LA VICTORIA DE INGAVI, 18 de noviembre de 1841

José Ballivián, vencedor de Ingavi.  

// J. L. B. 

Después de las guerras de independencia que, en actual territorio boliviano, duraron más de 15 años, la nueva nación se alzaba finalmente libre. Entre 1836 y 1839 bajo el liderazgo de Andrés de Santa Cruz surge la Confederación Perú-boliviana, que tuvo una duración efímera, este proyecto tuvo oposición de Chile, Argentina y de algunos personajes influyentes peruanos, pues veían en la confederación una amenaza para sus intereses. 

A la caída de la Confederación Perú-boliviana y terminado el gobierno de Santa Cruz, comienza en Bolivia un período dominado por las luchas entre una variedad de caudillos que ambicionan la presidencia de la República, en ese ínterin el general Agustín Gamarra, que ejercía la Presidencia del Perú invade el país con sus tropas arguyendo: “acontecimientos políticos en favor de Santa Cruz” La respuesta boliviana en el plano político y militar será fundamental para conservar la independencia y la unidad territorial de Bolivia. 

Contexto político e histórico 

Después de la concluida la guerra de la independencia en Suramérica, surgieron ideas de creación de una gran nación, Uno de ellos fue Andrés de Santa Cruz quien postuló la idea de unir al Perú y a Bolivia en una sola nación, Por supuesto con esta idea simpatizaron personalidades y políticos importantes entre ellos, el militar peruano Agustín Gamarra, pero la idea de este militar era distinta a la de santa Cruz, y será esa idea que lo hará el gran protagonista de esta historia. 

Mientras las tropas confederadas de Andrés de Santa Cruz eran derrotadas militarmente en territorio peruano, en Bolivia los generales José Miguel de Velazco y José Ballivián se sublevaron y tomaron el poder. El cruceño José Miguel Velasco fue elegido como presidente de la República por la Asamblea de 1839. Esta misma asamblea se negó a designar como vicepresidente a José Ballivián, que había sido parte fundamental de la revolución en contra de Santa Cruz. Teniendo un panorama sombrío, Andrés de Santa Cruz parte al exilio en Ecuador. Por su parte en Territorio boliviano la reacción a la negativa de reconocer a Ballivián como vicepresidente, lo llevará a este a rebelarse permanentemente en contra del Gobierno de Velasco.

En junio de 1841, el coronel potosino Sebastián Agreda, líder del movimiento de “Regeneración”, favorable al retorno de Santa Cruz, llevó a cabo una insurrección exitosa en Cochabamba, que finalmente envió a Velasco al destierro en la Confederación Argentina. Agreda entregó el poder a Enrique M. Calvo, quien había ejercido como vicepresidente durante el tiempo de la Confederación Perú Boliviana.

El gran sueño de Agustín Gamarra siempre fue tener a Bolivia sometida al Perú, Mientras que Santa Cruz pensaba en la creación de un estado confederado como finalmente fue, Gamarra estaba obsesionado con destruir Bolivia y subyugarlo definitivamente, y esta idea va a terminar acabando con su vida de este militar peruano en los campos de Ingavi.

La alianza Gamarra- Ballivián 

Después de fracasar en sus intentos de tomar el poder mediante la fuerza, José Ballivián decide salir exiliado del país en julio de 1839 al Perú, más exactamente en la ciudad de Puno, muy cerca de la frontera con Bolivia. Es importante hacer notar que Ballivián y Gamarra unidos por el rechazo a la idea de un posible retorno de Santa Cruz a Bolivia, negociaron y ambos se pusieron de acuerdo. El plan concebido era que, con ayuda del ejército peruano, Ballivián tomaría el poder en Bolivia y así acabaría con los “crucistas”, simpatizantes de San Cruz que propugnaban el retorno de Andrés de Santa Cruz al Poder.

El General Agustín Gamarra, que ejercía la Presidencia del Perú, había pedido la autorización al parlamento peruano para invadir territorio boliviano arguyendo que los acontecimientos políticos en el país tendían a favorecer el retorno de Santa Cruz al Gobierno boliviano, no olvidemos que el triunfo de los partidarios de la “Regeneración” en Bolivia contribuyó a legitimar los argumentos de Gamarra, que se preparó para la invasión.

La invasión de Gamarra 

En 1841, Bolivia estaba envuelta en un caos y total anarquía, es así que El 27 de septiembre del mismo año José Ballivián llegó a La Paz y tomó el mando supremo del Estado, de forma inmediata escribe una carta a Gamarra haciéndole saber que se encontraba en control del Estado boliviano y que había desaparecido el peligro de que Santa Cruz retornase al país, por tanto, se hacía innecesaria la invasión peruana. 

La carta de Ballivián debería haber hecho desistir a Gamarra de su invasión porque: “el pretexto para la misma -el restablecimiento del gobierno de Santa Cruz- había desaparecido”. Sin embargo, el militar peruano continuó con sus pretensiones: “acusando ahora a Ballivián de ser un agente de Santa Cruz” (Irurozqui, 2015). Finalmente, la invasión peruana fue concretada el 2 de octubre, fecha en la que cruzan la frontera, con dirección a La Paz, a partir de ese momento la respuesta boliviana será fundamental para conservar y defender la integridad boliviana. 

El surgimiento de la unidad y la identidad boliviana. 

Ante la invasión peruana consumada, la opinión pública, empezó a ver Ballivián como “el Salvador": “puesto que ya se movilizaba el ejército peruano por el norte del Titicaca; que, ante este peligro nacional, se habían pronunciado los vecindarios de La Paz, Cochabamba, Potosí y Sucre” y seguidamente “los de Tarija y Santa Cruz, aclamando por actas á Ballivián como al único jefe militar que podía salvar el país”. Surgió un sentimiento de unidad ante el peligro que se cernía sobre Bolivia. Es digno mencionar que incluso su antiguo enemigo político, el militar José Miguel de Velazco que se encontraba al sur del país con tropas dispuesto a retomar el poder, anoticiando de la invasión de Gamarra, decide hacer a un lado sus ambiciones y manda sus tropas a que se unan a las fuerzas que comandaba José Ballivián para hacerle frente al invasor peruano. 

Intercambio de cartas de dos enemigos políticos 

Se debe recordar que Ballivián y Velazco hasta antes de la invasión peruana eran enemigos políticos y ambos se encontraban enfrascados en una lucha constante por alcanzar el mando de la nación, esto termina con el exilio de Ballivián en Puno como ya anteriormente fue señalado. Cuando Ballivián regresa al país Velazco ya había sido depuesto y exiliado en la confederación argentina, pero por esos días se encontraba al sur del país organizando tropas para retomar el poder. 

José Manuel Aponte respecto a la hidalguía y la muestra de amor a la patria del general Velazco, en su obra “La Batalla de Ingavi” señala lo siguiente: “A ese llamamiento, respondió noblemente el General Velasco, enviando a órdenes de Ballivián todas sus tropas y ofreciendo expatriarse nuevamente para que su persona no sirviese de pretexto a sus partidarios en tan angustiosas circunstancias”.

Es menester hacer notar que el número de hombres que Velazco cedió fue de 1.200, todos los que disponía en ese momento. Ante esta actitud, Ballivián quedó gratamente sorprendido y respondió de la siguiente manera: 

“La noble y patriótica conducta de Ud., va a contribuir eficazmente a salvar la patria, poco segura à los invasores; desde hoy aseguraremos el éxito de un modo infalible y continuaré mi retirada hasta que se reúnan todas las tropas que están en el Departamento de Potosí; libraremos la patria, la haremos respetable, cesarán las injustas pretensiones del General Gamarra y nos presentaremos al mundo dignos de la hija de Bolívar.”

La respuesta de Velasco fue ferviente y haciendo “votos por el triunfo de la causa nacional” y señalaba que optaba por retirarse de nuevo a la Argentina. La inminencia del peligro, produjo la unión de estos antiguos rivales, Esa actitud fue una muestra de amor a la patria.

Acción de Chonchocoro 

Revisando el desencadenamiento de los acontecimientos, mientras todo el país se anoticiaba de la invasión peruana, las tropas de Gamarra avanzaban hacia la ciudad de La Paz, en ese trance cuando se aproximaban a la zona denominada como “Chonchocoro” chocaron dos escuadrones peruanos contra una patrulla gruesa compuesta por doce oficiales y ocho soldados al mando del comandante José Aguilar. Los bolivianos al verse inferiores en número de efectivos emprendieron la retirada, pero ante la embestida peruana la patrulla le hizo frente en tres ocasiones, conteniendo a sus perseguidores, pero después de un tiroteo nutrido cayeron prisioneros los oficiales bolivianos Guilarte, Talavera, Irigoyen y Larrea, así también cuatro efectivos de la tropa. 

