Por: Ing. Miguel Salas Aguilar / Publicado en el periódico
La Patria, el 4 de octubre de 2009.
GLORIAS ORUREÑAS.
La historia nacional palidece al no tener claro los
antecedentes de la historia aérea en nuestro país, pues desde el siglo XIX al
presente, la mayoría de los ensayistas se volcaron trilladamente a desentrañar
las acciones de los gobernantes más de las veces triste y vergonzosa, olvidando
a los simples ciudadanos; hombres y mujeres, muchas veces anónimos y arrinconados
en la memoria bibliográfica, que desde su disciplinado y dedicado rincón del
trabajo supieron ennoblecer a las ciencias, meritorias existencias que se
ofrendaron a la arqueología, arquitectura, el arte, la botánica, la
exploración, y un sin fin más de disciplinas e incluso la osada y atrevida
aventura de la aviación.
EL PRIMER AERONAUTA EN BOLIVIA.
¿Quién fue el primer aeronauta en nuestros cielos? Las
primeras referencias que se tiene de la actividad aérea en Bolivia datan de
1872, referencias y pinturas de aquellos años muestran pequeños globos
Aerostáticos en los paseos de la ciudad de La Paz, ante la acomodada burguesía
y la admirada plebe.
Una de las principales obras referenciales es el libro
"Alas de Bolivia" de la escritora Amalia Villa de La Tapia, la que
refleja los inicios de nuestra historia aérea. Esta escritora nacional refiere
que la primera ascensión al cielo fue el año de 1872, cuando gobernaba el país
el Dr. Tomás Frías, ocasión cuando llegó a la ciudad de La Paz una compañía de
circo, entre las que destacaba don Apolinar Zeballos con su globo Montgolfield,
iniciando con ello el nacimiento de nuestra historia aérea:
"…Apolinar Zeballos, de nacionalidad peruana, tuvo la
idea de presentar un espectáculo nunca visto en esta ciudad. Con tal motivo
construyó un globo tipo Montgolfield – 1783, utilizando tocuyo y otros
materiales. Solicitó de las autoridades nacionales el permiso respectivo para
presentar al pueblo la prueba de ascensión de un globo y, concedido que le fue.
Zeballos instaló el globo en la Plaza de Armas, hoy Plaza Murillo, y lo infló
con los medios existentes en la época. Concluido sus preparativos, Zeballos se
lanzó al espacio tripulando su globo, que se elevó hasta una altura de 500 m.,
permaneciendo en el aire aproximadamente 25 minutos, al cabo de los cuales
descendió sin ningún percance en los terrenos de la zona llamada
Tembladerani"
Aquella primera ascensión, lamentablemente no fue bien
aprovechado. Los sucesivos gobiernos nunca trataron seriamente de implantar
este útil avance tecnológico para aplicarlo en el campo civil y más que todo militar,
ya que de haberse tomado seriamente como útil herramienta de la defensa y
exploración, hubiera mejorado considerablemente nuestra posición en los
posteriores años republicanos.
De todas maneras esta primera ascensión con fines civiles en
un globo Montgolfield, está registrada solamente en la ciudad de La Paz, aunque
no es atrevido suponer que el mismo se hubiera podido realizar igualmente en la
de Oruro, por su próxima cercanía.
Apolinar Zeballos, se constituye biográficamente para este
estudio como el primer ser humano que se elevó a los cielos, iniciando con
ello, una carrera aérea del que muy pocos conocemos su auténtica génesis
histórica. Lamentablemente del señor Zeballos, no se conoce mayores datos
personales, como resultado del indebido descuido hacia nuestros pioneros del
aire, del siglo XIX.
