DEL 1 AL 2 DE ABRIL DE 1825 SE CONSUMABA LA BATALLA DE TUMUSLA, LA ULTIMA BATALLA POR NUESTRA INDEPENDENCIA

 


RESURGE EL DEBATE A 195 AÑOS DE ESTE EVENTO HISTÓRICO

TUMUSTA… ¿FUE UNA BATALLA O UN MOTÍN?

Por mucho tiempo se expuso en trabajos literarios e incluso históricos la idea de que la BATALLA DE TUMUSLA fue simplemente un motín en las afueras de la ciudad de Potosí (1, 2 de abril de 1825) entre realistas; los realistas liberales dirigidos por Carlos Medinacelli contra los realistas absolutistas comandados por Pedro de Olañeta.

En varios libros de historia de Bolivia (algunos que ya sobrepasaron la 5º edición) se describe el hecho como que (cito): “la causa realista ya estaba perdida” o “el Alto Perú solo tuvo que esperar a la llegada de los libertadores venezolanos para obtener su independencia”… o, “que lo que en realidad pasó en Tumusla fue simplemente un motín”.

Sin embargo la historiografía tiene hoy por hoy nuevas áreas científicas a su alcance… y en el caso específico de analizar batallas y combates cuenta con una herramienta fundamental: LA PROSPECCIÓN DEL TERRENO, con el apoyo de la geología, el GPS, la arqueología y arqueología forense.

En la actualidad ya existen suficientes indicios como para afirmar que lo de TUMUSLA no fue un simple combate o peor aún motín; sino que SI existió una encarnizada batalla por la luz que están arrojando las nuevas excavaciones.

Esperemos que muy pronto tengamos conclusiones definitivas de este evento histórico y de confirmarse como tal, sería la última batalla de la guerra de independencia que duró casi 16 años… de la futura Bolivia.

Mientras tanto comparto algunas concideraciones:

LAS GUERRILLAS

Un aspecto crucial en el análisis de la independencia de Bolivia es el rol que desempeñó el movimiento guerrillero también llamado el de las “Republiquetas”. Esta denominación, que probablemente se debe a Bartolomé Mitre, ha sido adoptada para significar la existencia de territorios controlados por caudillos y montoneros que lograron imponer allí su autoridad y su ley a despecho de la dictada por las dos cabeceras virreinales enfrentadas en una cruenta guerra.

Y es aquí donde debemos hacernos una pregunta: ¿Son las Republiquetas un anticipo de la Bolivia independiente y los jefes guerrilleros precursores de ella?, ¿es sólo a partir de este hecho que empieza a surgir en suelo de Charcas un sentimiento nacional o de pertenencia a si misma?

El ya fallecido historiador José Luís Roca en su libro Ni con Lima ni con Buenos Aires expresa lo siguiente: “En realidad, el movimiento guerrillero es sólo un hito del proceso que va a culminar con la formación de un estado independiente en 1825”.

Es importante establecer que al fenómeno conocido históricamente como Guerra de Guerrillas le precede la creación de la Audiencia y todos los esfuerzos que esta hace para lograr un mejor status dentro del imperio español. Lo notable del caso es que el ámbito sobre el que se va a establecer la Audiencia (Kollasuyo y Antisuyo incaico) dará origen a la Bolivia andina y a la amazónico-platense.

El hito posterior a las guerrillas, y el último del proceso formativo del estado, es la constitución de la logia patriótica, compuesta por próceres que conspiran y logran persuadir a Bolivar a dar paso a la República.

TUMUSLA… NUEVAS CONSIDERACIONES

Tumusla, en el análisis, es un combate poco conocido en Sudamérica, pero su importancia radica en haber sido la última acción armada de los españoles en América del Sur (gran simbolismo).

Como consecuencia de las victorias americanas en Junín el 6 de agosto de 1824 y Ayacucho el 9 de diciembre del mismo año, España perdía definitivamente los territorios de Ecuador y Perú donde, por más de tres siglos, había extraído grandes riquezas para las arcas de la Corona. Previamente, como consecuencia de las “Guerras por la Independencia”, había tenido que abandonar el entonces Virreinato del Río de la Plata, las Gobernaciones de Paraguay y Montevideo y la Capitanía General de Chile.

Por disidencias internas entre los comandantes españoles, las tropas del monárquico absolutista Pedro Antonio de Olañeta no habían participado dentro del bando realista en las batallas de Junín ni en la de Ayacucho y por eso se encontraban intactas en territorio altoperuano.

El triunfo americano en estas batallas y la capitulación incondicional del 9 de diciembre de 1924, nos dan argumentos sólidos para afirmar que el grueso del ejército realista había sido vencido, lo que solo podía permitir pequeños combates en el futuro inmediato.

ALGUNAS POSTURAS REVISIONISTAS.