Combate de Mecapaca del 22 de octubre de 1841

Ante la inminente llegada de las tropas invasoras peruanas el prefecto de La Paz junto a varios empleados públicos y vecinos dejaron la ciudad y se retiraron al pueblo de Mecapaca, situado a 30 kilómetros al sur. Cuando Gamarra supo de que se habían refugiado en la mencionada población destaco al Batallón “Legión” y a un escuadrón de caballería. 

Por su parte Ballivián anoticiado del avance del destacamento enemigo envió a su vez cuatro compañías del batallón 5° y a una mitad del “coraceros”, al mando del coronel Basilio Herrera. Las ordenes de Herrara eran tomar por la retaguardia al enemigo, cortarle la retirada y batirlo según la oportunidad, y en caso necesario dispersar las tropas si los contrarios fueses superiores, para no comprometerse en una lucha desigual. 

Lamentablemente el coronel Herrera desobedeció la orden y cometido el error de hacer tocar diana cuando entraba al pueblo, lo que alerto a las tropas peruanas que ya habían tomado el pueblo de Mecapaca, pues la infantería invasora se encontraba alojada al final del pueblo, el ruido les dio tiempo de alistarse para el combate, lo que termino con el desastre que sufrió la caballería de Herrera, que fue batida y dispersada. Mientras que los otros efectivos peruanos se situaban en las alturas de la acienda Ahuir-katu.

Para hacer frente al enemigo que se parapetaron en los peñascos y colinas, el coronel Herrera dio la orden de ataque y comenzó el ascenso en desorden ante un fuego mortífero de fusilería trepando por entre riscos y padrones luchando contra las malezas y deteniéndose cada cual como podía para hacer fuego hacia la altura y continuar el ascenso. La lucha duro dos horas y cuarto, en completa desigualdad, pues los peruanos se protegían detrás de los árboles y matorrales. Ante la imposibilidad de continuar en esa situación Herrera manda tocar retirada, lo cual no oyeron los soldados, ya fuese por el estruendo del combate o porque estaban demasiado alejados, fruto de esta dificultad cayeron 25 prisioneros, además las tropas de Herrera sufrieron la baja de tres oficiales y 68 hombres de tropa, entre muertos y heridos.

 Irónicamente a confesión de algunos jefes enemigos se supo que estos habían perdido en la refriega todas las mochilas, la caballada, la mitad de su armamiento y más de tres cuartas partes de las fuerzas destacadas sobre Mecapaca. Además, que su comandante San Román, creyéndose perdido al comenzar el combate tuvo que fugar a caballo dejando sin comando a sus tropas. 

Acciones de Huarina y Tiquina 16 y 17 de noviembre 

En las provincias peruanas de Chucuito y Huancane se habían formado un cuerpo de infantería y un regimiento de caballería comandados por un coronel Montoya, y venían rápidamente a incorporase al ejército de Gamarra trayendo provisiones y vestuario. Pero grande fue su sorpresa cuando los habitantes de Omasuyos y Larecaja se habían armado y organizado en montoneras para hostigar al enemigo por la retaguardia, ante la aproximación del enemigo a Huarina, los nacionales se replegaron a las alturas y al amanecer de 16 noviembre cayeron sobre ellos en Huarina donde se combatió por dos horas donde los invasores fueron derrotados. 

Los derrotados de Huarina no pudiendo seguir camino a La Paz tomaron la ruta de Tiquina, donde les dieron alcance los nuestros el día 17 y los derrotaron nuevamente, los vencidos cruzaron como pudieron el estrecho de Tiquina. 

Antes de la batalla de Ingavi 

Antes de que se desarrolle la batalla definitiva, las tropas bolivianas al mando de Ballivián se cuidaba de no dar batalla al ejército invasor, esto muestras llegaban más hombres a fortalecer sus fuerzas, sin embargo, varios pequeños choques armados tuvieron lugar antes del definitivo 18 de noviembre. El 22 de octubre en las inmediaciones de Mecapaca, el 16 de noviembre en Huarina y el 17 en Tiquina se produjeron pequeños combates donde en todas las tropas bolivianas salieron vencedoras. 

La batalla del 18 de noviembre

Al amanecer del jueves 18 de noviembre de 1941 se va a escribir una de las páginas más importantes en la historia de Bolivia, José Manuel Aponte señala: “…Un movimiento falso, una orden mal comprendida, cualquier retardo en las operaciones o un gesto de cobardía, habría comprometido el éxito de la contienda y consiguientemente la independencia de la República, que ya contaba diez y seis años de vida libre y soberana…”. Para graficar la batalla se transcribe los escritos de la obra titulada “Historia del Ejército de Bolivia” Tomo IV, del coronel Julio Diaz Arguedas:

A las 9 de la mañana el enemigo emprendió un movimiento por el flanco izquierdo del ejército boliviano. Este ejecuto un rápido cambio de frente. Con objeto de tomar el flanco al ejército enemigo y de obligarle a avanzar aún más, Ballivián desplego la compañía de cazadores del batallón 8 avanzo a paso de carga y arma al brazo. De súbito las nubes se despejaron presentándose el sol en medio de un parhelio. Ballivián, aprovechando de tan feliz y rara coincidencia, exclamo; 

“Soldados: El cielo ha desplegado nuestra bandera y nos anuncia la victoria; ¡a vencer!”

Y pocos momentos después, cuando el enemigo, atraído al terreno elegido, se presentaba a 200 pasos, Ballivián, comprendiendo que había llegado el momento del anhelado triunfo, arengo a sus tropas con esta sentenciosas y enfática proclama que la historia patria ha grabado en sus páginas con letras de oro: 

“¡Soldados! ¡a esos enemigos que tenéis al frente, los veréis desaparecer como las nubes cuando las bate el viento!”

Sangriento y temerario fue el choque de ambos ejércitos en los primeros momentos, hasta que pocos minutos después fueron deshechas las dos alas enemigas. Los jinetes bolivianos casi todos chicheños, pusieron en fuga a la caballería peruana que protegía el costado izquierdo, sobrepasando la línea enemiga hasta tomar la artillería. 

El generalísimo Gamarra, que al ver el gran número de proyectiles que caían en su rededor, había exclamado; “he asistido a cien campos de batalla, y jamás he visto una lluvia semejante de balas”, cayo mortalmente herido por una bala y un balín”

Otro autor dice que Gamarra recibió una descarga momentos en que su cabalgadura producido ya el desbande de su ejército: y el hijo, que era oficial de uno de los cuerpos, tuvo el tiempo necesario para abrazar el cavade ruan tibio de su padre, derramar abundantes lágrimas, sacarle el anillo, el reloj y la cadena que llevaba consigo, y partir a toda carrera para no ser tomado prisionero. 

Jefes Oficiales que comandaron la batalla 

La plana mayor de las fuerzas bolivianas se componía del siguiente personal: presidente de la República, General José Ballivián; secretario general, doctor Manuel Escobar; jefe de Estado Mayor General, el General de Brigada don Manuel Sagárnaga; Ayudantes generales, coroneles Dámaso Bilbao y Manuel Rodríguez Magariños; Segundos ayudantes, Teniente Coronel Juan Guzmán y el Comandante Pedro Cueto; adjuntos, Capitán Nicacio Barrón, Pio Sánchez de Lozada y José Delfín Cortéz.

La caballería estaba al mando del General Luis Lara, y de los tenientes coroneles cruceños Agustín Saavedra y Marceliano Montero; y de los comandantes de Escuadrón Zabala, Puertas, Aguilar, Gorena, Andrade y Rosendi. La artillería, al comando del coronel Salvador Bayarre, del teniente coronel Gandarillas y del Sargento Mayor Molina.

La infantería estaba organizada en el orden siguiente: comandante en jefe, coronel José María Silva y teniente coronel Fermín Rivero; batallón 5º, teniente coronel Juan José Prudencio; batallón 6º. teniente coronel Manuel Antonio Sánchez; id. 7°. Teniente coronel Ildefonso Sanjinés; id 8°., teniente coronel Mariano Ballivián (hermano del presidente); id 9°. Teniente coronel Manuel Isidoro Belzu; id 10°., comandante Juan José Pérez; id 12°., coronel Bernardino Rojas; Compañía de Tiradores del 8°., capitán Tomás Bravo.

Fin del conflicto y tratado de Puno de 1842

Después de la célebre batalla de Ingavi, el ejército boliviano al mando de Ballivián invade territorio peruano y ocupa las provincias de Tacna, Arica, Tarapacá, Moquegua y Puno. Después de varios choques armados se firma el Tratado de Puno donde se establece la soberanía de ambos países como estados separados y puso fin a los intentos de crear una sola entidad como la que lideraba Andrés de Santa Cruz. 

