EL ESCUADRÓN ESCOLTA PRIMERO DE CORACEROS DEL EJÉRCITO BOLIVIANO (1879-1880)

  

Por: Gustavo Rodriguez Ostria.


Sí existió el escuadrón escolta primero de coraceros en el ejército boliviano entre 1879 y 1880.

Recuerdan esa frase atribuida a Mariano Melgarejo, que la habría dicho allá por 1868 convocando a los suyos al ataque de la barricada de sus adversarios políticos:"O me seguís coraceros o me destapo la tapa de los sesos". No sé si será verdad o un invento para hacer de Melgarejo un incalificable caudillo bárbaro y justificar la entronización de liberalismo civilista. Pero que los Coraceros existieron ni duda cabe, eran una suerte de “guardia corps” de los presidentes, en Bolivia y el mundo. “(E)ran jinetes de melé armados con sable y protegidos por corazas y casco de hierro que formaban un cuerpo de caballería pesada aparecida en Europa en el último tercio del siglo XV. Particularmente famosos fueron los regimientos de coraceros franceses (cuirassiers, en francés) usados durante las Guerras Napoleónicas en casi todos los teatros de guerra". (Wikipedia).

En algún momento, Bolivia compró las famosas corazas utilizadas por guardia de Napoleón II, a sola condición que le pusieran un sol en el pecho y el escudo nacional como distintivo en el casco, coronado con un penacho, a la manera francesa, de crin de caballo teñido de rojo. El uniforme del Coracero se completaba con una camisa amarilla con borde verde, y pantalón gris de jerga. Llevaban, como aras de guerra una espada curva y una larga lanza con punta de bronce y una banderola de seda, tricolor, según refiere Patricio Greve historiador chileno.

Los Coraceros, que se hacía llamar “Los tigres de Bengala y Los Inmortales”, partieron de La Paz a lomo de mula (la mayoría) y caballo(los menos) el 13 de abril de 1879 rumbo a Tacna, y con la tropa boliviana conducida por el general y presidente Hilarión Daza. El 30 del mismo mes, tras una larga y penosa travesía ingresaron a esa ciudad peruana, como parte de la III División. Al igual que buena parte del Ejército de Bolivia, permanecieron casi inmóviles en esa localidad, salvo cuando acompañaron al presidente Daza en la controvertida contramarcha de Camarones del 11 al 23 de noviembre de 1879, o se movilizaron hasta Moquegua a fines de diciembre y principios de 1880 y se estacionaron en el valle de Locumba en marzo, donde fueron atacados casi en su totalidad por la “terciana” con el saldo de seis muertos. En éstas oportunidades fueron dotados de carabinas de distinta procedencia, marca y calibre, unas en buen estado otras no tanto.

El argentino Florencio del Mármol que vino a enrolarse como voluntario en el ejército boliviano perteneció a los Coraceros. En su obra “Recuerdos de viaje y Guerra”(1880), pinta al Escuadrón como desordenado, mal armado e bastante indisciplinado. Sin embargo, el 22 de mayo tuvieron una actuación decorosa cuando 70 de ellos, la mitad de sus efectivos, rechazaron, tras una ligera escaramuza, a una parte de la avanzada de las tropas chilenas. Ese día, con intercambio de disparos de cañón, será el preludio de la gran batalla, que se realizó cuatro días más tarde en el “Campo de la Alianza”, involucrando a más de 20.000 contendientes, bolivianos, peruanos y chilenos. La mayor confrontación durante la guerra del Pacífico por la intensidad con que se celebró, por el uso de armas modernas y por el gran número de muertos y heridos. Los Coraceros, que pelearon como infantería y sin sus corazas, fueron ubicados como reserva en la segunda línea en el ala izquierda de las fuerzas de la Alianza peruano-boliviana. Eran pocos, en total unos 150, 127 soldados y el resto jefes y oficiales. No existe un “Parte de Guerra” que permita seguir su comportamiento en la confrontación, en un sector de elevados riesgos y dura trifulca.

En la Planicie, La Molina, hermoso barrio de Lima, Oscar Ferreira, del Instituto de Estudios Históricos del Pacífico, tiene un magnífico museo privado, donde destacan artefactos militares y personales usados durante la conflagración peruano-boliviana con Chile. Entre decenas de fusiles, cañones, sables y balas, hay un auténtico uniforme de un coracero boliviano(fotos anexas). Ferreira, lo compró en un remate en Chile y lo conserva como un tesoro. Cómo llegó hasta Santiago es un misterio, pero con seguridad fue un trofeo de guerra, pues en los registros posteriores a la confrontación del 26 de mayo de 1880, figura que en manos del ejército chileno quedaron decenas de relucientes cascos y corazas.


Artículo publicado en: Los Tiempos de Cochabamba, 9 de agosto de 2020. / Disponible en: https://www.lostiempos.com/doble-click/cultura/20200809/si-existio-escuadron-escolta-primero-coraceros-ejercito-boliviano-1879


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// Historias de Bolivia.

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