros, Antonio Seleme, quien conspiró contra su propio gobierno al ser informante del MNR para propiciar la revolución del 9 de abril de 1952, que en realidad estaba programada para el 12 de abril. Aquel movimiento tenía que hacerse con partidarios de la Falange Socialista Boliviana (FSB), sin embargo, por la disputa en planes de gobierno y cargos, la FSB, se desmarcó de la revolución que dejó 490 muertos y más de 1.000 heridos.
Los aliados del MNR fueron los mineros que ayudaron a consolidar la toma del poder.
La primera participación del MNR en 1952, lo hizo en co gobierno con la Central Obrera Boliviana (COB) fundada el 17 de abril del mismo año, por Juan Lechín Oquendo.
LOS CAMPOS

Volviendo al tema central, el MNR fue un gobierno negativo para el país y producto de ello, fue que para sacar del camino a sus opositores, instaló campos de concentración en distintas localidades del país, para encarcelar a los denominados presos políticos, algo similar está ocurriendo actualmente, con la diferencia de que no existen ahora campos de concentración y por el contrario las cárceles son utilizadas para este fin.

Fue una dictadura implícita del partido rosado, que aplicó métodos violentos y represivos de control, es así que el 23 de octubre de 1952, a través del Decreto Supremo DS.02221, Víctor Paz Estenssoro establece prisiones bajo administración militar en Coro Coro (La Paz), Uncía y Catavi (Potosí) y Curahuara de Carangas en Oruro.
Como lo dijimos, allí eran llevados los presos políticos, opositores al gobierno del MNR, principalmente de Falange Socialista Boliviana, que eran vejados y torturados sin piedad. Según relato de algunos presos políticos como Gad Lemús, la prisión de Coro Coro era el purgatorio, mientras que Curahuara de Carangas, era el averno.
En Catavi en 1953 había un contingente de 131 presos; mientras que en Curahuara entre 1953 y 1954, 254 presos.
RELATO

El Teniente Bacarreza mandó una formación del 23 de mayo y ordenó que los prisioneros alojados en la celda del lado Oeste del cuartel, las desocuparan y tomaran sitio en las barracas del frente.

• Eso les conviene -dijo a modo de explicación- porque entre ustedes ya se conocen.
Sus ambiguas palabras dieron a entender que otra carne de presidio ocuparía las celdas más frías, más oscuras y destartaladas del campamento. Pronto fue una triste certidumbre cuando el Teniente, contestando a las interrogaciones de Lemús, le confió que estaban por llegar presos de Uncía y marchaban a Curahuara los del clausurado campo de Catavi.
Los infelices supieron entonces que el establecimiento de un nuevo campo de concentración, que el pasado mes de diciembre carecía de posibilidad concreta, habíase convertido en certidumbre.
¡Guay de los desdichados que fueran conducidos a la lejana frontera occidental!
¡Curahuara de Carangas, Siberia del altiplánico país, escenario ideal, incrustado en la infinitud de la pampa saliente y helada para que los forzados y galeotes agonicen de terror, hambre y soledad!

Otro relato es lo sucedido con Jaime Villarreal, quien fue prisionero sin ser político, por el simple hecho de trabajar en la fábrica de catres del falangista Víctor Kellemberger.
Las privaciones, preocupaciones, castigos materiales y el trabajo forzado, habían desembocado en la tuberculosis pulmonar que sobrellevaba pacientemente, perdiendo peso a ojos vista. Su rostro naturalmente blanco, se cubrió de intensa palidez, y sus mejillas, a los 25 años, comenzaron a hundirse.
Ninguna consideración impidió, no obstante, que Gallardo dispusiera su inhumano flagelamiento.
El centenar de latigazos que su enflaquecida carne soportó heroicamente, terminó por sumirlo en cama acelerando las secuelas de su tremenda enfermedad.
Relatos de estos hay muchos, pero quisimos rescatar un par de ellos, para que simplemente se den cuenta de la atrocidad y el horror que se vivió en el gobierno de Víctor Paz Estenssoro y quien volvería a ser presidente de Bolivia, por otras tres gestiones más, sin que el pueblo se dé cuenta de los crímenes de lesa humanidad que cometió. Los bolivianos lo eligieron sin tener memoria.
PRESOS
Es interminable la lista de presos que llegaron a esos campos de concentración que eran dirigidos por el entonces ministro de Gobierno, Federico Fortún. 

Mientras que Claudio San Román, Luis Gayán Contador, Emilio Arze Zapata, Alberto Bloomfield, René Gallardo, Juan Peppla y Adhemar Menacho, fueron encargados de las torturas y vejámenes, que para muchos presos políticos fue  una triste memoria por el sufrimiento en los campos de concentración del llamado "control político".
De los mencionados unos estaban a la cabeza del sistema represivo, otros dirigían los campos, y otros directamente eran los que se encargaban de las torturas a los detenidos.
Se justificó esos excesos con el argumento de que se ejercía una violencia revolucionaria y antioligárquica para sostener la estabilidad de la Revolución. Este proceso fue uno de los más criticables del gobierno movimientista, en la que la intransigencia y los abusos se convirtieron en el pan de cada día. 