Conclusiones
La batalla de Ingavi por sus características y por el peligro que representaba la amenaza peruana para la integridad boliviana, se puede señalar que esta victoria del general José Ballivián es la finalización y la garantía de la independencia boliviana por el resto de sus días, esta batalla también termina con todo proyecto de unificar Perú y Bolivia en una sola entidad. Algo digno de resaltar es que durante los días de mayor peligro que amenazaba la integridad nacional, dos líderes militares y políticos como Ballivián y Velazco dejaron a un lado sus aspiraciones personales y unieron fuerzas para derrotar al invasor Agustín Gamarra.  

La batalla de Ingavi por su significancia debería ser una de las fechas de mayor regocijo general en el país, lamentablemente las autoridades no le dan la importancia ni énfasis necesario a este acontecimiento que selló la independencia definitiva de Bolivia, aquel 18 de noviembre de 1941. 

Para concluir se debe hacer notar que este conflicto no se limita a una sola batalla como se lo conoce comúnmente, sino, esta fue una campaña bélica que duro dos años, de 1941 a 1942, que se inicia con la invasión peruana por Agustín Gamarra y termina con la firma del tratado de Puno del 7 de junio de 1942, donde se acuerda la retirada de las tropas bolivianas de territorio peruano, por tal motivo A este acontecimiento gloriosos de nuestra historia debemos llamarlo como la “Guerra de Ingavi” y no reducirlo a una sola batalla.  

Referencias

Abastoflor, J. (S/F). Guerras de Bolivia, Manual Piloto de Historia Bélica de Bolivia. (drive.google.com/file/d/1wYx5enXoAaZsZz-KPrvePmjNciE1NP2L/view)

Aponte, J. (1911). La Batalla de Ingavi Recuerdos Históricos. Escuela Tipográfica Salesiana Premiada. 2ª edición. La Paz. (efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://books.googleusercontent.com/books/content?req)

Diaz, J. (1971). Historia del Ejercito de Bolivia 1825 – 1932. Editorial Don Bosco. La Paz. 

Irurozqui, Marta. (2015). A resistir la conquista": Ciudadanos armados en la disputa partidaria por la revolución en Bolivia, 1839-1842. Boletín del Instituto de Historia 

Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, (42), 60-91. Recuperado en 03 de julio de 2025, de https://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0524-97672015000100007&lng=es&tlng=es.

 

EL GOLPE DE ESTADO DEL 4 DE NOVIEMBRE 1964 DE RENÉ BARRIENTOS

 


El país atravesaba un periodo de permanentes manifestaciones y protestas callejeras de los diferentes sectores sociales, además de la clase media, huelgas de hambre, enfrentamientos en el campo y el descontento generalizado. En medio de ese caos, las Fuerzas Armadas vieron la oportunidad de tomarse la revancha. Mientras las bases obreras movilizadas pensaban que una vez derrocado el MNR sobrevendría un Gobierno obrero-popular. René Barrientos organizó un típico golpe de Estado militar que estalló el 4 de noviembre de 1964.
Cuando los obreros del interior del país conocieron que había estallado el golpe, condujeron a Juan Lechín en hombros hasta el palacio de Gobierno, dispuestos a reeditar las jornadas de abril de 1952. Pero allí fueron interceptados por los miembros del Ejército, que no los dejaron pasar. La Junta Militar dispuso la llegada inmediata de Barrientos a la Sede de Gobierno y él rápidamente se hizo del poder.
Orígenes
René Barrientos Ortuño (1919-1969) fue “hijo de una mujer de pollera y hablaba fluidamente el quechua; departía con el pueblo en sus festejos, era galante con las cholitas y generoso con los niños” (Hurtado, 1986: p. 24). Nació en 1919, en la población cochabambina de Tarata, ubicada en el área rural. En 1934, al quedar huérfano, ingresó al convento franciscano del lugar. De ahí, el título de la novela biográfica escrita por Mario Lara, El mejor del convento (1991).
Ingresó al colegio militar a los 16 años y se graduó como subteniente a los 24. Continuó sus estudios en la escuela militar de aviación “Boquerón”, ubicada en la ciudad de Santa Cruz. En 1944 consiguió una beca de estudios de pilotaje para alumnos sudamericanos en Estados Unidos, realizó cursos en “Enid Field”, “More Field” y “Randolph Field” de Texas y obtuvo su brevet de piloto en 1945. Retornó a Bolivia y a partir de 1946 se incorporó a las Fuerzas Aéreas de la Nación (Llosa, 1966: pp. 100-102).
Muerte
Nunca fue posible aclarar si la muerte del general René Barrientos Ortuño, ocurrida el 27 de abril de 1969 fue un accidente o un atentado criminal llevado a cabo para evitar que perpetrara la “noche de los cuchillos largos”, antes de declararse dictador, el 1 de mayo (Lora, 1980; de Mesa et al.2012; Soto, 1994). Después de una visita a Arque (Cochabamba) su helicóptero chocó con unos cables de alta tensión, cayó y se incendió en una quebrada de la misma población. Se encontraba junto a sus dos edecanes: el capitán Leovigildo Orellana y el teniente piloto Carlos Estívariz.
La muerte del presidente Barrientos impactó al país. Primero sus restos fueron trasladados y velados en la catedral metropolitana de La Paz. Después retornaron a Cochabamba, el 2 de mayo, para ser sepultados en el sector de notables del Cementerio General de la ciudad. El entierro fue multitudinario, incluso asistió el presidente argentino Juan Carlos Onganía (Prensa Libre, 1 de mayo de 1969).
// Gabriela Behoteguy.

RECUERDOS DE UN SOLDADO DEL “COLORAO” MERCADO

El "Colorao" José Manuel Mercado.


Por: Manfredo Kempff Suárez / Publicado en El Diario de La Paz, el 18 de septiembre de 2025.

Para ninguno de los que llegamos con el “Colorao” Mercado a Santa Cruz en el año 1813, era desconocido ni el clima ni el paisaje. Estábamos cambiando del frío y la aridez de la montaña por la llanura ardiente y exuberante, pero el paisaje era el mismo que vimos en Paraguay, en Corrientes, Misiones y en las poblaciones que estaban a la vera del río Paraná, donde tuvimos que incursionar en busca del enemigo.

Y los aguaceros en la época de lluvias eran semejantes también, a los de mi tierra, porque caían trombas de agua durante horas y lo inundaban todo y ponían furiosos a unos inocentes arroyitos que de golpe se convertían en peligrosos torrentes. Me hacía recuerdo a los turbiones ruidosos del Piraí, arrastrando enormes troncos, que vi en mi niñez, cuando, pasada la furia del agua, al atravesarlo, los caballos se atascaban y se hundían en el barro haciéndonos caer y mojar.

Arboledas tupidas, bejucos colgantes, barbechos espinosos donde vivía la venenosa “yoperojobobo”, así como campos verdes y húmedos, a veces con ganado, era lo que mirábamos los del Ejército del Norte. Y palmeras de todas las clases, como el motacú, el totaí, la jatata, el cusi, esbeltas y generosas con sus hojas y sus frutos. Las flores eran muy bellas y en algunos montes húmedos se encontraban magníficas orquídeas de diversas formas y buganvillas de colores intensos que atraían a las abejas y a las mariposas. Me recordaba a la deliciosa miel que producía y a las orquídeas que criaba con amor uno de mis tíos en su quinta de Cotoca.

Mi espíritu militar que todo lo miraba como en un campo para batallar y matar al enemigo, se rendía ante la belleza. Sabía cuán diferente era que eso se poblara de flores y no de cruces. Antes de llegar a Santa Cruz, todos los rancheríos, que no pasaban de una decena de casas en cada lugar, estaban hechas de barro y “humbacá” y techadas con hojas de motacú o jatata, donde no faltaba el tacú en el patio, el olor a humo, las ollas ennegrecidas por el tiempo, los muchachitos desnudos y petacudos y unos perros flacos y ladradores.

Muy familiares desde mi niñez y juventud eran los animales que encontraba a nuestro paso por pampas y montes: jochis, hurinas, tatuces, antas, puercos troperos, pavas de todo tipo, perdices y otras aves deliciosas para comer. Al tigre no le vi la cara porque ese gato sanguinario huye del bullicio, aunque encontramos muchos restos de ganado a medio devorar por el hambriento. El surubí, el pacú y el bagre, que había comido en mi casa materna, tenían hasta el mismo nombre en Asunción y en Corrientes.

Ni hablar en cuanto a la hospitalidad de los cruceños y los pueblos de la Guarania, porque yo creía que era única. Aunque advertí que se asustaban un poco cuando miraban sables y lanzas. En Santa Cruz le tenían miedo al ejército argentino, por lo que había ocurrido con los caudales en la Casa de la Moneda en Potosí, pero los moradores salían de sus chacos y de sus chozas a ofrecerles a los jefes algo de beber o de comer. No podían invitarnos a toda la tropa, pero siempre nos daban agua fresca de los pauros, joco o yuca, para entretener el estómago, y nos señalaban las sombras donde podíamos descansar sin soportar el calor que en ciertas horas era infernal. A los oficiales les invitaban chicha camba, sin alcohol, y generalmente un locro sencillo con charque, arroz y yuca. Siempre, al partir, el “Colorao” les dejaba algunos quintos o unos víveres, que los recibían agradecidos.

