Artículo originalmente publicado en Correo del Sur de Chuquisaca,
el 16 de junio de 2021.
José Pradel Loayza, boticario y benemérito sobreviviente;
Hilda Balderas, enfermera nacida en Monteagudo… Dos nombres que enaltecieron en
las últimas horas, en Sucre, la conmemoración del 86 aniversario del cese de
hostilidades entre Bolivia y Paraguay.
Pradel recibirá en los próximos días un reconocimiento del
Senado, mientras que la historia de Balderas también conmovió el lunes, en la
inauguración en la Casa de la Libertad de una muestra documental con la libreta
inédita de la entonces joven enfermera que atendió a heridos y despidió a
soldados de los regimientos 24 y 115.
RECONOCIMIENTO
Pradel Loayza, uno de los pocos sobrevivientes de la Guerra
del Chaco, cumplirá el próximo 17 de julio 107 años de vida en compañía y al
cuidado de su familia, que anunció que esta semana se le otorgará un
reconocimiento.
“Nos comunicaron que de parte del Senado va a venir una
representante, posiblemente este mañana martes (por hoy) en Sucre y, si no, el
jueves; seguramente ya nos van a avisar la hora”, informó a CORREO DEL SUR la
hija del benemérito, Tesoro Pradel.
Este excombatiente y boticario participó de la contienda
bélica en el Regimiento Jordán I de Infantería y también en el Regimiento de
Carandayti. “Él estuvo en la defensa de Camatindi, en la ofensiva del 16 de abril
de 1935, ya terminando la Guerra”, comenta, orgullosa, Tesoro.
“Siento mucho orgullo y mucho agradecimiento a la vida de
que yo pueda seguir teniéndolo a mi papá vivo. Él es muy fuerte; si bien no se
da cuenta de lo que está sucediendo, todavía sigue bien fornido”, dice ella.
Según datos del Servicio Nacional del Sistema de Reparto
(Senasir), don José es el último excombatiente vivo en Chuquisaca y no tiene
conciencia de la pandemia actual. “Se ha ido hacia atrás a una época en la que
él era joven”, refiere, sobre el tema, su hija.
El 17 de julio celebrarán su nacimiento con un plato de
mondongo y, posiblemente, también con la llegada de sus otros hijos que residen
en La Paz y Santa Cruz. José Pradel Loayza tiene cuatro hijos, ocho nietos y
ocho bisnietos.
LIBRETA INÉDITA
Hilda Balderas, una enfermera nacida en Monteagudo, prestó
sus servicios en el hospital de Charagua entre 1932 y 1933. Era muy joven y lo
hizo de tal forma que se ganó el cariño de los soldados; ellos le dejaron
emotivos mensajes en una libreta.
“Los pacientes que ella atendía, cuando volvían al frente de
batalla, le dejaban estos mensajes que son muy interesantes (…) Le dejaban todo
tipo de mensajes en los que se despiden de ella, le agradecen por haberlos
atendido, le dejan algunos poemas, le dejan algunas letras de canciones; son
mensajes de tipo personal y que reflejan la parte humana del conflicto”,
comenta el director del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB),
Máximo Pacheco.
El investigador Juan Pedro Debreczeni, que halló la libreta
entre algunos objetos donados por la familia Arrieta al ABNB, señala que la
historia de esta enfermera es inédita y se conoce que recibió una formación en
primeros auxilios y se unió voluntariamente al cuerpo de la Cruz Roja.
“En la Guerra conoció a su esposo, se casaron después de la
Guerra y, ya no tenemos mayor registro de ella”, detalla el también periodista.
La muestra está abierta al público hasta el 14 de julio, de 9:00 a 16:00, en las salas de exposición temporales de la Casa de la Libertad, donde también se puede apreciar la réplica de una trinchera, armamento de la Guerra y piezas donadas por excombatientes, además de documentos hemerográficos en los que se hace seguimiento a la Guerra.
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