Por Diego Martínez Estévez / 25 de Febrero de 2020.
Después de la captura de Boquerón, el Destacamento Peñaranda
organizó su defensa con sus diminutas fuerzas en Ramírez, Castillo y Yujra,
para detener la ofensiva de dos Divisiones enemigas. Como carecía de reservas y
menos de refuerzos, ordenó que las unidades se relevaran cada 24 horas, para
descansar. Esto sucedió entre el 1ro. de octubre al 7 de octubre de 1932. Al
ser insostenible la defensa en frentes tan dispersos, resolvió replegar a sus
unidades.
Con este breve antecedente, nos relata lo siguiente:
El Regimiento Pérez había llegado ya cerca del Cruce - situado
al noreste de Arce - cuando inopinadamente, dos compañías suyas comenzaron a
desbandarse, creando con ello una situación difícil...".
"Pero allí estaba afortunadamente el valeroso teniente
Eduardo, quien, con la vivacidad que debe ser cualidad de todo comandante de
tropas, con la decisión que era su característica, tomó una providencia allí
mismo, sobre el terreno. Reunió a sus 50 hombres, previniéndoles que cuando
diése él las voces de "Regimiento Loa", tenderse",
"fuego", "cesar el fuego", "armar la bayoneta"..
repitieran todos en alta voz estas frases de mando".
"Las voces fueron repetidas por un gran eco; el enemigo
creyó que se las había con todo el Regimiento Loa y cuando escuchó el
terrorífico "Armar la bayoneta", se dio a la fuga, dejando un número
de prisioneros que fueron testigos de mayor excepción, de que un puñado de los
nuestros había, por medio de una hábil y noble ardid, puesto en dispersión a
respetable número de tropas enemigas".
"Eduardo consiguió su intento más allá de lo que había
pensado y logró también rescatar a los prisioneros del
"Pérez".".
COMENTARIO.
Como en Boquerón, el invasor, otra vez atacaba de frente con
alrededor de 10 mil hombres, las posiciones defensivas del Destacamento
Peñaranda, la misma que tantas bajas le había ocasionado en la retaguardia de
Boquerón a lo largo de 20 días de Batalla. Pudo haber realizado una maniobra
envolvente por flanco izquierdo (norte) de Peñaranda, para apoderarse de
Platanillos, puerta de ingreso a cualquier punto de la retaguardia profunda de
todo el ejército boliviano. No lo hizo, ni lo hará, perdiendo una
extraordinaria oportunidad para destruir a todo el ejército boliviano.
En la mañana del 13 de octubre - 32, comenzó el repliegue de
este Destacamento hasta el Kilómetro 11, delante del fortín Arce donde
Peñaranda asumió el mando de la 4ta. División y el general José Lanza, relevaba
al general Filiberto Osorio en el cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejército.
De Kilómetro 11, el Destacamento se replegó a Kilómetro 7, donde desde los
primeros días de noviembre se desarrollaría exitosamente la batalla del mismo
nombre; batalla de contornos épicos bajo la consigna de NO PASARÁN, repetida
mil veces mientras el enemigo era diezmado. El Campero, el Loa, el 6 de
Caballería, el Campos y las baterías de artillería de Rivera y Seleme, serían
los mayores protagonistas.
Refiriéndose a esos cruciales días de defensa y repliegue
con diminutas fuerzas hasta el kilómetro 11, el coronel Enrique Peñaranda
escribe su reflexión dirigida a los que comandan el Ejército de Bolivia en
todos sus niveles:
"La doctrina de la disciplina militar necesita ser
constantemente cultivada, reforzada y elevada a superior categoría, por una
labor tenaz de los jefes y su constante contacto con la tropa.
En cuanto al "pundonor militar" que también debe
caracterizar al militar boliviano, nos dice:
"Es una fuerza, un freno inhibitorio que impone su
poderoso resorte al pánico que alberga el alma humana, como resto de
prejuicios, de espantos, muchas veces sin base sólida, de temores ancestrales
hacia lo desconocido, que casi siempre no es sino, un fantasma"......
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