MURIÓ UN INQUIEBRANTABLE COMPAÑERO DE LUCHA, UNO DE LOS ÍCÓNOS DE LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO BOLIVIANO.

 


Por Víctor Montoya.

Con el fallecimiento de Edgar “Huracán” Ramírez Santiesteban (Potosí, 1947 – La Paz, 2021), se nos fue el último líder minero de la vieja guardia del movimiento obrero boliviano. Ya no quedan dirigentes de semejante catadura, de esos hombres que hicieron honor a la lucha de los trabajadores organizados en el sindicalismo revolucionario, donde descollaron figuras como Juan Lechín, Simón Reyes, Víctor López, Óscar Salas y Filemón Escobar, entre muchos otros.
El compañero Edgar “Huracán” Ramírez, a diferencia de los “crumiros” y traidores de la clase obrera, destacó por su claridad ideológica e intransigente lucha en aras de conquistar las reivindicaciones legítimas de sus compañeros sometidos a las inhumanas condiciones de vida del sistema capitalista, donde alcanzar un alto nivel de conciencia política era el único camino para constituirse en el representante de la masa obrera que clamaba justicia social en un contexto donde pocos tenían mucho y muchos no tenían nada.
En las polémicas y debates que se generaban en los ampliados y congresos mineros era una fiera. Para rebatir los argumentos de sus contrincantes usaba incluso un lenguaje figurado y hasta metafórico, como prueba de que había leído una pila de libros en los diversos géneros literarios. De modo que podía hablar en un lenguaje extendido como el de Marcelo Quiroga Santa Cruz o con un lenguaje sintetizado como el de Eduardo Galeano, sin perder el hilo argumental de sus pensamientos expresados en elocuentes discursos.
Como todo individuo que irrumpe en el escenario político, con la intención de forjar una corriente de opinión en seno del proletariado, tenía seguidores pero también detractores. Algunos decían que era “duro pero correcto”. Era crítico con la conducta y los desaciertos de algunos dirigentes de la COB. No pocas veces se opuso a las apreciaciones políticas del “maestro” Lechín, quien, alguna vez y con lágrimas en los ojos, confesó ante las cámaras de la prensa que Edgar “Huracán” Ramírez era impulsivo e intransigente; una conducta que mantuvo, de manera consciente o inconsciente, en todos los ámbitos de su vida laboral.
No cabe duda de que su sólida formación intelectual, como autodidacta, lo colocó en la primera fila de los líderes obreros que se elevaron al nivel de cualquier académico, no sólo publicó obras a partir de su vasta experiencia sindical, –“Estrategia de dominación imperialista” (1997), “Neoliberalismo y movimiento sindical en Bolivia” (1999), “Archivos mineros de Bolivia. El rescate de la memoria social” (coautor con Luis Oporto, 2007) y otros textos dispersos–, sino también por medio de la lectura de todo tipo de obras que caían en sus manos. Era uno de esos obreros que podía ejercer la docencia universitaria con solvencia y formar a nuevos líderes en cursillos donde se estudiaban a los clásicos del marxismo y a los precursores de la formación de la conciencia nacional, consciente de que la suerte del movimiento sindical no estaba ya en manos de los viejos sino de los jóvenes. No pocas veces participó en círculos intelectuales para expresar sus opiniones sobre una cantidad de temas que eran de su interés, en su condición de miembro del comité central del Partido Comunista de Bolivia (PCB). Participó también activamente en talleres de capacitación sindical en los que transmitía sus experiencias adquiridas cuando fue secretario general del Sindicato Unificada del Cerro de Potosí; secretario general de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) y secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB).
En su encomiable recorrido por los corredores culturales del país, y gracias a su amplio bagaje en ciencias humanísticas, se dedicó al rescate de la memoria histórica de la Guerra del Chaco y cultura minera, a través del Sistema de Documentación e Información Sindical de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, del Archivo de la Compañía “Aramayo Franke”, del Proyecto de Organización del Museo y Archivo de la Guerra del Chaco para la Federación de Beneméritos de la Guerra del Chaco en Tupiza; un largo recorrido que lo convirtió en un personaje entendido en temas históricos.
Sin embargo, su mayor proeza fue haber parido el Archivo Histórico de la Minería Nacional, institución que resguarda la documentación de más de un siglo de existencia de las empresas estañíferas de Bolivia. No en vano la Cámara de Senadores, en uso de sus atribuciones, lo reconoció, el 1 de agosto de 2019, por ser un “líder político-sindical e incansable defensor de las riquezas mineras y por ser el creador, organizador y edificador del Sistema de Archivo Histórico de la COMIBOL, llevando en alto el nombre del Estado Plurinacional de Bolivia”. Asimismo, se le concedió por Orden Parlamentaria al Mérito Democrático "Marcelo Quiroga Santa Cruz", en reconocimiento a su incansable lucha por reconquistar la democracia cautiva en manos de los gobiernos dictatoriales.
Sus conocimientos sobre archivística no tenían nada que envidiar a quienes se forman en bibliotecología y archivística de una Casa Superior de Estudios, porque Edgar “Huracán” Ramírez se daba tiempo, como todo buen autodidacta, para escudriñar los cuadernillos y tratados sobre el tema. Por lo tanto, quizás sin habérselo propuesto de manera enteramente consciente, se convirtió en un experto en archivística; si no me lo creen, pregúntenselo a sus dilectos colegas de oficio, con quienes elaboró algunos manuales dedicados al fascinante mundo de la memoria histórica registrada en documentos patrimoniales de la nación. Así fue como en enero del 2006 publicó, en coautoría con Luis Oporto Ordóñez, el libro intitulado “Archivos mineros de Bolivia”.
El año 2012, cuando se programó la presentación de mi libro “Cuentos de la mina”, en el auditorio del edificio principal del Archivo Histórico de la Minería Nacional, ubicado la zona ferroviaria de la ciudad de El Alto, tuve la oportunidad de deleitarme con la sapiencia y pirotecnia verbal de Edgar “Huracán” Ramírez, quien se refirió a la temática que aborda el libro desde una perspectiva muy particular, desde la visión de quien vivió la experiencia minera en carne propia. Me sorprendió, sobre todo, su análisis literario del libro, basándose en conocimientos que adquirió en sus años de lector de los clásicos de la literatura universal y de las obras de Gabriel García Márquez, a quien lo citó con frases que parecían elaboradas con meticulosidad y con expresiones arrancadas del llamado “realismo mágico”, que, según sus acertadas apreciaciones, se repetían en algunas obras de ambiente minero, donde la magia de la cosmovisión andina formaba parte de los trabajadores del subsuelo, quienes conviven a diario con ese mitológico personaje, mitad dios y mitad diablo, conocido como el “Tío de la mina”.
El 23 de junio de 2017, en ocasión de la presentación de mi libro “Crónicas mineras” en el auditorio de la carreta de odontología de la Universidad Nacional “Siglo XX”, situado en la histórica Plaza del Minero, Edgar “Huracán” Ramírez se encontraba entre los comentaristas. Habló sobre la necesidad de seguir contribuyendo a la historia de la clase obrara desde las vivencias de los mismos protagonistas. Al finalizar el evento, puso su mano sobre mi hombro y me felicitó por haber rescatado la imagen de algunos de los dirigentes mineros, que ofrendaron su vida a la causa de la libertad y la justicia social. “Esta obra está muy bien”, dijo, mirándome con un gesto risueño y un tono de aprobación por la iniciativa que emprendí desde hace ya muchos años.
El 26 junio de 2019, justo cuando se recordaba un año más de la horrenda masacre de San Juan, que ejecutó la dictadura de René Barrientos en los centros mineros de Llallagua, Catavi, Siglo XX y Cancañiri, en la madrugada del 24 de junio de 1967, presenté la compilación “La Masacre de San Juan en verso y prosa”, en los ambientes de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional. Y, como es de suponer, Edgar “Huracán Ramírez, conocedor del tema y en su condición de exdirigente minero, estaba también presente entre los comentaristas. Vertió elogiosas palabras sobre la intención de la obra, ponderando que se trataba de un compendio que echaba más luces sobre los antecedentes y consecuencias de esa trágica masacre, y destacando que en sus páginas se registraban los poemas y los textos en prosa de autores que pertenecían a diversas tendencias ideológicas; un hecho que demostraba que era posible realizar obras colectivas, lejos de los sectarismos políticos que tantos daños causaron al sindicalismo revolucionario.
Para quien escribe estas líneas, la amistad con Edgar “Huracán” Ramírez ha sido de aprendizaje y un modo de conocer de cerca la admirable esencia de un líder modesto y honesto; esto me tocó constatar el día en que, junto al historiador Luis Oporto Ordóñez, lo visité en su humilde hogar, donde charlamos sobre temas afines y él tocó la guitarra con una destreza propia de los músicos de cepa. Al cabo de mi visita, me quedé con la impresión de que este luchar obrero nunca vivió de la política, como lo hacen los pícaros y vivillos, sino para la política, cuya conducta distinguió a los legítimos líderes de movimiento minero, que no acumularon riquezas a nombre de los desposeídos y el socialismo. Edgar “Huracán” Ramírez, independientemente de su afiliación stalinista, correspondía a esa categoría de luchadores sociales que a mí me gustan por su honestidad y su desapego de los bienes materiales.
Por otro lado, aún recuerdo el día en que me enteré de su despido del Archivo, luego de que el régimen de transición de Jeanine Añez asumió el poder, tras una violenta revuelta ciudadana contra el exgobierno de Evo Morales. Se me contó que los nuevos personeros de la COMIBOL fueron a buscarlo en las oficinas del Archivo, donde le entregaron una “carta de despido” de la institución que él mismo creó desde sus cimientos, sin considerar que esa acción era lo mismo que echar al dueño de su propia casa. No obstante, para sorpresa de los “mensajeros” del entonces presidente de la COMIBOL, la opinión pública no aceptó la decisión arbitraria y pidió que se le restituyera en su cargo de director del Archivo de la Minería Nacional, en razón de que Edgar “Huracán” Ramírez fue quien salvó de la basura lo que hoy es un ejemplar repositorio documental del país. Él evitó la destrucción de la memoria histórica minera de Bolivia, que se encontraba dispersa y abandonada en los ambientes de las principales empresas de la COMIBOL, que fueron cerradas por el gobierno neoliberal de Víctor Paz Estenssoro, luego del nefasto Decreto Supremo 21060 de 1985, que provocó la “relocalización” de unos 23 mil trabajadores de las minas nacionalizadas, causando no sólo el colapso de las organizaciones sindicales, sino también la diáspora de las familias obreras que se vieron obligadas a buscar nuevos horizontes de vida en cualquier parte del territorio nacional.
Ahora bien, para quienes no lo saben o se hacen los del otro viernes, es necesario remarcar que Edgar “Huracán” Ramírez fue el principal artífice para la recuperación de los documentos de los ex “Barones del Estaño” y los bienes patrimoniales y museísticos de la COMIBOL, que actualmente están debidamente conservados y catalogados. A esa hazaña sin precedentes se debe la frase: “DE LA BASURA A LA MEMORIA DEL MUNDO”, grabada en el edificio principal del Archivo Histórico de la Minería Nacional, emplazado en la combativa ciudad de El Alto.
Edgar “Huracán” Ramírez vivía con la ilusión de que se escribiera o reescribiera la genuina historia del movimiento obrero boliviano. Estaba convencido de que los mineros, más que sus ideólogos o intelectuales de clase media y clase media alta, fueron los verdaderos protagonistas de la turbulenta historia de la minería nacional. De ahí que en el prólogo a la “Historia del movimiento minero de Bolivia” (2020), que se elaboró a partir de los testimonios de los exdirigentes sindicales aún en vida, haya escrito con magnífica precisión y sin voces prestadas: “Nuestra historia no será reconstruida olvidando que todo lo que tenemos es lo que las masas han logrado. Hay necesidad de retomar las valiosas experiencias concebidas por los cerebros creativos, sí; pero también los hechos de anónimos protagonistas que se materializaron en abundantes propuestas de proclamas, en copiosas consignas que son los elementos esenciales que forjaron la moral y la conciencia de los campamentos mineros, que permitió gloriosos combates y sostenidas batallas, en los que el enemigo no logró hacer retroceder a la gran masa de trabajadores mineros. La tenacidad y la consecuencia que perdura en el tiempo y el espacio, son el único sostén verdaderamente robusto de los hechos que ya no podrán ocultar, porque fueron abonados con el sudor y la sangre de millones de trabajadores que estuvieron en las minas, alimentadas generalmente por las mujeres, por los niños y por el recio músculo proletario. No es casual que esto que quedó en el olvido y oculto fuera motivo de admiración del mundo entero. Los hechos y las conquistas son comprensibles sólo si se los ve como hechos de la clase, del sindicato, de las masas y del pueblo, no de las individualidades” (p. 16). Tenía toda la razón. La historia oficial no registraba la voz de los protagonistas en primera persona, sino a través de las interpretaciones, a veces sesgadas y hasta deformadas, de quienes contemplaban la realidad minera desde afuera y no desde el seno mismo de la clase obrera. Consiguientemente, él consideraba que era necesario reescribir la historia desde el testimonio personal y colectivo de los protagonista de las luchas sociales que, unas veces desembocaron en sangrientas derrotas y, otras, en aleccionadoras victorias que demostraban la poderosa fuerza de movilización y la consumada conciencia ideológica del movimiento obrero agrupado en sus naturales organizaciones de clase.
A modo de sintetizar mis recuerdos de Edgar “Huracán” Ramírez, quien fue un inquebrantable compañero de lucha, puede decir que este perforista en interior mina, boxeador de peso pluma, dirigente indomable y rescatista de los históricos documentos de la minería boliviana, fue uno de esos líderes obreros que lo dio todo sin pedir nada a cambio. Por lo demás, a mí no me queda más que palabras de agradecimiento por su apoyo y su voz de aliento que, cuando estaba en el cenit de su lucidez, sonaba y soplaba con tanto furor como el mismísimo huracán.