Bibliografía Consultada
Historia de Bolivia, José de Mesa, Teresa Gisbert, Carlos D. Mesa.
Campos de Concentración en Bolivia, Fernando Loayza Beltrán.

HOMBRES DE HIERRO: LOS HÉROES DE LA SECCIÓN DE HIERRO


Por: Jorge Abastoflor Frey / 24 de febrero de 2019. 

El día 19 de febrero de 1935, el Subteniente de Reserva Félix Méndez Arcos fue convocado por Bernardino Bilbao Rioja, Comandante de las fuerzas bolivianas que defienden Villamontes, para recibir una misión especial. Bilbao Rioja le pidió a Méndez Arcos que sea su Sección la que refuerce la zona de mayor presión del ataque por venir, porque todos los demás refuerzos se han enviado a las paredes del “bolsón”, que aún sujeta a las tropas paraguayas. Es la más peligrosa situación en la que se ha colocado a la Sección de Méndez Arcos desde que comenzó su servicio en la guerra.
Méndez Arcos se convirtió en oficial de Reserva debido a la escasez de oficiales profesionales que acusa el Ejército boliviano; que ha tenido que promover a sus combatientes más veteranos y destacados para formar un nuevo cuerpo de oficiales. Pero Méndez Arcos era todo menos un improvisado en las cuestiones de la guerra. Él había realizado su servicio militar en el Regimiento “Pérez” el año 1924, destacándose en el manejo de ametralladoras. Este conocimiento le fue de mucha utilidad al desatarse la Guerra del Chaco; y le permitió hacer la transición del Regimiento 20° de Infantería al Regimiento 6° de Infantería, el legendario “Campos”.
La foja de servicios del Teniente de Reserva Méndez Arcos estaba llena de destacadas actuaciones en China Vieja, Pozo Tortuga, Campo Jurado, San Antonio, Picada Medina, Cañada Strongest y Laguna Nery. Y sus superiores aún tenían fresco en su memoria el recuerdo de su milagrosa hazaña en el cerco de “El Carmen”, de donde pudo evadirse sin perder a ninguno de los hombres de su Sección.
Ya va a despuntar el sol de este 20 de febrero de 1935. Méndez Arcos recorre las posiciones que él y sus hombres han habilitado para mejorar su defensa. Habla con cada uno de ellos.
¡Ponte a cubierto Manuel! Ordena Méndez Arcos al soldado Manuel Villa. ¡Quiero devolverte en una pieza a tu esposa y a tus diez hijos! Ahora le digo como le dije a mi esposa mi Teniente, contesta el soldado Villa: ¡Que la patria disponga de mis hijos, yo me voy a defenderla!
Genaro, Cleto ¿Listos para “trabajar”? El beniano Genaro Arispe y el potosino Cleto Barrera, muy amigos ambos, responden con una sencilla mueca, quieren mostrar su más desafiante “cara de guerra”, ante el Comandante.
Manuel, hay dos botones de tu camisa que se están cayendo ¿Acaso un sastre no debería estar con los botones bien costurados? Le dice Méndez Arcos, queriendo gastarle una broma al soldado Manuel Roncal. A los que voy a costurar a balazos es a los “pilas” mi teniente. Responde el veterano soldado.
¡Ya deja de limpiar tu rifle Valentín! le aconseja el Teniente al Soldado Valentín Barrios. Un potosino, mecánico de profesión, a quien le encanta reparar cosas.
Méndez Arcos quisiera haber trabajado mejor en sus parapetos, pero no hubo tiempo. Más bien que el Soldado Cleto Barrera Martínez, un recio potosino que se desempeñaba como jornalero antes de la guerra los ha dirigido bien a todos, para sacarle provecho a las palas que les dieron para cavar sus zanjas.
Luego Méndez Arcos se acerca al soldado Bernabé Zárate, quien tararea una canción mientras va anotando notas musicales en una pequeña libreta. Bernabé es maestro de música y les aseguró a todos que los va a inmortalizar en una cuequita. ¿Ya está la canción? Pregunta el Teniente. Ya casi, ya casi, mi Teniente. Contesta Bernabé.
Humberto ¿Enviaste el dinero a tu familia? Pregunta el Teniente al soldado orureño Humberto Navarro, quien le contesta: Si mi teniente, envié todo y pedí que le entreguen 10 o 15 Bs. a mi hermana; además encargué misa de 7 Bs. mi Teniente.
Sólo faltaba un puesto por verificar, el Puesto de Centinela, guardado por el soldado potosino Emiliano Colque Berríos. Méndez Arcos había encomendado a Colque la vital misión de ser Centinela porque le había acompañado desde el principio en esta guerra. Sabía, además, que la profesión de sastre le había dado a Colque una paciencia infinita. ¡Estamos seguros bajo su guardia! Cavilaba el Comandante de la Sección.
Méndez Arcos continúa caminando, todo está tan tranquilo que pareciera que no hay una guerra alrededor suyo. La tranquilidad del momento le permite al Teniente volar con su mente de regreso a Cochabamba, hacia su esposa y sus hijos. Siempre ha sido el mejor refugio recordar a sus hijos, Luis, María y el pequeño Félix, jugando una tarde de domingo. Pero el recuerdo al que se aferra Méndez Arcos no estaría completo sin la imagen de su esposa. ¡Ah Julia! Cómo quisiera el veterano guerrero tomarla de la mano y alejarse, perderse en ese recuerdo…y vivir.
Un disparo rompe el silencio. La realidad de la guerra difumina rápidamente ese momento de ensoñación. Pero antes de que toda la escena desaparezca, Félix Méndez Arcos se apresura a acercar sus labios a la frente de esa evocación de su esposa para darle un beso.
¡Adiós Julia! Llegó la hora… la Patria me necesita.
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Sección Méndez Arcos: La Sección de Hierro

