Por: A. Laureano Chambi Ocaña / Licenciado en Historia y
Ciencias Sociales - 13 de febrero de 2016.
La presencia de chilenos dentro del gobierno boliviano nunca
fue tan evidente como en la gestión del presidente Mariano Melgarejo
(1864-1871), su presencia sirvió para motivar una guerra entre Bolivia y Perú,
pero ante la imposibilidad de ese hecho se dieron a la tarea de preparar el
ambiente para la invasión de 1879, aquí la historia de ese episodio.
Corría el año 1866, la guerra marítima contra España logró
algo que 40 años de diplomacia no consolidaron; una buena relación
internacional entre Bolivia y Chile. Debido a que el presidente Melgarejo dio
su apoyo al país araucano en este conflicto bélico, recibió medallas y el grado
de general del Ejército chileno, también varios chilenos fueron enviados como
delegados en el gobierno de Melgarejo.
Aniceto Vergara Albano y Carlos Walker Martínez toman
puestos dentro del gabinete del presidente Melgarejo, Vergara Albano lo hace
como ministro de Hacienda y posteriormente como Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile, mientras que Walker Martínez
estuvo como secretario del presidente.
Ambos con apoyo de las cartas de Benjamín Vicuña Mackenna
mantenían una cercana confianza con el presidente boliviano; al punto de que en
varios momentos de amena charla insinuaban al impetuoso mandatario que indicase
una campaña bélica contra el Perú, prometiendo apoyo de parte de Chile, esto
con el objetivo de que el país araucano se adueñase del territorio de Tarapacá
y Atacama, mientras que Bolivia ocuparía los territorios de Tacna y Arica,
Melgarejo se negó ante ese propósito.
Durante el desarrollo del tratado de límites territoriales
entre Bolivia y Chile, el ministro chileno de Relaciones Exteriores, Álvaro
Covarrubias así como el diplomático Nicómedes Ossa le daban similares
incitaciones a la mano derecha de Melgarejo: el delegado boliviano Mariano
Donato Muñoz, que se encontraba en Santiago de Chile, también se negó.
Conscientes los delegados y diplomáticos chilenos de que no
recibirían apoyo de parte de Bolivia, tarde o temprano sería un enemigo, por
ello era necesario tener noticias cada vez mas actualizadas sobre la realidad
boliviana.
Los primeros espías chilenos empezaron sus actividades desde
los puestos que ya tenían en el gobierno boliviano; Albano, fue asesor
financiero de Melgarejo y posteriormente de Agustín Morales.
Vicuña Mackenna mantenía relaciones con varios empresarios
bolivianos mediante cartas, las cuales parecían triviales y personales, pero
que podrían contener informes de la realidad boliviana, el clima, la economía.
La política y el ejército.
El descubrimiento de plata en la mina de Caracoles generó un
gran movimiento económico en el departamento de Litoral boliviano, entre ellos
muchos inversores chilenos, algunos de los cuales que también ya tenían
inversiones en otras minas importantes dentro del territorio boliviano.
Estos inversores bajo la excusa de verificar sus inversiones
en las minas bolivianas viajaban constantemente entre éstas y su tierra natal,
dichos viajeros espiaban la realidad boliviana a favor del gobierno araucano.
Algunos de estos inversionistas respondían a los intereses
chilenos, dando informes claros y concretos, similares a lo que hacía el
coronel Martínez, personaje de Antonio Díaz Villamil en su obra teatral La
Hoguera; por otra parte, los demás inversionistas, inconscientes de su trabajo
de espionaje, hablaban de manera trivial sobre la realidad boliviana,
quejándose del camino, analizando la economía y criticando al Gobierno
boliviano, esas palabras, que prometían ser triviales, fueron de gran
relevancia para el Gobierno chileno, que al obtener la mayor información
posible sobre la realidad boliviana preveía el próximo conflicto bélico.
El espionaje chileno a Bolivia fue el resultado del apoyo
que diera Mariano Melgarejo al Gobierno de Chile en su guerra contra España en
1866. Fue en ese conflicto que Chile pudo internar en Bolivia a sus delegados
políticos, posteriormente a sus inversores económicos e incluso a sus
ciudadanos, los cuales conscientes o no, realizarían el espionaje a favor de su
gobierno, Así fue como comenzó la Guerra del Pacífico.
El apoyo de Bolivia a Chile en una guerra internacional
sembró las bases para la que sería la más nefasta guerra que sufriría Bolivia
en la primera parte de su historia republicana.
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