Por: Roberto Choque Canqui / Tomado de: Pablo Zárate Willka
y la rebelión indígena.
LA PROCLAMA DE ZÁRATE WILLKA, SU ÚLTIMA ACTUACIÓN A FAVOR DE
PANDO
Los acontecimientos del 23 de enero de 1899, así como los
hechos de Tolapampa y Mohoza, fueron clave para el movimiento indígena liderado
por Pablo Zárate Willka, pues marcaron el camino de la lucha indígena contra
sus explotadores. Zárate Willka no estuvo presente en esos momentos y con
seguridad no aprobaba la violencia allí cometida, pero las masas indígenas ya
habían definido su lucha, con acciones de hecho, actuando en nombre del
caudillo aymara.
El 28 de marzo de ese año, Zárate Willka se proclamó
federalista, colaborador de Pando, y manifestó que tanto blancos como indígenas
debían respetarse mutuamente y juntos levantarse contra Fernández Alonso. Esta
proclama, emitida en Caracollo, fue reproducida y remitida a las capitales de
provincia y de cantón. La misma señalaba:
1. Publíquese por bando a todos los propietarios por la
Federación y por la Libertad que deseamos hallar la regeneración de Bolivia;
todos los indígenas y los blancos nos levantaremos a defender nuestra República
de Bolivia, porque quiere apoderarse el traidor asqueroso […] vendiéndonos a
los chilenos y por los cuales nos hallamos en nuestros trabajos.
2. Con grande sentimiento ordeno a todos los indígenas para
que guarden el respeto con los vecinos y no hagan atropellos (ni crímenes)
porque todos los indígenas han de levantarse para el combate y no para
estropear a los vecinos, tan lo mismo deben respetar los blancos o vecinos a
los indígenas porque como de una misma sangre e hijos de Bolivia y deben
quererse como entre hermanos y con indianos.
3. En caso de incumplimiento o desobediencia a este bando,
serán multados de cien a doscientos pesos bolivianos, con prisión de tres a
cuatro años en la cárcel por obras públicas y castigo de trescientos palos.
4. Tanto hago la prevención a los blancos o vecinos para que
guarden el respeto con los indígenas según lo expresado en el margen.
Por cuanto que ordeno en forma. […] Es dado en Caracollo a
los 28 días de marzo de 1899. Dios Guarde a Uds. Pablo Saravia Villca [General
del 1º Cuerpo del Ejército]. El 2º General Manuel Mita Villca. El Secretario
Manuel Jesús Rocha. El Secretario Félix V. Fernández (Condarco Morales, 2011:
313).
Al emitir esta proclama, Zárate Willka siguió las
instrucciones de Pando, seguramente obligado a asumir una posición política
frente a lo ocurrido en manos de sus subordinados y a lo que ocurriría una vez
llegado el Segundo Crucero.(1)
Poco tiempo después de la hecatombe de Mohoza, las huestes
de Willka se enfrentaron al escuadrón Alonso, originalmente acantonado en Paria
y encargado de custodiar y conducir a la prefectura peticionaria de La Paz la
apreciable cantidad de 200 rifles y 20 mil tiros de guerra. Pero al salir de
Paria, las fuerzas de los tres Willkas sorprendieron al batallón
constitucionalista, a semejanza de lo realizado por Pando en el Primer Crucero,
no muy lejos de Cosmini.
Para lograr esta hazaña, Zárate Willka abandonó su principal
centro de actividades en Caracollo y se internó en la provincia de Tapacarí,
probablemente el tercer o cuarto día de la segunda quincena de marzo. Allí, al
mando de una parte de sus numerosas montoneras, puso en pie de guerra a las
comunidades de la región. Obligando a patrones y a vecinos a usar el traje
indígena, organizó partidas de rifleros, honderos y gente a caballo, y mandó a
preparar grandes galgas (piedras) en las cimas que se elevan sobre las
estrechas gargantas por donde ascendía el camino a Cochabamba. Estaban sobre
aviso las poblaciones indígenas de Taracachi [Tarakachi], Leque [Liqi], Mucclli
[Mukklli o Mujjlli], Uphutaña, Calamarca [Qalamarka], Huayllas [Waylla] y
Challa. Zárate Willka estableció momentáneamente su cuartel general en el Tambo
de Iro, no muy lejos de Huayllas, sobre el camino a Cochabamba (Condarco
Morales, 2011: 290). Hasta ese momento, su imagen alcanzaba el respeto que
merecía como caudillo del movimiento indígena. Por entonces, el escuadrón
Alonso ignoraba que se estaba realizando la capitulación de Cochabamba, pues no
pudo recibir noticia alguna desde que salió de Paria, debido a que las masas
indígenas, al rodearles, provocaron la incomunicación completa del batallón
(Rodríguez, 1999: 104).