MURIÓ UN INQUIEBRANTABLE COMPAÑERO DE LUCHA, UNO DE LOS ÍCÓNOS DE LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO BOLIVIANO. Por...

Publicada por Historias de Bolivia en Domingo, 31 de enero de 2021

SOBRE AQUELLOS BOLIVIANOS QUE SE ALISTARON PARA DEFENDER LAS ISLAS MALVINAS

 


Ataque al buque británico HMS Antelope por parte de las fuerzas argentinas.


Publicado en CDR productora, el 2 de abril de 2018.

Este lunes 2 de abril se conmemora «Día del Veterano y Caídos en Malvinas» en la república Argentina. En este artículo hacemos el homenaje a todos aquellos que lucharon para defender las Malvinas en 1982. ¿Qué se sabe de los bolivianos que se alistaron para defender las Malvinas?

Todo comenzó con la “Operación Rosario”, bautizada así en honor a la Virgen del Rosario, el 28 de marzo de 1982, cuando en la base Naval de Puerto Belgrano se embarcaron fuerzas militares argentinas con la misión de recuperar aquellas islas del Atlántico Sur. La historia cuenta que en la madrugada del 2 de abril, ya en suelo malvinense, el destacamento se dividió en dos grupos: el más numeroso al mando del capitán Guillermo Sánchez Sabarots, el cual comenzó una larga marcha hacia el cuartel de los británicos “Royals Marines” en Moody Brook; el segundo liderado por el capitán Pedro Giachino, que buscó la casa del gobernador Rex Hunt.

Bolivia tv Al Aire, entrevistó al ex combatiente Fermín Cuevas, quien nos brindó información sobre todo lo referente a esa guerra desigual que se vivió en el año 1982.

Además ¿que se sabe de los bolivianos que se alistaron para defender las Malvinas?

«Se sabe que fueron muchos los bolivianos dispuestos a defender las Malvinas como lo hicieron los peruanos. Pero en todos estos años existió lo que yo llamo la «Desmalvinización», que es olvidarse de la verdadera historia de Malvinas. Todo eso comandado por los Estados Unidos e Inglaterra», así sentenció Cuevas en la entrevista.

Como la demanda marítima boliviana, la Guerra de las Malvinas (1982) supuso la reivindicación argentina por reponer aquello que consideran un resarcimiento histórico en el país austral. El origen del conflicto fue el intento por parte de Argentina de recuperar la soberanía de las islas, a las que las Naciones Unidas consideran actualmente territorios en litigio entre Argentina y Gran Bretaña, pero que se encuentran bajo administración de los ingleses. Lo que poco se sabe a 35 años de aquel conflicto es que 25.000 bolivianos que radicaban en el norte argentino quienes se ofrecieron como voluntarios para colaborar en diferentes tareas durante el lance.

Al poco tiempo, el 26 de mayo, una solicitada del periódico La Razón de Argentina reportó desde Salta, provincia limítrofe con Bolivia, que el Gobernador, el capitán de navío Roberto Augusto Ulloa, el Centro Boliviano de Salta y la Federación de Excombatientes de la Guerra del Chaco informaban sobre 25.000 bolivianos que se habían ofrecido como voluntarios en el conflicto, aunque nunca llegó a confirmarse una real participación de éstos. Lo cierto es que 74 días después de aquel 2 de abril, en medio de hostilidades y combates en el frente externo, y de la crueldad del clima de las islas, del hambre, de la violencia de buena parte de los mandos, de la imprevisión y de los obsoletos recursos armamentísticos en el frente interno, las tropas argentinas se rindieron ante las británicas.

La guerra les costó la vida a 649 argentinos —entre ellos oficiales, suboficiales y jóvenes de 18 años que cumplían el servicio militar—, y mutilaciones y heridas a casi 1.300, además de secuelas psicológicas que llevaron al suicidio a más de 350 excombatientes. Posteriormente se supo que Perú, uno de los pocos aliados efectivos de Argentina, no solo la apoyó militarmente, con acciones de inteligencia y mediante el envío de una docena de aviones Mirage M5-P, en ese entonces casi nuevos eludiendo radares chilenos que actuaban apoyando la inteligencia británica, sino también con pilotos, instructores, pertrechos militares, misiles y medicinas. Los citados aviones fueron vendidos a Argentina a dos millones de dólares cada uno en plazos muy amplios, aunque su precio era de 20 millones de dólares por avión.

Perú y Bolivia fueron los pocos leales a la Argentina, aunque los peruanos apoyaron abiertamente durante el conflicto (hoy en día se habla de un apoyo extra de pilotos y de más misiles Exocet por parte de Perú), y también es un hecho que los peruanos movilizaron su Fuerza Naval hacia el sur de su frontera ante una eventual intromisión de Chile en favor de los europeos. El 25 de enero de 2012, a 30 años de la guerra, la presidenta argentina de aquel entonces, Cristina Fernández de Kirchner, anunció la conformación de una comisión para la reapertura y el conocimiento público del “Informe Rattenbach”, un documento confeccionado en 1982 cuya finalidad era analizar y evaluar el desempeño de las Fuerzas Armadas argentinas en el conflicto bélico. En una parte de dicho informe se encuentra escrito cómo los comandantes argentinos maltrataban a sus propios soldados, especialmente a los oriundos del norte argentino.

El ex combatiente Fermín Cuevas, habló al respecto: «Si bien ese informe fue desclasificado. Se sabe que de ese libro fueron arrancadas varias hojas y que hasta hoy no aparecen. Seguro ahí se podría encontrar más datos».

Mediante aquel escrito se supo que, en esa época, muchos bolivianos o hijos de bolivianos radicaban y cumplían su servicio militar en Salta y Jujuy, esta última también limítrofe con Bolivia, los cuales con solo 17 y 18 años fueron obligados como muchos otros jóvenes a ir a la guerra con Gran Bretaña. El periodista y escritor Daniel Kon, autor del libro Los chicos de la guerra, si bien no hace referencia y diferencia a los jóvenes por nacionalidad, es quien deja entrever que muchos conscriptos de origen boliviano fueron maltratados y lucharon por las islas reclamadas.

La de 1982 no era la primera vez que Bolivia se mostraba a favor de Argentina en su reclamo. La inaugural invasión inglesa a las islas en 1833 provocó la inmediata reacción del Mariscal Santa Cruz, por entonces presidente de Bolivia quien, enterado del caso, mandó una carta protestando por el acometimiento, dejando en claro que Bolivia solo reconocía a la República Argentina, como unidad territorial sobre las Malvinas. Fue el primer país en reclamar por la invasión. La carta fue dirigida a la reina de Inglaterra y a su primer ministro, con copia a Buenos Aires. El resto es historia conocida.

EX COMBATIENTES DE MALVINAS JUNTO AL CANCILLER BOLIVIANO FERNANDO HUANACUNI.

Hace un año un grupo de ex combatientes de Malvinas tuvieron un encuentro con el canciller boliviano Fernando Huanacuni en La Paz. En aquella oportunidad ellos llegaron luego de visitar Perú como forma de agradecimiento al país vecino por su ayuda en la guerra de Malvinas y no quisieron dejar pasar la oportunidad de hacer lo mismo con Bolivia.

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AYUDA DE BOLIVIA A ARGENTINA DURANTE LA GUERRA DE MALVINAS

Publicado por el objetivo de argentina el 9 de julio de 2019.

El 28 de marzo de 1982, Argentina comenzaba su plan de recuperación de Malvinas ejecutando la “Operación Rosario”, cuando en la base Naval de Puerto Belgrano se embarcaron fuerzas militares argentinas con la misión de recuperar aquellas islas del Atlántico Sur.

El 2 de abril, destacamento recién desembarcado, se dividió en dos grupos: el más numeroso al mando del capitán Guillermo Sánchez Sabarots, el cual comenzó una larga marcha hacia el cuartel de los británicos “Royals Marines” en Moody Brook; el segundo liderado por el capitán Pedro Giachino, que buscó la casa del gobernador Rex Hunt.

Semanas después, el 26 de mayo, una solicitada del periódico bonaerense La Razón reportó desde Salta, provincia limítrofe con Bolivia, que el Gobernador, el capitán de navío Roberto Augusto Ulloa, el Centro Boliviano de Salta y la Federación de Excombatientes de la Guerra del Chaco informaban sobre 25.000 bolivianos que se habían ofrecido como voluntarios en el conflicto, aunque nunca llegó a confirmarse una real participación de éstos.

Así, el país, al igual que muchos otros latinoamericanos, también había entrado en la retórica de envío de soldados para apoyar a la Argentina en el conflicto; el (ex) embajador boliviano en Buenos Aires, Liborio Flores Enríquez, por ejemplo, era piloto de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) y uno de los primeros en presentarse como voluntario para ir a Malvinas. 

La de 1982 no era la primera vez que Bolivia se mostraba a favor de Argentina en su reclamo. La inaugural invasión inglesa a las islas en 1833 provocó la inmediata reacción del Mariscal Santa Cruz, por entonces presidente de Bolivia quien, enterado del caso, mandó una carta protestando por el acometimiento, dejando en claro que Bolivia solo reconocía a la República Argentina como unidad territorial sobre las Malvinas. Fue el primer país en reclamar por la invasión. La carta fue dirigida a la reina de Inglaterra y a su primer ministro, con copia a Buenos Aires. El resto es historia conocida.

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EXCOMBATIENTES DE LA GUERRA DE MALVINAS AGRADECEN A BOLIVIA

Publicado en El Deber de Santa Cruz, con información de EFE, el 26 de julio de 2017.

Una treintena de excombatientes argentinos de la guerra de las islas Malvinas visitó este miércoles Bolivia para agradecer al país por el apoyo brindado hace 35 años en la contienda que enfrentó a Argentina con Reino Unido en 1982.

"No queríamos dejar de agradecer al pueblo boliviano. Esta hermandad va a construir la paz en los pueblos y esperamos que este sea el camino de unidad para Latinoamérica", expresó el coordinador general de los veteranos, Juan Enrique Huanuco.

Los excombatientes tuvieron un encuentro en la plaza Murillo de La Paz, donde se encuentran el Palacio de Gobierno y el Parlamento, con la vicecanciller de Bolivia, Guadalupe Palomeque, a quien entregaron una plaqueta de agradecimiento.

"Más de 22.000 bolivianos se anotaron como voluntarios para combatir y desde ahí arrancó el gesto boliviano para sus hermanos argentinos", agregó Huanuco.

La vicecanciller agradeció la visita de los excombatientes, quienes ahora se dirigen hacia Perú para participar en los actos en conmemoración de la independencia de ese país y agradecer también por su apoyo en la guerra de las Malvinas.

Argentina y Reino Unido se enfrentaron por el control de las islas en una guerra que comenzó el 2 de abril de 1982 y concluyó el 14 de junio de ese mismo año con la rendición del país suramericano y un saldo de 649 muertos argentinos, 255 británicos y 3 isleños.

El país austral reclama la soberanía de las Malvinas desde 1833, cuando quedaron bajo dominio británico.

31 DE ENERO DE 1731, APRESAMIENTO DE CALATAYUD

 



— 31 de enero de 1731 — 

— El caudillo cochabambino Alejo Calatayud, "el Zambo" es apresado por los realistas y condenado.  Fue colgado y su cadáver despedazado...


En 1725, Felipe V ordenó empadronar nuevamente a los indios de las Colonias para mejorar el cobro del tributo, venido a menos 

por la enorme cantidad de nativos que murieron por el rigor de la dominación española y las enfermedades que trajo la conquista, como la influenza y la viruela, entre otras. El caso es que los visitadores empadronaban también a los mestizos como si fueran indios, no obstante que por tener algo de sangre española estaban exentos del pago del tributo. Entonces los mestizos se levantaron bajo las órdenes de Alejo Calatayud y se hicieron fuertes en La Coronilla. Se produjo un combate en Jaihuayco, donde 18 españoles fueron victimados con saña, incluido el alcalde, cuyo bastón de mando fue arrebatado por Calatayud.

Era el 29 de noviembre de 1730 y los españoles se refugiaron en todos los conventos e iglesias; pero el movimiento concluyó con un acta de entendimiento suscrita el 9 de diciembre, y luego Calatayud fue capturado con engaños y ahorcado el 31 de enero de 1731. Luego lo descuartizaron en La Coronilla, clavaron sus miembros en picas y frieron su cabeza en aceite para enviarla al Virrey. 