Vimos que las mujeres también eran parecidas, comparando a las “peladas” blancas de Santa Cruz con las de otras ciudades ribereñas del Paraná, españolas por los cuatro costados o con alguna mezcla guaraní que las embellecía más aún. Esbeltas, graciosas, de hermosas cabelleras, vestidas ligeramente, y muy gentiles. El coronel Mercado decía que las cruceñas eran las mujeres más lindas que había en todo el Alto Perú y ciertamente no mentía. Las muchachas campesinas eran muy atractivas y los soldados nos volvíamos locos por ellas.

Pero volver a la tierra, sentir su olor a lluvia o el solazo que mataba hasta las garrapatas, fue una bendición; mucho más ante la patasca que me comí donde mamita, con un vaso de guarapo, y la siesta feliz en la vieja hamaca chiquitana.

 

LOS “AMAUTAS” DEL DICTADOR GARCÍA MEZA

Publicado en Opinión el 25 de marzo de 2018, con el título: Los amautas del dictador Luis García Meza / Disponible en: https://www.opinion.com.bo/articulo/ramona/amautas-dictador-luis-garc-iacute-meza/20180325103500677165.html

Actualmente la figura de José Félix Reinaga (1906-1994), más conocido con el seudónimo de Fausto Reinaga, goza de un renacimiento ascendente en el campo de las ideas. Es considerado –por sus partidarios– como el gran escritor del pensamiento político indio. Los libros de Reinaga tienen títulos muy seductores a los evocadores de la indianidad: Tesis india (1971), Revolución india (1970), Poder indio (1974), Indianidad (1978), entre otros. El otro gran animador de ideas autóctonas fue el escritor Fernando Diez de Medina (1908-1990), quien concibió varios libros intitulados Thunupa (1947), Nayjama (1950), La Teogonía Andina (1973), Imantata (1975). Paradójicamente, estos dos autores comparten una amplia producción ensayística sobre el tópico indianista e indigenista en Bolivia, y a la vez, reflejan posiciones cambiantes en su accionar político.

Ambos escritores a partir de la década de los años 40 se adscribieron a las ideas del nacionalismo revolucionario. Fernando Diez de Medina publicó Pachakuti y otras páginas polémicas, que lleva un subtítulo pomposo: Con la denuncia por defraudación de impuestos contra los multimillonarios Patiño y Aramayo (1948). Seguidamente, Fausto Reinaga dio a conocer el folleto titulado Víctor Paz Estenssoro (1949) y posteriormente divulgó el opúsculo sobre el Nacionalismo boliviano. Teoría y programa (1952). Una vez que el Movimiento Nacionalista Revolucionario consiguió obtener el control del poder, Reinaga y Diez de Medina justificaron al régimen a través de escritos y ocuparon cargos en la esfera pública.

Las pugnas internas dentro del partido hicieron que Fausto Reinaga y Fernando Diez de Medina sean desplazados de la cúpula movimientista. Al apartarse del partido rosado se hicieron críticos al proceso revolucionario. En 1964 el “pacha” Fernando Diez de Medina reapareció como asesor personal del dictador Gral. René Barrientos Ortuño. El escritor Fausto Reinaga con ínfulas de independencia política fue plasmando su confusa visión del indianismo contemporáneo en Bolivia.

Décadas después, la postura gelatinosa de ambos apologistas de la indianidad tuvo como desenlace el apoyo a la dictadura de Luis García Meza Tejada (1980-1981). El amauta Fausto Reinaga escribió el texto Bolivia y la revolución de las Fuerzas Armadas (Ediciones Comunidad Amáutica Mundial, La Paz, 1981). El autor empieza sentenciando: “El 17 de julio de 1980, cuando mi péñola esculpía las últimas páginas de El hombre [Ediciones Comunidad Amáutica Mundial, La Paz, 1981], estalla la Revolución de las FF.AA.; y en su primer discurso el Presidente de la República, Gral. Luis García Meza, clama: ¡El imperativo cósmico es que el hombre haga lo que es su deber!”. Más abajo, Reinaga pone en manifiesto su inclinación al autoritarismo sentenciando: “En consecuencia, la Revolución del 17 de julio de 1980 tiene el imperativo categórico: sacar del cerebro de Bolivia a Cristo y a Marx (…). Las FF.AA. de 1980 tienen que hacer no una revolución del hambre; tienen que hacer una revolución del cerebro”. El amauta Reinaga enfatiza las consecuencias que sufrirían a todos aquellos que estén en contra de ese régimen dictatorial: “Los delitos contra la revolución: el sabotaje, la huelga, la murmuración malintencionada, la provocación, la guerra psicológica, la propaganda política comunista o nazifascista, la conspiración, la subversión, el levantamiento a mano armada; en suma, todo ataque intelectual o de hecho a la revolución, será castigado con la pena capital (…). Si los comunistas vuelven y llegan al poder; si los comunistas triunfan; si los comunistas derrotan a la Revolución del 17 de julio de 1980, ya saben las FF.AA. qué destino les espera: ¡Les espera el farol de Villarroel!”, enfatiza Reinaga. En palabras del Ministro del Interior Cnel. Luis Arce Gómez: “Todos aquellos elementos que contravengan al Decreto Ley tienen que andar con su testamento bajo el brazo”.

Del mismo modo el “pacha” Fernando Diez de Medina en el Libro de las ideas (memorias, vol. II, edición digital), catalogó al golpe militar de Luis García Meza como revolucionario. Con respecto a la personalidad del dictador escribió: “Es honesto, patriota y muy sabido. Lo animan buenos propósitos. Sabe mandar. Está en todo. No es vengativo. Cristiano sincero. Mira de frente. Maneras enérgicas que esconden un fondo jovial (…). Conoce el país, sus problemas y sus gentes. Desde el primer día muy posesionado de su alto cargo. El militar inspira respeto, el hombre atrae”, expresa Diez de Medina. Como recompensa a su apoyo al régimen dictatorial fue designado Asesor de Presidencia.

Tras este breve recorrido se puede advertir que ambos evocadores de la indianidad fueron cambiantes en sus gelatinosas posturas políticas. Tal vez hicieron mal sus cálculos políticos, creyeron como muchos que la dictadura militar duraría 20 años –como lo aseguró el propio García Meza– y para congraciarse con el dictador le dedicaron loas farragosas a cambio de obtener un cargo en la esfera pública. O tal vez fueron unos desubicados indianistas que vieron en García Meza la expresión más alta de su concepción de “revolución”; cuando la sociedad en su conjunto clamaba el retorno de la democracia. Las lecciones de la historia nunca terminan de enseñarnos y recordarnos ciertas similitudes con la actualidad. En lo teórico son los grandes defensores del pueblo, son la voz de los oprimidos, enemigos de la injusticia, respetuosos de la normativa, y estos mismos personajes, actúan no necesariamente mejor que las criticadas y enraizadas prácticas de nuestra cultura política.


// Escritor.

CERVANTES: “CORREGIDOR PERPETUO DE LA CIUDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ”


 

Juan Chávez Alanoca, 21 de octubre de 2025.

Oh linda Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, «de perpetua memoria», en el 477 aniversario de su solemne fundación, el 20 de octubre de 1548, coincidentemente un año después del nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra, el 9 de octubre de 1547, aunque es posible que hubiese nacido el 29 de septiembre, fiesta de San Miguel, por el que le habrían dado el nombre de este Santo.

Cervantes, autor de El Quijote, buscó un puesto en Las Indias, según él en mérito a sus relevantes servicios prestados en defensa de la cristiandad y a V.M., en 22 años de combates en mar y tierra, especialmente en la batalla de Lepanto, donde sufrió muchas heridas y perdió una mano al recibir un arcabuzazo.

Otro hecho trascendental fue el 26 de septiembre de 1575, cuando a la altura de Palamós frente a la costa catalana, en un encuentro con una flotilla turca a cargo de Arnauti Mamí, fueron hechos prisiones Miguel de Cervantes y su hermano menor Rodrigo, que hacía tiempo que era soldado en Italia.

En Argel, Cervantes fue adjudicado en calidad de esclavo a Dali Mamí, y durante cinco años estuvo prisionero, dura etapa de su vida que conocemos con cierto detalle gracias al libro Topografía e historia general de Argel, de fray Diego de Haedo, que se publicó en 1612.