MUCHO ANTES DE LA GUERRA DEL PACIFICO
Igualmente que el peruano Apolinar que había llegado a
nuestro país el año 1872 junto a una compañía de circo ambulante, hacia el año
1877 un ciudadano norteamericano llamado Eduardo Laiselle, fue el Aeronauta que
más impresionó inicialmente al público chileno por sus acrobacias aéreas en un
globo Montgolfield llamado por su propietario como "Juana de Arco",
el mismo que posteriormente se trasladó a Bolivia donde logró el primer ascenso
en los cielos de nuestra ciudad, ante la expectación de una admirada población.
Un joven yanqui llegó al puerto chileno de Coquimbo, donde
por vez primera para aquel país el globo engomado "Juana de Arco"
realizó su primera ascensión.
El relato del historiador chileno, don Pedro Álvarez Pavez
en su libro "Tradiciones y Episodios de Coquimbo", relata que es esta
ciudad chilena, el lugar donde se realizó el primer vuelo en globo del siglo
XIX, del osado estadounidense E. Laiselle, para que décadas después lograse los
mismos exitosos vuelos en Oruro, La Paz y Cochabamba.
La proximidad de la inminente guerra, puso aquel
acontecimiento en segundo plano, por lo que el siguiente relato es una suerte
de afortunado encuentro con el pasado del los inicios de las actividades de
este personaje.
"Empezaba a cresparse la cuestión chileno – boliviano
que dio origen a la Guerra del Pacífico, cuando al atardecer del domingo 2 de
Febrero de 1879, el joven Eduardo Laiselle, natural de Boston, ciudad que
abandonó para recorrer el mundo en una compañía de variedades, elevose ante la
atónita población de Coquimbo en su globo Aerostático "Jeanne d’Arc",
de tela engomada, a una altura considerable, para ir luego a caer cerca de los
escombros del vapor quemado –el Dover Castle– que se encontraba en la bahía.
Ahí recibió uno de los botes preparados al efecto y trasladándose al muelle de
pasajeros, donde se tributaron acaloradísimas felicitaciones."
"Por el motivo explicado al principio, talvez no se dio
a dicho vuelo la importancia que merecía, pasando este suceso casi
desapercibido. Empero, veinte años después, el 12 de marzo de 1899, el célebre
Aeronauta repitió el ascenso en la plaza ‘Vicuña Mackena’. Como era natural, en
la plaza y en los balcones del Hotel de France había gran aglomeración de
gente, ávida de presenciar la arriesgada aventura."
"A las cinco y media de la tarde el enorme aeróstato
rasgaba los aires en demanda del firmamento. El perseverante Laiselle, en traje
de marinero, agitaba el tricolor nacional en medio de los acordes de la banda
de músicos que amenizó el acto. A causa de que no soplaba la más leve brisa, la
ascensión fue casi vertical; por lo que la mongolfiera descendió sobre un
edificio cercano, hasta donde acudió el populacho enloquecido y vitoreó al
audaz navegante. Esta vez Laiselle fue objeto de una significativa manifestación
de reconocimiento en la que le fue obsequiada una bonita medalla de oro y un
reloj por el Municipio local."
"- ¡Jesús, María y José! ¡Que susto me da, niña! ¿A
dónde irán a parar estos hombres con sus inventos?... decía santiguándose, una
vieja de pueblo a su hija, mientras contemplaba desde el cerro el espectáculo
aéreo, nunca visto en nuestro puerto, con media boca abierta de pasmo.
La aventura aérea de Eduardo Laiselle en Chile, conllevaron
a su nacionalización; participó como combatiente del ejercito de aquel país,
retirándose años después con el grado de subteniente, después de haber
participado en las terribles jornadas de ‘Chorrillos’ y ‘Miraflores’ que fueron
contrarios a la Alianza Perú-Boliviana.
Muchos años después, luego de amplios vuelos en el vecino
país, Laiselle ingresó a Bolivia. Esta vez tocaría a Oruro ingresar en la
historia aérea, cuando un 4 de julio de 1901, el globo aerostático realizaría
otra hazaña.
EL PRIMER VUELO EN ORURO.