Los bienes de Calatayud fueron confiscados, demolida su casa y rociada con sal. Todos sus parientes fueron declarados “traidores, infames y rebeldes perniciosos” y su madre fue puesta en venta como esclava, pues habría sido mulata o negra, como que a Calatayud lo apodaban el Zambo. En fin, su esposa, de 22  años, fue encerrada en el monasterio de Santa Clara.

(Querejazu Calvo - Chuquisaca 1538-1825)

JUICIO DE RESPONSABILIDADES DE MARCELO QUIROGA SANTA CRUZ CONTRA HUGO BANZER SUÁREZ

 



Por: José Loayza / Noviembre de 2018.


La toma de juramento del gabinete del Gral. Padilla, el 24 de noviembre de 1978, fue una extravagancia sin ninguna originalidad pese al tono circunspecto de su discurso: “Por ello, nuestra actitud, como en ninguna otra época de la historia, va más allá del simple interés de grupo o de partido, porque estamos inspirados y actuamos en función de ese pueblo que demanda a su institución tutelar una noble actitud y de absoluto desprendimiento”.


El Gral. Padilla gobernó 9 meses y 15 días, juró besando la cruz respetar las libertades sindicales y reestructurar la Corte Nacional Electoral para garantizar el éxito de las futuras elecciones. Con ese compromiso, los sectores obreros y populares apoyaron a la UDP. El PCML y el FRI apoyaron al MNR, que se unió al PDC. Banzer anuncio su postulación. El PS-1 se presentó sin ninguna alianza, pero cometió un acto de coraje que le costaría la vida, la promesa de enjuiciar a Banzer, a cuyo pliego acusatorio se sumó la COB y la FSTMB.


El 29 de noviembre, Quiroga Santa Cruz, planteó su acusación. Su voz sonaba clara, era un estrepito profundo a veces, y a veces una particularidad rigurosa. Todas las fisonomías se sintieron sumidas en meditación como si estuvieran en un templo, y cuando se escuchó la campanada del reloj del Congreso, los nervios temblaron. Quiroga Santa Cruz se irguió, y dio la impresión de un aspecto tan imponente y extraño, que sus más porfiados enemigos voltearon el rostro sin saber adónde mirar. Su voz firme poseía una ligera frialdad que sofocaba o causaba una gran hilaridad, y en medio del terror y el pavor, empezó a decir:


“Honorables Congresales… Con motivo de las distintas demandas planteadas en el Juicio de Responsabilidades contra el ex dictador Gral. Hugo Banzer Suarez, hemos quedado realmente estupefactos ante la cínica afirmación sostenida por sus defensores, de que los cargos son “calumniosos” y que Banzer sería inocente.


No podemos dejar de manifestar nuestra extrañeza de que existan ciudadanos capaces de defender hechos tan dolorosos, injustos y crueles como los cometidos por Banzer contra nuestros familiares.


Con el fin de que una vez más la opinión pública conozca los verdaderos y reales hechos de sangre cometidos por Banzer y reservando nuestro derecho de iniciar y procesar todos y cada uno de los casos, ofrecemos a continuación una lista parcial de las víctimas del Gral. Hugo Banzer Suarez, que fueron inmoladas en prisión, bajo torturas o en la persecución.


Son nombres concretos de idealistas cuyo único delito fue sostener los anhelos de liberación nacional de nuestro pueblo. Si los banzeristas creen que esto es “calumnia”, que nos respondan por nuestros familiares…”.


Luego leyó una lista de 89 víctimas, unos torturados, otros fusilados, desaparecidos… Después de otras acusaciones, como el ametrallamiento y bombardeo a la Universidad, el asesinato a estudiantes, la destrucción de edificios y predios, conminó a los cómplices, autores, y encubridores de los delitos, a dar la cara. Y la acusación continuó…


“ATENTADOS A LOS DERECHOS HUMANOS: Las masacres de obreros, de campesinos (Tolata, Epizana, Siete Suyos), de universitarios (Santa Cruz 1971); el asesinato de ciudadanos en las cárceles políticas (Prof. Roberto Alvarado, Cnel. Selich, etc.); y por los cientos de desaparecidos denunciados por la Comisión de Justicia y Paz y la Asamblea de derechos Humanos, así como el informe documentado de la COB en el exilio.


ATENTADOS CONTRA LOS TRABAJADORES: Hubo una consciente y permitida explotación de los trabajadores en beneficio de grupos minoritarios privilegiados. La represión y el terror acallaron las voces de protesta. Miles de mujeres campesinas fueron sometidas a experimentos de esterilización, a título de planificación familiar, que significa un genocidio contra la nación.


ATENTADOS CONTRA LA ECONOMÍA: A la irracional e impune explotación de los recursos forestales y del petróleo, el gobierno del Gral. Banzer ha manejado más de cuatro mil millones de dólares de ingresos extraordinarios, sin que se haya expresado en un desarrollo real e independiente del país y menos en el mejoramiento de las condiciones de vida de las mayorías nacionales. Una deuda externa de 2.500 millones de dólares es motivante de la crisis económica que se vive y es una carga que tendrá que ser pagada por las generaciones venideras. Además de que la inmoralidad en numerosos negociados ha sido norma del gobierno del Gral. Banzer.


ATENTADOS A LA SOBERANIA NACIONAL: La política exterior de ese gobierno, especialmente la referente al denominado “abrazo de Charaña”, con el intento de un canje territorial a favor de Chile para alcanzar el derecho de reivindicación marítima, significa un inobjetable atentado a la soberanía nacional.”


Terminó su alegato con una premonición: “Sabemos, ¡que más pronto que tarde, se cobrarán esto que estamos haciendo! ¡Estamos dispuestos a pagar este precio!”


A debido ser desde entonces que Padilla empezó a actuar con cautela, no quiso enfrentarse con los “duros” del ejército, evitó la posibilidad de iniciar un juicio a Banzer, se negó a retirar a las fuerzas militares de las minas, calificó de inadmisible la anulación del pacto militar-campesino; y para congraciarse con los mineros, autorizó que los ex coordinadores laborales no rindan cuentas de los gastos realizados en las entidades sindicales. En febrero dispuso mediante DS. 16167, que los trabajadores despedidos desde agosto de 1974, sean reincorporados a sus fuentes laborales. Y en el tema de las elecciones, hizo lo que pudo para que estas resulten correctas, pues había que reparar lo desesperado, porque la situación empeoraba día tras día y había que esmerarse en cambiar la situación.


El 17 de julio de 1980, durante los acontecimientos del sangriento golpe protagonizado por Luis García Meza y Arce Gómez contra el Gobierno de Lidia Guéiler, Marcelo Quiroga Santa Cruz, el hombre más odiado por los militares, fue herido y tomado preso durante el asalto a la COB. Diferentes relatos cuentan que fue trasladado al Estado Mayor del Ejército donde fue torturado hasta la muerte. Sus restos no aparecieron nunca. Muchos de esos testimonios señalaron a la hacienda del expresidente Hugo Banzer Suárez, en San Javier-Santa Cruz, como el lugar donde fue enterrado el cuerpo del líder socialista.


Hugo Banzer Suárez, el general que llegó a la presidencia de Bolivia en dos ocasiones, la primera por la vía de las armas y la segunda a través de las urnas, falleció el 5 de mayo del 2002 en su ciudad natal de Santa Cruz, después de una larga enfermedad.


El Gral. David Padilla Arancibia, murió el 25 de septiembre del 2016. Militar de honor, y gestor fundamental del retorno de Bolivia a la democracia.

1937, ERNESTO SCHILLING Y ALFREDO REA CREAN LA FORMULA MENTISAN



En 1937 Ernesto Schilling creó la formula Mentisan y junto a Alfredo Rea Nogales, construye lo que es hoy Droguería Inti.

Cuando Ernesto Schilling se embarcó hacia Bolivia, aquel 1925, estaba huyendo de la crisis económica imperante en la Alemania de la posguerra. No es difícil imaginar el alivio que habrá sentido al llegar a La Paz, donde le esperaba un empleo y un futuro para la familia que todavía no había fundado.

El alivio que Schilling sintió al establecerse en La Paz se multiplicaría por el alivio de millones de paceños y bolivianos que compraron los medicamentos que él vendía y fabricaba. Nada como tener el medicamento correcto al alcance a la mano.


Cuando llegó a La Paz, el joven Ernesto tenía 22 años y mucha experiencia porque ya había ido al frente de batalla en la Primera Guerra Mundial, había estudiado una carrera técnica comercial en farmacia, había conocido a la que sería su esposa y había cruzado el Atlántico para trabajar en la droguería Albrecht, establecida en la calle Comercio de la ciudad de La Paz.

Tres años después  sentiría otro alivio cuando Lissy Kriete, su amada, llegó a La Paz para casarse con él. “Han  hecho su luna de miel en un viaje en mula a Palca”, cuenta a Página Siete Christian Schilling, el nieto de Ernesto, mientras habla de la identificación que su abuelo tenía con la ciudad del Illimani.

“Él amaba   La Paz, amaba  Bolivia, en sus vacaciones se iba con su carpa a los Yungas, a Sorata, a diferentes lugares a descansar”, cuenta. Y no sólo a descansar. En una ocasión recorrió los alrededores del Illimani a pie junto a uno de sus hijos.


Ernesto Schilling trabajó una década en la droguería Albrecht, para luego independizarse y fundar la droguería Hamburgo, un nombre que sería un homenaje a su ciudad de origen. Se convirtió así en un comercializador de medicamentos y en fabricante de “cosas muy simples”, como recuerda su nieto Christian. 

Pero, el alivio estaba a punto de acabar. En el fragor de la Segunda Guerra Mundial, ocurrió algo insólito. Bolivia, subordinada como era entonces a los intereses de Estados Unidos, declaró la guerra a Alemania y, en consecuencia, los alemanes afincados en el país tenían dos caminos: ir a un campo de concentración en Estados Unidos o viajar a Argentina, donde al menos eran tolerados.

Ernesto, Lissy y sus dos hijos pequeños (Ernesto y Dieter) vivieron cuatro años en Argentina. Mientras tanto, la droguería era administrada por un socio boliviano, quien , en medio de la persecución a todo lo que tuviera que ver con Alemania, cambió el nombre del negocio, que pasó a llamarse “Rea Nogales”, su apellido.

Cuando regresó, Schilling y su socio se pusieron de acuerdo para ponerle un nombre que iluminara el emprendimiento por décadas. Así surgió INTI, que tanto en quechua como en aymara significa “sol”, según relata Marcos Grissi en una de las 12 crónicas que escribió sobre la historia de la empresa de los Schilling.


Fotografía publicada por Monica Miranda en el grupo "Fotos antiguas de La paz".

Texto extraído del artículo de Mery Vaca, publicado en el diario "Página siete".

26 DE ENERO DE 1810, SENTENCIA CONTRA MURILLO

 


26 DE ENERO DE 1810.—

Sentencia contra Pedro Domingo Murillo y sus compañeros.

 

—El general realista José Manuel Goyeneche mandó a organizar  un proceso criminal contra los autores y actores de la revolución del  16 de julio de 1809. El delito por el que se les acusaba, era el de  “alta traición al rey de España.” 

—El proceso duró tres meses; y  el 26 de enero dictó la primera sentencia contra los acusados, condenándolos a la “pena ordinaria de horca,” por ser reos infames,  aleves y subversivos del orden público. Los sentenciados fueron:  Murillo, Lanza, Catacora, Bueno, Medina, Sagárnaga, Jiménez,  Graneros, Figueroa y Jaén. Se señaló el 29 del mismo mes de enero para la ejecución de la  sentencia.

PARAGUAY Y SUS DOCUMENTOS JURÍDICOS COLONIALES

 


POR LA LECTURA DEL MÁS RECIENTE LIBRO - DE AUTOR PARAGUAYO - SE RECONFIRMA QUE EL PARAGUAY NO CUENTA CON DOCUMENTOS JURÍDICOS COLONIALES PARA RECLAMAR COMO SUYO EL TERRITORIO DEL CHACO BOREAL.


(Por Diego Martínez Estévez)


En la parte introductoria, el autor nos aclara que su obra…”no se escribió a la luz de los títulos jurídicos como hoy se conocen. Se trata de un libro de historia y no de un alegato sobre mejor derecho. Lo que se procuró fue más bien precisar las ideas que las partes tenían, en cada momento, sobre sus títulos y los de la adversa; y, desde luego, comprender las posiciones de ambos países”.


Con esta aclaración, nos deja entender que su obra no es analítica, sino, descriptiva; que es una monografía compilatoria de los más significativo que pudo rescatar y transcribir de muchas fuentes de datos, que al final de libro los menciona en cinco páginas. 


Aun siendo meramente descriptiva, esperábamos encontrar en su contenido de 584 páginas, la referencia a alguna cédula real que le otorgue como propiedad a la Gobernación del Paraguay, el territorio del Chaco Boreal. Esta inexistencia explica las infructuosas justificaciones que desde el año 1879 y hasta marzo de 1933, los sucesivos gobiernos de este país esgrimieron para intentar demostrar con diversas teorías, que ese territorio era suyo, como lo veremos en párrafos abajo.  