En Madrid, el 21 de mayo de 1590, Cervantes al cumplir 43 años pidió y suplicó humildemente, “a V.M. Rey Felipe II, sea servido de hacerle merced de un oficio en Las Indias de los tres o cuatro que al presente están vacíos, uno en la Contaduría del Nuevo Reino de Granada o la Gobernación de la Provincia del Coconusco en Guatemala o Contador de las Galeras de Cartagena, o Corregidor de la Ciudad de La Paz; que con cualquiera de estos oficios que V.M. le haga merced las recibiría; porque es hombre hábil y suficiente y benemérito para que V.M. le haga merced; porque su deseo es continuar siempre en el servicio de V.M. y acabar su vida como lo han hecho sus antepasados que en ella recibirá muy gran bien y merced”.

Esta solicitud de ejercer la función de Corregidor en la Ciudad de La Paz, le fue negada por el Consejo de Indias el 6 de junio de 1590, mediante su relator, Dr. Núñez Morquecho, bajo el siguiente término: “Busque por acá en qué se le haga merced”, privándole al glorioso soldado del justo premio por los relevantes servicios prestados en defensa de la cristiandad.

En 1605, a los 58 años, publicó su obra cumbre “Aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.

En todos los tiempos, los escritores fueron temidos y más todavía sus libros, que no podían circular libremente en el Nuevo Mundo. Peor aún sus autores, que estaban regulados bajo el epígrafe de garantizar la propiedad intelectual, por el Tribunal del Santo Oficio de la inquisición española desde el año 1502, cuya intromisión alcanzó al mundo cultural, de difusión de las ideas mediante la publicación de los libros.

Los Reyes Católicos para controlar el libre pensamiento promulgaron una ley para exigir la autorización previa de las autoridades eclesiásticas para imprimir libros. Posteriormente, en 1554 el Consejo de Castilla no concedía el visto bueno para publicar nuevos libros sin la aprobación de un Censor. En caso contrario ingresaba en las listas de libros sospechosos, censurados o prohibidos en todo el reino europeo (Catálogo de Librorum prohibitorum).

“El Quijote”, pasó en algún momento a engrosar los listados del índice y modificado su Capítulo 36, cuando se borró la frase: “Sancho que las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito, ni valen nada”. Esta prohibición desapareció en las actuales ediciones al incluir dicha frase.

Víctor Paz Estenssoro, Presidente Constitucional de Bolivia, mediante el Decreto Supremo de 19 de octubre de 1960, designa a don Miguel de Cervantes Saavedra “Corregidor Perpetuo de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz”.

Tuvieron que pasar 370 años, para inscribir su nombre entre los que gobernaron la Ciudad de La Paz e hicieron posible su adelanto. Valió la pena esperar para obtener por siempre la ínsula de sus anhelos: “Un oficio en Las Indias de Corregidor de la gloriosa y noble Ciudad de Nuestra Señora de La Paz”.

En ocasión de este modesto, pero justo homenaje, perpetuemos la visión del ilustre don Miguel de Cervantes Saavedra, su amor a distancia y el anhelo de ser nombrando “Corregidor Perpetuo de La Ciudad de Nuestra Señora de La Paz”.

 

El autor es Abogado.

LA DINASTÍA PAZ EN EL PODER



Hoy 19 de octubre de 2025 el TSE acaba de lanzar los resultados de la segunda vuelta electoral, el nuevo presidente del país es Rodrigo Paz del PDC. El presidente electo es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y además es sobrino nieto del también expresidente Víctor Paz Estenssoro.
Las Raíces
El primero de los Paz en echar raíces en Tarija es Paulino Paz Baygorri, argentino nacido en Córdoba, lo hace en el año 1841. Fue cónsul en Tarija, donde se casó con Genoveva Arce y tuvo dos hijos Luis y Domingo. Había llegado antes con toda la familia: el padre don Juan Casimiro Paz de Codecido y Durán, su esposa doña Rosalía Baigorri Puch y todos sus hijos los Paz Baigorri, que vienen huyendo de la feroz persecución del dictador argentino Juan Manuel de Rosas. Cuando este cayó, regresaron a Argentina excepto dos, entre ellos Paulino.
Domingo Paz Arce ya nacido en Tarija, tuvo nueve hijos, con María Rojas. Uno de ellos Domingo Paz Rojas, quien fuera padre de Víctor Paz Estenssoro. Otro de sus hijos fue René Paz Rojas, que sería padre de Néstor Paz Galarza y por ende, abuelo de Jaime Paz Zamora. Víctor Paz Estensoro era tío segundo de Jaime Paz.
En las imágenes: El expresidente Víctor Paz Estenssoro, Jaime Paz presidente de Bolivia desde el 6 de agosto de 1989, al 6 de agosto de 1993, padre del nuevo presidente electo, Rodrigo Paz.
//Con información de El Pais de Tarija. // J. L.

BOLIVIA NO ABANDONÓ AL PERÚ EN LA “GUERRA DEL PACIFICO”


José E. Pradel B. Publicado el 17 de octubre de 2025 en El Diario de La Paz // Disponible en: https://www.eldiario.net/portal/2025/10/17/bolivia-no-abandono-al-peru/

Aunque han sido publicados numerosos libros y estudios sobre la denominada Guerra del Pacífico, aún existen aspectos que no han sido investigados ni esclarecidos, lo que ha dado lugar a que se mantengan ciertos imaginarios sobre el conflicto, como la afirmación de que “Bolivia abandonó al Perú”, tal hecho nunca ocurrió.
La documentación que encontramos nos permite sostener que después de la Batalla de Tacna o Alto de la Alianza, acaecida el 26 de mayo de 1880, Bolivia cumplió con su parte al enviar pertrechos, armas y vestimentas, entre otros recursos.
En palabras sencillas, sobre la citada acción en armas, Narciso Campero, señaló en el documento titulado ‘Informe del General Narciso Campero ante la Convención Nacional de Bolivia’ (1880): “Como se ve, señores, nuestro desastre no podía ni puede atribuirse a faltas cometidas en la dirección de las operaciones ni a imprevisión de especie alguna, sino únicamente a la superioridad del enemigo en número, en elementos y recursos de todo género”.
Según un documento conservado en el Archivo Histórico y Biblioteca del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, firmado en La Paz el 8 de julio de 1882 por el coronel Zenón Ocampo, entonces jefe de Parque, se detalla que la primera entrega de apoyo material se realizó el 26 de agosto de 1880. En esa ocasión, el oficial peruano Cayetano Villamil recibió 900 varas de bayetón blanco, 300 frazadas y 250 pares de zapatos, por un valor total de 1.040 bolivianos.
En 1881 se efectuaron tres nuevas entregas. La primera, el 27 de abril, consistió en 800 pares de zapatos entregados a la Empresa Carretera; la segunda, el 7 de mayo, en 70 rifles modelo Chassepot; y la tercera, el 14 de junio, en 140 rifles modelo Comblain, otros 10 rifles Chassepot y 8.000 tiros para Comblain, con un valor total de 4.960 bolivianos. Este año evidencia un incremento en el envío de materiales, destacando especialmente la provisión de armamento.
Al año siguiente se realizaron cuatro entregas adicionales. La primera, el 28 de abril, consistió en 50.000 cápsulas fulminantes destinadas al Ministro plenipotenciario del Perú en Bolivia. La segunda, el 9 de mayo, comprendió 10.000 tiros para fusiles Remington, por un valor de 6.000 bolivianos. Un día después, el 10 de mayo, se entregaron otras 50.000 cápsulas fulminantes. Finalmente, el 24 de mayo se remitieron 2.000 frazadas, 500 camisas de tocuyo, 4.200 varas de bayetón amarillo, 1.200 de bayetón verde, 3.000 de bayetón gris, 1.600 de bayetón blanco y 600 cananas con cinturones, por un valor total de 10.420 bolivianos.
En síntesis, los documentos oficiales demuestran que Bolivia no abandonó al Perú tras la Batalla de Tacna o del Alto de la Alianza. Por el contrario, continuó apoyando a su aliado mediante el envío constante de armamento, pertrechos, vestimenta y otros recursos durante los años 1880, 1881 y 1882.