Hoy en día existen varias versiones de este episodio en la historia de Bolivia: La 1º corriente dice que: “Tumusla fue la última batalla en la que se puso fin al yugo español”. La 2º corriente establece que: “Tumusla fue la última acción armada de los españoles en América del Sur”. La 3º corriente va más allá y dice que “Bolivar no libertó el Alto Perú, sino fue el Coronel Medinaceli” La 4º corriente establece que “No hubo una batalla en Tumusla, sino un motín” La 5º corriente, afirma que: “No importa si hubo batalla o no en Tumusla, lo importante es que en esa jornada se produjo el último disparo en contra del coloniaje español”

¿Quién era el Brigadier General Pedro Antonio de Olañeta?

Pedro Antonio de Olañeta fue un hombre muy conservador, absolutamente católico y leal a la Corona de España. Nacido en la provincia de Vizcaya en 1789. Una vez que estuvo en Salta se dedicó al comercio de forma exitosa, sobre todo en el Virreinato de la Plata y especialmente entre Potosí y Buenos Aires. Desde 1810 sirvió al ejército realista y fue ascendido a general después de la batalla de Viloma.

Se hizo famoso por sus entradas triunfales en la ciudad de Salta, en 1817, 1820 y 1821; en esta última murió el héroe gaucho Martín Güemes.

Las circunstancias que rodean a la muerte de Olañeta el 1 de abril de 1825 en Tumusla, aún no están esclarecidas.

Antecedentes.

La Revolución de Cádiz de 1820, llamada también la “Revolución Liberal”, dirigida por Rafael de Riego había impedido de forma casi dramática el envío de una gran expedición de tropas coloniales con destino al Río de la Plata.

Fernando VII era obligado a someterse a la nueva Constitución Liberal.

Por lo tanto fueron los asuntos internos de España que también jugaron un papel importante en el desgaste y la no renovación de efectivos militares leales a la Corona, que tanto se necesitaban en los teatros de operaciones. La 1ra. versión del Cnl. Medinaceli dice que “...existió una batalla en las cercanías del río Tumusla la cual ganaron los patriotas; el combate se inició a las 3 de la tarde y concluyó a las 7 de la noche. Olañeta contaba con 32 oficiales, 1.700 soldados; Medinaceli contaba con 26 oficiales, 30 artilleros y 360 hombres de caballería y 1.300 soldados. En esta acción murió el General español Olañeta.” La 2da. Versión, también del propio Cnl. Medinaceli relata que “el Brigadier general Olañeta murió por un disparo hecho por la espalda; Olañeta habría rodado por el cerro; horas antes hubo un motín de los que aún estaban con él. El que le habría disparado era un teniente 2do. en venganza por que Olañeta habría violado a la esposa de este el 25 de enero del mismo año.” Francisco Bourdett O`Connor, en sus memorias de 1869, se refiere de la siguiente manera: “La presencia de los vencedores de Ayacucho incrementó la defección de numerosos jefes realistas. Este fue el caso del regimiento Dragones Americanos, acantonados en Oruro, compuestos por 600 hombres bien montados y con sables hechos en Potosí... en mi marcha me encontraba encabezando la vanguardia de Ejército Libertador buscando al Gral. Olañeta para mostrarle el acta de capitulación de Ayacucho y demandar su rendición; apenas transcurridas tres leguas en mi marcha recibí un parte del teniente coronel Medinaceli en el que me comunicaba que el 1º de abril, día Jueves Santo había muerto el general Olañeta en Tumusla, en un motín ocurrido en su tropa. Hice alto allí mismo y me regresé a la ciudad de Potosí…” Julio Ortiz Linares (investigador chuquisaqueño) Se refiere en su libro que “Carlos Medinaceli Lizarazu es un patriota olvidado”. “El verdadero libertador de Charcas se llamó Carlos Medinaceli Lizarazu, librando la batalla de Tumusla, decisiva para sellar la independencia del país que luego se llamaría Bolivia. Él mismo tuvo la idea clara de de que estas tierras nazcan a la vida republicana como una entidad distinta de Argentina y Perú. El coraje de este hombre no fue perdonado por los “dos caras” por ello le habrían condenado al olvido, haciendo que Sucre asuma el mando total luego de Tumusla”

Por todo lo anterior expuesto, llegamos a la conclusión de que realmente existió un hecho armado… un combate.

Lo que no se ha establecido todavía es “de qué magnitud fue este hecho”.

Definitivamente la batalla de Tumusla fue el último hecho de armas en contra del ejército realista en el Alto Perú y por lo tanto su importancia no está en discusión.

ULTIMAS POSTURAS

En el libro: “La Familia Canterac en América” (publicado hace 3 años por la joven historiadora española María de los Ángeles Canterac y Barba, descendiente directa del Gral. español Don José de Canterác (el que firmara la capitulación ante el Gral. Sucre después de la batalla de Ayacucho), establece según su investigación en oficios y documentos de los archivos de Las Indias y Sevilla, que sí hubo una batalla en las regiones cerca de un río llamado Tumusla, sin embargo en ningún párrafo de su libro menciona a este hecho como Batalla de “TUMUSLA”, sino la “ULTIMA BATALLA DE POTOSÍ”, estas dos batallas no son diferentes, sino se tratan del mismo hecho del día 1 de Abril de 1825.