Por lo que se lee en las referencias bibliográficas de la obra publicada el año 2004, su autor tuvo que haber investigado muchísimo, aliviando de este modo la búsqueda del suscrito y posiblemente de otros investigadores, en su afán de encontrar la prueba de oro, favorable al Paraguay – esa famosa cédula real. Al no encontrar tampoco registrado en esta obra (ni en otras anteriores, de autores paraguayos y bolivianos), arribamos a la conclusión que el Paraguay, en ningún momento fue propietario del territorio del Chaco Boreal y por tanto, lo fue invadiendo a través del tiempo para consolidarlo luego mediante una guerra de invasión en alianza con la Argentina que tenía fuertes capitales privados invertidos en el, desde el año 1885.  Todo esto lo veremos más adelante.


De mi parte, aclarar que el libro del señor Scavone se constituye no en la única, sino, en una fuente más de consulta y que le permitió arribar a la mencionada conclusión definitiva. 


También aclarar que las cédulas reales fueron los únicos títulos válidos jurídicamente, en los que 19 países, excepto el Paraguay y Brasil, se basaron para demarcar los límites de sus nacientes Estados.  


En todas las negociaciones diplomáticas que ambos beligerantes sostuvieron hasta marzo de 1933 en torno al Chaco Boreal, Bolivia, poseedora de 13 cédulas reales más una Ordenanza de Intendentes, le exigió al Paraguay que mostrara sus propios títulos, a fin de compararlos entre sí, e inferir luego el mejor derecho para reclamar como suyo, dicho territorio.  Finalmente, el año 1927 y a mucha insistencia, el gobierno paraguayo exhibió como título la cédula real del 5 de agosto de 1777, mediante la cual el Rey crea la Gobernación Militar de Chiquitos, otorgándole como territorio el comprendido entre los ríos Pilcomayo y Paraguay; sin embargo, tan clara determinación de la corona española hasta para el análisis un mal estudiante de la Carrera de Derecho, en Buenos Aires, los representantes diplomáticos paraguayos, deliberadamente sesgaron su interpretación (para 1927, el Chaco Boreal ya se encontraba vendida por lotes en hectáreas cuadradas y la alianza paraguaya – argentina consolidada), no obstante que el flamante Gobernador de Chiquitos, Don Juan Barthelemí Berdugo sugirió que se instalara un Fuerte – que se denominaría Borbón – en la orilla DERECHA del río Paraguay (se lo fundó el año 1793); es decir, dentro de su distrito, para impedir la incursión de los portugueses hacia el oeste y sur. El Rey, por razones presupuestarias, logísticas, militares y de tiempo y espacio, le ordenó al Virrey del Río de La Plata que lo instalara y éste, por las mismas razones, le pasó la orden al Gobernador del Paraguay (por cuanto, más cerca se encuentra Fuerte Borbón de Asunción, que de Cochabamba). La interpretación de esta cédula real – del 5 de agosto de 1777 – la efectuaremos en otro artículo.


Efectuado este encuadramiento, veamos algunas consideraciones que el autor vierte en su obra:


Mediante Decreto del 2 de marzo de 1896, el gobierno paraguayo le designa al ciudadano Blas Garay “para practicar un estudio de los documentos que existían en los Archivos de España relativos a la historia y a los límites territoriales del Paraguay”.


El comisionado realizó estudios en los archivos de Madrid, Sevilla incluso lo hizo en Francia.


“En los Archivos de las Indias (Sevilla)…para ganar tiempo contrató los servicios de cuatro empleados del archivo, de los cuales dos se dedicaban a sacarle copias y los otros dos, a extractar los documentos que él señalaba”. En Sevilla “pasó cuatro meses trabajando asiduamente no sólo en horas de oficina, sino también en horas extraordinarias”.


“La documentación reunida por el doctor Blas Garay se entregó después de su muerte al Ministerio de Relaciones Exteriores, e incluía 1.317 documentos con 14.919 fojas y diez copias de mapas.


A fines de marzo de 1898, una comisión conformada para interpretar la documentación obtenida en España y Francia presentó su informe final.


El autor de este libro y de manera sintética transcribe el contenido de dicho informe y en ninguna de las 584 páginas que consta su obra menciona la existencia de cédula real alguna donde se lea que el Chaco Boreal le pertenece a la Gobernación del Paraguay (renombrada como Intendencia del Paraguay en la Real Ordenanza de Intendentes emitida el año 1782). 


A partir de este informe desalentador, ciudadanos paraguayos como Manuel Domínguez, Cecilio Baez, Fulgencio Moreno, entre otros, comenzaron a tejer una serie de teorías para pretender justificar lo injustificable. Todas ellas y en distintas épocas fueron una tras otra derribadas cual castillos de arena, por los estudiosos bolivianos, también dedicados a escudriñar documentos coloniales.


Según refiere esta obra y citando la versión del comisionado Blas Garay, antes del año 1896 estuvieron bolivianos en España investigando el mismo caso. Al respecto, añadir que pocos años antes de la Guerra del Chaco, el cruceño Humberto Vázquez Machicado también trajo de España copias de nuevos documentos coloniales que incluso le sirvieron para escribir su libro titulado HISTORIA DE LA GOBERNACIÓN E INTENDENCIA DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA.


Los argumentos paraguayos insostenibles como lo fueron en todos los escenarios diplomáticos donde los expusieron, son los siguientes:


- Los títulos del Paraguay sobre el Chaco resultan de hechos de ocupación constante, dado que descubrir, conquistar, colonizar, fundar ciudades y reducciones, mantener fortines o presidios en una región o comarcar, recorrerla y explorarla a título de dueño, pacificarla o simplemente tratar de reducirla, constituían modos legítimos de adquisición de territorio, mas aun cuando esos actos se verificaron sin interrupciones y merecieron la aprobación expresa de los Soberanos Españoles.

- El Paraguay, antes de 1810 poseyó el Chaco en nombre de los Reyes de España, con aprobación expresa de éstos y de sus Virreyes y que después de 1810 los poseyó por sí y con ánimo de dueño, sin contestación de Bolivia hasta 1888, en que dedujo por primera vez sus pretensiones de manera formal ante el gobierno paraguayo.


- La jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas, como corte superior de justicia, no importaba demarcación territorial y que la República de Bolivia no se había constituido como Estado dentro de la extensión jurisdiccional de aquella, sino, con los territorios que formaban las provincias de Charcas, La Paz, Cochabamba, Potosí y Santa Cruz.


- Que el principio del Uti possidetis de 1810 no se fundaba en la extensión territorial de las Audiencias y Virreinatos, sino, en las posesiones territoriales de cada provincia.


LAS RESPUESTAS BOLIVIANAS.


Los trabajos de investigación realizados por los investigadores como Ricardo Mujía, Miguel Mercado Moreira, José Aguirre Achá, Enrique Valdiviezo y León Loza, entre otros, permitieron estructurar sólidos argumentos; es decir, irrebatibles, para sostener ante cualquier tribunal del mundo que “El Chaco Boreal” (durante la colonia no tenía nombre específico), el año 1561 le fue asignada a  la Real Audiencia de Charcas por el Virrey del Perú mediante Provisión Real, concediéndole cien leguas de territorio alrededor de La Plata, hoy Sucre; por el sudeste, el contorno abarca hasta el actual Puerto Linares. La Cédula Real de 29 de agosto de 1563, no sólo que aprueba esta concesión, sino que le amplia otras cien leguas más. Y para dejar contentos a unos y refunfuñando a otros, esta cédula real aclara dicha otorgación, de este modo: “con las tierras y pueblos que tienen poblados Andrés Manso y Ñuflo de Chávez, con lo demás que se poblare en aquellas partes”; se está refiriendo a las partes en aquella época todavía no pobladas del “Chaco” (hoy Chaco Central) y a las partes del territorio con nombre indeterminado (hoy Chaco Boreal).


Aclarar que el territorio concedido a Andrés Manso se extendía desde el Río Parapetí hasta el territorio que actualmente es conocido como “Chaco Central”; la misma cédula real dispone que todo este territorio pase a depender de la Real Audiencia de Charcas. El territorio concedido a Ñuflo de Chávez se extendía en sentido contrario; es decir, desde el Río Parapetí, hacia el norte.


Además de esta cédula real, existen otras doce, más la Ordenanza de Intendentes emitida el 28 de enero de 1782. Todas ellas, publicadas a lo largo de dos siglos, guardan coherencia, relación entre sí. Así, por ejemplo, ocho años antes de independizarse el Paraguay, la última Ordenanza data del año 1803 y en su artículo 23, dispone:


“Es mi real voluntad que conserven todas las Audiencias de América la autoridad y facultades que por las leyes les corresponden en las causas y materias de justicia, y del gobierno de los pueblos, a cuyo fin les han de estar subordinados los intendentes, los gobernadores políticos y militares que hubiere, los subdelegados y cualesquiera otros jueces en cuanto traigan origen de la jurisdicción Real Ordinaria o por incidencia de sus providencias en asuntos de política y gobierno pueden hacerse contencioso”.


Está expresando que las Audiencias de América no son reemplazadas por las Intendencias; al contrario, está aclarando que las Intendencias se subordinan a las Audiencias en todos los actos legislativos, judiciales y gubernativos.


Está reconfirmando las funciones gubernativas y legislativas ya practicadas por la Real Audiencia de Charcas en distintas épocas, por consiguiente, la “Real Ordenanza de Intendentes” expedida el año 1782, contradice una de las principales teorías paraguayas, cuando afirma que “las Audiencias carecían de funciones gubernativas y legislativas; que fueron creadas únicamente para oficiar como tribunales de apelación, por consiguiente, no tenían territorio asignado expresamente”.


Pero, eso no es todo.


Otra mala noticia para los “chacólogos” paraguayos y sus imitadores, es el Artículo 40 de la misma Ordenanza de 1782, mediante el cual, el Rey dispone que, dentro del Virreinato de Buenos Aires se restablezcan las dos Audiencias: de Buenos Aires y la de Charcas. Cada una de ellas con sus propias provincias: Paraguay, Tucumán, Buenos Aires y Cuyo, para la Audiencia de Buenos Aires; las provincias de Santa Cruz, La Plata, Potosí y La Paz, más las Gobernaciones Militares de Moxos y Chiquitos, para la Audiencia de Charcas.


Como se colegirá, las Audiencias nunca dejaron de existir hasta que, a partir de 1809 comenzaron a independizarse de la colonia española. En total, entre veinte colonias integradas o no en Audiencias, se fueron erigiendo en Estados independientes; una de ellas fue la Intendencia del Paraguay que se independizó con el mismo territorio con que fuera fundado el 16 de diciembre de 1617, es decir, rodeado por los ríos Paraguay y Paraná (ver imagen).


Y como cereza sobre la torta, la expresión gráfica de la Real Ordenanza de Intendentes de 1782, es el mapa (ver imagen), que se confeccionó en el Río de La Plata con el título de “Organización Política y Administrativa del Virreinato de Buenos Aires”. Fue publicada como uno de los documentos oficiales del “Archivo de la Nación Argentina”, por su director, José J. Biedma. En este mapa, el territorio de la Intendencia del Paraguay aparece rodeada por los ríos Paraguay y Paraná y así aparece en todos los mapas coloniales más antiguos, incluyendo en las levantadas por los padres Jesuitas.


PRECISANDO LAS RESPUESTAS BOLIVIANAS A LAS FALACIAS PARAGUAYAS.


- Cuando el informe asevera que La Real Audiencia de Charcas no contaba con territorio; que fue creada exclusivamente para fungir como tribunal de apelación, esto es absolutamente falso y así lo demuestran directa e indirectamente 13 cédulas reales y una Ordenanza de Intendentes.  En la última Ordenanza de 1783, en su Artículo 23 transcrita más arriba, el Rey aclara que todas las Audiencias de América conservan sus funciones legislativas, judiciales y de gobierno, al que todas las gobernaciones e intendencias, se les subordinan.


- En relación a los “hechos de ocupación constante” que cita el informe elevado por la comisión paraguaya. También Chile, aprovechando la ausencia de la autoridad estatal boliviana en sus confines lejanos debido a su reciente creación como república, a partir del año 1842 realizó “hechos de ocupación constante” en territorio boliviano: fundó la ciudad de Antofagasta, instaló una línea férrea y explotó guano, salitre y otros minerales existentes en el extenso territorio de Atacama, señalado como distrito de la Real Audiencia de Charcas, por la Cedula Real del 29 de agosto de 1563; esta cédula es la misma mediante la cual, también le asigna a esta Audiencia el territorio comprendido entre los Ríos Pilcomayo y Paraguay. Consolidada esa “ocupación constante”, el 14 de febrero de 1979 Chile decidió iniciar una guerra de invasión a Bolivia. Esta misma modalidad y con sus propios matices, el año 1932 lo replicarán Paraguay y Argentina, porque sus intereses privados y estatales eran coincidentes.