 

FAMILIAS QUE DIERON LA MAYOR CANTIDAD DE PRESIDENTES Y OTRAS CURIOSIDADES

 


Por: Elmira Lindo / Publicado en El País de Tarija, 19 de octubre de 2025. Publicado con el título: Papás presidentes, presidentes discontinuos y otras curiosidades.
Bolivia vive hoy el primer balotaje de su historia y tanto si gana Rodrigo Paz Pereira como si lo hace Jorge Tuto Quiroga Ramírez, se repetirán dos condiciones inusuales en el país, pero no pioneras: Paz Pereira será presidente siendo hijo de un ex presidente, y Jorge Quiroga recuperará el poder de la presidencia después de varios periodos.
Padres e hijos
Las sagas familiares en la política boliviana han sido una constante en sus 200 años de historia. Tanto en su primer siglo de historia como en este siglo XXI, y de hecho esa costumbre sigue vigente en muchas alcaldías, sin embargo no es tan común que la banda presidencial pase de padres a hijos.
El “récord” de hijos presidentes lo tiene Hernando Siles Reyes, conocido por la nueva generación más por darle nombre al mítico estadio de La Paz, fue presidente entre 1926 y 1930, cuando se gestaba la Guerra del Chaco y se le considera uno de los inspiradores del nacionalismo boliviano, no en vano su hijo Hernán Siles Zuazo fue clave en la revolución nacional de 1952 y dos veces presidente: entre 1956 y 1960 con el MNR y entre 1982 y 1985 con la UDP, el gobierno más a la izquierda que tuvo Bolivia en aquella época tras recuperar la democracia.
Menos conocido es el otro Siles, Luis Adolfo Siles Salinas, líder del Partido Social Demócrata que en 1966 se alió con René Barrientos Ortuño, electo tras dos años de Junta Militar, ejerciendo de vicepresidente. Tras fallecer Barrientos, Siles Salinas asumió la presidencia entre abril y septiembre, cuando para sorpresa de nadie fue derrocado por el general Alfredo Ovando, que junto a Barrientos habían protagonizado la Junta del 64 al 66.
Otra famosa saga política de Bolivia es la Ballivián, que ha estado presente desde la fundación de la República e incluso en esta contienda tuvo representación con María Amparo Ballivián Valdés contada entre las precandidatas. José Ballivián y Segurola fue militar clave en los tiempos de la Confederación Perú Boliviana y protagonista de la batalla de Ingavi, que consolidó la independencia definitiva de Bolivia tras la muerte del mariscal Santa Cruz y el General peruano Agustín Gamarra. Tomó el poder en 1841 como se hacía entonces y lo perdió de la misma manera en 1847.
Años más tarde fue uno de sus diez hijos, Adolfo Ballivián, quien asumió la presidencia por un breve espacio de tiempo, entre mayo de 1873 y enero de 1874. Dicen los cronistas que fue elegido en las elecciones democráticas – censitarias, eso sí – más limpias de la época, pero a los pocos meses sufrió un cáncer de estómago y falleció con solo 42 años.
Presidentes discontinuos
Por otro lado, si Tuto Quiroga llega a la presidencia esta noche, entrará a formar parte de un selecto grupo de políticos bolivianos que gobernaron el país en más de una ocasión: Quiroga fue electo vicepresidente en 1997 y asumió la presidencia luego de la retirada de Hugo Bánzer Suárez por motivos de salud, entre agosto de 2001 a agosto de 2002.
El récord de llegadas a la presidencia lo tiene José Miguel de Velasco, vicepresidente en dos ocasiones y presidente hasta en cinco, eso sí, en diversos periodos y con diversas funciones entre 1828 y 1841, cuando la democracia era otra historia. Su mayor periodo en el poder fue el último: entre 1839 y 1841, mientras que hubo periodos de meses y semanas. Se le consideraba un soberanista.
Le sigue Víctor Paz Estensoro, cuatro veces presidente: concluyó el mandato del 52, del 60 y del 85 y fue golpeado apenas fue reelegido (tras cambiar la Constitución) en 1964. En estas, Hernán Siles Zuazo también fue reelecto dos veces en periodos discontinuos: 1956 y 1982, y quizá lo hubiera sido en 1964.
En dos ocasiones, con voto censitario, fue elegido Ismael Montes Gamboa, en 1904 y en 1913, culminando ambas gestiones. También fue reelegido de forma discontinua Gonzalo Sánchez de Lozada, renovador del mismo MNR que Paz Estensoro, fue elegido en 1993, cuando cumplió mandato hasta 1997, y de nuevo en 2002, aunque abandonó el país en 2003 tras los sucesos de octubre y la revuelta popular.
Además, René Barrientos y Hugo Bánzer Suárez ejercieron el poder en dos ocasiones distintas, una a la cabeza de una Junta Militar (64-65 uno y 71-78) el otro, y la otra, elegidos democráticamente en el 66 uno y en el 97 el otro. Además Germán Busch ocupó la presidencia en tres momentos, dos por la vía del Golpe de Estado y otra mediante una Convención Nacional poco transparente, y también Alfredo Ovando por la vía del Golpe.
Bolivia: 67 presidentes en 90 gobiernos
Un total de 67 personas han gobernado alguno de los 90 gobiernos que se han instalado en Bolivia a lo largo de su historia. Una historia marcada por los golpes de Estado y una incipiente democracia, aun siendo con voto calificado. Andrés de Santa Cruz, por ejemplo, fue el primero elegido por voto indirecto en 1835 al que se sometió pese a llevar gobernando desde 1829, y 13 de los 25 presidentes del siglo XIX fueron elegidos por voto, aunque la confiabilidad en su transparencia fuera baja.
En la primera mitad del siglo XX, marcada por la posguerra del Pacífico, la Guerra Federal y la Guerra del Chaco, hubo 8 elecciones pero se conformaron 20 gobiernos. En la segunda fueron 25 con 9 elecciones. En lo que va de siglo XXI han gobernado 7 personas, aunque solo tres electas en las ánforas.
En las Imágenes: A la izquierda el presidente Hernando Siles Reyes padre de los presidentes Hernán Siles Zuazo y Luis Adolfo Siles Salinas. Ambos hijos llegaron a la presidencia años después de la gestión de su padre, que gobernó el país entre 1926 y 1930. (Imágenes tomadas de Wikipedia)

A 40 AÑOS DEL DECRETO 21.060 DEL 29 DE AGOSTO DE 1985

 

Por: Oscar Espinosa García / Publicado en El Diario de La Paz, desde el 18 al 30 de septiembre de 2025.

I.  La economía nacionalista revolucionaria

La economía nacionalista revolucionaria fue instaurada por el Dr. Víctor Paz Estenssoro en el gobierno que asumió en 1952. En sus propias palabras explica en qué consistió el nuevo orden social y económico: “El 9 de abril de 1952, para decirlo en una apretada síntesis, marca el comienzo de un proceso que se caracteriza por la presencia de las grandes mayorías nacionales en el manejo de la cosa pública y por las transformaciones profundas efectuadas para hacer de un país semicolonial y de un pueblo oprimido, un ente nacional democrático y soberano. El propósito cardinal de mi primer gobierno fue modificar, fundamentalmente, la estructura económica y social con la liquidación del poder minero feudal mediante la nacionalización de las minas y la reforma agraria, lo que permitió una distribución más justa del ingreso nacional y la vigencia de un plan de desarrollo y la diversificación de la economía”. Con estos propósitos fueron promulgados también el voto universal, la reforma educativa, la legislación del trabajo y el sistema de seguridad social. Fueron tres los gobiernos de la Revolución Nacional, dos de Víctor Paz Estenssoro (1952 – 1956 y 1960 – 1964) y uno de Hernán Siles Zuazo (1956 – 1960). Cuando comenzaba su tercer gobierno, el Dr. Víctor Paz Estenssoro fue derrocado por el general René Barrientos Ortuño.

Con la carretera pavimentada Cochabamba – Santa Cruz y apoyados decididamente por el gobierno, los emprendedores cruceños y otros venidos de toda la república, iniciaron el despegue económico de Santa Cruz. Con un Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos bien constituido y eficiente y con la apertura a la inversión extranjera, Bolivia comenzó a ser productor de hidrocarburos. Se construyó el ingenio azucarero de Guabira, la planta hidroeléctrica de Corani y otras plantas de generación termoeléctrica. Una medida transcendental fue la creación del Servicio Nacional de Caminos, que permitió que el país dispusiera de una red de carreteras. Se mejoró el sistema de aeropuertos y se dio un fuerte impulso al Lloyd Aéreo Boliviano. Se inauguraron los ferrocarriles Santa Cruz – Puerto Suárez y Santa Cruz – Yacuiba.

Se implementó un modelo de economía de mercado con fuerte presencia del Estado. El Estado era propietario de las empresas más grandes del país: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Empresa Nacional de Ferrocarriles, Empresa Nacional de Energía Eléctrica, Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Lloyd Aéreo Boliviano y otras más.

Se impulsó la industria manufacturera. La producción de harina, pan, fideo y galletas se incrementó significativamente. Hubo un gran desarrollo en la producción de lana de oveja, alpaca y vicuña y sus productos como chompas y frazadas. Otra industria que creció fue la de los zapatos, a pesar de que la materia prima con que se fabricaba los zapatos se tenía que importar.

De 1964 a 1982 Bolivia tuvo trece gobiernos militares, con apenas tres gobiernos civiles que duraron en total 15 meses. Los gobiernos militares tuvieron poca significancia económica y hubo en ellos poca transparencia en el manejo de la economía. El único que lo tuvo fue el del general Hugo Banzer Suarez, que duró de 1971 a 1978. Durante este periodo se produjo una bonanza por la subida de los precios del petróleo, gas y los minerales. La bonanza fue malgastada en edificios, proyectos mal diseñados o sobredimensionados y elefantes blancos. Hubo un despilfarro de los recursos que recibió el país y a pesar de los cuantiosos recursos que recibió, la deuda externa creció desmesuradamente, por la facilidad que había de acceder a créditos en el mercado internacional. Al término de los gobiernos militares la economía nacional ya se encontraba en crisis.