“Si la batalla de Ayacucho significó la derrota política y militar de las colonias españolas en Sudamérica, la batalla de Potosí representó un golpe aún más duro, el corte umbilical entre el cerro de Potosí y España... ¡Oh Potosí, cuanto te debe Europa”
(Don José de Canterác, Madrid, 1829)

En otro capítulo referido al regreso del Gral. José de Canterac a España después de la capitulación, la Dra. Canterac escribe: “El Gral. de Canterac fue un hombre muy estricto y duro; pero también muy justo y su honor no podía ser mancillado... cuando se enteró de los hechos del jueves santo en Potosí (refiriéndose a los hechos del 1º de abril de 1825) estalló en la más espantosa indignación.

“... el Gral. Cantera escribió: "ahora la palabra de un Canterac ya no es digna de confianza” Pues el tenía la idea que la rendición firmada por él y el Virrey La Serna era definitiva y sellaba cualquier futura batalla o combate.

Los anteriores datos son importantes y arrojan nueva luz; no solo por la investigación que sustenta el trabajo realizado por una Dra, en Historia, sino también por tratarse de una descendiente directa del Gral. realista Don José de Canterac.

Finalmente... que magnifico simbolismo para los altoperuanos... “fue en el Alto Perú donde se inició la Guerra de la Independencia y fue en el mismo Alto Perú donde se puso fin a más de 3 siglos de coloniaje” Sobre Olañeta, paradójicamente 2 meses después de Tumusla, el rey Fernando VII (ignorando la muerte de este) recompensa su lealtad a la monarquía nombrándolo Virrey del Perú. (por supuesto este tipo de nombramientos y medidas ya solo tenían un alcance simbólico; España estaba totalmente derrotada.)

TRANSFUGIOS Y “CAMBIOS DE CASACAS”

A lo largo de los 16 años que duró “nuestra” Guerra de independencia, hubo muchos casos de cambio de bandos… como los ocurridos tras la batalla de Huaqui cuando un grupo de patriotas cochabambinos renegaron de Castelli para llegar a entendimientos con Goyeneche. Asimismo, en las mismas republiquetas de Ayopaya, según los relatos de los propios patriotas se registraron deserciones a favor del Virrey de Lima… y por el lado realista lo propio… no hay que olvidarnos de los transfugios de los realistas al lado de los patriotas, siendo el caso más notable el del batallón realista “Numancia” (donde de muy joven sirvió Andrés de Santa Cruz)… el que íntegramente con jefes, oficiales y tropa pasó al lado de San Martín en el Perú.

Y es bueno y saludable tocar este tema… pues varios de los realistas que durante la Guerra de Independencia participaron a favor de S.M. el Rey fueron los que entre 1824 y 1825 (cuando la causa realista estaba perdida) resultaron “patriotas” y algunos incluso ocuparon puestos de importancia en el naciente país. ¿Acaso no nos acordamos del Gral. Aguilera que proclamó la independencia de Santa Cruz que años antes dio muerte en la batalla del Villar al patriota Cnl. Manuel Ascencio Padilla? ¿no estuvo Aguilera implicado en las correrías y muertes de patriotas sobre todo en el sur del Alto Perú? ¿No fue el Cnl. Carlos Medinaceli Lizarazu (“vencedor de Tumusla” como lo conoce la historia ) otro realista que participó junto a Olañeta en la muerte del famoso patriota salteño Martín Güemes ?, ¿estos no participaron junto al famoso Gral. Valdez, conocido como el “barbaducho” por su brutalidad de las patrullas de “Dragones” que eran el terror de las poblaciones y sobre todo de los familiares de los implicados patriotas?

El sino del transfugio, indudablemente lo existió desde las Guerras entre Pizarristas y Almagristas, antes de las fundaciones de las primeras ciudades en el Alto Perú… y continúan hasta hoy. Parece ser una constante en nuestra idiosincrasia altoperuana.

Sin embargo (para descargo de los tránsfugas) Bolivia surgió como un fenómeno por el cual muy pocos apostaron.

Texto Pablo Michel, publicado en La Razón en 2016 -Siglo y Cuarto Documentos Históricos.

Oleo: Tumusla, de autor desconocido. 

ESTO ES BOLIVIA, YO SOY BOLIVIANO Y AQUÍ ME QUEDO

 


No es fácil comprender cómo los bolivianos de la segunda mitad del siglo XIX entendieron en su tiempo los conceptos de nacionalidad y patriotismo (no patrioterismo ni chauvinismo) como ciudadanos de un país que tenía muchas limitantes, con apenas 54 años de existencia, sin vinculación caminera ni ferrocarriles, sin telégrafos, con un desconocimiento casi total del resto de los territorios bolivianos, con constantes luchas políticas, con una población cuyo analfabetismo llegaba al 78% del total y donde los indios ni siquiera eran considerados bolivianos. Un país que 38 años antes estuvo a punto de ser desmembrado por el Perú; que apenas construía su sentido de nación boliviana y que se reconocería como tal muchas décadas después, en pleno siglo XX.

