POTOSÍ Y LOS EJÉRCITOS AUXILIARES

  



Por: Franz Gustavo Morales Méndez (*) para ECOS de Correo del Sur. 26 de agosto de 2018.


 La historia de Bolivia es la historia de Potosí; ya algunos renombrados escritores afirman esta tesis. Humberto Vásquez Machicado enfatiza que “la creación de Bolivia encuentra sus orígenes con el descubrimiento del Cerro Rico. Su fabulosa riqueza aurífera y la creación de la Real Audiencia de Charcas, la más vasta y hegemónica en los ámbitos, políticos, judiciales y administrativos en el siglo XVI en América del Sur. Este (el Cerro Rico) sería el cimiento de la nacionalidad boliviana”.


Todo esto porque siempre fue el punto focal sobre el cual se movieron todas las acciones del mundo andino, por ejemplo; no hay que olvidar que los qaraqaras y los incas ocultaron a los españoles el Sumaj Orcko por mucho tiempo; 13 años desde que llegaron al Perú en 1532 y, luego recién en 1545, lo develaron por traición de Paullu Inca. Esto ocurría porque era la huaca más sagrada, junto a Porco, ya que contenía la sangre de sus dioses. En la colonia fue el motivo para que, después de 1545, todo el mundo pusiera los ojos en la mina de Potosí, porque se convirtió en el tesoro más grande que había en todo el planeta.


Cuando se dan los primeros pasos hacia la vida independiente de las nuevas repúblicas, las Provincias Unidas del Río de la Plata se independizan excluyendo a Potosí. Junto a muchos otros, Argentina y Bolivia formaban parte de una sola unidad administrativa y política, que era el Virreinato de la Plata.


Resulta paradójico que, al calor de la euforia y la emoción, por liberarse de la corona española, los héroes argentinos de la revolución de 1810 se hayan olvidado de mantener a Potosí en su territorio siendo que, hasta ese momento, mantenía la economía de la región rioplatense. ¡Vaya error! Cuando se dieron cuenta de esto, desesperadamente quisieron recuperar esta ciudad y acontecieron una serie de hechos.


Al producirse la Revolución de Mayo en Argentina, que eliminaba el Virreinato recién creado y con esto desconocía la autoridad del rey, al no haber sido tomada en cuenta Potosí dentro de las Provincias Unidas del Río de la Plata, junto a las provincias de La Paz, Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz, el entonces Virrey del Perú José Fernando Abascal reincorpora a estas al ámbito peruano por bando de 23 de junio de 1810. Los patriotas de Chuquisaca y La Paz se levantaron un año antes, en mayo y julio, respectivamente, en el Alto Perú.


No hay que dejar de lado que fue Potosí el imán y donde más realistas siempre había. Fieles a la corona, se apresuraron entregarla nuevamente a la jurisdicción del Virreinato del Perú. Ante esta realidad, la reciente Argentina se organiza para recuperar el sostén de su economía; desconociendo lo hecho por los realistas y, ante su craso error, argumentan que “si Buenos Aires deseaba consolidar su independencia, con→ →un Alto Perú realista era una amenaza para su realización”. Además argüían que las provincias altas constituían parte importante del nuevo orden administrativo y que, al ser estas ocupadas por el enemigo, recuperarlas sería el propósito inmediato, procediendo a organizar los ejércitos auxiliares que mandaron al Alto Perú.


Siendo la presa codiciada Potosí, este primer ejército argentino se dirige hacia esta ciudad con 1.200 soldados al mando de Juan José Castelli, el coronel Antonio Gonzáles Balcarce, además de Bernardo Monteagudo y el jefe de tropa Eustaquio Díaz Vélez. En esta trama resalta el hecho de que estratégicamente se adelantó al ejército auxiliar argentino Monteagudo, para llegar a Potosí y secretamente tomar contactos con varios patriotas, a fin de planificar la revolución contra la Corona de España. Con esto se justifica que en las batallas de Cotagaita y luego Suipacha participaron no solo tropa argentina en las filas patriotas, sino también potosinos y tarijeños. También, aunque en menor proporción, cochabambinos, paceños, cruceños y orureños.