- La Gobernación del Paraguay que a partir de 1782 pasó a denominarse “Intendencia del Paraguay”, podía haber fundado mil o más ciudades, colonizado decenas o centenas de regiones, instalado centenas de establecimientos industriales, fundado mil iglesias, etc., etc. PERO NO ESTABAN AUTORIZADOS POR EL REY DE ESPAÑA PARA LLEVARLOS A CABO y así lo dictamina el “Libro IV, Título T”, a través de la “Ley XJ” donde expresa: “Que ningún descubridor entre a poblar el distrito de otro”.  La “LEY XII J”, expresa: “Que ningún gobernador haga entradas ni rescates en otra gobernación”.  Aclarar que: “entrada”, significaba la incursión a cierto territorio para cazar indios con la finalidad de esclavizarlos; “rescate" significaba la adquisición de indios por trueque o compra.


- En cuanto a las supuestas exploraciones realizadas en el Chaco para diversas finalidades que el informe de la comisión paraguaya refiere, responderle que el año 1812, el Gobierno del Río de la Plata le pidió a la Junta del Paraguay un informe sobre las tierras del Chaco. La Junta respondió: “Que no tenía dominio en esa región, no habiendo podido en ningún tiempo alejarse de la costa, ni aún en persecución de los indios salvajes”. Dicha Junta añadió a su informe la recibida por el Cabildo de Asunción con fecha 13 de febrero de 1812. En este documento se lee: “Que nada podía informar el (el Cabildo) sobre el Chaco, por cuanto carecía de noticias al respecto y las expediciones desgraciadas que se habían intentado desde el Río Paraguay para castigar a los bárbaros depredadores de las estancias vecinas al Chaco, jamás lograron apartarse de sus márgenes”. Con este informe y nada menos que elaborado en el propio Paraguay, quedan desvirtuadas las afirmaciones que desde Asunción se realizaron cientos de exploraciones, se fundaron quinientas ciudades, etc.


- Si jurídicamente se aceptara que las exploraciones otorgan propiedad territorial, entonces, Jamaica se arrogaría ser propietaria no sólo del Chaco Boreal, sino, de toda América, pues, de sus islas partieron las primeras exploraciones. Lo mismo decimos de Panamá, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile y Argentina; desde sus territorios se despacharon sucesivas exploraciones donde mediante cédulas reales se fundaron distritos con distintos denominativos, para que más tarde, al ser expulsados los españoles de América, se fundaran los distintos Estados. Así nació la Gobernación del Paraguay en 1617, delimitado su distrito por los ríos Paraguay y Paraná que lo rodean.  


- Todos los “chacólogos” paraguayos creen que el modernamente bautizado como Chaco Boreal, era el “Chaco”, cuando en realidad, el “Chaco”, era lo que actualmente se conoce como “Chaco Central” (situado entre los ríos Pilcomayo y Bermejo y de propiedad de la Real Audiencia de Charcas) y es en este territorio donde los españoles de Asunción realizaban sus “entradas” y que fueron expresamente desautorizadas por el Virrey del Rio de La Plata, dando cumplimiento a la legislación colonial. En cuanto al Chaco Boreal (también de propiedad de la Real Audiencia de Charcas), durante la colonia no tenía nombre específico y tampoco podía ser objeto de exploración y menos de colonización, porque en la margen DERECHA del Río Paraguay habitaban los feroces Guaycurus, que impedían cualquier intento de incursión en sus dominios. En realidad, al interior de este territorio habitaban alrededor de una veintena de etnias. Uno de los “chacólogos” paraguayos” – Manuel Domínguez – asevera que se realizaron exploraciones en el Chaco (no dice en cuál de los Chacos). Al respecto, cabe preguntarnos: ¿un promedio de 60 familias españolas residentes en Asunción y que además se debatían en la extrema pobreza, podían haber realizado semejante cantidad de exploraciones y fundar 500 ciudades, habida cuenta que esta “ciudad” y las otras tres restantes, eran permanentemente acosadas y/o atacadas por los Guaycurús y Payaguás?


- …” y merecieron la aprobación expresa de los Soberanos Españoles”, refiere el informe. Al respecto, ya mencionamos las leyes respectivas del Estado español que prohibía incursionar en territorios ajenos. Además, los diplomáticos paraguayos nunca mostraron documentos coloniales probatorios sobre estas y otras aseveraciones. Otra clarísima prueba de desautorización, es la Cédula Real del 1ro. de octubre de 1566, mediante la cual desautoriza los viajes de los gobernadores de Asunción a través del desierto (se refiere al Chaco Boreal) y determina que la Provincia del Paraguay pase a dependencia de la Real Audiencia de Charcas. Esta orden tiene su origen en la queja elevada por la Real Audiencia de Charcas cuando un grupo de españoles procedentes de Asunción se hicieron presentes en Santa Cruz de la Sierra (situado en las proximidades de la actual población de San Ignacio), de donde fueron echados del lugar “so pena de muerte”, si nuevamente volviesen.


- El año 1787, esto es, cinco años después de haber el Rey emitido su Ordenanza de Intendentes, el demarcador de límites entre España y Portugal, el famoso cosmógrafo y sabio, Félix de Azara levantó el primer mapa del Paraguay donde ser observa que su territorio se encuentra delimitada por los ríos Paraguay y Paraná. El año 1792 volvió a levantar dos nuevos mapas del Paraguay y lo obsequió al Cabildo de Asunción. En la descripción del mapa, Azara dice: “El límite del Paraguay por el occidente es el mismo río Paraguay por no tener posesiones en el Chaco”. 19 años más tarde – en 1811 – la Intendencia del Paraguay se independizó como República, con este mapa; sus límites no se alteraron desde que mediante cédula real fuera fundada como Gobernación, el año 1617.


- En cuanto al principio romano del “Uti Possidetis Juris” (lo que habéis poseído, lo seguiréis poseyendo), que el informe y luego el resto de los chacólogos paraguayos pretenden negar su validez. Responderles que el año 1810, representantes de 19 países americanos se pusieron de acuerdo en aplicarlo para delimitar las fronteras de sus flamantes Estados, basándose en los límites heredados de la colonia, esto, a fin de evitar como en Europa, que los cañones segando miles de vidas fuesen los demarcadores. Del total de 21, únicamente el Brasil y el Paraguay lo desconocieron y procedieron a invadir territorios ajenos. La postura paraguaya, para justificar su invasión a territorio boliviano, a través de su representante Cecilio Baez esgrimió su propio principio: “Uti Possidetis de Factum”; es decir, legitimar y legalizar territorios ocupados de otros Estados.


A propósito de la ocupación territorial de facto y por tanto, de la inexistencia de cédulas reales favorables al Paraguay. El autor de este libro, en la página 522 transcribe la opinión del doctor Blas Garay emitida en su correspondencia particular, donde expresa:  …” Decía que por ello y por la convicción de que con las pruebas reunidas nadie podría dudar de los derechos paraguayos, se había convertido en enemigo del Tratado de 1894 (Ichazu – Benítez, N. del A.), “no obstante su ventaja sobre las anteriores”, así como también del arbitraje y de todo arreglo que no consistiera “en el reconocimiento de la propiedad del Paraguay sobre la totalidad del Chaco”. Pensaba que, como tal reconocimiento no se conseguiría “tal vez nunca”, era imprescindible ocupar militarmente el territorio chaqueño, lo que resultaría “de mayor eficacia que todas las reales cédulas”. 


Aclarar que la recomendación de Garay ya venía siendo aplicada por todos los gobiernos paraguayos que a su turno fueron negándose a suscribir los tres tratados (1879, 1887 y este último, de 1894); ambicionaban todo el Chaco Boreal. En mayo de 1933 y a través de un mapa publicado por la cancillería de este país, extendieron su pretensión de apoderarse no sólo del territorio chaqueño, sino de casi la totalidad del Departamento de Santa Cruz, al que lo denominaron “Gran Chaco”.


Las respuestas anteriores no son las únicas, abundan y en demasía, para demostrar que el Chaco Boreal le perteneció a Bolivia desde que en el período colonial tenía el nombre de “Real Audiencia de Charcas”, hasta antes de concluirse la Guerra del Chaco. Ese derecho propietario se demuestra con las leyes emanadas directamente de la Corona española, con las opiniones e informes de funcionarios coloniales que confirman las reales cédulas, con una abundante prueba cartográfica y aleatoriamente, con los actos posesorios ejercidos en dicho territorio, antes y después de su independencia.


La guerra, por tanto, era un hecho. Se fue configurando desde que el Paraguay comenzó a invadir territorio boliviano a partir del año 1811 en que se independizó como república.

ENERO DE 1903, CAPITULACIÓN DE PUERTO ACRE

 



— 24 de enero de 1903 — 

— Capitulación de puerto Acre —  


LA ACCIÓN DE PUERTO ACRE, ES UNA PÁGINA DE GLORIA ESCRITA CON  SANGRE POR UN PUÑADO DE HEROICOS DEFENSORES DE LA PATRIA... 


El puerto Acre (antes Alonso), estaba defendido por 200 hombres, a órdenes del delegado Lino Romero. Esta pequeña guarnición, aislada completamente del resto de Bolivia, desnuda y sin víveres, soportó por nueve días consecutivos, el ataque de fuerzas  poderosas organizadas en el Brasil, por Plácido de Castro. 

El combate fue incesante día y noche. La guarnición boliviana,  envuelta desde el primer día en una circunferencia de fuego, enfangada en charcos inundados por la lluvia y cubierta de inmundi­cias, se sostuvo con valor y abnegación; pero, agotadas las municiones, y consumidos los últimos cartuchos, no quedaba más recurso  que la capitulación. El 24 se izó la bandera blanca, suspendiéndose los fuegos por ambas partes. 

La acción de puerto Acre, es una página de gloria escrita con  sangre por un puñado de heroicos defensores de la patria.

EL DIA QUE RETORNO LA DEMOCRACIA

 



8 de octubre de 1982, segunda presidencia de Hernán Siles Zuazo (1982-1985)


Por: José Loayza / Octubre de 2018.


Viernes 8. Detrás de las montañas de los Andes, entre un remolino de nubes apareció un punto difuso y reluciente del tamaño de un brillo que creció se abultó y resplandeció. Muchos lo vieron, y dijeron que era el doctor Hernán Siles Zuazo que llegaba de Lima, y el avión con un último y poderoso ruido se posó suavemente sobre la huella negra de la pista del aeropuerto de La Paz, luego se fue acercando como un ave molesta de donde bajaron diez viajeros, tras de uno de ellos apareció Siles Zuazo, mostrando la V de la victoria con la mano izquierda, como treinta años atrás hizo Paz Estenssoro, con la mano derecha.


La multitud no tardó, lo subió a Siles en un camión y lo bajó a la ciudad. El pueblo en las calles lo veía con el recuerdo de hace treinta años cuando retornó de Laja el 9 de abril del 52, con el documento de capitulación del ejército, antes que llegue Paz Estenssoro y él lo acompañe, como hacia ahora Jaime Paz Zamora, elegido vicepresidente por voto del pueblo. Pero antes de irse a casa, subió a una tarima gigante armada con tablones entre parlantes descomunales que amplificaron y difundieron los himnos de la patria desde la histórica Plaza de San Francisco, donde las alegrías de los dirigentes de las organizaciones populares, incluso de las élites políticas y empresariales, exhibían sus sonrisas de cuanto te queremos. Luego apareció el líder, y le habló al pueblo, prometiéndole:


“¡Una democracia que sea viable para que nunca más vuelvan los gobiernos de facto, para que nunca más la prepotencia de las armas sea fratricida!”.


Siles, no sólo sabía que debía impedir que vuelvan los gobiernos de facto, sino que debía impedir la anarquía sindical, porque ahora era el buen señor, y debía ser en adelante el buen profeta para hacer de las causas desahuciadas un gran evento, tan necesaria en nuestra aciaga política.


El golpe de García Meza había cerrado la legislatura de 1979, y anulado los resultados electorales de 1980. Pero el general Guido Vildoso respetó el Congreso del 80, y lo consagró a Siles como Presidente Constitucional de la República. Desde ese instante la sagaz sabiduría de los hombres virtuosos le dijeron a la generación hastiada de sermones, que ahora Siles era el amo absoluto, y nadie que no tuviera dos dedos de frente debería tener razón para no dudar que el hombre de la rectitud casi puritana, haría lo imposible y hasta lo inadmisible para hacer de su Gobierno un algo notable y de grandes fastos. Pero muchos ocultaron su descontento, dudaban, nadie dijo que era un día infausto, nadie dijo que pronto caería el conejo en la trampa del cazador oligárquico porque sólo sería dueño de un gobierno débil y sin apoyo congresal, como quiso Paz Estenssoro, y como se los dijo a sus partidarios subiendo y bajando sus cejas siniestras: “La UDP es un globo al que hay que desinflar. Por lo tanto es preciso darle el poder”· Otro le dijo al oído de otro: “Venga quien venga, esto no se soluciona amigo, tenemos los genes de Casimiro Olañeta, el fundador de la patria, somos extremistas.”