No es fácil de comprender cómo en este adverso contexto geográfico, sociocultural y económico, la generación boliviana de la Guerra del Pacífico estuvo a la altura moral y espiritual de este tremendo desafío histórico. Y claro, existieron también los “bolivianos” antibolivianos, los que nunca se identificaron como tales y que buscaron simplemente favorecer sus intereses… hacer el vil negocio, la minoría.

Pero hoy (para alegría mía) escribo sobre un boliviano a carta cabal, un ciudadano común y corriente que estuvo a la altura del desafío patriótico… y que por supuesto dudó como todo hombre, pero cuya decisión al final lo colocaría como el ícono boliviano por excelencia de la Guerra del Pacífico y la reivindicación marítima: el ciudadano Eduardo Abaroa Hidalgo. Y claro que tuvo detractores… y hasta hoy, para vergüenza nuestra como sociedad… y no faltaron aquellos que hicieron referencia al héroe como “que solo era un terrateniente rico que únicamente defendía sus tierras”. Y claro que defendía sus tierras; obvio, pero también defendía su genuina noción decimonónica de “patria boliviana” o “nación boliviana” o como se quiera. Del grupo numeroso de terratenientes y empresarios bolivianos asentados en Antofagasta, Mejillones, Tocopilla, Cobija y Calama, la mayor parte no participaría en la célebre defensa del pueblo de Calama, se harían a un lado y con el tiempo se volverían chilenos. ¿Abaroa? … no.

Eduardo Abaroa Hidalgo, a la edad de 41 años, ha pasado a la inmortalidad por su coraje, valentía, su negativa a rendirse en el Puente del Topáter y sobre todo por su famoso carajazo dirigido a los militares chilenos: “¿rendirme yo?, ¡que se rinda su abuela, carajo!”. Sin duda alguna, esta respuesta en el fragor de la batalla representa el ímpetu, el coraje y la rabia contenida por la felonía del gobierno chileno que ordenó la usurpación a los territorios bolivianos y peruanos… y es excelsa. Pero, yo me quedo con la otra frase dicha por el mismo Abaroa días antes de su muerte, la poco conocida, la que los profesores de los colegios no la cuentan; la que el héroe boliviano dijo con la claridad de mente y tranquilidad de espíritu: “esto es Bolivia, soy boliviano y aquí me quedo”.

“Esto es Bolivia, soy boliviano y aquí me quedo” es una frase contextualmente abierta y atemporal, se aplica a cualquier realidad o época en Bolivia. ¿Acaso Abaroa entendería perfectamente que el lugar de su nacimiento debería ser también el de su muerte?; todo indica que así fue.

La carta encontrada en el museo del ferrocarril Antofagasta-Arica en 1987, que fue escrita por el propio Abaroa y dirigida a Ladislao Cabrera (el jefe y organizador de la defensa de Calama) fechada el 18 de marzo de 1879 (cinco días antes de la defensa), muestra que don Eduardo no participaría en la defensa, pero que en su calidad de hombre respetable y económicamente acomodado contribuiría para la dotación y equipamiento de los rifleros civiles bolivianos que defenderían el pueblo. ¿Qué pudo pasar para que Abaroa cambie su decisión y participe en la defensa de Calama? Serían cinco días cruciales donde el héroe del Topáter tomaría varias determinaciones:

1. No abandonar Calama como muchos otros bolivianos de su misma condición social y económica lo hicieron.

2. Casarse (mediante poder conferido a un amigo) con su mujer, la señora Irene Rivero, con la que ya vivía varios años atrás y tenía hijos.

3. Una vez casado, arreglar y ultimar los detalles de su testamento y dejar muy claro el asunto de sus herederos y última voluntad.

4. Hacer entrega total de su hacienda a la causa patriótica para la campaña, para que pudiesen disponer como mejor crean los jefes de la defensa.

5. Finalmente, imprimir en su imprenta miles de panfletos con contenido patriótico y llamado a las armas. No olvidemos que Abaroa también poseía concesiones mineras y era propietario de un pequeño periódico llamado El Eco de Caracoles, donde se anunciaba la venta de materiales y herramientas para la minería y actividades comerciales del sector; también la vida social era reflejada en este periódico de tiraje mínimo.

6. Por decisión del jefe de la defensa don Ladislao Cabrera, Abaroa se convertiría en el líder de la columna de 15 patriotas armados con rifles y revólveres, y además se le confiaría la defensa del reducto más complejo y donde existiría fuego nutrido: el puente Topáter. También conformarían una Junta Patriótica de emergencia por voto ciudadano; esta junta estaría compuesta por Ladislao Cabrera, Eduardo Abaroa, Fidel Carrazana y Andrés Lizardo Taborga.

