UNA DE LAS MUCHAS REVELACIONES DEL LIBRO TITULADO "MEMORIAS DE LA GUERRA DEL CHACO", DEL GENERAL ENRIQUE PEÑARANDA


Por Diego Martínez Estévez

Después de la captura de Boquerón, el Destacamento Peñaranda organizó su defensa con sus diminutas fuerzas en Ramírez, Castillo y Yujra, para detener la ofensiva de dos Divisiones enemigas. Como carecía de reservas y menos de refuerzos, ordenó que las unidades se relevaran cada 24 horas, para descansar. Esto sucedió entre el 1ro. de octubre al 7 de octubre de 1932. Al ser insostenible la defensa en frentes tan dispersos, resolvió replegar a sus unidades.

Con este breve antecedente, nos relata lo siguiente:

El Regimiento Pérez había llegado ya cerca del Cruce, cuando inopinadamente, dos compañías suyas comenzaron a desbandarse, creando con ello una situación difícil...".

"Pero allí estaba afortunadamente el valeroso teniente Eduardo, quien, con la vivacidad que debe ser cualidad de todo comandante de tropas, con la decisiòn que era su característica, tomó una providencia allí mismo, sobre el terreno. Reunió a sus 50 hombres, previniéndoles que cuando diése él las voces de "Regimiento Loa", tenderse", "fuego", "cesar el fuego", "armar la bayoneta".. repitieran todos en alta voz estas frases de mando".

"Las voces fueron repetidas por un gran eco; el enemigo creyó que se las había con todo el Regimiento Loa y cuando escuchó el terrorífico "Armar la bayoneta", se dio a la fuga, dejando un número de prisioneros que fueron testigos de mayor excepción, de que un puñado de los nuestros había, por medio de una hábil y noble ardid, puesto en dispersión a respetable número de tropas enemigas".

"Eduardo consiguió su intento más allá de lo que había pensado y logró también rescatar a los prisioneros del "Perez".".

COMENTARIO.

Como en Boquerón, el invasor, otra vez atacaba de frente con alrededor de 10 mil hombres, a las posiciones defensivas del Destacamento Peñaranda, el mismo que tantas bajas le había ocasionado en la retaguardia de Boquerón a lo largo de 20 días de Batalla. Pudo el enemigo invasor haber realizado una maniobra envolvente por flanco izquierdo (norte) de Peñaranda, para apoderarse de Platanillos, puerta de ingreso a cualquier punto de la retaguardia profunda de todo el ejército boliviano. No lo hizo, ni lo hará, perdiendo una extraordinaria oportunidad para destruir a todo el ejército boliviano.

En la mañana del 13 de octubre - 32, comenzó el repliegue de este Destacamento hasta el Kilómetro 11, situado delante del fortín Arce donde Peñaranda asumió el mando de la 4ta. División y el general José Lanza, relevaba al general Filiberto Osorio en el cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejército. De Kilómetro 11, el Destacamento se replegó a Kilómetro 7, donde desde los primeros días de noviembre se desarrollaría exitosamente la batalla del mismo nombre; batalla de contornos épicos bajo la consigna de NO PASARÁN, repetida mil veces mientras el enemigo era diezmado. El Campero, el Loa, el 6 de Caballería, el Campos y las baterías de artillería de Rivera y Seleme, serían los mayores protagonistas.

Refiriéndose a esos cruciales días de defensa y repliegue con diminutas fuerzas hasta el kilómetro 11, el general Enrique Peñaranda escribe su reflexión dirigida a los que comandan el Ejército de Bolivia en todos sus niveles:

"La doctrina de la disciplina militar necesita ser constantemente cultivada, reforzada y elevada a superior categoría, por una labor tenaz de los jefes y su constante contacto con la tropa.

En cuanto al "pundonor militar" que también debe caracterizar al militar boliviano, nos dice:

"Es una fuerza, un freno inhibitorio que impone su poderoso resorte al pánico que alberga el alma humana, como resto de prejuicios, de espantos, muchas veces sin base sólida, de temores ancestrales hacia lo desconocido, que casi siempre no es sino, un fantasma"......

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