Sbtte. Féliz Méndez Arcos
Sldo. Emilio Colque Berríos
Sldo. Valentín Barrios Molina
Sldo. Lorenzo Vargas Paco
Sldo. Eduardo Aranibar Pérez
Sldo. Cleto Barrera Martínez
Sldo. Alejandro Choque Quispe
Sldo. Genaro Arispe Orellana
Sldo. Ruperto Hinojosa Nogales
Sldo. Enrique Marca Chura
Sldo. Florentino Lanosa Álvarez
Sldo. Demetrio Fernández Estrada
Sldo. Cruz Quispe Huaycho
Sldo. Angel Navaja Cayo
Sldo. Timoteo Gonzáles Gutiérrez
Sldo. Francisco Camargo Alegre
Sldo. Claudio Caballero Carpio
Sldo. Felipe Zárate
Sldo. Pedro Elías Ávila
Sldo. Cecilio Álvarez Veisaga
Sldo. Bernabé Zárate Marín
Sldo. Damián Vázquez Pillco
Sldo. Humberto Virgilio Navarro Castro
Sldo. Manuel María Roncal Erquiela
Sldo. Manuel Villa Nicasio

(Datos recogidos del Fascículo Histórico: La Sección de Hierro; Figueroa Buitrago, Mario – Responsable; La Paz – 1982)
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(Fotografía aportadas por José Manuel Torrico Aparicio)

VILLAMONTES: LA SECCIÓN DE HIERRO (Guerra del Chaco)


Por: Jorge Abastoflor Frey / 21 de febrero de 2019. 

