Foto: Videla y Bánzer “responsables” del asesinato del ex
presidente boliviano Juan José Torres. / Por: Javier Badani - periodista /
lapublica.org.bo
Temerosa de las políticas de Torres, la colonia alemana
apoyó con recursos a Banzer. Brasil contribuyó con armas y Argentina recibió a
los conspiradores meses antes del golpe.
“Todos están conspirando e incluso hay conspiraciones dentro
de las conspiraciones que incluyen hasta al sector privado”. Así informaba
a su gobierno el embajador de Estados Unidos en Bolivia, Ernest Siracusa, sobre
el enrarecido clima político en Bolivia, en julio de 1971. Las medidas asumidas
por el presidente Torres y su acercamiento a los sectores obreros y
universitarios no eran del agrado de muchos sectores conservadores en el país,
especialmente del empresariado. Y entre ellos se hallaban representantes de la
colonia alemana en Bolivia.
En su libro “El dictador elegido: biografía no autorizada de
Hugo Banzer Suárez”, Martín Sivak ofrece algunos datos reveladores. “Temerosa
de que el entonces presidente colectivizara las granjas y expropiara más de
cien firmas, la colonia alemana realizó colectas, compró armamento y escondió
en sus casas a Banzer y a otros conspiradores”, señala el periodista argentino.
Y rescata declaraciones como la que hizo Guillermo Kylmann al periódico Clarín,
en marzo de 1972: “La colonia alemana ha ayudado a Banzer desde que el coronel
actuaba en la clandestinidad. Lo hizo en forma moral y en los hechos”.
Otra declaración que apuntala la actuación alemana en el
golpe de 1971 es la del empresario cruceño Erwin Gasser, refiriéndose a su
participación en el putsch del 21 de agosto. “No fue cosa fácil comprar todos
esos oficiales. Nos costó caro y nos llevó mucho tiempo”, señaló en marzo de
1972 a la televisión alemana.
Otro alemán que colaboró con Banzer durante su dictadura fue
el criminal de guerra nazi Klaus Barbie, un alto oficial de las SS y la Gestapo
durante el régimen nazi, que estuvo involucrado en numerosos crímenes de guerra
durante la II Guerra Mundial.
Banzer, hay que recordar, fue nieto del migrante alemán
Georg Banzer.
En el libro de Sivak, asimismo, se muestra que gobiernos de
la región también tuvieron participación en el derrocamiento de Torres. El
investigador señala que los gobiernos de facto de Argentina conspiraron contra
el proceso nacionalista de Ovando/Torres. Rogelio García Lupo, el periodista
más interiorizado de las relaciones bilaterales, narra en su libro “Argentina
en la selva mundial” las presiones de la dictadura de Onganía a Ovando para que
no nacionalizara la Gulf. Lanusse, a su vez, le pidió la destitución de Marcelo
Quiroga Santa Cruz (ministro de Minas y Petróleo) y de Torres (comandante en Jefe
del Ejército).
“Según informes del gobierno de Torres, la conspiración se
concentró en Buenos Aires, especialmente en la ciudad de La Plata. El gobierno
argentino estaba al tanto. Tres semanas antes del golpe –escribe García Lupo-
se reunieron en esa ciudad Gutiérrez, que procedía de Brasil, Banzer y Juan
Ayoroa con el objetivo de ultimar los detalles del golpe”, se lee en el libro.
La investigación de Sivak concluye, sin embargo, que ningún
país llegó a tanto como Brasil. Recuerda que en mayo de 1971 el general
brasileño Hugo Bethlem propuso que las naciones más importantes de Sudamérica
intervinieran sobre Bolivia. “A manera de ejercer un protectorado o tutela”,
habría señalado en un banquete en honor al general argentino Osiris Villegas.
“Bethlem no se limitó a declaraciones. Contribuyó con armas y en la parte
operativa. Antes de que los golpistas tomasen el control de Santa Cruz, aviones
brasileños aterrizaban en el aeropuerto El Trompillo con ametralladoras INA que
luego fueron distribuidas entre los falangistas”.
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