Siles llegó con la sabiduría de que nadie ya iba a robar nada, y lo repitió una y otra vez. Dijo que el país produciría y viviría de su trabajo, que había que hacer las cosas con buen corazón, y anunció que ajustaría el sueldo presidencial al salario promedio de los trabajadores para que todos pudiésemos lamer el mismo hueso, y fue ovacionado, y recorrió las calles repitiendo que nadie debía robar nada a nadie mientras daba la mano a cientos de trabajadores que formaron con los representantes obreros un cordón de guardia a lo largo del camino desde el Alto hasta la Plaza de San Francisco y hasta la casa de Siles en Obrajes, donde al llegar, y después de los besos y los abrazos que amenazaban con romper su cuerpo reventado, advirtió que en el trayecto le sustrajeron la billetera.


El 10 de octubre. Siles asumió el Gobierno de la UDP, que según los analistas y los catadores populares, era una sopa espesa entroncada de verduras, sesos y lenguas del MNRI, del MIR de Paz Zamora, y del PCB tradicional o “moscovita”, integrado por políticos de segunda fila que le daban a la sopa un sabor insípido de conejo quemado en salsa roja pese a los condimentos caros de la receta. Pero el acontecimiento era tan apoteósico y tan esperado, que había que darle a la militancia que se colgó hasta de los colores de la bandera, una buena dosis de audacia y de buenas intenciones con una pizca filosófica para demostrar que el partido estaba listo para deliberar con los indiferentes y competir con todas las fuerzas.


// Historias de Bolivia.

EL SUR DEL PAÍS EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA



Publicado el 14 de junio, 2019 en El país de Tarija.


EL FRENTE DE COMBATE: LAS PROVINCIAS DEL SUR ALTOPERUANO Y NOROESTE DE LAS PROVINCIAS DE ABAJO


Los pueblos sureños del Alto Perú convertidos en el frente de choque de la guerra de la independencia, como no lo fue el resto del territorio, se sacrificaron por la santa causa de la patria, la vida de sus hijos y de sus recursos, cada día de quince largos años de combate que duro la gesta, al principio tutelados desde la Junta Gubernativa de Buenos Aires y el Ejercito Auxiliar Del Norte, entre uniones y traiciones de aquellas fuerzas; luego librados a su suerte, los Alto Peruanos solos, continuaron en lucha heroica en estos valles hasta aplastar al último español y decidir su destino patrio, libre de toda dependencia.

Es que estas provincias de Cinti, Tarija, y en particular Tupiza y Cotagaita en Chichas, en esa época son el paso obligado del camino de y hacia Buenos Aires, donde los ejércitos españoles concentraron sus ejércitos de miles y miles de soldados para vencer a la resistencia de las milicias patriotas regionales y pasar al sur, como de igual manera, pero en dirección contraria lo hacían las expediciones del Ejército Auxiliar del Norte de las fuerzas libertarias del Gobierno de Buenos Aires, arrastrando tanto de ida como de vuelta a cientos de comarcanos patriotas para sus auxilios o como grupos de choque.

Ciertamente la guerra de la independencia, no la insurgencia que ya había, se inició con el envío del Ejercito Auxiliar del Norte al Alto Perú, bajo un plan político -no del todo claro, pero si dispuesto a expulsar al gobierno realista de Charcas y recuperar la hegemonía de Buenos Aires, en el razonamiento de que todas las provincias correspondientes al Ex Virreinato de La Plata con su capital Buenos Aires, debían formar una sola nación.

El triunfo libertario que obtiene el Ejército de las Provincia Unidas del Sur en la batalla de Suipacha, fue el primer enfrentamiento de fuerzas militares patriotas de igual a igual con fuerzas militares realistas en el Alto Perú. Contiene sin embargo un trascendido mental diferente para los pueblos altoperuanos que para las Provincias Unidas del Plata, porque mientras el triunfo de Suipacha tiene una importancia más política y militar para el Gobierno de Buenos Aires, para el Alto Perú, donde era poco inteligible aquel concepto de unidad.

El triunfo de Suipacha tiene una trascendencia más ético social que política, por que levantó en los colectivos mestizo criollos e indígenas, el autoestima, la ideología y la confianza; e inflamó a su vez el fragor bélico de la emancipación. Para Charcas, Chichas, Tarija, Salta y Jujuy; después de Suipacha, la guerra significó tomar conciencia de su situación, asumir responsabilidad en la acción y confianza para enfrentar a fuerzas bélicas superiores, movilizando a todo habitante y cuanto fuere suficiente para acabar con el sometimiento.


PUEBLOS SUR ALTOPERUANOS: SOSTÉN ECONÓMICO Y HUMANO DE LA INDEPENDENCIA, LA PRIMERA EXPEDICIÓN DEL EJERCITO AUXILIAR DEL NORTE

Estos pueblos del sur alto peruanos vieron desangrar por voluntad propia o por la fuerza, su rica producción agrícola, ganadera y minera; su población humana y sus fortunas, desde el comienzo mismo de la guerra, quedando al fin de la misma, como pueblos fantasmas, sin hombres, sin niños, con viudas, inválidos y ancianos, totalmente desposeídos, Así quedo Tupiza, la principal tienda de campaña de los dos ejércitos enfrentados.

En efecto, el 1° Ejército Auxiliar del Norte desde su entrada al Alto Perú, no solo fue reforzado con contingentes criollos que favorecieron su éxito en Suipacha, sino que a su paso, por los caminos de avance en el Alto Perú recibió la adhesión y ayuda de miles de indígenas que le proveyeron de víveres, forrajes y auxilio en el transporte de las pesadas cajas y armas del ejército, dado a conocer por el mismo Dr. Castelli en un informe de campaña a la Junta, según documento original publicado por el Prof. Murillo en su libro referente al periodo de la independencia.2

O relatado en la autobiografía del patriota Padilla en cuyo capítulo correspondiente a 1809 y 1810 dice: “.. .el Excelentísimo Señor Castelli, a quien tuve el honor de asistir sus tropas con víveres, habiéndolo conducido a su costa y en su recua de mulas hasta Oruro personalmente”3

Pasado el hecho de Suipacha, las fuerzas alto peruanas y salto jujeñas siguieron al ejército auxiliar de Castelli en su avance hacia el norte, hasta Potosí; casi todos, y ya solo parte de la soldadesca hasta Guaqui; los Comandantes Larrea, Güemes y otros patriotas debieron dejar Potosí y retornar a sus tierras, excluidos por Castelli bajo argumentos fútiles que no era nada más que el celo militar académico de Buenos Aires que no encajaba con la audacia criollo campesina de estos jefes.

El Ejercito Auxiliar del norte que había despertado el sueño de la libertad en los habitantes de cada ciudad alto peruana con el triunfo de Suipacha, evidentemente dejo una reorganización jerárquica y administrativa en ellas, sin embargo la actitud despótica y displicente que mostro con sus ciudadanos e instituciones en las ciudades a su paso, en particular Potosí, donde dejó suspicacias, resentimientos en algunos sectores de su población, que vistas desde otro ángulo, serían uno de los factores de la causa de su desastre en Guaqui, que algunos no dudan en calificar como una gran lección a la soberbia y ensimismamiento del ego bonaerense en el Alto Perú.. .¿La aprendieron ?...

Tras la derrota de Guaqui, el 28 de junio de 1811 en manos de Goyeneche, el desarticulado ejército de Castelli tuvo que emprender su regreso hacia el sur; perseguidos por el poderoso ejército de Goyeneche, los patriotas peruanos también tuvieron que huir hacia el sur, con los dispersos grupos del ejército patricio unos y otros como pudieron, incluso solos. Pero los patriotas alto peruanos no se fueron al sur con las manos vacías; llevaron sus hombres, armas y caballos a costo propio o de sus pueblos, para rearmar al ejército patriota; Padilla en su autobiografía relata:

“Así pasó escapando mil peligros hasta Humahuaca, donde tuvo el gusto y satisfacción de juntarse con el Señor Balcarce, quien le previno que caminase en su compañía para abajo, pero le pidió o quitó en buenos términos, sus veinticinco hombres armados de su escolta para pasar a Jujuy y otros fusiles más que había despojado al enemigo.. .”4

Referente al mismo tema, en el Archivo de Minas - citó en el Archivo Nacional de Sucre, consta que:” Tupiza entregó al Primer ejercito auxiliar, en retirada al sur, 4000 caballos y mulos, 700 montadas, 300 soldados...”5

Esta forma de contribución hacia los mandos porteños y gauchos el Alto Perú repetiría siempre así durante los siguientes años de la guerra.


LA GUERRA EN RITMO ASCENDENTE

Si el triunfo de Suipacha subió el ánimo combativo Alto Peruano y Rio Platense, la derrota de Guaqui encrespó la saña española contra estos pueblos rebelados contra el rey, enviando fuerzas de confrontación radical contra el Ejército Auxiliar, aplicando castigos horrorosos a los colaboradores.

Las fuerzas de Tristán corrieron al ya incompleto ejército patricio hasta la ciudad de Salta. Siguiendo después, a esta primera invasión de fuerzas realistas a los pueblos del sur alto peruano y noroeste de las provincias sureñas, más de una decena de invasiones expedicionarias realistas con más y mejores cuerpos armados, a cada entrada del ejército patricio; con daños cada vez peores a los habitantes del epicentro de la guerra: Chichas- Tarija- Charcas, frente también, a una cada vez más fuerte e irreductible fuerza combativa de estos pueblos, mientras los jerarcas del tintero de ambos lados elucubraban entre ellos los comercios de la guerra.

Diez cuerpos expedicionarios de ejércitos españoles bien montados llegaron a Tupiza, haciéndola base de sus operaciones de ataque; 4 expediciones del Ejercito Auxiliar del Norte flanquearon en Tupiza, los valles de Cinti, Tarija y sur de Chuquisaca como su centro de conexión, abastecimiento y reaprovisionamiento - pero eso solo es la mención referencial de los hitos cronológicos; la guerra misma fue el conjunto de cientos de ataques, incursiones, batidas, represiones, quitadas, asoladas, combates, batallas ganadas y perdidas, en todo momento, en cualquier campo de estos pueblos de Chichas, Tarija, Charcas, Salta y Jujuy.

Protagonizadas por generaciones de milicianos criollos, de mujeres, de pobladores: facilitando, resguardando el avance del ejército patricio, o bien repeliendo, expulsando, desarmando, resistiendo, destruyendo a los realistas.

Ese fue el curso de la gesta independentista en el Alto Perú, con entretelones y detalles que se fueron perdiendo en el tiempo o fueron olvidados a propósito, porque esa lucha tan prolongada no era solo contra el enemigo; era a veces contra los mismos disensos y las adversidades que los debilitaba, los dividía y los volvía a levantar otra vez. Por eso no es extraño encontrar en las crónicas de la épica, algunas manifestaciones de oposición a los móviles de la emancipación o a sus líderes, como aquel rechazo de ingreso a Tarija a Martin de Pueyrredón y Güemes, cuando esta fracción patricia venia huyendo de Potosí rumbo a Salta con los caudales extraídos de la Casa de la Moneda, según documento expedido del Cabildo de Tarija a 11 de septiembre de 1811, firmado por el Comandante del Ejército Provincial de Tarija, Juan José Fernández Campero que dice:


“Todo el vecindario con sus avíos, armas y caballos que tengan propios, para marchar en dicho día al destacamento que se hace presente en las cuestas de entrada para embarazar el tránsito o ingreso de 400 hombres que vienen a esta villa con el objeto de hostilizar a estos valles” 6


El Marqués de Tojo, fue el principal benefactor del sostenimiento de los grupos patriotas y heroico líder combatiente en el valle de Tojo y la Puna.

Entretanto en todo el Alto Perú volvía a posesionarse el régimen de la autoridad del rey en un clima de permanente amenaza insurgente. Pasados algunos meses, ya en 1813, el ejército auxiliar reorganizado en Tucumán al mando del Gral. Manuel Belgrano, con una dedicada preparación militar de sus tropas, incluidos los Alto peruanos emigrados; reinició la lucha venciendo a los realistas en las batallas de Tucumán y Salta.

Casi de inmediato este ejército emprendió la segunda expedición al Alto Perú, llevando en sus filas a los patriotas alto peruanos agregados. El Gral. Belgrano en cuanto pisó sus fronteras, se deshizo de ellos, mandándolos a enquistar sus lugares y nombrando como Comandante general de las milicias Alto peruanas a José Vicente Camargo, de Cinti. Este Jefe bonaerense como los otros, bajo su manto de superioridad, desdeñaba a los charquinos (alto peruanos) llamándolos ‘Ciocos, según expresa Padilla en su Autobiografía, a decir de Ramallo y Queresas.7

Las circunstancias que llaman la atención, fueron cuando estos patriotas precisamente, milicianos de Tarija, Chuquisaca, Chichas y de otras provincias del Alto Perú puestos a la orden del Ejercito Auxiliar del Norte, fueron los que sostuvieron la guerra, enquistando a los “tablas”, dispersando sus ejércitos con núcleos de rebelión para facilitar su ingreso o proteger las retiradas, ocupando ciudades, reclutando hombres, quitando armas, moviendo miles de indígenas para la causa, a costa de sus propios peculios. José Fernández Campero, el Marqués de Tojo, Comandante Provincial de Tarija, sacrificó el patrimonio de sus haciendas y sus peones para solventar a las milicias gaucho- tarijeñas, así como muchos otros criollos mineros, azogueros o hacendados, que acabaron sus bienes patrocinando al ejercito libertario. Algunos datos están escuetamente recogidos en el informe de minas de Tupiza de 1822, clasificado en el Archivo Nacional de Sucre, dice:


“La decadencia miseria y desolación comenzaron con la actual guerra de 1809. Chichas fue el primer Partido en reunir hombres, tomar armas y expedicionaria contra los subversores del nuevo orden.