Es la madrugada del 20 de febrero de 1935, el Teniente de Reserva Félix Méndez Arcos pasa a revisar el estado de cada uno de los hombres bajo su mando. Ya ha repartido 300 cartuchos por combatiente entre los 24 miembros de la Sección; munición que le fue entregada personalmente por el Comandante de su Compañía el Teniente Roberto Peñaranda. ¿Era tristeza lo que había en los ojos de Peñaranda cuando le entregó la munición? No lo podía precisar.
El día de ayer, 19 de febrero, Méndez Arcos fue convocado por el propio Bernardino Bilbao Rioja, Comandante de las fuerzas bolivianas que defienden Villamontes, para recibir una misión especial. Méndez Arcos se dirigió hacia la oficina de Comando con la seguridad de quien ha salido airoso de cuanto obstáculo se le puesto en frente.
La foja de servicios del Teniente de Reserva Méndez Arcos estaba llena de destacadas actuaciones en China Vieja, Pozo Tortuga, Campo Jurado, San Antonio, Picada Medina, Cañada Strongest y Laguna Nery. Y sus superiores tenían fresco en su memoria el recuerdo de su milagrosa evasión del cerco de “El Carmen”, de donde pudo evadirse sin perder a ninguno de los hombres de su Sección.
Méndez Arcos escucha detenidamente al Coronel Bilbao Rioja, quien le explica la situación. ¡El enemigo está muy cerca de penetrar en Villamontes! Su ofensiva del 16 de febrero empujó nuestras defensas muy profundamente. Bilbao Rioja señala el mapa que se encuentra desplegado en la mesa. Los últimos tres días, toda la primera línea se encuentra bajo el ataque, lo que nos impide mover ninguna Unidad para reforzar el “bolsón” donde están los paraguayos. El movimiento de tropas indica que mañana el enemigo lanzará un gran ataque. ¡Debemos reforzar la cúspide del bolsón! Enfatiza Bilbao Rioja.
Y la orden llega. ¡Deben ser tú y tus veteranos quienes los detengan! Méndez Arcos siente escalofríos, mira el mapa y la situación no se ve nada fácil. Todo lo contrario, es la más peligrosa que le han encomendado desde que comenzó su servicio en la guerra. Pero tiene plena confianza en sí mismo y en sus hombres. ¡Es su orden mi Coronel! Responde con decisión.
Está a punto de despuntar el sol. Méndez Arcos recorre las precarias posiciones que él y sus hombres han habilitado para mejorar su defensa. Méndez Arcos habla con los soldados, les anima.
¡Ponte a cubierto Manuel! Ordena Méndez Arcos al soldado Manuel Villa. ¡Quiero devolverte en una pieza a tu esposa y a tus diez hijos! Ahora le digo como le dije a mi esposa mi Teniente, contesta Villa: ¡Que la patria disponga de mis hijos, yo me voy a defenderla! (Figueroa, 1982)
Méndez Arcos quisiera haber trabajado mejor en sus parapetos, pero no hubo tiempo.
Humberto ¿Enviaste el dinero a tu familia? Pregunta el Teniente al soldado orureño Humberto Navarro, quien le responde: Si mi teniente, envié todo y pedí que le entreguen 10 o 15 Bs. a mi hermana; además encargué misa de 7 Bs. mi Teniente. (Figueroa, 1982) El Teniente asiente, piensa que necesitarán de toda fuerza humana y divina para sobrevivir ese día.
Ahora Méndez Arcos estaba de camino al Puesto adelantado de Centinela, para verificar la situación del soldado potosino Emiliano Colque, cuando un disparo rompió el silencio. El Teniente, a la distancia, alcanza a ver la silueta del soldado boliviano que apunta para disparar por segunda vez, cuando es acribillado por muchos disparos, que le hacen retorcerse antes de caer sin vida. Méndez Arcos quiere correr hacia Colque, pero de la vegetación emerge una marea humana de color azulado que devora la vegetación y se abalanza furiosamente sobre la posición boliviana.
Méndez Arcos retrocede rápidamente hacia el reducto donde está su Sección. Sus hombres cubren su repliegue con serena y buena puntería. ¡Ya comenzó muchachos! Grita Méndez Arcos, mientras se acomoda para disparar su ametralladora pesada. ¡Viva Bolivia! Exclama Méndez Arcos, mientras hala el gatillo de su poderosa arma, que empieza a vomitar el metal de la muerte.
La respuesta de fuego de la Sección de hierro es devastadora, la ola de atacantes es fulminada a una distancia de entre 25 y 50 metros delante de la posición boliviana. El golpe “seco” que ha recibido la ofensiva paraguaya les obliga a retroceder hasta sus posiciones iniciales.
Ralean los disparos y los bolivianos se emocionan por su victoria. Pero Méndez Arcos sabe que la situación es momentánea. ¡Preparen sus armas! Les dice el experimentado oficial a sus hombres, porque está seguro de que los paraguayos no tardarán en volver.
En ese momento, los combatientes de la Sección de Hierro observan, cual espectadores de primera fila, cómo toda la línea defensiva se ilumina debido a las explosiones del fuego de artillería paraguaya. ¡Es la tormenta que antecede a la tormenta! Piensa Méndez Arcos y no alcanza a elaborar más este pensamiento cuando una nueva ola de atacantes, más impresionante que la anterior, se lanza contra el reducto boliviano; que es nuevamente repulsada por la potencia de fuego boliviana, pero apenas a 10 metros de su posición. ¡El Siguiente ataque llegará hasta nosotros! Deduce Méndez Arcos.
Las fuerzas paraguayas se mueven como un pulpo, presionando con sus tentáculos las paredes del “bolsón” y retrayéndose ante el inmediato rechazo. De pronto, el monstruo vuelve su atención hacia la Sección de Hierro y arremete contra los soldados bolivianos, los envuelve y evoluciona a su alrededor, como un remolino que lo devora todo. Los soldados bolivianos, poco a poco, se han acomodado en círculo, dándose la espalda mutuamente y tratando de aferrarse a su posición.
