Foto: Movimas nativas en el Jocheo e’ Toros (1978) / La Palabra
del Beni. / Fragmento de la nota escrita por Wilson García Mérida y
publicada en Sol de Pando el 6 de junio de 2012.
Sobran motivos y razones para afirmar que Trinidad es la
ciudad santa de Bolivia; su nombre mismo es una de esas razones, y otra es el
día en que nació. Cuando Trinidad se fundó era un día de fiesta santa, la Chope
Piesta, que en lengua misional trinitario-mojeña significa “Gran Fiesta”, esa
que las comunidades indígenas cristianizadas ofrendaban con el sincretismo
de su devoción a la Santísima Trinidad, su razón de ser como pueblo y como
ciudad.
Trinidad es la única ciudad en Bolivia y Latinoamérica donde
su efeméride es a la vez una fiesta patronal.
La fundación de Trinidad por Cipriano Barace, “doce leguas
más abajo del río Loreto”, fue un éxito del sincretismo, es decir un prolífico
empate entre la religión católica y las creencias originarias indígenas. El
misionero jesuita apoyado por otro sacerdote célebre, Pedro Marbán, “tentó” a la
nación de Moxos enseñando además de las bellas artes como la música sacra y la
pintura u oficios como la carpintería y la albañilería, las técnicas de la
agricultura y la ganadería. Y quizá es aquí donde el Beni nace como un satélite
dependiente de la ganadería cruceña (dependencia que sólo podría romperse si el
Beni se vincula con el valle de Cochabamba); pues Barace, con ayuda de los
conquistadores españoles afincados en Santa Cruz, trasladó las primeras cabezas
de ganado a Moxos atravesando heroicamente 500 kilómetros.
El esfuerzo de Barace fue recompensado por los Moxos que
donaron su fe a la Santísima Trinidad; y fue así que nació la “Chope Piesta”,
esa tricentenaria celebración indígena-colonial que dura casi una semana entre
el “jocheo” de toros, el “palo encebao”, la danza de los macheteros y la
elección de bellas “moperitas”.
Esta fiesta santa que dio nacimiento a la ciudad de
Trinidad, es un Patrimonio Cultural de Bolivia no declarado oficialmente.
Siguiendo la tradición de más de tres siglos.
Una curiosidad sobre el tradicional “jocheo”
Según Arnaldo Lijerón, historiador e investigador de las
culturas mojeñas, "esta celebración ya se practicaba desde los años 1675,
cuando los originarios celebraban en dos circunstancias, la primera cuando atrapaban
a un tigre y luego cuando dominaban a alguna tribu (adversaria) de esa
época".
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