Las batallas


Llegaron a la región de Charcas y el 27 de octubre de 1810 afrontaron lo que sería el primer combate de América del Sur, la Batalla de Cotagaita, que significó casi una derrota para los patriotas. En esta contienda, el ejército realista tenía también en sus filas a nativos: el Batallón Provincial de Potosí, que dirigía Indalecio González de Socasa, dragones de Chichas y lanceros de Cinti, un Batallón de Puno, los veteranos del Real Borbón y un cuerpo de Voluntarios del Rey. En total, 1.300 hombres.


La tropa del ejército auxiliar se retira perseguida por el general Córdova a Suipacha, aunque no logra alcanzarlos. Este hecho permitirá que los patriotas fortalezcan sus tropas con refuerzos de Potosí y se enfrente nuevamente en la Batalla de Suipacha, el 7 de noviembre.


Como antecedente de Cotagaita, el presidente de la Audiencia de Charcas, José Vicente Nieto, y el gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, fijaron en este pueblo el centro de operaciones para detener al ejército argentino, desde fines de agosto de 1810, dejando un contingente en la Villa Imperial de la Guardia Cívica, y otras dos columnas realistas con asiento en Puna y Chaquí. El historiador Edgar Valda hace un estudio riguroso de esta batalla, casi desconocida por la historiografía boliviana, citando a los “anales Inéditos de Potosí, 1722 - 1834” (anónimo), además de don Modesto Omiste, que las resumimos como sigue, incluyendo a la de Suipacha:


En la Batalla de Cotagaita, el 21 de agosto de 1810 las tropas realistas al mando de Ignacio Gonzáles de Socasa salieron de Potosí rumbo a Santiago de Cotagaita, lugar que por órdenes de Francisco de Paula Sanz se constituía en el primer fuerte; iban 200 hombres… en donde destacan los abanderados Casimiro Hoyos y su hermano Fermín, llegando el 1 de septiembre, donde empezaron a construir trincheras, fosos, fortalezas… Días después salió de Potosí el presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, con tropas armadas de veteranos marinos de Cuzco, La Paz y Oruro, ordenando además que salga de La Plata el general Córdova. Con el conde de la Casa Real de la Moneda, Felipe Lizarazu, se juntaron en Cotagaita.


El objetivo era atajar el paso del Primer Ejército Auxiliar y derrotarlo (antes de que llegue a Potosí), hecho que consumaron y, luego, el general Córdova persiguió con 300 fusileros a los porteños hasta Tupiza. Los porteños hacían que huir y engañaban a dicho general, rehacían sus pertrechos, municiones y gente; luego de recuperarse, se vuelven a enfrentar en la Batalla de Suipacha que la borraron de la historia por mucho tiempo. Solo se conoce el parte de guerra que envía Paula Sanz en los siguientes términos: “a las 9 del día 7 estaban derrotados por los de Buenos Aires y tomaron la Villa. Llegó a Potosí el Conde de la Casa de la Moneda, Lisarazu, el jueves 8 con la noticia de la derrota y el viernes 9, el gobernador Sanz daba libertad a Barrenechea, Cueto y otros”.


En Potosí, el sábado 10 de noviembre comenzaron las bullas y cargos que hacían por los derrotados. Toda la plebe pasa a la Casa de Gobierno y sacan los cañones de artillería a las cuatro esquinas de la plaza, de donde la multitud sale corriendo por sus bocacalles. El gobernador, que se encontraba en Cabildo con todos sus regidores, es hecho preso ese día. El miércoles 14, a las dos de la tarde, lo cambian de prisión. El 23 de noviembre, Castelli envía un oficio indicando que no entrarían sus tropas a Potosí si no juraban en primer lugar a la legalidad de la Junta de Buenos Aires, para la cual hicieron inmediatamente un Cabildo Abierto y firmaron a favor de la Junta.


Se refiere a que el 25 entró Castelli a las 12:00 con muchas salvas desde la plazuela de la Concepción y en el muladar del matadero. El 2 de diciembre trajeron preso a Nieto y lo encerraron en la Casa de la Moneda… Posteriormente se procedió a preparar su ejecución. Al amanecer del sábado 15 de diciembre, en la plaza habían dispuesto tres banquillos al extremo de abajo del cementerio de la Matriz.