Méndez Arcos observa cómo van cayendo a su alrededor sus hombres. Él sabe que ha llegado el momento de alentar una última resistencia. Entonces da la orden más temida. La antigua orden que no la da un superior a sus subordinados sino un guerrero a sus hermanos en armas. Méndez Arcos exclama: ¡Soldados! ¡Sacrificio último hombre! Instantáneamente, una sensación helada recorre la columna vertebral de los hombres de la Sección de Hierro, pero desde lo recóndito de su alma brota instintivamente y al unísono la respuesta: ¡Hasta el último hombre! ¡Viva Bolivia!
Más atrás, el Teniente Peñaranda pudo escuchar los tres terribles impactos de las fuerzas paraguayas sobre la Sección de Hierro. ¿Qué será de ellos? Se pregunta. Pero Peñaranda no termina de reflexionar cuando es testigo del temible espectáculo de la masa azul de combatientes paraguayos ganando terreno rápidamente hacia su posición. Su compañía y la del Teniente Aparicio, pertenecientes al Regimiento “Campos”, recibirán el impacto.
La lucha es feroz y muy rápidamente se llega al “cuerpo a cuerpo”. Esta cuarta embestida forzó el retroceso de las Compañías Peñaranda y Aparicio, del Regimiento Campos, a 100 metros de su posición inicial, pero finalmente fue detenida gracias al uso de las últimas reservas.
Al llegar las postreras horas de la tarde, el Comandante paraguayo, Coronel Félix Estigarribia, ve con impotencia cómo sus tropas vuelven del frente de batalla, agotadas y maltrechas. Pocos soldados de los que ha enviado al “bolsón” consiguieron regresar. ¡No se puede hacer más! Piensa Estigarribia, mientras regresa al interior de su tienda de Comando. Ha sido derrotado.
Un mes pasó desde el ataque paraguayo, contenido cuando los defensores “embolsaron” a los atacantes. El Comandante boliviano, Coronel Bernardino Bilbao Rioja, ordena la retoma del terreno perdido en el “bolsón”; operación que se llevó a cabo entre el 16 y 17 de marzo de 1935. La progresión boliviana no encontró una fuerte oposición de parte de los paraguayos, que habían cambiado nuevamente el centro de gravedad de su ataque, sólo para ser una vez más derrotados en la Batalla de Ururigua, entre el 09 y el 11 de marzo, en un nuevo y vano intento de llegar a los pozos petrolíferos de Bolivia.
Al retomar el “bolsón” los bolivianos encontraron a los soldados de la Sección de Hierro sumidos en el sueño eterno, sosteniendo todavía sus fusiles en sus posiciones de combate. Las tres ofensivas detenidas por la Sección de hierro habían dejado su evidencia: a distancias de entre 6 y 8 metros se encontraban 29 tumbas individuales y tres fosas comunes de los combatientes paraguayos abatidos por los defensores bolivianos. (Querejazu)
La Sección de Hierro había salido de la historia para entrar en la leyenda.
Exactamente dos meses después del sacrificio de la Sección de Hierro, el Coronel Bernardino Bilbao Rioja abre un mensaje que acaba de llegar. Es copia de una orden del Coronel José E. Anze para el Comandante del Escuadrón “Parada”, que manifiesta: 1. Enemigo batido en todas partes del frente desde Pilcomayo hasta Cambeiti. 2. Segundo Cuerpo de Ejército (boliviano) pasará mañana 20 (de abril) a la contraofensiva en el frente Charua – Itaguazurenda cortando todo camino de retirada al enemigo. 3….
Los dioses de la guerra, ahora escoltan los estandartes de Bolivia.
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En la más recóndita sala de reuniones de aquella casa rosada, los dirigentes de la séptima potencia del mundo escuchan atentamente la exposición de aquel General, que termina de explicar la evolución de la Guerra del Chaco. Entonces, el personaje que preside la reunión pregunta: ¿Cuántos hombres tiene Bolivia? El General contesta: 45.000, a fines de marzo y continúan en aumento. ¡Pero carecen de dinero para alimentarlos! Reflexiona el estadista. Sin embargo, el General mueve la cabeza de lado a lado, mostrando su desacuerdo con tal afirmación.
El General vuelve a tomar la palabra: Bolivia no necesita dinero. Lo que necesita es alimentos, nafta y municiones. Todo esto lo puede encontrar en el norte de nuestro país, donde no tenemos más que el 10% de las tropas que tienen los bolivianos. Uno de los nerviosos asistentes quiere hablar, pero el general se apresura a detenerlo porque necesita decir más: ¡Es peor aún! Nuestro servicio de inteligencia en Bolivia nos ha informado que el espionaje boliviano ha penetrado nuestro Estado Mayor General y, ahora, tienen pruebas de todo el apoyo que le hemos brindado al Paraguay, y de que les asesoramos durante toda la Guerra con un Estado Mayor Fantasma.
El jerarca asiente con preocupación, demostrando que ha entendido el mensaje. Entonces gira hacia el rincón más oscuro de la habitación y le habla a una persona que permanece en la penumbra: ¡Vos tenés que resolver esto! ¡Vos tenés que parar la guerra a como dé lugar! El misterioso personaje se toma su tiempo, pero al fin responde: ¡Voy a terminar con esta guerra! Y lo haré porque, cuando todo esto se sepa, el resentimiento de Bolivia será eterno…mi sangre altoperuana me lo dice.
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(Al pie, Fragmento del mural de la Academia Boliviana de Historia Militar, La Paz -Bolivia.
Fotografía, Museo del Colegio Militar de Ejército)