Calama, marzo 18 de 1879

Señor Don Ladislao Cabrera Calama

Apreciado amigo:

Mi hermano Ignacio i mi familia queremos contribuirle con los siguientes alimentos para la tropa i las bestias caballares i mulares.

1 quintal de azúcar

1 quintal de arroz

20 libras de fideos

30 libras de charque

1 quintal de papas

10 libras de sal

2 barriles de pan desharinado

1 quintal de cebollas

5 kilos de café negro

10 amarros de tabaco

23 amarros de papel de hilo

10 cargas barriles de agua para tomar

20 arrobas de pasto y cebada para los caballares

9 turriles de pólvora

1(ilegible) con un revolver

10 libras de (ilegible)

Ruégole me avise usted para ayudarle en cualquiera menester para organizar la defensa del pueblo antes de mi partida sin titubeos para que mande usted a su amigo atentamente su seguro servidor

Eduardo Avaroa

(Copia fiel del original)

Es importante notar que sobre el mismo hecho armado del día domingo 23 de marzo en Calama no existen grandes relatos documentados en la historiografía boliviana, pues el resto de los defensores sobrevivientes que participaron en la acción tuvieron que retirarse de los puntos que defendían. Ladislao Cabrera se dio cuenta de que todo estaba perdido, ordenando así la inmediata retirada de los sobrevivientes que en un inicio sumaban aproximadamente 135 hombres. Por esta razón los detalles y relatos de la muerte de Abaroa y la columna encomendada a él fue registrada por corresponsales chilenos, pues ellos vieron el final de la resistencia boliviana. Al respecto… la carta fechada el día 26 de marzo de 1879 escrita por el corresponsal chileno Félix Navarra se refiere a este episodio de la siguiente manera:

Calama, 26 de marzo de 1879

"En el vado del Topater se habían realizado por ambas partes prodigios de valor. Avaroa el animoso jefe boliviano encargado de la defensa de ese punto, viose acribillado de heridas...” “cual el noble gallo inglés que muere en la arena de la rueda sin dar un grito ni rendirse... el desprecio a la vida que se le ofrecía en cambio de su vasallaje y murió como mueren los bravos invocando a la patria... …Siete de ellos cayeron exánimes entre zanjas y los chilcales… … a pesar de nuestra victoria… nuestros ánimos están mal impresionados. La sangre de nuestros hermanos pesa sobre nuestros pechos y ahoga el júbilo y la alegría. La heroica resistencia de nuestros enemigos infúndenos cierta desazón, pues prevemos la gran cantidad de sangre que será necesario verter antes de obtener el triunfo definitivo… … La dirección del ataque poco nos satisface y pensamos con cierta tristeza en los prodigios de valor que necesitarán desplegar nuestros soldados cuando llegue el día de sostener una gran batalla… si contra un poco más de un centenar de hombres tuvimos que batirnos varias horas, que pasará cuando nos enfrenemos al ejército regular?...

Félix Navarra, corresponsal"

Años más tarde, durante el juicio instaurado en la ciudad de Sucre a los supuestos responsables de la mala conducción de la guerra, aparecería este importante testimonio escrito por el propio Ladislao Cabrera:

“los días pasaban sin que el Prefecto del departamento ni el Comandante General se hubieran situado el primero en Cobija y el segundo en Tocopilla, remitiendo a Calama ningún recurso de guerra. Lejos de eso en Cobija se detuvieron 9 quintales de pólvora fina que remitían a Calama los patriotas Manuel Morris y el coronel Juan Balsa. De los 10 quintales remitidos solo se recibió en Calama uno. Los 9 restantes se detuvieron con la frace: ¿para que el Dr. Cabrera necesita tanta pólvora?... con un quintal le sobra. Nueve quintales de pólvora fina habrían servido para la defensa de los tres puentes sobre el río Loa, donde tuvo lugar el combate” … “En la mañana del 23, destinado a la defensa del puente Topater con el coronel Lara, mientras se atendía al otro puente, Carvajal, Avaroa con 12 rifleros que se le dieron, entre estos Marquina, atravesó el río sobre unas vigas de madera y se batía en el campo enemigo, defendido por los escombros de un rancho. Se le hizo contramarchar de tan temerario arrojo y se le intimó perentoriamente, que su puesto era la defensa del puente. Ahí murió, después de haber consumado los 300 tubos que su rifle tenía de dotación. Avaroa era un gran tirador de rifle que hasta cazaba picaflores… mientras tanto ¿Qué hacía el Gobierno mientras se preparaba con tan escasos elementos la defensa de Calama? Ocultó la noticia de la ocupación de Antofagasta por más de ocho días por razones fútiles y rehusó conceder permiso a los coroneles Julián María López y Ramón González, generales ahora, que solicitaron reiteradas veces para ir al auxilio de Calama. El General Daza no permitió que los cuerpos de ejército mandados respectivamente por López y González, regimiento Húsares y batallón Illimani se pusieran en marcha sobre Calama. Decía: Cabrera es un ambicioso que solo se propone hacer bulla.”

