EL TARIJEÑO ARMANDO ICHAZO ROMPE EL CERCO DE CAMPO VÍA


Temprano en diciembre de 1933 el hábil conductor de las fuerzas paraguayas, coronel José Félix Estigarribia, logro completar un cerco en torno al estratégico fortín Alihuata, Esta operación resulto posible en grado importante por l ineptitud y tozudez de Kundt y por la falta de iniciativa y arrojo de los comandantes de dos divisiones bolivianas: La Novena, a cargo del coronel Banzer, y la Cuarta, a órdenes del teniente coronel Emilio Gonzalez Quint. Por acción sorpresiva del teniente coronel Rafael Franco, comandante de la guarnición de Gondra a la que Bolivia había puesto largo sitio, aquel cerco de Alihuata se amplió al área de un inmenso pajonal llamado Campo Vía. Al juntarse las pinzas envolventes de ambos, en la madrugada del 10 de diciembre de 1933, algo más de 7000 combatientes bolivianos quedaron atrapados y sus jefes no supieron hallar salida. A última hora Kundt envió al coronel Peñaranda de Saavedra hacia Campo Vía con la orden de romper el cerco, pero no solo que ello fue imposible sino que el propio comisionado casi fue atrapado a su vez. Y, por tanto, tuvo que replegarse rompiendo monte.

Entre tanto, ante la inacción de sus superiores, los oficiales del famoso Lanza resolvieron por su cuenta buscar una salida a cualquier precio. La encontraron gracias al ingenio, la audacia y la bravura de Ichazo, a quien sus hombres en su mayoría chaqueños llamaban más bien el teniente Machazo. El guerrero chapaco concibió una táctica de ataque fulminante sobre un frente de no más de trescientos metros por una sucesión ininterrumpida de “olas” de pequeños agrupamientos de infantería apoyados  por unos cuantos morteros. La totalidad del regimiento, apenas unos 500 hombres entonces, ejecuto el ataque bajo el mando de Ichazo, yendo a estrellase arrolladoramente contra lo que resulto ser precisamente un punto de acumulación  de tropas de reserva. LA gran mayoría de los atacantes fueron cayendo en el camino en medio de espantosa carnicería pero la táctica logro romper el cerco y paralizo temporalmente al adversario victorioso. “¡Asombroso!, era la única forma para poder vencer en aquel momento”, admitió elogiosamente el teniente coronel Franco. El Lanza, con no más de 150 sobrevivientes, mantuvo abierto el boquete por tiempo suficiente para que prácticamente  pudieran evadirse todos los cercados cruzando de norte a sur el pajonal de Campo Vía. Pero solo una parte de ellos, actuando por cuenta propia, supo escapar antes de que el anillo se cerrara de nuevo en el mismo día 10 de diciembre. Sin embargo, gracias al Lanza, estos hombres constituyeron la base para que el coronel Peñaranda agregando a ella soldados que tuvieron que abandonar posiciones sureñas formara de improviso el primer contingente del tercer Ejército boliviano del Chaco.

Cuando se supo en La Paz que Peñaranda había logrado llegar con tropas a Saavedra se le atribuyo la ruptura del cerco de Alihuata y Campo Vía, En consecuencia, fue condecorado como héroe y ascendido a general. Y, poco después, fue puesto al mando supremo de las tropas  del Chaco en remplazo de Kundt. En cambio a Ichazo no solo que no le dieron, como habría sido lógico, el comando del Lanza sino que ni siquiera fue ascendido a capitán y, mucho menos condecorado entonces. El oficial tarijeño no se dejó desalentar por aquella injusticia ni aflojo en su disciplina castrense ni en su espíritu de lucha. Continúo combatiendo en muchos sitios, ahora para impedir que el adversario llegara hasta Muñoz, puesto central de mando, y pretendiera avanzar hacia la zona petrolera y entrar hasta Villamontes, la base de la retaguardia boliviana.

Fuente: Papeles al viento - Escrito por Luis Ramiro Beltrán. Plural editores, 1999.

Tapa del libro.
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