La lucha por la democracia culminó con la posesión como presidente del Dr. Hernán Siles Zuazo, candidato del frente político de la Unidad Democrática y Popular (UDP) compuesto por el MNRI, MIR y PCB. La economía que recibió necesitaba de urgentes ajustes, que no los pudo hacer principalmente por el condicionante apoyo de su aliado político MIR, la cerrada oposición de MNR-FRI y ADN en el Parlamento y las presiones salariales de trabajadores y empleados, principalmente de la Central Obrera Boliviana (COB) que, en sus tres años de gobierno, realizaron huelgas pidiendo irreales aumentos de salarios. El Gobierno tuvo que recurrir a la emisión inorgánica de moneda. Como consecuencia se produjo la más elevada inflación de la historia del país.

El Gobierno de Siles no pudo honrar la deuda externa, por la caída de las exportaciones. Como había control de precios, la producción de alimentos y artículos básicos se contrajo ostensiblemente. La compra de dólares del Banco Central con un precio fijado por el Gobierno se volvió una fuente de corrupción y de estafa, por los políticos que podían adquirir dólares con precio rebajado y lo vendían en el mercado paralelo con elevados precios, y por personas que inventaban la adquisición de maquinaria del exterior, para después vender los dólares en el mercado paralelo.

El Dr. Hernán Siles Zuazo, que respetó las libertades y los derechos de los ciudadanos y que quería preservar el sistema democrático, renunció para dar lugar a que se hagan elecciones y se elija un nuevo gobierno. Este fue el final de la economía nacionalista revolucionaria que inauguró el Dr. Víctor Paz Estenssoro y que el mismo clausuró en 1985 con el Decreto Supremo 21.060.

II El DS 21.060

El Decreto Supremo 21.060 fue promulgado por el Dr. Víctor Paz Estenssoro el 29 de agosto de 1985. El decreto puso fin a la crisis económica. El país volvió a la normalidad económica, se controló la inflación y se reactivó la producción de bienes y servicios. El Gobierno introdujo nueva moneda y puso el gasto público bajo control.

El decreto 21.060 no fue solamente para superar la crisis, sino que fue el comienzo de una nueva política económica, que comprendió a un conjunto de reformas estructurales que cambiaron el sistema económico de Bolivia. Básicamente, se pasó de un sistema económico en el que el Estado era el principal ejecutor de las actividades económicas, a un sistema en que el mercado sea el lugar donde se realizan y se estimulan las actividades económicas. El Estado fue transformado en su organización y sus instituciones. Se dio a los departamentos y municipios una función más preponderante dentro de la administración del país.

Las medidas más importantes del decreto 21.060 y de su complementario el 21.660 fueron:

  • Reducción del déficit fiscal mediante el congelamiento de salarios, aumento del precio de los combustibles y reducción de los gastos del Estado. Se racionalizó la burocracia y se estableció para el Gobierno una disciplina para llevar las finanzas públicas y una prudencia para llevar la política monetaria.
  • Reforma del Banco Central, para que sea una institución independiente del poder político. Se prohibió los préstamos que hacía a las empresas públicas y al Ejecutivo.
  • Introducción de un tipo de cambio del dólar “único, real y flexible” mediante la creación del bolsín manejado por el Banco Central.
  • Liberalización total del mercado, donde debería haber libre oferta y demanda y libertad para poner precios (con excepción del transporte público urbano). Se estableció la libre contratación en el mercado laboral.
  • Reforma tributaria: se redujo más de 400 impuestos a siete básicos, entre ellos el IVA. Establecimiento de un arancel único a las importaciones, con excepción de una lista de bienes de capital que estaba sujeta a un arancel menor.
  • Apertura de la economía al mercado internacional. Se estableció la libre importación y exportación de bienes y servicios. Fueron quitadas las restricciones sobre los movimientos de capitales desde y hacia el país.

Estas medidas tuvieron la aprobación del Fondo Monetario Internacional, lo que permitió que el país tenga acceso al crédito y al financiamiento. Como complemento al Decreto Supremo 21.060, se elaboró una estrategia de desarrollo económico y social para el periodo 1989 – 2000, por iniciativa y responsabilidad del ministro de planeamiento y coordinación, Lic. Gonzalo Sánchez de Lozada. Para su elaboración participaron 14 consultores internacionales y 39 consultores nacionales. La estrategia propuso “medidas y proyectos esenciales” para encaminar al país a un desarrollo económico y social sustentable.

Durante el Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada fueron creadas instituciones y se promulgaron leyes que profundizaron la política económica iniciada por el decreto 21.060. El sistema jurídico es esencial para la vigencia de la democracia y el funcionamiento de la economía de mercado. Para fortalecerlo se creó el Tribunal Constitucional, el Consejo de la Judicatura y la Defensoría del Pueblo. Una ley trascendental fue la Ley de Participación Popular, que permitió que los municipios dispongan de recursos y puedan dirigir y administrar su desarrollo.

Se reemplazó el sistema de pensiones “de reparto”, que estaba al borde del colapso, por el sistema de ahorro personal, donde los ahorros fueron manejados por dos administradoras, que invertían los fondos en operaciones financieras.

Se creó el Sistema Nacional de Inversión Pública para establecer un mecanismo de selección de los proyectos de inversión pública. Esto para evitar que los proyectos de inversión pública sean elegidos por razones políticas, intereses creados o el capricho del presidente y no por la contribución que puedan hacer al crecimiento de la economía. Fueron apartados de la inversión pública los proyectos del sector productivo, de hidrocarburos y ferrocarriles. El Estado se tenía que avocar a los proyectos sociales y de infraestructura: agua potable, saneamiento básico, educación, salud, carreteras, riego y electrificación rural. Estos proyectos se debían realizar bajo el estricto control que estipula la Ley SAFCO y la elección de las empresas constructoras se tenía que hacer mediante licitaciones. La creación de fondos de desarrollo y de inversión social significó que a lo largo de todo el país se construyeran como nunca sistemas de agua potable, de saneamiento básico, de riego y otros de gran impacto social y se crearan empleos.

La capitalización de las empresas públicas de hidrocarburos, energía eléctrica, telecomunicaciones y ferrocarriles, convirtió a éstas en empresas rentables y eficientes y produjo el enorme desarrollo que se ha tenido en estos campos. Con las utilidades de la capitalización se creó el bonosol. El fruto de la capitalización lo cosechó después el Gobierno de Evo Morales.

III.  La economía del despilfarro

La aplicación plena del Decreto Supremo 21.060 se extendió hasta el 2006, año en el que asumió la presidencia el Sr. Evo Morales Ayma. Dentro de la política de libre mercado que estableció el decreto 21.060, se aplicó una política económica que hizo al nuevo gobierno el mayor de los empresarios. Para ello se convirtió en dueño de las empresas capitalizadas de hidrocarburos, comunicaciones y energía, de empresas privadas de minería, fundición, electricidad, agua potable, administración de aeropuertos, y además creó nuevas empresas industriales.

Realizó enormes inversiones en elefantes blancos, como la planta de urea y amoniaco, planta separadora de líquidos del gas, planta productora de GNL, planta de industrialización del litio, ingenio azucarero de San Buenaventura y otros. También creó empresas industriales para competir con las empresas privadas. El propósito era dominar la economía boliviana. Esta política penalizó la libre competencia que tiene que haber en el mercado, puesto que el Estado se convirtió en un empresario privilegiado, con ventajas respecto a los empresarios privados. Además, se transformó en un empresario incompetente, que despilfarró los recursos del país.

En contra de la política del DS 21.060 de no malgastar los recursos de las reservas internacionales netas del país, que administra el Banco Central, el gobierno de Evo Morales autorizó préstamos del Banco Central (con tasas de interés menores al 1 %) a empresas estatales y al Ejecutivo para realizar proyectos de inversión pública. El Banco Central otorgó créditos por 8.412 millones de $US a las Empresas Públicas Nacionales Estratégicas (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos, Empresa Nacional de Electricidad, Yacimientos del Litio Bolivianos y Empresa Azucarera San Buenaventura). Mediante el Fondo para la Revolución Industrial Productiva, el Banco Central concedió créditos a empresas estatales como Quipus, Ecebol, Lacteosbol, Promiel, Emapa, Vinto, Huanuni, Corani, Enatex (quebrada) entre otras. La red de teleféricos de la ciudad de La Paz fue construida con crédito del Banco Central. Montos menores fueron usados para apoyar proyectos en cuatro departamentos.