Ladislao Cabrera, La Paz, 1896.

(Copiado del “expediente concerniente al juicio instaurado al expresidente Hilarión Daza por traición a la patria”, Daza sería sobreseído.)

Este esclarecedor relato del organizador de la defensa de Calama nos debe motivar a pensar y reflexionar sobre la improvisación e irresponsabilidad del gobierno de entonces y el país en su conjunto. Daza no quiso mandar tropas a Calama porque no quiso quedarse sin ejército en La Paz temiendo un posible golpe de Estado. En lo personal, hasta el día de hoy no entiendo cómo los creadores de las “leyendas negras” contra Daza han tratado de usar más el asunto del famoso episodio de la “retirada de Camarones”, donde hubo una corresponsabilidad de Daza e Ignacio Prado (presidente del Perú y comandante supremo del ejército aliado) y no así un hecho mucho peor y más condenable como “el abandono y negativas de auxilio a los patriotas de Calama”, esta es sin duda (en mi criterio) la mayor mancha de Daza y su gabinete… abandonarlos y luego declararlos héroes; como también lo haría Salamanca con los defensores de Boquerón, 53 años más tarde… y así, así.

Al respecto, el Cnl. Julio Díaz Arguedas (importante historiador militar boliviano de la primera mitad del siglo XX) se refiere en su clásico análisis militar que los defensores de Calama hicieron más de lo que tenían que hacer, soportando un fuerte combate por más de tres horas, sin tener experiencia militar ni de conjunto. Sobre el ejército chileno también menciona que fue una diferencia numérica lo que les dio la victoria, pues en lo militar cometieron muchas fallas como las cargas de caballería durante el ataque inicial en los pasos del río, cuando se suponía que la caballería debió operar al cortar los caminos a Chiu Chiu y Cobija… el no hacerlo permitió que muchos bolivianos escapen dirigidos por Ladislao Cabrera. Estos sobrevivientes se enrolarían en las Guardias Nacionales y los destacamentos de Voluntarios que participarían en las batallas futuras. Debió ser la artillería chilena la que inicie el ataque y así eliminar o captura a los 135 bolivianos; concluye su análisis militar Díaz Arguedas.

Sobre la frase: “esto es Bolivia, soy boliviano y aquí me quedo”, la misma ha sido registrada en la obra de don Roberto Querejazu, aunque no había exactitud en las fuentes; sin embargo, en 1999 se encontraron en la ciudad de San Francisco en los Estados Unidos y por casualidad los testimonios del diario de Fidel Carrazana, del cual también habla otro excombatiente de Calama, don Andrés Lizardo Taborga, en su diario de campaña.
En su breve relato, Carrazana muestra la decisión de Abaroa de no abandonar Calama cuando ya tenía su equipaje y pertenencias listas en varias carretas para salir rumbo a Potosí, donde su familia lo esperaba; pero cuando las noticias y testimonios llegaron a su periódico relatando los atropellos del ejército chileno mientras tomaban paulatinamente pueblos y villas bolivianas, Abaroa cambiaría de planes y se quedaría, saliendo de Caracoles a Calama para ponerse a órdenes de Cabrera. La frase fue escuchada por Fidel Carrazana y tres de sus empleados, los cuales también participarían en la defensa. El más joven de ellos, Justo Oropeza, también moriría en domingo 23 de marzo. Esta hermosa frase sería enterrada en el olvido y no sería recordada hasta hace poco como el famoso “carajazo” dicho sobre el Puente del Topáter.

Texto de: Pablo Michel, publicado en La Razón en 2018

Retratos a lápiz de Eduardo Abaroa y su pareja Irene Rivero, madre de los cinco hijos de Abaroa. Ambos se casaron días antes de la Defensa de Calama del 23 de marzo de 1879 con un poder notariado.

LA IRONIA, Y LAS VERTIENTES DEL SILALA


El año 2000, el historiador Mariano Baptista, Cónsul de Bolivia en Chile, conversó con Andrónico Luksic Abaroa, y le planteó el problema de las aguas del Silala. En un momento de la cena, le dijo:

—“El pueblo de Potosí que ha conocido tanta grandeza, hoy día es el más pobre de Bolivia y uno de los más pobres de América Latina y usted tiene el control del agua del Silala en su empresa”.

—Luksic Abaroa, respondió: “No, yo no le debo nada a Potosí”.
El hombre más rico de Chile, sabía que Tupiza es un pueblo de Potosí, y sabía que allá nació su madre, doña Elena Abaroa, nieta de nuestro andante caballero del mar, don Eduardo Abaroa.

