Era un día en el que la Fama se aprestaba a volar por todo el mundo, para hacer
conocer la gloria y el heroísmo de un grupo de patriotas bolivianos, que
entregarían su vida en defensa de la Patria, entre ellos Dn. Eduardo Abaroa,
por cuyas venas circulaba sangre castellana, que hervía de indignación ante la
agresión y la injusticia que se habían enseñoreado en esa región de nuestra
Nación.
Rayaba la aurora del 23 de marzo de 1879, dos días después que el otoño se
había adueñado de Calama, una población del Litoral boliviano, empezando el
descenso gradual de la temperatura y de las horas de luz., en esa estación en
la que los árboles se van despoblando de sus verdes hojas, las mismas que
amarillas mueren y caen al suelo para servir de abono al renacimiento de la
misma naturaleza.
En ese amanecer, otrora tranquilo y esperanzador, con el azul del mar boliviano
que en el horizonte se une al cielo, 135 hombres esperaban, nerviosos y
ansiosos, el ataque de 1.500 efectivos del enemigo, que el 14 de febrero se
habían apoderado del puerto de Antofagasta en el Océano Pacífico, al invadirlo
sorpresiva y alevosamente, pisoteando los símbolos patrios para izar la bandera
de la estrella solitaria y colocar su escudo, en el que rezaba la leyenda
"Por la Razón o la Fuerza".
Calama, perteneciente a Antofagasta, se localiza en la pampa que precede a la
cordillera de los Andes. Con un clima desértico frío, debido a su altitud por
encima de los 3.000 m., era una ciudad en la que se encontraban los
trabajadores de la minería del cobre, concretamente en el yacimiento de
Chuquicamata. Rodeada de serranías que la preservan del viento glacial de la
altiplanicie, con un río, del mismo nombre, que después toma el de Loa, que lo
cruza por el medio, forma un ameno valle cubierto en su mayor parte de alfalfas
y chilcas.
El pueblo estaba reducido a diez o doce vecinos y dos casas de agencia, que
componían el vecindario notable, siendo el resto de arrieros indígenas. Como
edificios solamente tenía una iglesia de pobre aspecto, una plaza y tres
calles, que conformaban el conjunto del villorrio, situado entre la sierra y la
costa.
LA DEFENSA
Las esmirriadas defensas provenientes de Antofagasta, 60 efectivos, que se
habían retirado ante la invasión de las fuerzas chilenas, se replegaron a
Calama, junto a los 22 gendarmes de guarnición de Caracoles.
Calama se había convertido en el punto de cita del honor. Se encontraban el Sub
Prefecto de Caracoles, Coronel Fidel Lara y el Dr. Ladislao Cabrera, de acuerdo
con el Coronel Severino Zapata, Prefecto del Litoral, quienes organizaron la
primera columna de la defensa nacional, con la incorporación de varios
ciudadanos particulares, vecinos del Departamento.
Con grandes esfuerzos pudo reunirse una fuerza total de 135 hombres armados con
35 rifles Winchester, 8 Rémington, 30 fusiles de chimenea, 12 escopetas de
caza, 14 revólveres, 5 fusiles de chispa y 32 lanzas.
De los 135 nueve eran civiles y 126 vestían uniforme militar. De los nueve
civiles cinco eran abogados, Ladislao Cabrera, Valentín Navarro, Ricardo
Ugarte, Lizardo Taborga y Manuel J. Cueto, dos empleados públicos, José G.
Santos Prada, Subprefecto de Calama, y Eugenio M. Patiño, Intendente de
Policía, uno médico, Gregorio Saavedra, y uno contador, Eduardo Abaroa. De los
militares, cinco eran coroneles, 2 tenientes coroneles, 2 comandantes, 4
mayores. 2 capitanes, 25 tenientes y subtenientes, 3 sargentos, 3 cabos y 54
soldados. Uno de estos era chileno, el corneta Muñoz.
INTIMACION
El 16 de marzo don Ladislao Cabrera recibió al parlamentario chileno Ramón
Espeche, quien le propuso, a nombre del Comandante en Jefe de las Fuerzas
Invasoras, la rendición de la plaza, por lo inútil de la resistencia y a fin de
evitar la efusión de sangre. El Dr. Cabrera contestó sin vacilar "que no
estaba dispuesto a someterse a condición alguna y que defendería a todo trance
la integridad de Bolivia".
