Publicado en Página Siete, abril de 2013.
Su presencia en los anales de la historia boliviana es más
que controversial. Su genio, sus vicios, sus errores y sus pasiones desataron
las habladurías de la sociedad paceña del siglo XIX y ellas, a su vez, inspiraron
montajes y sátiras -muchas de ellas ahora desconocidas- que hablaban de las
mentadas “andanzas” del presidente Mariano Melgarejo.
Sobre este hombre, que no tenía confianza “ni en la camisa”
y que nació en Tarata en 1820, se realizó un montaje comprometedor en el que
aparece junto a Juana Sánchez, o Juanacha, además de un oficial. La pareja se
encuentra en un momento íntimo y sexual.
La imagen pequeña en blanco y negro y otra mucho más
satírica que lleva la frase “la vida o la bolsa” pertenecen al coleccionista,
archivista y fotógrafo Javier Núñez de Arco, que guarda fotografías y objetos
que eran de propiedad de Melgarejo.
“Yo creo que sus detractores -entre los que había gente
pudiente tal vez- podrían haberse dado el lujo de hacer estos montajes, cosa
que no era barata en la época. Aparentemente no ocultaba lo que hacía, pero
además había muy pocos habitantes. Todo el mundo se enteraba de todo”, afirma
Núñez de Arco.
La imagen es un documento que habla de un naciente montaje
fotográfico en Bolivia y que satiriza a uno de los presidentes más excéntricos
que haya tenido el país y que gobernó de facto entre 1864 y 1871.
Los amores entre Juanacha y Melgarejo fueron vox populi
durante esa dictadura. Esa pasión estaba entregada a la más absoluta
sensualidad, como escribió Augusto Céspedes en el libro Las dos queridas del
tirano.
Para este autor, las dotes seductoras del dictador
sobrepasaban a las del mismo don Juan Tenorio. La obra también destaca sus
errores, como los que cometió en los tratados con Brasil o Chile, que
derivarían en grandes pérdidas de territorio y de la salida al mar, decisiones
inspiradas en una naturaleza sedienta de la aprobación que no tuvo en su
condición de “hijo natural”.
EL MONTAJE Y LA SÁTIRA
“Qué José lleva por nombre/ CULANTRO por sobrenombre./ Por
sobrenombre inm... (palabra borrosa)/ Aquí le veis que arrancando/ Una pluma de
la cola/ De la Juana heroína sola/ Un ascenso está logrando/ Alzándole como
espuma/ Una pluma de otra pl... (término borroso)”, reza el texto o epigrama
del montaje.
El historiador de arte Pedro Querejazu explica que el montaje
se realizó en parte con dibujos y con fotografías de los dos personajes
emblemáticos que han sido protagonistas de mitos y leyendas bolivianas.
“En el caso de estas imágenes concretas, yo diría que las
caras de Melgarejo y Juana Sánchez son fotografías y el resto son dibujos con
un tono muy satírico y caricaturesco (...). No olvidemos que además Melgarejo
adquirió una fama que se extiende a otros rubros como espiritista, masón y
médium”, señala.
Sobre la imagen de La vida o la bolsa, explica que se trata
de una caricatura en la que sólo el rostro de Juana Sánchez es una fotografía.
La imagen tiene un contenido simbólico, como las garras que
reemplazan a los pies de un Melgarejo lleno de honores militares y a los de sus
oficiales. Así como también los de la mujer cadavérica que está entre ellos y
de una Juanacha que muestra las piernas.
Querejazu explica que para saber quién fue el autor de dicho
montaje habría que investigar qué artistas estaban activos en La Paz durante el
siglo XIX, tales como Melchor María Mercado o Antonio Villavicencio, pero que
de ninguna manera se les puede atribuir a ellos este trabajo.
Para la periodista e historiadora Lupe Cajías, en esa época
había espacios en los que se exaltaba lo sensual y lo sexual en sus dimensiones
más intensas, pese a que puede haber parecido un periodo lleno de
prohibiciones.
“Esto no sólo ocurría en París o con los poetas malditos. En
conversaciones que tuve con Flavio Machicado o Antonio Paredes Candia, me
contaban que en el siglo XIX existían burdeles y también el consumo de droga
('). Lo que sí podemos decir es que Melgarejo representó de manera brutal la
inquietud sensual que a veces acompaña al poder, esto ligado al alcohol y a la
fiesta”, opina.
“ARGUEDAS, AL BASURERO”
Para el escritor Ramón Rocha Monroy, la versión
caricaturesca de Melgarejo se debe al escritor Alcides Arguedas, un autor que
jamás aplicó una metodología medianamente responsable en la investigación del
pasado.
“Al contrario, nos endilgó sus prejuicios contra los cholos(en
este caso Melgarejo) y su historia es un rosario de chismes. Tendríamos que
reescribir la historia de Bolivia y echar a Arguedas al basurero”, señala.
Según Rocha Monroy, el montaje es “burdo” y trata de
difundir una imagen de Melgarejo como un tirano romántico que sólo dedicaba
tiempo a sus vicios y caprichos.
Algo que dista de la realidad ya que, según este autor, en
la hacienda Cayara de Potosí hay un libro escrito por Melgarejo sobre ensayes
de minerales. “Para eso hay que saber química y no es un oficio de legos”,
dice.
Más allá de su mentado abuso del poder, de su naturaleza
pasional, de sus excentricidades, de sus borracheras -se dice que brindaba
hasta por su caballo Holofernes-, de su muerte a manos del hermano de Juanacha
y de otras historias , lo cierto es que la vida de Melgarejo no sólo refleja una
parte del siglo XIX , sino que al parecer es una fuente inagotable de secretos
por revelar.
Nacimiento Mariano Melgarejo nació en Toco, un caserío de
Tarata, Cochabamba, el 13 de abril de 1820 y fue hijo natural de Lorenzo
Valencia e Ignacia Melgarejo.
Adolescencia Como señala Carlos D. Mesa en el libro
Presidentes de Bolivia, entre urnas y fusiles, Melgarejo ingresó al Ejército
Nacional porque ésa era la vía para las personas que no tenían inclinaciones a
la vida civil y que buscaban en la profesión militar fáciles ascensos y buenas
perspectivas para llegar a puestos altos en la sociedad.
Presidencia En diciembre de 1864, Melgarejo dio un golpe de
Estado, derrocó a José María Achá y se proclamó presidente de Bolivia, cargo
que ocupó hasta 1871.
Muerte En 1871, sin dinero, buscó a su ex pareja Juana
Sánchez en Lima, Perú, cuya familia había huido con parte de las riquezas del
dictador. Ante la negativa de ella de restablecer la turbulenta relación, poco
después murió a manos del hermano de Juana, Aurelio Sánchez.
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