A las 9:00 entraron las tropas armadas del Primer Ejército Auxiliar a la plaza con banderas y música. Media hora más tarde, sacaron a los tres de la Moneda con los ojos vendados y maniatados, al medio de escoltas con sacerdotes que a cada uno les auxiliaba y el “Santo Cristo, padrino o su confesor” Nieto, seguido de Córdova y Sanz los hincaron a los pies de las banderas después de algunas voces y teniéndolos como diez minutos, los levantaron y sentaron en los banquillos, luego les quitaron la vida haciendo fuego. Otras fuentes señalan que el 10 de noviembre tomaron preso a Sanz, los hermanos Matos, Nogales, y Millares y otros patriotas, este hecho causó varias trifulcas que terminaron luego con la participación del Primer Ejército Auxiliar en la muerte de las principales autoridades españolas”.


Los argentinos asumen como la primera victoria de su nuevo país y a favor de su independencia a la Batalla de Suipacha. No mencionan a Cotagaita porque fue una derrota. Se convirtió desde aquel 7 de noviembre en la bandera y en el primer triunfo contra los españoles, y cada año Argentina festeja aquella contienda que sucedió en suelo potosino y con gente boliviana. •


(*) Gustavo Morales es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP)


LOS EJÉRCITOS AUXILIARES


Por supuesto, si España luchó a muerte con Inglaterra, Francia y otros reinos por tener y mantener la mina de Potosí, no es de extrañar que Argentina, el Perú, y también España e Inglaterra, a partir de 1810, cuando el inicio de la independencia americana, la quisieran poseer. No les interesaba mucho en ese momento las demás provincias, sí Potosí porque era el sostén, el tesoro de donde salían los recursos para mantener imperios, reyes, ahora a las nuevas repúblicas emergentes.


Sabiendo esto, y habiendo observado como el gobernador Intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, antes de su ejecución, pretendía huir con 300 mil pesos en pasta de oro y plata de lo caudales públicos, pero que fue capturado, el Primer Ejército Auxiliar Argentino, después de su derrota en Guaqui, de vuelta a su tierra, se dirige a Potosí con un propósito, saquear la Casa de la Moneda cuando la población dormía, la noche del 27 de agosto de 1811, Juan Martín de Pueyrredón, en 400 mulas traídas de Samasa Alta, cargó petacas repletas con infinidad de monedas, lingotes y barras de plata junto a otros objetos del metal precioso. El mismo Pueyrredón escribía: “ordené el mayor silencio en la tropa, y mandando quitar todos los cencerros a las recuas para que el ruido no advirtiese de mis movimientos a los que ya miraba como mis enemigos”.


“Al amanecer del 27, se tocó alarma, las campanas fueron batidas a rebato. Los potosinos, salieron en persecución de los cuatreros. Pero luego de muchas escaramuzas, Pueyrredón logra llegar a Tarija, donde igualmente se enfrenta a los pobladores, se dice con un elevado número de bajas en ambos bandos” (Siles Salinas, Jorge. La independencia de Bolivia. Mapfre, Barcelona, 1992). Miles de monedas y barras de plata y oro llegaron a Orán, Argentina que, luego se utilizarán para equipar y organizar el Segundo Ejército Auxiliar. La plata de Potosí, igual que a Europa, daba una vez más alivio y sustento.


También recordar que aquel primer Ejército Auxiliar, que se enfrentó en la Batalla de Guaqui, el 20 de junio de 1811, a las fuerzas del realista JOSE MANUEL DE GOYENECHE, arequipeño de nacimiento, llega después de su triunfo en Guaqui a Potosí, con las mismas intenciones que el primer ejército auxiliar, para luego de abastecerse, marchar hacia la Argentina y derrotar a las fuerzas revolucionarias. Ocurre que, en este tramo, las fuerzas Cochabambinas le hostigaron al extremo, que tuvo que suspender ese viaje, para, con toda su fuerza se desplace hacia Cochabamba y derrote a las fuerzas del valiente Esteban Arze.


Después del triunfo de Goyeneche en las Batallas de Amiraya, el 13 de agosto de 1811 y de la Coronilla, el 27 de mayo de 1812 en Cochabamba, luego de saquear esta ciudad y cometer atrocidades mayores, vuelve a Potosí y, una vez más esta ciudad es objeto de saqueo. Goyeneche se lleva la riqueza guardada en la Casa de la Moneda en cientos de animales pero, a diferencia de los argentinos, no para reabastecer sus fuerzas, sino para su propio beneficio y huir con esas riquezas.