LA REBELIÓN DE LAS MASAS INDÍGENAS POR SU REIVINDICACIÓN
Después del enfrentamiento de las huestes de los tres
Willkas con el escuadrón Alonso, Pando comenzó a preocuparse por la autonomía
de los indígenas para organizarse militarmente. Temía que estos continuaran la
lucha por motivos particulares y se sublevaran. Por eso, para la batalla del
Segundo Crucero, en abril de 1899, Pando dejó de confiar en Zárate Willka,
aunque se benefició de las fuerzas lideradas por el caudillo aymara, las cuales
colaboraron a la definitiva victoria federal.
El 11 de abril de ese año, un día después de la victoria,
Pando dio cuenta oficial de los hechos del Segundo Crucero frente a Serapio
Reyes Ortiz y Macario Pinilla, miembros de la Excelentísima Junta de Gobierno.
Dijo: “el día de ayer, cuando llegaba a este punto, avisté al enemigo que
entraba a Paria”; inmediatamente, “aparecieron sus avanzadas persiguiendo a los
indios y cambiaron balas con las nuestras” (República de Bolivia, 1900: 55).
Pando entonces describió los incidentes del combate y contabilizó los muertos,
que eran más o menos 50, y los heridos de la tropa, que llegaban a 80. Sostuvo
que las bajas del enemigo eran mayores y que los federalistas habían alcanzado
el triunfo completo y definitivo (ibid.: 56). Pero de los heridos y de los
muertos de las fuerzas indígenas no afirmó nada.
Lo cierto es que, en el teatro de la guerra civil, las
fuerzas indígenas fueron alejándose de la causa federalista y tornaron su lucha
más autónoma. Ya no importaba ser parte de la pugna regionalista entre Pando y
Fernández Alonso, sino luchar inquebrantablemente contra la opresión y por la
reivindicación iniciada ya durante la época de Mariano Melgarejo.
En ese contexto, la figura de Zárate Willka es fundamental y
es necesario seguir su trayectoria, aunque esta tenga algunas etapas difíciles
de distinguir. Su lucha antes de la guerra civil de 1899 no se conoce
concretamente y, por tanto, los antecedentes que lo llevaron a participar en
esta contienda son difusos. En cuanto a su relación con Pando, es importante
preguntarse: ¿qué le ofreció Pando a Zárate Willka o qué le ofrecieron los
revolucionarios federalistas para que involucrara montoneras de indígenas en la
guerra civil? y ¿cómo fue el trato formal de Pando para que Zárate Willka
cumpliera con su palabra haciendo que las masas indígenas participaran en la
lucha? Las evidencias demuestran que la indiada fue usada como “carne de cañón”
en la contienda, sin ninguna seguridad ni garantía personal y sin coordinación
real alguna con las fuerzas revolucionarias federalistas. La única motivación
posible para que los indios se expusieran de ese modo debió hallarse en la
falsa promesa de abolición o reforma de la Ley de Exvinculación de 1874, que
ocasionaba la expoliación de las tierras de origen y de la propia existencia de
la comunidad indígena.
Pero una vez ganada la batalla por la causa federalista,
Pando se olvidó de sus promesas hechas a la población indígena, que seguía
sometida a la explotación y al abuso tanto de los patrones de las haciendas como
de las autoridades gubernamentales. La promesa de Pando era difícil de cumplir,
pues anular o modificar dicha ley iba en contra de sus propios intereses y de
los intereses de sus semejantes, quienes se beneficiaban con la compra de
tierras de origen y la explotación de mano de obra indígena a través del
colonato y de otros servicios.
Zárate Willka, indio de Machacamarca y Quelcata, se ganó la
simpatía de la mayoría de los indios, especialmente de aquellos de tierras
altas, es decir, del Altiplano. Las muestras de simpatía se expresaban en los
vivas a Willka y a Waychu, vítores que además mostraban la psicología de las
masas indígenas involucradas en este movimiento reivindicatorio.
Cuando los indígenas sublevados llegaron a Mohoza para
frenar los atropellos del escuadrón Pando, estaban convencidos de que la figura
de Zárate Willka representaba las aspiraciones de la población indígena.
Además, se dieron cuenta de que Pando no abandonaría su posición patronal por
beneficiarlos. Su lucha, con vistas a un futuro más justo para ellos, no daba
“vivas ni a [Fernández] Alonso ni a Pando, sino que todo era a Villca y
Huaicho” (El Estado, 1901a: 4).
Ahora bien, mientras en Mohoza algunos indígenas gritaban y
vivaban a Pablo Zárate y a Luciano Willka, también había indios pronunciando
“vivas a Pando, a la Federación y a Villca” (El Estado, 1905). Esto demuestra
que, en realidad, Zárate Willka y Pando estaban enfrentados políticamente, pues
en ellos recaía no solo el poder de gobernar, sino también la suerte de la
población indígena.
