Rio de Janeiro, 7 de octubre de 1852.- Una mortal epidemia
de “fiebre amarilla” afecta desde hace varias semanas a esta ciudad, informaron
aquí fuentes médicas. La epidemia habría cobrado ya varios miles de víctimas, y
no se sabe cuándo llegará a su fin.
La fiebre amarilla es denominada así por los síntomas que
aparecen en el paciente (ictericia y fiebres muy altas). Sin embargo, se
desconoce aún su etiología. En principio la enfermedad fue confundida con la
fiebre tifoidea y con la gastroenteritis. Según aseguraron varios médicos a la
prensa local, la fase final de la fiebre amarilla provoca escenas realmente
patéticas, los cuales llegan al delirio con frecuentes “vómitos negros”.
BALLIVIÁN ENTRE LAS VÍCTIMAS
Fuentes gubernamentales confirmaron que el ex presidente de
Bolivia, José Ballivián (que abandonó el poder a fines de 1847) murió ayer, 6
de octubre de 1852. El ex mandatario visitaba Rio de Janeiro en misión
diplomática. El destino le habría jugado una mala pasada a Ballivián, que en
uno de sus viajes de destierro no pudo desembarcar en El Callao, Perú, y tuvo
que seguir viaje a Panamá. Desde Panamá había pasado a Rio de Janeiro y allí parece
ser que consiguió una comisión del gobierno ecuatoriano para explorar las
posibilidades de unir ese país con el Océano Atlántico por vía fluvial.
Fue en medio de esa misión cuando lo sorprendió la epidemia
y con ella la muerte.
“Sólo 13 personas acompañaron su cortejo fúnebre”, dijo un
informante.
Mientras tanto, extraoficialmente se supo que el actual
presidente de Bolivia, general Manuel Isidoro Belzu, ya habría sido enterado
del hecho y que su idea es disponer que las prefecturas de su país celebren
exequias fúnebres correspondientes al grado de general para el difunto, pese a
las viejas rencillas entre am-bos militares. Incluso se dispondría que su
esposa e hijos gozaran de una pensión.
Fuente: periódico El Diario 8 de Octubre de 2013.
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