Fueron recolectadas más de dos mil mulas para el servicio de las tropas acantonadas en Cotagaita con el objeto de impedir el paso de los insurgentes de Buenos Aires hacia el Perú; pero estos avanzaron sobre Tupiza y hasta 1812 se apoderaron de cuanto pudieron. Vencidos en Guaqui se retiraron llevándose 4.000 mulos y caballos y 300 hombres chicheños(los dragones de Chichas) más de 700 cabalgaduras. Todo lo cual se perdió tras las acciones de Tucumán y Salta.

Desde entonces hasta 1822, ambos ejércitos desmantelaron el Partido, dejando al final un cortísimo número de ganado vacuno y cabrío, que no alcanzaba para trabajar ni la cuarta parte de las pequeñas parcelas labradas, sin que los dueños hubieran recibido en pago ni la centésima parte del valor de todo ello.

Cosa igual sucede con los alfares, pastos y rastrojos, pues los jefes militares obligan a los propietarios al cuidado de sus campos y fabricación de cuarteles proporcionando leña, transportando forraje y pertrechos, lo cual hace emigrar familias. Chichas ha perdido muchos hombres en las expediciones y acciones de guerra, dejando aquí solo ancianos y mujeres, a pesar de todo ello, ha tenido que contribuir con132.716 pesos de impuestos, 31.000 pesos para los nuevos impuestos de real y medio.

Los mineros y azogueros han desaparecido: enrolados unos y fallecidos otros, El azogue y otros productos de primera necesidad han escaseado y su precio subido un 100% Otra lacra es la de numerosas capillas desmanteladas sucias, asquerosas y abandonadas todo el año.8


El razonamiento para separar a los patriotas alto peruanos como Padilla, Camargo, Arraya, Lanza, Méndez y otros del emblemático ejército auxiliar, fue nombrarlos comandantes de sus zonas, pero indudablemente, también fue la mejor estrategia para empoderar el movimiento patriota regional alto peruano.

Durante el proceso de todo la gesta bélica, los indígenas alto peruanos de estas provincias conflagradas fueron el segundo palo contra los ejércitos realistas, de los que sensiblemente han quedado escasos registros perdidos en las montoneras de uno y otro caudillo, como el Casi- que Cumbay, y sus legendarios flecheros Chiriguanos, quien colaboró hasta el último en las provincias de Chuquisaca con el comandante Padilla -Belgrano recibió la visita de Cumbay en su paso por La Plata; el militar bonaerense le brindo toda clase de atenciones dignas de un jefe, pero no lo incorporó en sus refuerzos-. Manuel Asencio Padilla, reinsertado en su región como los otros patriotas altoperuanos al mando del Ejército auxiliar, a requerimiento del Gral. Belgrano reunió 10.000 indígenas de garrote para reforzarlo en Vilcapugio, luego Ayohuma; el militar no supo usar esta fuerza.


LOS AÑOS DIFÍCILES DE LA GUERRA

Tras la derrota de la Segunda Expedición libertaria al mando del Gral. Belgrano, la persecución española volvió a incendiar el Alto Perú y el noroeste salto jujeño, con los militares Pezuela, Tacón, Centeno, Aguilera; que avanzan en ella, arrasando a su paso toda seña de rebelión. Es ya 1815, el nuevo jefe designado del Ejército Auxiliar Gral. San Martin a poco de asumir el mando, renunció delegando al reconocido jefe gaucho Martin Miguel de Güemes como Comandante del Ejército del Norte. Güemes en la responsabilidad de contener la avalancha realista, ejecutó un efectivo plan de guerra de recursos o quitadas en toda la franja de paso desde la puna y Lipes, en el rio San Juan del Oro, el cañón del Cinti, hasta el Oran logrando dispersar el avance realista.

Bajo ese mismo plan, otros patriotas alto peruanos operaban más arriba, dando certeros golpes en los años de 1814-1815 en Cotagaita, Tarvita, la Laguna y Tupiza. Esta forma de combate se destacan guerreros insuperables, por la audacia y la valentía convirtiéndose en caudillos con fama propia en cada lugar como Camargo, Padilla, Arias, Núñez, Warnes, Lanza, Betanzos, Ravelo, Arraya, Uriondo, Méndez, Mercado. Inevitablemente estos caudillos se fueron empo- derando y tomando autonomía como ocurría con el mismo Güemes, en este período de enardecimiento bélico.

Esta condición va surgiendo en los lideres alto peruanos, al parecer es vista como peligrosa y contraria a los preceptos del ejercito de las provincias unidas del sur; o mejor dicho, resulta de grave interferencia a la Orden de obediencia de la logia Lautaro o Lauta riña de San Martin, O’Higgins, Alvear - referencia última que se explicará más adelante. Puesto que, paradójicamente frente a las luchas victoriosas que iban sumando los patriotas, mediante órdenes y contraordenes de los mandos superiores; sucede que al ingreso de la Tercer Expedición del Ejército Auxiliar con José María Rondeau, hay una especie de política de descabezamiento de estos líderes: se los desvincula a uno con otro, se los minimiza en sus mandos y requisa su armamento dejándolos a merced de la arremetida realista después de Sipe Sipe, hay un silencio absoluto de los Jefes del Sur a los pedidos clamorosos de auxilio de los patriotas altoperuanos. Preocupados, Güemes y Belgrano, los responsables del ejército de las Provincias Unidas del Sur, en apurar la Asamblea de Tucumán y la Constitución, para sellar la unidad de todo el sur y el Alto Perú. “No sé qué hacen esos oradores que no nos dan ya la Constitución que debe traer la felicidad de nuestros pueblos y, últimamente sabremos que tendremos algo y tendremos un punto céntrico de donde partan todas las operaciones de Gobierno -Carta de Güemes a Bel- grano Huacalera 6 de noviembre de 1816-.9 La preocupación de estos Jefes, no era para menos, el Alto Perú se les iba de las manos.

José Casimiro Rondeau retornó con el mismo resultado de derrota, esta vez sabor a descalabro, en Sipo Sipe, Viloma y Venta y Media.

De 1815 a 1816 la lucha patriota se enerva en el Alto Perú con actuaciones epónimas de los guerrilleros locales, quienes son escudos de los cruentos ataques del realismo; viven una etapa confusa de abandono y denegación de su liderazgo, perfiladas mediante ordenes, verticales contraordenes y desarme, propiciando inequívocamente su caída horrorosa en manos realistas. Tal vez ayude a comprender mejor las circunstancias que rodean la muerte de aquellos héroes; el siguiente documento extractado de un informe militar de Miguel Tacón, desde el cuartel militar de La Laguna, en Charcas, quien escribe al Gobernador de la ciudad de la Plata, Vicente Sardina, en cuyo tenor de entre otras cosas señala: “Entre lo más notable tengo en mi poder unas instrucciones originales de Rondeau a un Fernández para que procurase mañosamente desarmar, y pasar por las armas a Padilla y Camargo, con otra de Güemes al primero, para que practicase los mismo con Warnes en Santa Cruz y todos los porteños. Observe YE. el verdadero espíritu de estos caribes para sacar por consecuencias su decantado sistema de unión, fraternidad y amor a la independencia.. .”10

Evidentemente, la entrada de esta tercera expedición bonaerense al Alto Perú significó la etapa más dura para estas regiones convulsionadas; que ya en su ingreso al territorio, Rondeau comenzó desarmando a José Vicente Camargo, uno de los mejores defensores de las entradas a Tarija por el norte, quitándole todos sus fusileros y armas para sacrificarlos luego en Sipe Sipe, y enviándole a él a enquistar Chayanta frente a fuertes contingentes realistas expresado en la carta de respuesta de Manuel Asencio Padilla al pedido de ayuda de Miguel Rondeau.11

El patriota Camargo, no obstante, en incondicional patriotismo se rehízo de a poco y siguió colaborando con las destruidas fuerzas de Rondeau, logrando un exitoso ataque en Cotagaita y en un 12 marzo de 1816, venció estrepitosamente a los realistas de Álvarez en Culpina, en acción conjunta con un contingente patricio a cargo del tucumano Araóz de La Madrid, luego Araóz de la Madrid se separó de Camargo dejándolo solo.

Inmediatamente después, La Madrid fue diezmado por un nuevo ataque realista, apenas logrando él escapar por el río, Camargo perseguido por las enojadas fuerzas de Centeno resistió un durísimo combate el 28 de ese mismo mes cerca de Cinti, retirándose para rehacerse, pero el enemigo no descansa y atacándolo de sorpresa logró vencerlo el 3 de abril de ese año en Arpajo, acabando con su vida degollado.12 Con igual ferocidad ejerce en Tarija otra avalancha realista el 4 de mayo donde mueren insignes patriotas. Ese mismo año en otro ataque voraz de Olañeta, el Márquez de Tojo, Juan José Fernández Campero, fue herido, hecho prisionero y exilado a Europa, viaje donde fallece.

Procedimiento igual acontece con el patriota Padilla, quien después de sus valerosos triunfos de Tarvita, la Laguna, Molle y otras fechorías a los realistas, fue objeto de interferencias e intrigas, dejándolo a expensas de fuerte acometida realista sin armas y sin hombres, quitadas por Antonio Álvarez de Arenales:


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“... Componía el número de más de doscientos y tantos fusiles propios de Padilla, todos ellos quitados del enemigo. Los mismos que sin que le quede un fusil, se los pidió el dicho Señor (Álvarez de) Arenales, más un cañón, dos cureñas, una espingarda con tres varas de cañón, cincuenta lanzas, sables y algunos trabucos; un cajón de paquetes, dos arrobas de pólvora, dos mil balas sueltas, cartuchos de la clarinete, dos mil balas sueltas, equipajes de caballería con soldados montados, mulas de carga y de silla, etc.; sin que dichos señor desde que entró en el territorio de la frontera hubiese gastado un maravedí en el sostén de su gente, ni hubiese tenido la más leve acción de guerra hasta entrar en la plaza Chuquisaca, a costa [de] Padilla, y porque la desamparó Tacón así que llegó a traslucir el temor y pavor de su derrota en Cota- gaita... 24 de junio de 1816 Padilla” .

Padilla murió, en feroz arremetida realista en septiembre 14 de ese año de 1816, en manos de Aguilera, su cabeza fue exhibida en una pica al igual que Camargo y poco tiempo después de igual modo Warnes en Santa Cruz. Estas raras coincidencias no hacen más que confirmar la veracidad de aquel informe militar de Tacón, aunque suene descabellado.

Los patriotas alto peruanos que tenían ya una ‘red de guerrillas’ bien provistas de armas, fueron desmantelados por órdenes superiores del ejército auxiliar, cumplido con descaro absoluto por José Antonio Álvarez de Arenales en su salida del Alto Perú.13

Pero hay más, en la revisión de otras cartas 14 de los compañeros del patriota Padilla, se lee un pedido desesperado de ayuda al Jefe de las fuerzas libertarias, el Gral. Manuel Belgrano y al mismo Cnel. Güemes sin encontrarse respuesta documentada, menos haberse recibido el auxilio solicitado. Güemes por lo mismo desconociendo o subestimando el nombramiento de un patriota criollo en reemplazo del desaparecido Padilla, envío un nuevo Comandante de las milicias, pertenecientes a los infernales de Salta. Completando estas rarezas, Belgrano escribió al Cnel. Padilla reconociéndole sus hazañas bélicas fechadas en octubre. cuando ya se sabía de la muerte del patriota.15

Por otro lado, en este mismo año del 9 de julio de 1816, se efectuó el Congreso de Tucumán declarando la independencia de las Provincia Unidas del Sur con la participación de solo tres provincias alto peruanas: Charcas, Chichas y Misque, por estar las demás en manos realistas. Lo cierto es que todos los acontecimientos de este fatídico 1816, acabaron por franquear el cisma irreversible de las Provincias Unidas del Plata, para en adelante continuar la lucha contra los ejércitos españoles con intereses diferentes. El Alto Perú había sido abandonado a su suerte por los mandos argentinos, y ahora buscaba su propia emancipación.

El Gobierno Argentino, con muchas disidencias internas, aceptó el plan de un ideal más ambicioso, el de formar un imperio americano o una gran nación recuperando el Alto Perú de los realistas, con ese propósito propició una jefatura regional de fuerzas patriotas en Salta, para contener los embates realistas, al mando del intrépido Martin Miguel de Güemes, mientras el gran ejército del Gral. José Miguel de San Martin cruzó los Andes para tomar la costa, alcanzar el Perú y atacar por los puertos intermedios; y el mismo Perú a los ejércitos del rey que andaban dispersos en el Alto Perú, que serían rebotados por el sur con los patriotas del ejército sudamericano que es el mismo Ejército del Sur.