No puede soslayarse la heroica acción de los cochabambinos que, de no ser por su labor, Goyeneche hubiera llegado hasta la Argentina y acabado con la revolución de la Provincias Unidas. Entra entonces en escena el Segundo Ejército Auxiliar Argentino. El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata nombra como nuevo comandante al general Manuel Belgrano en reemplazo de Juan Martín de Pueyrredón.


Una de las primeras acciones del nuevo jefe militar acontece en la Batalla de Tucumán (23 de septiembre de 2012) y luego en la de Salta (13 de febrero de 1813), Belgrano vence a las fuerzas de Pío Tristán, que había sido enviado por Goyeneche. Luego se dirige una vez más hacia el Alto Perú, para recuperar las provincias altas, exclusivamente Potosí. Toda la historia argentina, del Alto Perú (Bolivia), del Perú y España, en este momento preciso, depende de los recursos que salen de la Villa Imperia. Como siempre, de esto no se dijo nada.


El mando militar realista, ahora, estaba en manos de Joaquín de la Pezuela quien obligó a los patriotas a dar batalla fuera de la ciudad. Pezuela derrotó a Belgrano por primera vez en Vilcapujio, el 1 de octubre de 1812, y por segunda vez en Ayohuma, el 14 de noviembre del año 1813.


Ante un nuevo fracaso de recuperar el Alto Perú, Belgrano en noviembre se dirige nuevamente a Potosí, el 18 abandonará esta ciudad. Antes de hacerlo, igual que su antecesor, se lleva la plata y el oro acumulados en la Casa de la Moneda en una centena de animales. Al no poder transportar todo, decide hacer volar este edificio histórico, que no ocurrió por la acción del oficial Anglada, del Ejército Auxiliar, que arrancó la mecha.


En Tucumán, el avance de Pezuela hacia el sur sería detenido por las guerrillas del Alto Perú (Charcas) donde destacan los esposos Padilla, Juana Azurduy y Manuel Asencio. Pezuela explicó después que no siguió su arremetida porque en su retaguardia los charqueños amenazaban seriamente no solo la estabilidad de su ejército sino la situación territorial de Charcas; por este motivo, en la actualidad los hermanos argentinos recuerdan y agradecen esta acción, en especial la de Juana Azurduy de Padilla, a quien nombraron dentro de sus fuerzas armadas generala del Ejército argentino. Sin la acción de las guerrillas del Alto Perú, se dice también, que San Martín no hubiera podido cruzar Los Andes y liberar Chile, porque hubiera tenido que retroceder para combatir al ejército de Pezuela.


Una vez más, los recursos de Potosí, servirán para rearmar las fuerzas militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Al mando del general José Rondeau, el Tercer Ejército Auxiliar Argentino llega nuevamente a Charcas, imbuidos por la victoria a los realistas en la Quiaca el 17 de abril de 1815. Una vez más cometen una serie de arbitrariedades no solo en Potosí, también en Chuquisaca. La suerte estaba echada, el 29 de noviembre de 1815, Pezuela derrota a Rondeau en Sipe Sipe, cerca de Cochabamba, con lo que terminaron las acciones de los ejércitos auxiliares argentinos en Charcas, aunque años después, el general argentino De La Madrid ingresa en 1817 hasta Chuquisaca en una incursión breve que no tuvo mayor importancia ni repercusiones.


Lo cierto es que, Potosí y su maravilloso Sumaj Orcko (Cerro Rico), venerada en tiempos pretéritos, ha cambiado el mundo. Europa nació al imperialismo con su aporte; reyes y reinados se alzaron unos y sucumbieron otros al calor de la plata de este monstruo de riqueza. América del Sur emana en arquitecturas social y cultural, a partir de la influencia de la Montaña de Plata.


Argentina, como muchos, está consciente que el Cerro Rico fue el motivo principal para darle nombre a su país, para que con sus recursos, emerjan sus ciudades y se funde Buenos Aires del vientre potosino. El historiador argentino Eduardo Pérez Torres, refiere y acepta algo que a los argentinos se les oculta, que su primer Presidente fue el potosino Cornelio Saavedra; así como el establecimiento del Río de la Plata como Virreinato se debe a la ciudad de Potosí. A decir de Felipe Pigna, también historiador argentino: “Buenos Aires no tenía sentido sin las minas del Potosí, que eran su única razón de ser”. Esta historia común se llama hermandad, integración.


Foto-postal: Potosí a principios del siglo XX.

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// Historias de Bolivia.

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