VILLAMONTES: LA TELARAÑA DE HIERRO (Guerra del Chaco)


Por: Jorge Abastoflor Frey / 16 de febrero de 2019. 

Es la madrugada del 16 de febrero de 1935 y la artillería y los morteros paraguayos rompen en estruendoso ataque que hace temblar la tierra. El Comandante en Jefe del Ejército paraguayo en campaña, Coronel Félix Estigarribia, quiere identificar cuál es el punto más débil de las defensas bolivianas, para desatar por allí la furia de sus tropas y tomar, de una vez por todas, la fortaleza de Villamontes.
Desde el 12 de febrero el Ejército paraguayo ha concentrado su esfuerzo principal sobre el flanco izquierdo del dispositivo de defensa boliviano. El 13 de febrero, el ataque presionó las posiciones defendidas por los Regimientos bolivianos Campos, Ayacucho y Cochabamba. Poco a poco, el área del esfuerzo principal de los atacantes se va concentrando. Estigarribia focaliza su atención en el punto que desea convertir en su corredor hacia la victoria. Y su planificación comienza a rendir sus frutos. (Díaz Arguedas)
El 14 de febrero, un fuerte contingente paraguayo, aprovechando una lluvia torrencial que caía sobre Villamontes, fue lanzado en un ataque por sorpresa en la zona de Higuiraru, sobre los puestos de centinela del Regimiento Abaroa, en la primera línea de defensa boliviana. La ofensiva consiguió arrollar los puestos de centinela y las tropas bolivianas emplazadas sobre la primera línea de defensa debieron retroceder. Pero los atacantes continuaron progresando los últimos dos días, hasta que hoy 16 de febrero fueron, a su vez... mortalmente sorprendidos.
Estigarribia, con satisfacción, iba recibiendo los continuos partes del avance de sus tropas y se entusiasma al saber la noticia de que la línea defensiva boliviana se habría roto. ¡Villamontes ya es nuestra! Piensa el Comandante paraguayo, mientras se imagina a si mismo inspeccionado las calles de la población boliviana. Estigarribia sigue todavía ensimismado, cuando llega un nuevo parte desde la zona de combate: La incursión se detuvo bruscamente debido a otra línea de resistencia. Estigarribia, entonces, cae en cuenta de que no hay una sola línea de defensa. ¡Son varias líneas! Medita el Comandante paraguayo, obligado a volver a una realidad que no pudo anticipar.
El Regimiento Abaroa, superada la sorpresa inicial, se había replegado ordenadamente hacia la línea principal de defensa, donde se reunió con las tropas del Regimiento Campos. Pero no terminaban de ordenarse en sus nuevas posiciones, tanto los del Abaroa como los Campos, cuando llegaron más refuerzos. El Regimiento de Infantería N° 33 “Chorolque” hizo su fulminante aparición garantizando la firmeza de la línea de defensa. El comandante boliviano, Coronel Bernardino Bilbao Rioja, había reaccionado con celeridad.
Fueron 50 minutos de intenso y encarnizado combate, en el que la enérgica ofensiva paraguaya fue dominada y detenida con graves pérdidas para los atacantes.
En realidad, la línea boliviana nunca se rompió, sino que se curvó formando un “bulto” en el lugar de la embestida paraguaya, conteniéndola cual telaraña: que se aglomera en el punto central del impacto, mientras que se hace más flexible en el área periférica del mismo. Este “efecto telaraña” contuvo a las tropas paraguayas encerrándolas por todos sus flancos, excepto por la abertura en su retaguardia.
Había nacido una táctica nunca antes vista en los campos de batalla modernos.
Bilbao Rioja fue informado de que las tropas paraguayas se han detenido y que la línea se estabiliza. Ante la nueva situación, Bilbao Rioja ordena que las baterías del grupo de artillería N°8 comiencen a reglar sus tiros para atacar el “bulto” en el que están atrapadas las tropas paraguayas. La disposición se cumple de inmediato. Los proyectiles comienzan a caer sobre los paraguayos con matemática precisión a 25 metros delante de las posiciones bolivianas, creando una mortífera cortina de fuego y acero. (Querejazu)
Contenida la situación, Bilbao Rioja llama a su Estado Mayor, para recibir información y decidir los siguientes pasos. ¿Cuál es el daño? Pregunta sin preámbulos el Comandante boliviano. El Mayor Moscoso responde inmediatamente: La zona afectada es Higuiraru mi Coronel, la primera línea ha sido doblada formando un “bulto” de 3 kilómetros de ancho y una profundidad que varía de 500 metros a 4 kilómetros; nuestra segunda línea de defensa, la principal, está siendo amagada, pero se mantiene firme con el refuerzo del Chorolque y el apoyo de las baterías del grupo N° 8 de nuestra artillería.
¿Cómo pudieron llegar tan profundamente? Pregunta Bilbao Rioja. Moscoso se limita a señalar el nombre de la zona y para Bilbao Rioja todo queda claro: Higuiraru significa “Laguna Blanca”. El tanteo de los ataques de Estigarribia había sido metódico desde el 09 de febrero y logró encontrar una vulnerabilidad: la existencia de una masa de agua de difícil protección para los bolivianos.
El Coronel Bilbao Rioja, entonces, dio su apreciación: El enemigo ya encontró un punto débil y ahora intentará explotarlo hasta romper nuestro dispositivo de defensa. Al mandar al Chorolque para apoyar en la contención de la embestida ya hemos llevado buena parte de nuestras reservas al ¿Cómo le llamaste? ¿El bulto?. ¡Aunque a mí me parece más un “bolsón” señores! Argumenta Bilbao Rioja. Mañana seguramente Estigarribia comenzará un ataque con todas sus fuerzas disponibles sobre ese sector y yo les pregunto caballeros: ¿A quién mandamos para ganar tiempo y reorganizarnos?
Casi al unísono se escuchan murmullos, que cada vez se van haciendo más claros: La Sección de Hierro, debemos mandar a la Sección de Hierro.
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No mucho tiempo en el futuro, sólo diez años más tarde, en un helado bosque de Bélgica, un fatigado ayudante busca la atención de su Comandante, que está ocupado consultando un inmenso mapa del norte de Europa. Hasta que, finalmente y de mala gana, el Jefe le dirige la palabra.
¿What do you want son? (¿Qué quieres hijo?) I don´t have time for nonsense (no tengo tiempo para tonterías). Y el ayudante le pregunta: ¿How do we call it? (¿Cómo la llamamos?). I don´t know (no lo sé) le contesta el Jefe entre sorprendido e indeciso, mientras escudriña recónditos lugares de su memoria. Pero finalmente sonríe. Ya tiene la respuesta: Let´s call it, Battle of the Bulge (Llamémosla, Batalla del Bulto)
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(Fotografías al pie: Museo de la Guerra del Chaco, Academia Boliviana de Historia Militar, La Paz - Bolivia)