Más allá de la ironía, cuyas trompetas nos han reclinado más no vencido, está la historia de los manantiales del Silala, que fueron otorgadas en 1908 por la Prefectura de Potosí, a la compañía: The Antofagasta, and Bolivia Railway Co. Ltd., “exclusivamente para alimentar a las locomotoras a fuerza de vapor”. Esta compañía pasó sus acciones en 1996 a la empresa Cruz Blanca S.A., del Grupo Luksic, de Andrónico Luksic Abaroa, y ya no pudimos recuperarlas.

Aunque el 2014, sí lo hizo el venezolano Gill Ramírez, que después de comprar las televisoras ATB, PAT, los diarios “Extra” y “La Razón” de La Paz, además de la agroindustria Gravetal, compró al Grupo Genesse Wyoming de Estados Unidos, el 50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, y en septiembre del 2015, el 50% de la Ferroviaria Andina de Bolivia, tan primordiales para el corredor bioceánico entre el Atlántico y el Pacífico.

Esto significa que el Grupo Luksic aún tiene presencia económica y legal en el país: pues, según el informe de la Bolsa Boliviana de Valores, Gill es presidente del directorio de Ferroviaria Andina desde el pasado 8 de septiembre del 2015, en cuya nómina participa como síndico titular el abogado boliviano Walker San Miguel, que fue Ministro de Defensa del Gobierno del MAS y Cónsul en Chile nombrado por el MAS. ¿No es otra singular ironía?

Las aguas del Silala pertenecen a Bolivia, pero el 100% se van a Chile desde hace ya 100 años para el uso del grupo millonario Luksic, y la Empresa Estatal del Cobre (CODELCO), que utilizan estas aguas para estos servicios:

• Sistema de riego agrícola y consumo humano en la cuenca baja del Silala y en Antofagasta.
• Para consumo humano en Antofagasta, mejillones, Tocopilla, y Calama. Los municipios de Baquedano y Sierra Gorda.
• Para consumo humano e industrial en el centro minero de Chuquicamata administrado por CODELCO.

El Silala es una bendición natural, es una cuenca hidrográfica de 70 Km2., que pertenece a Quetena Chico de Potosí, contiene 100 manantiales o vertientes de agua fluvioglaciares de más de 10.000 años de antigüedad, de donde brotan más de 100 litros de agua por segundo y son corrientes de agua subterránea que afloran a la superficie como explican los estudios y fotografías satelitales de la NASA norteamericana y de la NAO francesa.

Las aguas, entregadas a la empresa The Antofagasta, and Bolivia Railway Co. Ltd, con el propósito de asegurar el funcionamiento de las locomotoras de vapor en el tramo Antofagasta-Oruro, terminó cuando aparecieron las locomotoras a diésel, por consiguiente el contrato de concesión de 1908, quedó sin efecto.

Durante el Gobierno de Sánchez de Lozada, la Prefectura del Departamento de Potosí, mediante Resolución Nº 71/97 del 14 de mayo de 1997, decretó la revocatoria y anulación de la Concesión. A partir de esa fecha las autoridades bolivianas vieron la necesidad de aprovechar las aguas o en todo caso cobrar por su utilización a las empresas mineras chilenas, que son las que aprovechan este recurso hídrico.

En 1999, en la presidencia de Banzer, se ordenó a la Superintendencia de Aguas "proceder a la licitación pública nacional, para otorgar la concesión del uso y aprovechamiento de las aguas manantiales del Silala", convocatoria sólo para empresas bolivianas. La empresa DUCTEC S.R.L. se adjudicó la concesión el año 2000 por 40 años, pero no logró cobrar ni a las empresas del Grupo Luksic, ni a CODELCO, y la concesión fue revocada el año 2003.

El 23 de marzo del 2016, Evo Morales anunció un juicio internacional por el uso y consumo gratuito de las aguas de Silala, Pero Chile se anticipó, y el 6 de junio demandó a Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), indicando que las aguas del Silala provienen de un río internacional y no de un manantial como afirma Bolivia. En la actualidad, se esperan los alegatos y luego el dictamen final. Entretanto, el país se pregunta por dos hechos en particular:

1. La Dra. Ofelia Michel, en una entrevista a Radio Panamericana, dijo tener documentos que confirman que David Choquehuanca, siendo canciller el año 2009, entregó el 50% del Silala a Chile y eximió al país vecino de su deuda por el uso de las aguas. De ser esto cierto, el Silala no nos hubiera ganado Chile, sino…

2. En otro caso, el mandatario de Chile, Sebastián Piñera, sostuvo sonriendo, que: “Bolivia reconoció ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la tesis chilena, que el Río Silala es un río internacional que fluye naturalmente hacia nuestro país”. Esto expresó el ex presidente Morales, en la contramemoria entregada a la CIJ.

Hay tanta penumbra mental en el absurdo político, que menos mal no se oye lo que pienso.

A LA VIRGEN DE LA CANDELARIA

 


Por: José Antonio Loayza Portocarrero publicado en Siglo y cuarto Documentos Históricos, el 10 de febrero de 2020.

Se los cuento, como me lo contó mi abuela Candelaria que nació el 2 de febrero, y me lo recontó mi madre que murió en la misma fecha años después. A ellas les debo este relato.

