Transcribimos un
fragmento de la vida en el Potosí colonial durante la celebración del corpus
christi, donde se mostraba la riqueza con la que contaban los habitantes de
esta ciudad.
Fuente: El Potosí
de Antaño, de Rubén Ochoa. Empresa Editora “Khana Cruz” SRL / La Paz, 1976.
En 1572 fue
levantada la catedral, o iglesia matriz en la plaza del regocijo, pero debido a
que la edificación fue de adobe se derrumbó, siendo reconstruida de acuerdo a
los planos fraccionados por el arquitecto fray Manuel Sanahuja en 1809,
debiendo anotarse que de esta iglesia es de donde sale el santísimo Sacramento
para Corpus, y son Roma Sevilla México y potosí en todo el mundo, las únicas
ciudades privilegiadas para sacar en andas a Jesucristo sacramentado y pasearlo
en procesión, habiendo costado a Potosí esa concesión especial la suma de 1
millón de pesos, enviados a uno de los papas del siglo XVII.
Permítasenos dos
palabras, sobre el boato con qué se festejaba el Corpus, cuyas ceremonias y
procesión al presente, nos parecerían nada más que una fábula.
Así, el corpus de
1683, las calles por donde debía pasar el Santísimo Sacramento, fueron
pavimentadas con barras de plata, los altares que se levantaron en las bocacalles
estaban adornados con tapices de Persia, salpicados de piedras preciosas que
resplandecían, como queriendo competir con el sol, mientras que en lugar de
candeleros se utilizaron barras de piña de plata de 100 Marcos, encima de los
que ardían los cirios. El Santísimo Sacramento salió a la procesión en andas de
plata bruñida y cincelada, precedida por decenas de imágenes de más de quince
parroquias y seguida por las cofradías, el cabildo, los tribunales, la
aristocracia y el pueblo.
El corpus de 1733, tuvo
lugar el estreno del altar de Nuestra Señora, construido de plata con grabados
de alto relieve e incrustaciones de oro, exornados con pedrerías, empleándose
900 marcos de plata, costando la obra 13.000 pesos fuertes, siendo los hermanos
don Juan y don Pedro de Urriolagoytia, el veinticuatro don Juan de Álvarez y
algunos devotos, los que costearon su valor.
Pero el corpus de
1737 fue el inolvidable en la Villa, porque a costa del Maestre de Campo don
Juan de Santelices y su esposa doña María Álvarez, tuvo lugar el estreno de un
carro de plata maciza que salió de la iglesia matriz, arrastrado por 24 niños,
que imitando ángeles lucían albos vestidos de seda, recamados con sartas de
perlas y alfajores, en tanto que alas, siendo de filigrana de plata, estaban
cuajadas de esmeraldas, rubies, granates, topacios, brillantes y diamantes.
Foto: Catedral de
Potosí, aprox. principios de siglo XX (ED BIGGEMANN & CO)
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