MELCHOR DAZA DE ORÉ, EL SUPERHÉROE DE CARNE Y HUESO BOLIVANO

 


Por: Juan José Toro.

Es difícil, o, mejor, imposible, encontrar en la historia potosina, e incluso boliviana, un personaje con los atributos de Melchor Daza de Oré.
Por lo que se va a indicar en este artículo —pues ocuparse de él ameritaría volúmenes enteros—, es fácil comprender que su figura sobrepasa a la de prácticamente todos los héroes potosinos, incluido Alonso Yáñez —mal llamado Alonso de Ibáñez—, Tomás Katari y Cornelio Saavedra.
Yáñez, Katari y sus hermanos protagonizaron sublevaciones que finalmente fueron sofocadas. Sembraron semillas de rebeldía pero no consiguieron el anhelado objetivo de la libertad. Saavedra, por su parte, consiguió liberar al Virreinato del Río de la Plata pero fue sepultado por las intrigas políticas de su tiempo.
Melchor Daza no llegó a sobresalir tanto por razones aún desconocidas. Al revisar su historia, claramente se advierte que no era político y, si bien llegó a desempeñar cargos públicos, lo hizo con auténtica vocación de servicio a su pueblo, con el propósito de aportar para su desarrollo, y no con el afán de escalar posiciones. Por eso se explica que, por una parte, no aparezca entre los principales jefes militares y, por otra, que no haya alcanzado la presidencia de la República.
¿Qué es lo que hace que Daza sobrepase a otros héroes potosinos? El hecho de haber participado en la mayoría de las batallas importantes de la Guerra de la Independencia, el haber sobrevivido a todas ellas y convertirse en uno de los fundadores de Bolivia y, no conforme con eso, haber seguido combatiendo hasta lograr la real independencia de la patria; es decir, evitar la invasión peruana.
Fue uno de los líderes —y quizás hasta el cabecilla principal— del alzamiento del 10 de Noviembre de 1810 y, a partir de ahí, no paró de combatir. Cuando el ejército de Juan José Castelli llegó a Potosí y se encontró que el gobernador, Francisco de Paula Sanz; el presidente de la Real Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, y el general José de Córdova y Rojas habían sido tomados prisioneros, se puso a las órdenes del jefe porteño. La razón para ello es obvia: en 1810, Daza y la gran mayoría de los charquinos se consideraban rioplatenses así que muchos, como él, se pusieron a las órdenes de la junta de Buenos Aires.
Una vez en el ejército rioplatense, Daza empezó a combatir y no paró ni siquiera cuando Bolivia fue fundada. Llegó a pelear, incluso, en la Batalla de Ingavi, bajo las órdenes de José Ballivián.
El alzamiento de Potosí
Melchor Daza nació en Potosí el 7 de enero de 1791 así que contaba con escasos 19 años cuando se produjo la sublevación. “Entre los héroes del 10 de Noviembre de 1810, descuella el señor Melchor Daza en primera fila, organizando el nuevo Cabildo y encabezando al pueblo en el levantamiento, al que le dirige una notable arenga desde una de las tribunas de la casa de gobierno exaltando su ardor patriótico —escribió Luis Subieta Sagárnaga—. Fue él quien influyó en gran manera para que el pronunciamiento por la libertad se realizara en el mayor orden y sin efusión de sangre”.
Según los “Apuntes para la historia de la revolución del Alto-Perú hoy Bolivia”, la insurrección de Potosí estuvo motivada por la de Chuquisaca, ocurrida el 25 de Mayo de 1809, puesto que, “pasadas las primeras alteraciones fué (sic) que tuvieron lugar ocultos manejos de una docena de hombres, que quisieron aprovechar las circunstancias en favor de la libertad: con tal objetivo salieron para La Paz el Dr. Mariano Michel y Mercado, el Dr. (Bernardo) Monteagudo para Potosí y otros á otras partes”. Lo que pretendían estas comisiones era lograr la adhesión de esas ciudades al alzamiento de La Plata.
La conspiración de los potosinos no pasó desapercibida para el gobernador Sanz quien mandó a encarcelar a varios de los implicados en la conjura.