El encomendero don Lorenzo de Aldana, se enorgullecía de ser encomendero de Paria, la primera ciudad fundada en el Alto Perú. Nació en 1508, en la ciudad española de Cáceres. Era devoto de la Virgen de la Candelaria, o de la Candela, o de la Luz, a quien le juró un altar cuando se hizo a la mar de España a las Indias, porque un día de próspero viento las olas se encresparon y una cresta enorme casi los estrelló contra los farallones de coral. Los marinos se encomendaron y juraron que si escapaban de la muerte, le construirían un templo.

Aldana que participó de las riquezas despojadas de Cajamarca y en el apresamiento de Atahualpa, como hombre de mando de las filas de Francisco Pizarro, les pidió a los padres agustinos traer a Paria la imagen de la Virgen para cumplir con la promesa de construir en algún sitio su propia casa por el milagro recibido. Los padres llegaron en 1559, siete años antes de la fundación de Oruro, y mientras se erigía el templo de Paria, Aldana vio que entre los fieles que pintaban los muros con esencias tristes y alegres glorias, había uno que dibujaba hermosos rostros de deidades con llanto y fe, a él le pidió que pinte en el muro de la ermita al pie del cerro “Pie de Gallo”, el fresco de la Sagrada Imagen de la Virgen de la Candelaria, que desde 1760, se llamó Santuario de Nuestra Señora del Socavón. Dicen que el buen artista con escalera puesta pintó sobre una pared de cal y canto a la Virgen, y a los pies a Santo Domingo de Guzmán y a San Francisco de Asís, pero en el tiempo la belleza pictórica se decoloró, y sólo quedó la Virgen y el niño, que no miraban al frente ni al cielo como otras imágenes, la Virgen miraba a la derecha y el niño a la izquierda, contemplando a los dos santos.

Los padres Dominicos estuvieron presentes en Oruro desde la misma fundación de la villa española en 1606, cuando los mineros hallaron los cantos argentos de plata, cuya iglesia y su convento se levantó a dos cuadras de la Plaza principal, hoy el mercado Fermín López. Los Franciscanos también aparecieron al fundarse Oruro, su convento estaba en lo que es hoy el Colegio Bolívar. ¿Pero cuál el misterio para que la Virgen mire a la izquierda y el niño a la derecha? Cuenta la tradición, que un día que estaba Santo Domingo en Roma pidiendo al Papa que apruebe la fundación de su Orden, tuvo un éxtasis extraño, vio en sueños que la ira de Dios iba a enviar un castigo sobre el mundo, pero la Virgen pidió a dos hombres, a dos santos a que intercedan ante él, uno era Santo Domingo y el otro era un fraile que llegó vestido como un pordiosero, era San Francisco de Asís, a quienes la Virgen les dijo:

—Esta es tierra de amor, donde los cuchillos no se van solos al corazón, y la noche no es espesa ni la madrugada es perversa. Lleven la luz de mi mano derecha para que ilumine la oscura ignorancia, y lleven la imagen del mundo con la fila de esperanzas que sostengo en mi mano izquierda, para que sea pensamiento y canto y baile por la alegría de la creación.

¡Ay amor! Desde entonces la Virgen habita en su templo, en su bendita casa, en la inmensa giraluna de soledad silenciosa. ¡Ay frio!, tan caliente de metales, donde el sentimiento hace tiempo bordó luceros finos, y adonde llega la devoción de los gitanos de la villa danzando con caretas de yeso y plata, con escarcha en los ojos llorosos, en enormes enjambres desde la pampa al monte para apoyarse en la barda del Socavón de la Candelaria, y mirarla empapados en llanto y sudor, para quererla como se la quiere: Virgen del Socavón ¡Bendita seas siempre!

Para mis tres candelarias, para mi abuela, para mi madre, y para mi niña Lita Candelaria, para que sean siempre, las tres candelas que me den luz y buen juicio… si acaso es posible.

 

ISMAEL MONTES, LUCES Y SOMBRAS.



Montes fue el líder indiscutible del LIBERALISMO BOLIVIANO. En sus dos mandatos Bolivia se abrió a la modernidad, ahí nació el concepto de "La Bolivia Profunda" y la urgencia de conocerla e integrarla. La separación de Estado y Religión, el matrimonio civil y el divorcio. El servicio militar universal, vale decir que los indios de las tierras de comunidad serían considerados por primera vez para hacer el servicio militar... cómo una medida "civilizatoria" y la lucha contra el analfabetismo.
A pesar de estos grandes logros el gobierno de Montes es hoy más recordado como el que aprobó la firma del Tratado de 1904 con Chile... el tratado más nefasto que Bolivia firmó en toda su historia.

Texto de Pablo Michel / SIGLO Y CUARTO documentos históricos.

Fotografía Ismael Montes y Eliodoro Villazón en la Plaza Murillo, 6 de agosto de 1913

Con la tecnología de Blogger.