LA LEGION BOLIVIANA. LOS HIJOS DE LA OLIGARQUÍA VAN A LA GUERRA DEL.PACIFICO


Por: Gustavo Rodriguez Ostria.


Una vez desatado el conflicto con Chile, Bolivia movilizó al sur del Perú unos 10.000 efectivos, la mayor parte en abril y mayo de 1879 arribó a Tacna cuartel general de su ejército, aunque hubo otros en meses posteriores. En términos sociales y étnicos, un 90% eran artesanos y trabajadores mestizos de origen indígena y el restante y minoritario 10% procedía de los sectores blancos criollos.  Aproximadamente una mitad de ellos ocupaban los puestos de jefes y oficiales y un número similar integraban unidades militares de jóvenes “decentes”, que venían de todas las latitudes, desde los lejanos territorios del Beni hasta Potosí y Tarija. 

Cuando el 26 de mayo de 1880 se produjo la decisiva batalla en el “Campo de la Alianza”, en la alturas arenosas de Tacna, ellos estaban agrupados en tres Regimientos: El “Murillo”, el “Vanguardia” y “Los Libres del Sur”” sumando en conjunto medio millar de plazas, de ellos 483 de tropa. (Los había también en el Batallón “Tarija). Nunca, por recelos regionalistas, lograron conformar un solo batallón y el nombre de “Legión” fue simplemente un referente indicativo. El primero se hallaba integrado por oriundos de La Paz y Oruro. Se distinguían por sus uniformes de paño negro, al mando de Clodomiro Montes, cuyo hijo Ismael de 18 años, luego dos veces presidente de Bolivia (1904-1909 y 1913-1917), integraba el grupo de soldados. Años más tarde, en 1904 Ismael Montes sería el motor del nefasto tratado de 1904 por el cual Bolivia quedó enclaustrada por Chile.  El Regimiento “Vanguardia”, comandado por Agustín Martínez, tenía un uniforme similar y lo integraban cochabambinos de “lo más selecto de la juventud”. El 14 de abril de 1879 habían partido hacia Tacna, a la que arribaron el 2 de mayo tras un tortuoso recorrido. Fue organizado por Eliodoro Camacho, que tras la guerra se distinguiría por ser un líder del Partido Liberal. Su hijo José María había pedido autorización a su madre para integrarse a filas, pero no la obtuvo. Los “Libres del Sur” constituían la tercera unidad. Sin un traje único, se distinguían por su gorra colorada, Organizado en Sucre, lo componían potosinos, oriundos de Cinti, Aiquile y miembros del escuadrón “Velasco” que procedentes de Santa Cruz y Beni cruzaron durante tres meses Bolivia para llegar a Tacna en octubre de 1870. Según la prensa, su entrada a la población fue “profundamente conmovedora”. La Legión, en particular el regimiento “Murillo”, pero también el Vanguardia” serían las punta lanza del derrocamiento de Daza el 27 de diciembre de 1879.

Ahora bien, os legionarios disponían de mejores condiciones que el resto de los combatientes rasos. El ejército boliviano reproducía en su interior las desigualdades sociales de la vida civil.  Montaban a caballo, moraban en mejores residencias, tenían una mejor atención médica, recursos propios y mayores viáticos que la tropa mestiza e indígena para alimentarse en la abundancia que permitía la guerra y además podían convivir con la glamorosa alta sociedad de Tacna. En noviembre de 1879 un centenar de la “Legión”, seleccionados al azar, integró la expedición del presidente Hilarión Daza que terminó en misterioso repliegue de Camarones. En la partida de Tacna, el 7 de aquel mes, Daniel Rodríguez, tío bisabuelo del presidente Eduardo Rodríguez y subteniente del “Vanguardia”, cayó del tren que los transportaba a Arica, y murió arrollado. La batalla de mayo de 1880 sería la primera, única y dura experiencia de combate para estudiantes, abogados, y vástagos de latifundista y comerciantes de la oligarquía. El 26 de mayo de 1880, iban a morir y recibir heridas como el resto. Por el arenoso terreno y el deficitario estado de sus cabalgaduras, combatieron como infantería. El “Vanguardia” y los “Libres del Sur”, en el ala izquierda. Miguel Ramallo, integrante del segundo escuadrón dejaría un vívido relato. “Había llegado el momento supremo (…)al llamado de la patria, íbamos al fin a llegar al punto, a la meta de nuestras ilusiones, a luchar por ella, a vengarla, si era posible hacerlo”. El “Murillo”, en cambio se batiría con similar bravura en la punta derecha, en resguardo de la artillería boliviana de los recién llegados de Alemania cañones “Krupp”. 

Al atardecer de aquel día solo quedaba un tendal de muertos bolivianos, peruanos y chilenos.

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