El abusivo comportamiento de los soldados del escuadrón
Pando en Mohoza, junto a la pugna política acaecida en Tolapampa con los
Hidalgo, enardeció los ánimos de los indios. La necesidad de “cambiar otro
gobierno”, dado que el país “estaba muy mal” (El Estado, 1901c: 2), despertó en
los indios el deseo de modificar el orden y poner a un indígena a gobernar: “ni
Alonso ni Pando serán presidente, sino Villca” (ibid.). Al respecto, el
corregidor de Inquisivi, Luis César Velasco, en una carta del 9 de marzo de
1899, le hacía conocer a Pando que los indios no lo necesitaban ni a él ni a
Fernández Alonso, pues tenían “su general Villca a quien lo harían presidente
para que los gobierne” (Condarco Morales, 2011: 311).
Después de haber sido utilizada en medio de las pugnas
regionalistas, y al final de la guerra civil, “la indiada proclamó su
independencia completa de todo poder, sin más sujeción que los mandatos de
Villca” (Barrios, 1902: 64), así como la desaparición de “la raza blanca y
mestiza” (ibid.); estaba cansada de que sus victorias fueran ignoradas por
Pando y los federalistas, al igual que en los documentos oficiales. Por ello,
en las masacres de Ayoayo y Mohoza, los indígenas defendieron su propia causa
haciendo correr torrentes de sangre de unitarios y federales.
Según la versión de la familia de Pablo Zárate Willka, la
posibilidad de posesionarlo como presidente de la República de Bolivia en ese
momento no era una utopía, sino algo factible.(2) Pasada la revolución federal,
de la cual Pando salió triunfante, Zárate Willka se proclamó caudillo de los
indios e impulsó tareas “para sublevar las indiadas de La Paz y Oruro contra
los vencedores y exterminar a todos los blancos de la república” (Condarco
Morales, 2011: 279). No obstante, poco tiempo después de la victoria del
Segundo Crucero, Pablo Zárate fue reducido a prisión por su participación como
líder indígena en la guerra federal, junto a Manuel Mita Willka y a sus
adeptos, quienes fueron “arrojados a los rincones de las celdas penitenciarias”
(ibid.: 380).
PABLO ZÁRATE WILLKA Y LORENZO RAMÍREZ ANTE LA 5.a AUDIENCIA
JUDICIAL
Zárate Willka y Ramírez fueron dos personajes muy
importantes. Quizás la última vez que se encontraron fue en la 5.a Audiencia
Judicial para prestar declaraciones respecto a la hecatombe en Mohoza.
El 6 de marzo de 1901, el juez de dicha Audiencia comenzó
aclarando algunos detalles sobre la presencia de Ramírez en aquel lugar, para
luego hacer comparecer a Zárate Willka, quien leyó unos manuscritos que él
mismo había anotado mientras estaba preso. Cuando terminó su lectura, el juez
le hizo algunas preguntas a Zárate Willka, mediante un intérprete:
¿Usted ha escrito estos papeles? Contestó: Sí. ¿Quién le ha
hecho escribir y con qué objeto? Contestó: Me ha dictado Lorenzo Ramírez,
manifestándome que era para hacerle comprender al señor Juez, porque tal vez no
podría recordar. ¿En qué fecha y dónde escribió usted? Contestó: He escrito
este lunes pasado en un calabozo de esta cárcel. El señor Juez ordenó la
lectura y [que] se haga la traducción literalmente para que conste en el acta.
Se tradujo de período en período del modo siguiente: “El jueves en la mañana no
estaban muertos todos, cuando el cura había mirado y dando la orden, han
entrado por el bautisterio y los han acabado de victimar a todos. Modesto
Miranda de encima del techo ha terminado a punta de balazos con ellos; que los
han sacado de los altares donde se habían ocultado detrás de los santos y los
mataron; que haciéndolos embriagar a los indios han terminado con todos. Antes
de las doce de detrás de un señor en la iglesia lo han sacado a un individuo
con pantalón colorado quien les decía: ‘En la casa del cura tengo una carga de
plata, no me victimen, con ese dinero les voy a pagar. El cura se lo había
cerrado sus puertas, razón porque lo victimaron’”.