El plan se puso en marcha, solapadamente se alentaba la continuidad de la lucha por el sur alto peruano, anunciando uno y otro plan grandioso. Mientras se avance por la costa para entrar por el norte. Ese era el Plan ZAPA16 de San Martin, por ello mantenía una fluida comunicación con Bernardo O’Higgins de Chile - la logia Lautariña - el amado niño de Francisco Miranda, de la logia Lautaro de Cádiz, a donde pertenecían Bolívar y San Martin.17 Casualmente iniciados en la Logia, el mismo día. Asimismo O’Higgins escribía con mucha familiaridad a Güemes hablando de empréstitos: “Solo me falta agregar que el Gobierno de Chile sale garante a VS. Del modo más solemne del que serán religiosamente cumplidas cuantas promesas hubiera hecho o hiciera a VS. el excelentísimo General Don José de San Martín’.17 Este aval como así también la posterior correspondencia mantenida entre el Director de Chile y Güemes, es más que irrefutables pruebas del plan combinado del general salteño con el Libertador (San Martin) hasta con el auspicio del propio Gobierno de Chile”.18

Mientras se maquinaba este gran proyecto de una nación imperio, el Congreso de Tucumán había exhalado un aire de confraternidad alto peruana manejando como una posible forma de gobierno, la reinstauración de la antigua monarquía inca planteada por el brillante Gral. Manuel Belgrano con el nombre de Monarquía temperada. Muchos diputados alto peruanos emulaban esa propuesta de digno reconocimiento al origen inca del Alto Perú.

Pero véase la verdadera intencionalidad de este proyecto ocurrente del General, se recoge de una entrevista publicada en la Gaceta de ese mismo año de 1816 “El General Belgrano sostuvo en la reunión secreta del sábado 6, que era conveniente una Monarquía temperada” y que debía llamarse “Dinastía de los incas, por la justicia que envuelve en si la restitución de esta casa tan inicuamente despojada del trono” y preguntado por la prensa en qué consistía esto, contesto Belgrano que preguntaran a su amigo Balbín. Según Balbín, el comerciante tucumano con quien se había sincerado Belgrano en una conversación en su casa, le había dicho: creer que eso sería factible, se refería a la monarquía inca, sería una necedad, ilusa y tonta, “era aparente; porque él creía, que llegando esta noticia al Alto Perú, se haría allí una gran revolución contra los españoles, pues no hay quien ignore, que los indígenas han soñado siempre con el inca mientras dure el mundo”19 Extraído del articulo con el título de:” un problema intrincado: la forma de gobierno que el congreso deberá adoptar ¿Belgrano por los incas? no hay constitución”.16


LAS ACCIONES DE LA GUERRA SE RADICALIZAN, PERO LOS INTERESES SE VAN SECCIONANDO

Ignorando los claroscuros de todos estos acontecimientos de las elites de gobierno de las provincias unidas, los territorios de la guerra a inicios de 1817 ofrecen un panorama más calmo, los patriotas de uno y otro lado siguen combatiendo al enemigo, a pesar de sus grandes pérdidas. Los realistas, por su parte, tampoco se amilanan, siguen mandando más y más fuerzas a la zona de choque. En uno de esos aluviones, Tarija queda a merced de una de las avanzadas del Gral. José de la Serna, lo que no atemorizó a los patriotas que merodeaban discretos esperando el momento de expulsar a los tablas, que así los llamaban en jerga criolla a los soldados realistas. En los primeros días del mes de abril. El militar tucumano, Araóz de La Madrid, que año antes estuvo por los valles cinteños, llegó a Tarija supuestamente equivocando el camino al que estaba comisionado, y recibiendo por equívoco también un leve rechazo español que supo aprovecharlo para tomar una fracción realista, y luego de dos días de estratégicas tomas, vencerlas totalmente. No obstante el mérito de este triunfo completo se debe a las milicias locales entre las más singulares, la del patriota José Eustaquio Méndez. En esta batalla se aprehendió una gran cantidad de jefes y oficiales realistas, entre ellos a Andrés de Santa Cruz. Se supone que Araoz de La Madrid llevó a los prisioneros realistas hasta Tucumán, donde absorbidos en las ideas americanistas como sucedió con tantos otros criollos realistas, aparecerán estos nombres en las filas patriotas del Ejercito de los Andes.

El Mcal. Andrés de Santa Cruz era miembro de la logia Lautaro, en Valparaíso, Chile, donde fue compañero del Gral. Blanco Encalada.20 Santa Cruz al parecer no precisamente compartía las ideas Sanmartinianas, puesto que él habría dirigido el trascendido del proyecto del sur al Libertador Bolívar.21

El Cnel. Araóz de la Madrid, auspicioso con su éxito de Tarija, se internó hasta Chuquisaca en una cuarta y última incursión del ejército libertario en el Alto Perú, con el mismo resultado de fracaso en Sopachuy.

Este año de 1817 fue la llegada más espectacular de los ejércitos del rey, con casi 7.000 soldados y oficiales combatientes de Napoleón, al mando del Gral. La Serna quien entró ufano a Tupiza seguro de vencer el muro gaucho. Fue aniquilado por las milicias del noroeste argentino y sur alto peruano, en épicas jornadas de valentía. La Serna no pudo cumplir aquel juramento que había hecho de llegar hasta Buenos Aires.

A partir de ésta invasión realista, y las subsiguientes, todavía muy importantes con militares de la talla de Ramírez de Orozco, Canterac, Valdez, Espartero, García Gamba, Marquiegui, el ejército del rey concentro sus fuerzas en vencer el paso a Buenos aires, dejando el resto del territorio Alto Peruano en mandos realistas repuestos. Los ejércitos ya estaban agotados, por ambos frentes, y habían disminuido sus recursos. En esta época es victimado el Jefe del gran Ejército del Sur, Martin Miguel de Güemes, también muerió Francisco Pérez de Uriundo. Pero la lucha siguió hasta el final de la guerra, en que no ceso el combate diario en todo el sur alto peruano y noroeste argentino dividido al último por intereses prostituidos del sur y del norte, conocido como la ‘Guerra Doméstica.

El Ejército del Sur inmiscuido en la lucha doméstica se asoció con la fracción Independentista de Lima en el Alto Perú al mando del Gral. Olañeta, facilitándole el tránsito para el ingreso de armas.22 A través del Gral. José Álvarez de Arenales, vuelto ya del Perú y nombrado Gobernador de Salta en 1823.


LOS VIEJOS CAUDILLOS DE LA INDEPENDENCIA ALTOPERUANA EN LA CONSAGRACIÓN FINAL POR UNA PATRIA LIBRE

Cuando Olañeta ya estaba casi solo en el Alto Perú para proclamarse independiente del Virreinato de Lima e impostarse como Virrey de Charcas, el libertador Bolívar venció al Gral. La Serna (diciembre de 1824) y proveyó la sujeción del Alto Perú al Perú. Pero el Gral. Olañeta confiado en sus aliados desconoció la Capitulación de Ayacucho, el Gral. La Serna y se declara en guerra; sin embargo una fracción de su propia fuerza se rebela contra el Jefe Olañeta y en acuerdo con los veteranos guerrilleros de la emancipación, declaran en Talina, Chichas, el 9 de enero de 1825, la independencia de la nación de Charcas, libre de Buenos Aires y libre del Perú, dispuestos a defenderla en combate.

En este histórico y trascendental acuerdo poco estudiado, primó la decisión de los insignes guerrilleros José Eustaquio Méndez.23 Anselmo Vargas, Pedro Arraya, Bellot, José Miguel Lanza, Urdininea, Daza y los nuevos patriotas Carlos Medinaceli y Casimiro Olañeta. En seguida, el resto de las provincias depuso a las autoridades españolas y proclamaron la independencia en fechas previstas.24 Según los archivos e informes de diversas fuentes.


“El segundo batallón de Fernandinos deponiendo de su mando a su jefe Aguilera, en Valle Grande proclamó la independencia el 26, y fue seguido por el Cnel. Mercado en Santa Cruz”

“El gran Mercado, ese ayac de la Cordillera, aceptó la invitación de sus compañeros veteranos y corrió desde Saipurú a Santa Cruz a proclamar la independencia -15 de febrero de 1825”25


Finalmente el combate contra el último intento de la perduración del sojuzgamiento en el Alto Perú se cumplió en Tumusla, el 1 de abril de 1825 entre las fuerzas patriotas de Chicheños, Tarijeños, las fuerzas pasadas del rey y el Ejercito Unido del Sur contra las fuerzas realistas del Gral. Antonio José de Olañeta y Manuel María Valdez.

Se enfatiza esta referencia a la batalla de Tumusla, contra toda esa devaluación histórica que pretenden algunos de esta batalla y de la participación de Tarija en el Alto Perú, que siempre su patria.


LA PATRIA NACIÓ DE ADENTRO

Y así nació la Patria, que hoy es Bolivia, el libertador Bolívar interfirió el plan sanmartiniano y los viejos caudillos del sur alto peruano rompieron el juego de las provincias unidas del sur, y el imperio de Bolívar para declararse libres en una nueva nación de Charcas, decidida ya desde el sacrificio de Padilla, Camargo, Rojas, Núñez, Warnes y tantos más de estos pueblos, que llevaron al sacrificio su sangre y su pan por la santa causa de la patria, libre, cuyo grito de redención o muerte sigue resonando en los cañones del sur para que no lo olvide su alma de raza indómita.

Pregunto: ¿Qué habría pasado sin Suipacha? ¿Qué habría pasado sin Tumusla?


1 Carmela Cazón Segovia, es Investigadora, docente en diversos establecimientos, Directora CEA J.J. Araño; Presidenta de la Sociedad Histórica y Geográfica de los Chichas. Este documento se ha reducido de su versión original por motivos de impresión. La versión completa está en la pagina: http://www. tarijabicentenario.com/.

2 Murillo, Huarachi, Edgar, Glorias de la Histórica región de los Chichas en la Independencia Min. De Culturas Esta. Plurinacional de Bolivia. p. 53

3 Tórrez, Norberto, Benjamín, Manuel Ascencio Padilla, 1774-1816. Una Biografía Documentada, sobre los méritos servicios del tte. Cnel. Manuel Asencio Padilla” en defensa de los sagrado derechos de la patria comprendidos de 1809 hasta al de 1816. Ed. EcienciaEditores Sucre 2015, p. 16.

4 Torrez, Benjamín Norberto, Manuel Ascencio Padilla, 1774-1816 Una Biografía Documentada, 4° Ed - Ed. Ciencia editores, p. 43.

5 Coccígeo, Raúl, Relación Histórica y Estadística del partido de Chichas de 1822- Investí. Archivo Nacional de Sucre, Ed. Casa histórica de Sucre, Sucre, p. 20.

6 Archivos de Buenos Aires Archivo de la Nación Argentina.

7 Ramallo- Gantier- Querejazu. Autobiografía de Padilla.

8 Coccígeo, Raúl, Relación Histórica y Estadística del Partido de Chichas de 1822, Archivo Nacional de Sucre, Ed. Casa histórica de Sucre, Sucre 2002.

9 Sola, Guillermo, El Bastión de la Patria, p. 200. ED.MAKTUB Salta, 2005.

10 “Gaceta extraordinaria del gobierno de Lima” del 18 de diciembre de 1816, extractado de “Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú” Andrés García Gamba, tomo 1, p. 214-217.

11 Torrez Norberto, Benjamin “Padilla 1774-1816. Una Biografìa Documentada”, E ciencia editores. Gob. Múnich. De Padilla, Sucre 2015, p. 109 -110.

12 La Gaceta, p-.10 Tucumán julio 10 de 1816- 10 DE Julio 2016.

13 Benjamín Torres, N., Padilla 1774-1816 Una Biografia Documentada. Ed. Ciencia editores. Gob. Múnich. De Padilla, 2015, p. 89.

14 Benjamín Torres, Norberto, Ob. Cit. 2015, p. 109-110.

15 Idem.

16 La gaceta, PAG 10 Tucumán julio 10 de 1816-10 de Julio 2016.

17 Bohórquez Moran, Carmen, L. Francisco De Miranda, Precursor De Las Independencias De América Latina Ed. Fondo cultural ALBA La Habana Cuba 2006, p. 226 -232.

18 Sola, Guillermo, Ob. Cit., 2005, p. 272.

19 La Gaceta, p. 10 Tucumán julio 10 de 1816-10 DE Julio 2016.

20 Castellanos, Juan Carlos, Belzu- Gorriti entre el amory la guerra. Ed. Imprenta Real Tarija 2001 pp. 187-188.

21 Facsímil-Archivos de Gobierno, vedados.

22 Vespa de Pucci, Ingrid, Manuel Mercado, El Colorao. Ed. Santa Cruz 1996.

23 Vacaflor Dorakis, Elías, La dramática reincorporación de Tarija al Alto Perú, hoy Bolivia. ED. Nuevo Sur agosto, 2016.

24 Gutiérrez, Colección de cartas de Carlos Medinacelli Univ. La Paz- ED. Boletín Sociedad Histórica de Sucre.

25 Ídem., p. 19.


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