Eduardo Laiselle, fue la primera persona en elevarse al
límpido cielo altiplánico y este capítulo constituye un homenaje a este pionero
aéreo, pues sin lugar a dudas contribuyo con el avance tecnológico de la
naciente urbe orureña, hacia principios de siglo XX.
Una buena prueba del uso de este aparato de vuelo en nuestra
ciudad, se encuentra en el periódico de nuestra Biblioteca Municipal, el mismo
comenta en breve crónica:
"De regreso de La Paz, ofrece don Eduardo Laiselle,
contribuir con su Aerostato, al festival de las próximas fiestas patrias del 6
de Agosto. Es de esperar que el Comité respectivo, vote una suma destinada a
contribuir a los gastos que demande este espectáculo, que seria verdaderamente
popular y bastante apropiado para esos días."
De este aeronauta, refiere también la escritora nacional
Amalia Villa de La Tapia, salvando el error de que los naturaliza como francés,
naturalmente por su sugestivo apellido, revelando interesantes datos para la
historiografía nacional y principalmente local, como la fecha de aquel
histórico suceso que vale la pena apuntar:
"Realizó su primera demostración en la ciudad de
Cochabamba su primera demostración el 27 de abril de aquel año (año 1901),
alcanzando gran éxito. Pasó después a la ciudad de Oruro, donde el 4 de julio
remontó por los aires hasta alcanzar la altura de 800 m., con una permanencia
de 15 minutos, al cabo de los cuales desciende en perfectas condiciones."
Las características del globo aerostático "Juana de
Arco", son importantes para reconstruir los momentos históricos que nos
tocó vivir, el investigador Virgilio Figueroa, detalla algunas características
de aquel aparato engomado.
"…en vez de barquilla, o colgante de ésta, pendía un
trapecio en que aparecía el Aeronauta haciendo toda clase de pruebas
acrobáticas. Aquello producía una impresión profunda en los espectadores. El
globo se elevaba unos doscientos o trescientos metros a veces un poco más, y
cuando se le concluía el humo o el aire caliente, empezaba a descender
lentamente y caía a veces en la calle, otras en alguna casa o en algún
arbolado. La gente corría tras el atrevido piloto y lo auxiliaba cuando caía en
algún sitio peligroso. Nosotros desde el balcón de la niñez presenciábamos el
espectáculo…"
UNA INOCENTE INSPIRACIÓN.
Mientras que en la ciudad de Santa Cruz, los bueyes
arrastraban pesadas carretas, y en Cochabamba los hacendados recorrían sus
calles en caballos; en Oruro, se hacían notables progresos tecnológicos que nos
constituían en pioneras a nivel nacional.
El 4 de Julio de 1901, marca el inicio de nuestra historia
aérea como ciudad precursora en la conquista de los cielos nacionales, cuando
un colorido globo aerostático y un valiente "gringo" chilenizado, se
elevaron en la inmensidad de nuestro azul cielo orureño.
Aquel vuelo indudablemente fue presenciado por toda la
población local, así como por las colonias extranjeras residentes en la ciudad;
quienes quedaron admirados por la fantástica presencia del ser humano en el
cielo, reservado hasta entonces a las aves y los seres divinos. ¡Se había
conquistado lo imposible!
Indudablemente este acontecimiento, sirvió para que un niño
de 8 años llamado Juan Mendoza y Nernuldez, quien como otros tantos avistaba
boquiabierto la proeza del "gringo" Eduardo Laiselle , se propusiera
desde entonces seguir los pasos de tan arriesgada profesión… la imaginación y
la inocencia tuvieron su recompensa cuando el año 1921 llegó sobrevolando un
avión italiano a nuestra ciudad; luego de cumplir cursos de aviación en el
aeródromo de Villa Lugano-Argentina, y lograr su brevet internacional. ¡Acto
valeroso que le otorgó el título de Primer aviador nacional!. Pero esa es otra
historia.
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