La traducción del otro papel expresa: “José Hidalgo de
Caloyo con Simón Quintanilla se habían comunicado que del final del camino
llamado Allpachuma han hecho regresar a una caballería de Cochabamba, porque no
hemos hecho antes esto había ido a Caracollo y de Caracollo han ido a dormir a
Cahuiña. Después había llegado Arellano a Caloyo con su Batallón y más tarde un
coronel había pasado a Caracollo con un indio al que le habían quitado y le han
mandado con otro de Cahuiña, este se había regresado el martes en la noche. El
jueves en la mañana al amanecer he conversado con Arellano que José Hidalgo los
había echado fuera diciendo que Alonso entra, entonces Arellano ha ido sin
almorzar y sin llevar forraje hasta Pipini, había dicho que [yo, Zárate Willka]
me voy a poner de presidente en lugar de [Fernández] Alonso, había sido un
indio traposo de la comunidad de Imillaimilla de Sicasica. El llamado Villca
había sido Pablo Zárate que de Simón Quintanilla le había quitado quinientos
pesos, como también de Elías Ramos y reunió a los indios José Hidalgo bajo
multa y si no es esta multa nosotros no nos hubiéramos sublevado: que Lorenzo
Ramírez sentiría por la gente que se ha reunido, que José Hidalgo lo quería
entregar a los indios que decían: ‘ahora estamos en comunicación con los
vecinos de Mohoza y nos hemos de parar todos juntos, a los que no se levanten
los vamos a acabar’”.
El Juez interrogó al acusado Ramírez. ¿Ha oído usted leer?
Contestó el acusado: Sí. ¿Usted ha dictado que se escriba de ese modo? Contestó
el acusado: Yo he dictado porque creí no acordarme de todo, pero al leer no ha
expresado todo lo que le he encargado. El Juez interrogó al acusado: ¿Lo que ha
leído es exacto como usted le encargó? Contestó el acusado: No lo ha hecho
completamente. ¿Qué tiene usted que aumentar? Contestó el acusado: El Lunes de
Tentación José Hidalgo había salido de Mohoza y del lugar de Allpachuma había
hecho regresar a una caballería que venía de Cochabamba. ¿Esos soldados a cuál
ejército pertenecían? Contestó: Eran liberales. ¿Qué cargo ejercía usted en esa
época? He sido alcalde del ayllu de Collana (El Estado, 1901b: 2).
Conforme al relato de Ramírez, José María y Santiago Hidalgo
habrían sido alonsistas, razón por la cual no estaban de acuerdo con la llegada
de Máximo Arellano a la zona de Mohoza. Además, Arellano habría dicho que
pondría a Zárate Willka de presidente en lugar de Fernández Alonso, haciendo
así que José María Hidalgo lo expulsara de Caloyo. Esta declaración coincide
con la de Domingo Huairaña:
[…] al principio han llegado dos órdenes, una a Mohoza y
otra a Caloyo, para que se levanten contra Alonso, a efecto de que no hagan
pasar víveres a Oruro. Estas órdenes, según se había dicho, las había mandado
Pando, pidiendo auxilio, porque la situación de ese tiempo estaba muy mal y
porque había necesidad de cambiar otro gobierno. Con este objeto, Arellano sublevó
muchas estancias, pero una parte de los indios, especialmente los de las
alturas habían pensado de otra forma, deseando exterminar a la raza blanca;
pues habían dicho: ni Alonso ni Pando serán Presidente sino Villca (El Estado,
1901c: 2).(3)
Estas declaraciones confirman la decisión política indígena
de desligarse de Pando y de Fernández Alonso durante la guerra civil de 1899,
así como de hacer presidente a uno de los suyos. Igualmente, despiertan el
interés sobre el grado de alfabetismo de Zárate Willka: ¿dónde aprendió a
escribir? Según Felipe Zárate, su bisnieto, antes de la rebelión de 1899, Pablo
Zárate estuvo en Chile, donde probablemente aprendió a leer y a escribir,
además de prepararse para liderar el movimiento indígena.31 De acuerdo con otro
de sus bisnietos, Miguel Ángel Zárate, Pablo Zárate posiblemente asistió a la
escuela que Santos Marka T’ula tenía instalada en San Pedro de Curaguara, ya
que en ese momento no existían escuelas públicas para los indios. Recién a
partir de 1905 el Estado boliviano implementó las llamadas “escuelas
indígenas”, con preceptores ambulantes. Luego, la educación indigenal fue
convirtiéndose en un elemento clave de lucha social y política.
Referencias:
1. La batalla del Segundo Crucero, del 10 de abril de 1899,
recibe ese nombre porque se desarrolló en el llamado “crucero de Copacabana”,
donde se juntaban y hacían cruz los caminos hacia Lequepalca y Caracollo, muy
cerca del actual municipio orureño de Soracachi.
2. Pando le habría dicho a Zárate Willka: “Te doy el grado
de Coronel, levanta al indio, destruye al blanco del Sud (al blanco alonsista).
Cuando derrotemos al ejército constitucional, yo seré presidente y tú serás el
segundo presidente de Bolivia. Y devolveremos la tierra al indio, la tierra que
le ha arrebatado el Gral. Melgarejo” (Reinaga, 1970: 39).
3. Declaración ante el señor fiscal del testigo Huairaña,
mayor de edad, casado, comerciante, por medio del intérprete Wenceslao Villar
(El Estado, 1901c: 2).