Cuando operaba el bolsín del Banco Central se tenía una tasa de cambio real y flexible del dólar. El gobierno de Evo Morales no operó el bolsín y mantuvo una tasa fija. El dólar o cualquier moneda extranjera se obtiene de las exportaciones que hace el país, lo que significa que tiene un precio para su economía. Un precio bajo del dólar fomenta la importación de bienes que producen países extranjeros, haciendo que sean usadas más las reservas internacionales netas y de un modo poco eficiente. Por otro lado, una tasa baja del dólar penaliza las exportaciones que puede hacer el país.

A partir del año 2014 bajaron los precios del gas en el mercado internacional y también empezó la disminución progresiva de las reservas de gas, por el agotamiento de los campos existentes y por la falta de reposición de éstas, de manera que el gobierno tuvo cada vez menos ingresos en dólares. De esta manera se produjo la reducción de las reservas de moneda extranjera, ocasionada también por el despilfarro que se hizo en los elefantes blancos y proyectos antieconómicos que realizó el MAS, ocasionando una grave escasez de dólares.

Dentro de la implementación de la política del 21.060 se fijaba el precio de los combustibles (principalmente gasolina y diésel) de acuerdo a los precios que fija el mercado internacional. El gobierno del MAS durante su gestión ha subsidiado estos precios y al presente tiene que gastar 2.600 millones de $US anuales para la compra de combustibles en el mercado internacional y los ingresos que tiene por la exportación de gas llegan a los 1.600 millones de $US. Para mantener el subsidio a los combustibles tiene que cubrir un déficit de 1.000 millones de $US, por lo que se ha producido la grave escasez de diésel y gasolina.

En 2006 el presupuesto consolidado de gastos corrientes fue de 26.966 millones de Bs. El gobierno de Evo Morales incrementó cada año los gastos corrientes hasta llegar a un presupuesto consolidado de 228.357 millones de Bs en el año 2015 y fue aumentando en los años posteriores hasta llegar en 2025 a los 296.566 millones de Bs. A partir del año 2014 los presupuestos se formularon con déficit, en un rango desde el 6 hasta el 10 %. Los ministerios que recibieron más recursos fueron Defensa, Gobierno y Comunicación. Los ministerios de Salud o Educación recibieron cada uno un tercio de lo que recibió Defensa y la mitad de lo que recibió Comunicación. El Ministerio de la Presidencia recibió casi tanto como Educación y Salud. El gobierno gastó más de 4.000 millones de $US en propaganda a través del Ministerio de Comunicación. Se incorporaron al presupuesto de gastos corrientes los presupuestos de empresas públicas deficitarias.

Los gobiernos del MAS suspendieron la aplicación de la Ley SAFCO, del Sistema de Administración de Bienes y Servicios y del Sistema Nacional de Inversión Pública y eliminaron el control que tiene que hacer la Contraloría a sus gastos. Los presupuestos de inversión pública ejecutados crecieron de 629 millones de $US en 2005 a 5.065 millones de $US en 2016 y a partir de ese año estuvieron por encima de los 4.000 millones de $US. Sin los instrumentos de control, los proyectos de inversión pública se eligieron según el arbitrio del presidente y los administradores públicos, sin justificar su elección y la ejecución se realizó con la elección arbitraria de empresas constructoras, sin realizar las licitaciones que mandan las normas. En las carreteras fueron despilfarrados 11.000 millones de $US en proyectos inservibles que hacen que tengamos una deficiente red de carreteras.

IV.  El contexto político e institucional

En el primer gobierno de Víctor Paz Estenssoro, como consecuencia de los altos gastos que significaba la aplicación de la nueva política económica, la reducción de los ingresos por la exportación de estaño y el cumplimiento de los compromisos que se tenía con la clase trabajadora, se produjo una fuerte inflación y una grave escasez de dólares, pese al apoyo financiero que el Gobierno recibió del Gobierno de los Estados Unidos. Los déficits presupuestarios se cubrían con la emisión inorgánica de dinero por el Banco Central.

Al final de su primer gobierno, el Dr. Víctor Paz Estenssoro pidió al Gobierno de Estados Unidos una misión para diseñar un plan de estabilización de la economía y la implementación de programas fiscales y presupuestos racionales. Con este objeto vino una misión encabezada por el Sr. George Jackson Eder. En conversaciones que tuvo con el presidente Paz, se acordó fundar el Consejo Nacional de Estabilización Monetaria, para formular un programa de estabilización monetaria. Cuando asumió la presidencia el Dr. Hernán Siles Zuazo, el Consejo de Estabilización ya estaba funcionando con economistas bolivianos y del Fondo Monetario Internacional. Después de cuatro meses presentó el programa de estabilización, que puso en orden a la economía boliviana.

Aprovechando los poderes especiales que le dio el Congreso para implementar medidas de reforma fiscal y monetaria, Siles promulgó decretos que establecieron un sistema de libre comercio, sujeto solamente a ciertos derechos de aduana y de regalías a la exportación de minerales. Suprimió los controles en transacciones de divisas y estableció un solo tipo de cambio, de 7.000 Bs por dólar, variable de acuerdo con las condiciones del mercado. Eliminó el control de precios y prohibió los préstamos del Banco Central al Gobierno. Hizo que la economía se encaminara hacia un crecimiento sostenido con estabilidad monetaria que duró muchos años.

En el segundo periodo presidencial de Víctor Paz Estenssoro hubo crecimiento económico, pese al desorden resultante de los excesos y abusos de los sindicatos, en especial de la COB y de los campesinos. La Corporación Minera de Bolivia recibió una ayuda de 18,7 millones de $US provistos por Estados Unidos, Banco Interamericano de Desarrollo, Alemania Federal y Argentina para ejecutar un programa de rehabilitación en las minas administradas por COMIBOL.

La agricultura y la agroindustria tuvieron un gran desarrollo en el departamento de Santa Cruz, gracias a los préstamos y disponibilidad de fondos para los productores agrícolas. Cuatro ingenios azucareros comenzaron a abastecer de azúcar al mercado nacional. La producción de otros productos agrícolas también se incrementó, llegando incluso a producirse excedentes para la exportación. Se mejoró la educación rural principalmente con la construcción de escuelas usando fondos provistos por el Gobierno de los Estados Unidos, UNESCO y Naciones Unidas.

En su primer exilio en el Perú (1964 – 1971), Paz Estenssoro para sostener a su familia dio clases de economía en la Universidad Nacional de Ingeniería y de planificación urbana y macroeconomía en los cursos de postgrado de la Facultad de Arquitectura y en el Instituto de Planificación Urbana de Lima. En su segundo exilio, entre 1976 y 1978, estuvo en Estados Unidos trabajando como investigador y profesor de historia latinoamericana. Estuvo un año preparando un documento sobre la economía de Bolivia. Trabajó como profesor en las universidades de California y Nuevo México. El Dr. Víctor Paz Estenssoro era un economista destacado y un experto en desarrollo económico y sabía lo que se tenía que hacer para salir de la crisis.

Para enfrentar la grave crisis económica que afligía al país, en agosto de 1985 encargó la redacción del decreto de estabilización al presidente del senado Lic. Gonzalo Sánchez de Lozada. Se formó una comisión compuesta por dos economistas, que fueron Juan L. Cariaga y Fernando Prado Guachalla, dos abogados, dos ministros, dos empresarios y dos políticos. La comisión se reunió durante dos semanas en la casa de Gonzalo Sánchez de Lozada en el barrio de Obrajes y preparó un borrador de decreto que fue discutido por el gabinete ministerial durante once horas. El decreto fue promulgado el 29 de agosto con el número 21.060.

El Lic. Juan L. Cariaga, fue nombrado ministro de hacienda. Era un notable economista, catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés y autor de libros de economía y finanzas. La aplicación del decreto 21.060 fue descrita en su libro “Estabilización y Desarrollo. Importantes lecciones del programa de estabilización de Bolivia”, publicado por la UPSA y el IBCE. Jeffrey Sachs le dedicó un capítulo en su libro “El Combate a la Pobreza”.

La aplicación del decreto exigía un gobierno con una gran fuerza institucional. Para ello el Dr. Víctor Paz formó su gabinete con profesionales independientes (80 %), especialistas en la materia de su ministerio. Priorizó a la competencia sobre la política. El mismo se dedicaba enteramente a la administración del Estado. Su horario de trabajo era de 8 a 12 en la mañana y de 14 a 18 en la tarde, enteramente dedicado a atender los asuntos de la administración del Estado. Nunca asistió a inauguraciones o a eventos de naturaleza política.

Con el apoyo de ADN pudo tener gobernabilidad. Con la aprobación que recibió de la población, supo ejercer la autoridad que debía tener el gobierno. Con unas Fuerzas Armadas y una Policía institucionalizadas, impuso orden en toda la república.

 

// Oscar Espinosa García es ingeniero civil.

 

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