ÁNGEL BAVÍA Y LA BATALLA DE LOS CRIPTÓGRAFOS


Por: Diego Rojas Castro.

El Tte. Cnl. Ángel Custodio Bavía Imaña, junto con Méndez Arcos, Castrillo, Ustariz, los hermanos Manchego, Ruiz, Andrade, Pabón y muchos más, conforman la constelación resplandeciente de aquellos varones que honran a su patria y que supieron cumplir con su deber en los momentos más difíciles para Bolivia, pues ofrendó la vida misma antes que levantar las manos y rendirse.
En la Guerra del Chaco, Ángel Bavía fue un actor de primera línea en Kilómetro 7, ocupando el puesto de comandante del Regimiento Chacaltaya. Una de las auténticas glorias de aquella contienda donde 730 voluntarios salvaron al país de ser derrotado, prácticamente al inicio del conflicto, deteniendo el contundente avance de 3.000 efectivos paraguayos.

Luego comandó el Regimiento Montes, 18 de Infantería, con asiento en “Cañada Tarija”.
Fue en los primeros días de marzo de 1934, que el servicio de informaciones por medios técnicos paraguayos y capacitado en noviembre de 1933 por expertos criptógrafos argentinos, pudo determinar la clave usada por la unidad boliviana del frente de Cañada Tarija en sus comunicaciones con el Comando de Carandaiti al mando del Cnl. Peña, lo que les hizo conocer la acumulación de tropas bolivianas en el frente de Carandaiti y que decidió al general Estigarribia a realizar una operación en ese sector.

El día 15 de marzo, el enemigo supo –por despacho descifrado– que en los días anteriores (13 y 14 de marzo) los bolivianos habíamos lanzado dos patrullas de un oficial y seis hombres. De inmediato, el comando paraguayo ordenó vigilar el movimiento de estas patrullas.

Durante todo ese mes, Bavía se dedicó a cumplir a cabalidad la orden de la construcción del camino informando constantemente mediante radiotelegramas al Cnl. Peña, los cuales eran interceptados por los paraguayos y descifrados en el acto. El estar al tanto de todos los planes y movimientos de Bavía, les permitió hacer un cerco a las tropas bolivianas, por lo que también se conoce esta batalla como la de los Criptógrafos.
Cayeron prisioneros ocho oficiales y 1.200 clases y soldados, con sus armas, materiales y aprovisionamiento. Bavía no podía sufrir semejante humillación, cuando vio que su regimiento se perdía si remedio, se disparó un tiro en la sien.

Bavía sirvió a Bolivia con lealtad y dignidad, con honor y abnegación, y su vida fue interrumpida por causa de la fragilidad en los algoritmos criptográficos usados entonces por el Estado boliviano.

Pintura de Carlos Alberto Meyer Saldivar: Luego de su disparo en la sien, soldados trasportaron a su jefe el Cmte. Angel Bavía por la selva aún con un alito de vida.

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