EL ALCOHOL DURANTE LA GUERRA DEL CHACO Y LAS TROPAS BOLIVIANAS



CARTA DE DANIEL SALAMANCA A ENRIQUE PEÑARANDA

(Sobre el consumo de bebidas alcohólicas en el Ejército)

PERSONAL Y RESERVADO
No 7934 C.S.
7 de septiembre de 1934
Al señor
General en Jefe del Ejército en Campaña

Señor General

En repetidas ocasiones y por muchos conductos he llegado a tener noticia de un hecho de extrema gravedad, que interesa directamente a nuestra defensa. Me refiero al abuso del consumo de bebidas alcohólicas, que se hace en el Ejército. Esto, como no se le escapará a usted, señor General, representa un grave peligro para nuestra seguridad frente al enemigo.

Conviene que proceda usted con toda energía a combatir ese mal que puede llevarnos al desastre. Confío en su discreción y su patriotismo para llegar a un resultado satisfactorio.

Quedo de usted, señor General, muy atento.

D. Salamanca

RESPUESTA DE ENRIQUE PEÑARANDA A DANIEL SALAMANCA

Gran Cuartel General, septiembre 13 de 1934
No 2477
Objeto: Bebidas alcohólicas, zona de operaciones
Presidente de la República
La Paz
Excelentísimo señor:

(.....)

Vivo cerca a la línea y en todos mis viajes de inspección, puedo asegurar a Vuestra Excelencia que siempre he notado falta de bebidas alcohólicas. Es tan esto que alguna cantidad de bebidas que llevo para oficiales y tropa es recibida con entusiasmo y agradecen muy de veras, por la carencia que hay; pero como Vuestra Excelencia comprenderá, no se lleva grandes cantidades como para que se pueda pensar que se fomenta el vicio (.....)

Los combatientes se dedican a la bebida desde Villa Montes hacia el interior de la República. La supervigilancia del Comando ya deja hacer sentir su acción. No obstante, se consiguió en Villa Montes imponer una reglamentación; sensiblemente, poco se ha conseguido por falta de buen personal y por el temperamento de los combatientes que no soportan, fuera de la línea, freno alguno, para la satisfacción de sus deseos.

(.....)

Ofrezco a Vuestra Excelencia, las seguridades de mi consideración distinguida.

Gral. Peñaranda

FUENTE: Epístolas de la Guerra del Chaco. Editorial Canelas, 2015.


Por: Carlos A. Benítez Festchenko‎ (Paraguay) publicado en el foro:  MEMORIAS DE LA GUERRA DEL CHACO.