Y aquí surge un elemento clave a la hora de estudiar el alzamiento potosino. A menudo se dice que, por su vocación realista, los potosinos no querían sublevarse y se vieron obligados a hacerlo ante la noticia del triunfo de las armas rioplatenses en la Batalla de Suipacha pero los datos de los “Apuntes…” y de otros historiadores, como Subieta Sagárnaga, coinciden al señalar que el levantamiento potosino fue motivado por Monteagudo quien habría viajado secretamente a la Villa Imperial con el fin de conseguir adherentes a la causa de Chuquisaca y de la Junta de Buenos Aires. Los encarcelamientos ordenados por Sanz son otra prueba de una conspiración que estuvo en marcha mucho antes de la llegada de los porteños.
Subieta Sagárnaga también habla de Mariano Subieta que “aún no había cumplido 19 años cuando ingresó á la sociedad secreta que en 1809 se fundó en Potosí en favor de la causa americana, y marchó de comisionado a Chuquisaca para entrar en acuerdos con los patriotas que preparaban el movimiento revolucionario del 25 de Mayo”.
Según Ernesto Daza Rivero, su tatarabuelo había sido contactado por Bernardo Monteagudo. “Como se tiene documentado, Melchor Daza encabezó el levantamiento del pueblo de la Villa Imperial liberando a los prisioneros Mariano Subieta; Salvador Matos; los hermanos Juan José, Mariano (el mayor), Mariano (el menor), Alejo y demás integrantes de la familia Nogales; Joaquín de la Quintana, los hermanos Millares, Pedro A. Azcárate, Eustaquio Eguivar, Diego Barrenechea, Mariano Toro, Manuel Orozco y Pedro Costas; quienes estuvieron presos por órdenes del general Nieto y del gobernador Francisco de Paula Sanz; incorporándose todos ellos al movimiento revolucionario”, afirma.
En todas partes
Tras el fusilamiento de los jefes realistas, se marcha con Castelli: “Don Melchor Daza se unió al ejército auxiliar en Potosí. Actuó primero en el regimiento ‘Húsares de la Patria’ como teniente graduado del mismo, habiendo intervenido con ese grado en la Batalla de Huaqui, producida el 20 de junio de 1811, batalla victoriosa para las armas de la corona española”, señala su descendiente.
“Derrotado, el primer ejército auxiliar enviado por la Junta de Buenos Aires tuvo que huir, vía Potosí, hasta el norte argentino, estableciéndose en Jujuy y Salta desde donde combatió Melchor Daza por la independencia patria”, agrega.
Toda la documentación al respecto señala que Melchor Daza permaneció con el ejército rioplatense, al que sentía como suyo, y estuvo con este hasta el final de la guerra. Tenemos, entonces, a un personaje excepcional que no solo participó en uno sino varios hechos históricos. Comenzó conociendo el acíbar de la derrota, en Guaqui, pero luego participó en acciones tan memorables como las batallas de Tucumán y Salta. Tras la muerte de Manuel Asencio Padilla, Güemes lo envía a apoyar a su viuda, Juana Asurdui, así que combatió junto a la célebre guerrillera. Pudo ocurrir lo mismo con Camargo pero llegó tarde al área de la guerrilla de Cinti, cuando su líder ya había sido ejecutado.
En este periodo es preciso resaltar su participación en la Batalla de Pichincha, con la que Sucre consiguió la libertad del territorio que hoy se conoce como Ecuador. “Estuvo en la célebre batalla de Pichincha, en la que comandó el batallón argentino ‘Cazadores a caballo’. La victoria alcanzada el 22 de mayo de 1822 constituyó uno de los grandes hitos de la emancipación de la América hispana”, escribió Eduardo Trigo.
También es digna de mencionar su participación en la Batalla de la Tablada en la que combate bajo las órdenes de Gregorio Araoz de la Madrid. Sobre esta, Trigo escribe que “el jefe argentino en informe elevado al general Manuel Belgrano le decía entre otros conceptos: ‘La bravura de todos los oficiales y tropa, los hace acreedores a especial consideración de Vuestra Excelencia, pues desde que tengo el honor de militar bajo las órdenes de la Patria aseguro a Vuestra Excelencia… que no he visto batirse jamás con igual energía, porque todos a porfía se han distinguido en cuantos puntos han sido destinados…. Mis ayudantes Don Manuel Cainzo, Don Melchor Daza y don Manuel Rico, lo mismo que mi segundo benemérito sargento mayor Don Antonio Giles… han desempeñado sus funciones con el valor y denuedo debido…’”.