EL "ALTO TOMANDO" SEGÚN FUENTES BOLIVIANAS

Motivado por el posteo del Sr. Víctor Victor Meden Peláez del 9 de julio pasado, en la que insertó esta sabrosa anécdota del abandono de Ballivián:
“ANÉCDOTA de la retirada Boliviana...
En medio del desastre de la retirada, el Gral. Rivera, jefe del Estado Mayor, llegó al Fortín Samayhuate, sede del comando del Ejército Boliviano. Allí se encontró con la desagradable sorpresa de UNA FIESTA en la que participaban oficiales del alto mando y de diversos regimientos. No era la primera que lo hacían habida cuenta del MONTÍCULO DE 300 METROS DE LARGO DE BOTELLAS DE CERVEZA
que los soldados que huían penosamente de Ballivián vieron al pasar por ese Fortín,
de la reciente advertencia de Salamanca a Peñaranda por el CONSUMO DE ALCOHOL en el frente y del apodo de “ALTO TOMANDO” como designaban los soldados Bolivianos al alto mando. ( Alvéstegui - 1.970 - Arce Quiroga - 1.974)

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Quiero contribuir con otras pruebas sobre estos “anecdotarios” del “Alto Tomando”, y anticipo ésta (que data de apenas abandonado e incendiado el Fortín Alihuatá con más de 9.000 hombres) noticia que fuera ocultada al pueblo de Bolivia. Textual:
“En ese mismo momento, en Muñoz, sede del alto mando, algunos oficiales bolivianos mostraban otras preocupaciones:
De Muñoz. 5/12/33. 11:40 horas. Para Villamontes. Cifrado 1/150.
Favor aumentar a pedido 10 botellas de CINZANO. Para mí OTRAS 10. Un TARRO DE CERVEZA para el coronel Vázquez. Dígale a Acosta que me preste el dinero que falte.
Cifrado de Muñoz a Villamontes, ver en:
Querejazu Calvo, Roberto (1995). Aclaraciones históricas sobre la Guerra del Chaco. La Paz (Bolivia): Librería Editorial Juventud. Página 191)

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Con fama de “INTEMPERANTES” o sea… “borrachitos”
“El 24 de diciembre de 1933, en el fortín Ballivián, nueva sede del comando boliviano, a 200 km al noroeste de Campo Vía, se reunieron para festejar la Navidad los oficiales bolivianos: Enrique Peñaranda, Ángel Rodríguez, Óscar Moscoso, David Toro y su protegido Germán Busch.
Los nuevos jefes se reunieron alrededor de una LARGA MESA para celebrar su encumbramiento. El desastre de Campo Vía quedó olvidado.
El principal culpable [Kundt] estaba confinado (…) sus espíritus retozaban de libertad y alegría. Ellos eran ahora los dueños de la situación y sabrían demostrar al país y al mundo que podían bastarse a si mismos, conduciendo la campaña como no lo pudieron hacer ni Quintanilla, ni Guillén, ni Lanza, ni Kundt.
EL LICOR CORRIÓ SIN TASA (sic). Era la primera de las PARRANDAS con que los integrantes de esos comandos, con contadas excepciones, iban a sumar, a su fracaso como estrategas (sic) LA FAMA DE INTEMPERANTES (borrachitos).

Ver en:
Historiador boliviano Querejazu Calvo en
Brockmann, Roberto (2007). El general y sus presidentes: vida y tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes en la historia de Bolivia, 1911-1939. La Paz (Bolivia): Plural Página 362)

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Celebrando… “COPIOSAMENTE”
“El día 11 de noviembre fui invitado a CELEBRAR COPIOSAMENTE (sic) el cumpleaños del coronel Murillo con la acostumbrada serenata de la víspera en la que aparte de la música se hizo nutrido fuego con toda clase de armas que disponía la división”
Edmundo Ariñez Zapata, médico cirujano del RC-20 boliviano,
Ver en:
Ariñez Zapata, Edmundo (1996). «Breves recuerdos del Chaco». Archivos bolivianos de la Historia de la Medicina 2 (2 - julio a diciembre)
……………
Y sigue el “festival”con CHAMPAGNE, VINOS FINOS DEL RHIN Y “ENORME CANTIDAD” DE CERVEZA..
“En los depósitos de Yrendagüé los soldados paraguayos lograron rescatar de las llamas cajas con botellas de CHAMPAGNE, VINOS FINOS DEL RHIN y una ENORME CANTIDAD DE BOTELLAS DE CERVEZA..”
NINGÚN OFICIAL BOLIVIANO, SÓLO “TROPAS” ABANDONADAS…
“Significativamente, entre los 3000 prisioneros capturados no figuró ningún oficial boliviano debido a que estos habían abandonado a sus tropas en el desierto”
Franco, Rafael (1990). Memorias militares. 2 vol. Asunción (Paraguay): Nueva Edición. Volumen 2 – Pág. 153
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Por hoy… esta última:
Hasta los “vibriones del cólera” (tifus) para la “guerra bacteriológica” contra el Paraguay fueron transportados entre “cajones de WHISKY”.
Textual:
“El cultivo bacteriológico viajó al Chaco en dos frascos de vidrio, transportados en camiones hasta Villa Montes en carga de bebidas alcohólicas de Whisky.
Se EXTRAVIARON al llegar a destino ocasionando tremendo MALESTAR en las jefaturas militares QUE HABÍAN BEBIDO COPIOSAMENTE (sic)”
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P.D.: No "maten al mensajero"... sólo transcribo! Cualquier objeción, dirigir a las fuentes, porfa...

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