Todo lo escrito hasta aquí daría motivos suficientes para honrar la memoria de Melchor Daza como el máximo héroe de la Villa Imperial de Potosí, digno no solo de reconocimientos sino también de leyendas, a fin de recordarlo en el campo de la Literatura, pero, como se sabe, el recuerdo que de él se hace es más bien discreto ya que, además de un establecimiento educativo y una calle que llevan su nombre, no existen más homenajes. No tiene una estatua ni se lo menciona en el Himno a Potosí.
No solo participó en las acciones referidas sino que estuvo en la Batalla de Tumusla, que fue la que selló la independencia de Charcas. Fue, por lo tanto, uno de los verdaderos libertadores de Bolivia y, para rematar esa condición, estuvo en la Asamblea Deliberante así que fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia; es decir, uno de los fundadores del país.
Su aporte a la consolidación de la Patria no terminó ahí. Como todavía era joven cuando se fundó Bolivia, le tocó integrar las tropas que resistieron la primera invasión peruana; estuvo en las campañas de la confederación peruboliviana y, por si fuera poco, actuó bajo el mando de Ballivián en la Batalla de Ingavi. No solo fue un héroe… fue todo un superhéroe.
En la Guerra de la Independencia
1. Derrota en Guaqui, 20 de junio de 1811.
2. Juramento a la bandera de las Provincias Unidas tomado en Jujuy por Manuel Belgrano el 25 de mayo de 1812.
3. Éxodo jujeño, 22 de agosto de 1812.
4. Resistencia en Cobos, 26 de agosto de 1812.
5. Batalla en Río Las Piedras, 4 de septiembre de 1812 (Condecoración).
6. Victoria en Tucumán, 24 de septiembre de 1812 (Condecoración).
7. Victoria en Salta, 20 de febrero de 1813 (Ascenso y condecoración)
8. Derrota en Vilcapugio, 1 de octubre de 1813 (Nombrado en parte oficial)
9. Derrota en Ayohuma, 14 de noviembre de 1813.
10. Derrota en Sipe Sipe, 27 de noviembre de 1815.
11. Apoyo ordenado por Martín Güemes a la guerrilla de La Laguna y a doña Juana Asurdui de Padilla, septiembre y octubre de 1816.
12. Expedición a Santiago del Estero, 10 de diciembre de 1816. Victoria en Pitambala.
13. Victoria en La Tablada, 15 de abril de 1817 (Nombrado en parte oficial).
14. Sitio a Chuquisaca, 23 de mayo de 1817.
15. Auxilio tardío a las guerrillas de Cinti. Ejecución de Vizente Camargo, julio de 1817.
16. La Herradura. Guerras intestinas argentinas. 18 de febrero de 1819.
17. Motín de Arequito, 8 de enero de 1820.
18. Victoria en Punta Medano. Ejecución del general chileno Carreras, 31 de agosto de 1821.
19. Victoria en Pichincha. Independencia del Ecuador, 22 de mayo de 1822.
20. Organización del Regimiento Dragones de San Juan a cargo del coronel José María Pérez de Urdininea y marcha hacia Tucumán, Salta y Humahuaca, 1823 a enero de 1825. Avance en ingreso a Charcas.
21. Levantamiento y revolución en Tarija. Enero de 1825.
22. Levantamiento y revolución en Cinti y Tupiza. Enero a febrero de 1825.
23. Victoria en Tumusla. 1 de abril de 1825.
En la República
1. Victoria en Caihuasi o Collahuasi. Batalla librada durante la primera invasión a Bolivia. 31 de mayo de 1828.
2. Victoria en Yanacocha. Campaña de la Confederación Peruboliviana. 13 de agosto de 1835. (Condecoración).
3. Victoria en Socabaya. Campaña de la Confederación Peruboliviana. 7 de febrero de 1836. (Condecoración).
4. Victoria en Paucarpata. Campaña de la Confederación Peruboliviana. 28 al 29 de octubre de 1837. (Condecoración).
5. Victoria en Ingavi. Una de las mayores glorias del Ejército boliviano, triunfo obtenido en la segunda invasión peruana a Bolivia. 18 de noviembre de 1841. (Condecoración).
Fuente: Ernesto Daza Rivera.
// este artículo fue publicado originalmente en el periódico; El Potosí, el 10 de junio de 2020.

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Publicada por Historias de Bolivia en Lunes, 15 de febrero de 2021

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