Luego reunió a sus compañeros de armas, a quienes lanzó una sencilla proclama:
"Ciudadanos: Os debo una explicación del objeto que ha traído el
parlamentario que acabáis de ver regresar al ejército enemigo y que ocupa el
mineral de Caracoles. Ha venido a intimarnos la rendición de la plaza y la entrega
de nuestras armas. Conociendo yo vuestro abnegado patriotismo y vuestro
incontrastable valor, he contestado que defenderemos hasta el último trance la
integridad del territorio de Bolivia. Bien sabéis que Chile en la guerra que
nos hace, no tiene otro recurso que la superioridad numérica. Con esa
superioridad se apoderó de Antofagasta y Caracoles y pretende ahora que con esa
superioridad numérica entreguemos las armas que hemos empuñado para defender la
patria. Que sepa Chile que los bolivianos no preguntan cuántos son sus enemigos
para aceptar el combate. En cuando a mi, no acostumbrado a la guerra, es
posible que no esté a la altura de vuestra situación. Os conjuro a que me
matéis si en los momentos del peligro me viéseis flaquear. Mas si las balas
enemigas caen sobre mi, tendréis una doble obligación: defender la patria y
vengar la sangre de vuestro jefe y amigo".
Las huestes chilenas ya habían tomado los puertos de Cobija y Tocopilla, último
lugar en el que el 21 de marzo el Contra Almirante y Jefe de la Escuadra
Chilena Williams Revolledo proclamó, a manera de Bando Público, lo siguiente:
"República de Chile. Comandancia Jeneral de la Escuadra:
BANDO: La actitud hostil del Gobierno de Bolivia i las providencias dictadas
últimamente ordenando la confiscación y embargo de los bienes chilenos, ha
obligado a mi Gobierno en garantía de los derechos de sus nacionales, ha
ordenar la posesión transitoria de este Litoral, con las fuerzas de mi mando;
pero esta ocupación, que sólo durará mientras duren las causas que la motivan,
no ofrecerá dificultad alguna a los intereses y transacciones comerciales de
los súbditos bolivianos y extranjeros que pueden fiar en la lealtad y honradez
de mi Gobierno.
"Pueden pues, todos los ciudadanos, de cualquier nacionalidad que sean,
descansar en la seguridad de que encontrarán el apoyo debido, tanto de parte
del que suscribe como el jefe encargado accidentalmente del mando del Litoral.
Puerto La Mar. Marzo 21 de 1879. Williams Revolledo".
DEFENSA DE CALAMA
Ladislao Cabrera, en partes de su informe sobre ese día, señalaba:
"El 23 de marzo al rayar la aurora, descendían a las márgenes del Loa, los
chilenos en número de 1.500 hombres, armados de rifles, con 11 piezas de
artillería de montaña, tres ametralladoras y multitud de bombas.
"A las siete se batían las avanzadas, siendo el resultado que por tres
veces las nuestras pusieron en vergonzosa fuga a las contrarias, matándoles
multitud de tropas.
"A las 8 principió el combate entre sus poderosas huestes y los 135
bolivianos armados de lanzas viejas, fusiles de antiguo mecanismo y unos pocos
rifles.
"Reunidos así un Ejército efectivo de 1.400 a 1.500 plazas, con las armas
más perfeccionadas por su precisión y alcance, con once piezas de artillería de
montaña y dos ametralladoras, en la madrugada del día 23, empezó a descender
rápidamente por la quebrada principal que de Calama conduce a Caracoles. En ese
Ejército se notaba también un cuerpo de caballería
"El campamento tenía pequeña fuerza cuyo número era sólo de 135 hombres
entre Jefes, Oficiales y soldados, se hallaba situado entre el camino de
Chiuchiu y el puente de Topáter a una altura como de cien pies sobre el nivel
de éste, y por consiguiente en estado de observar los movimientos del enemigo
de los cuales dependía la defensa de la plaza.
"El tiempo que el Ejército enemigo empleó en bajar a las márgenes opuestas
del río Loa, que nos dividía los útiles en preparar mis pocos valerosos
compañeros cuyo ardimiento, por el próximo combate, aumentaba a medida que eran
interminables las columnas enemigas que bajaban al llano.
"Para mejor comprensión debe tenerse presente que el río Loa en el
paralelo de nuestro campamento tiene el nombre de Yalquincha, de Topáter en el
lugar del puente de este nombre, y de Carvajal en el lugar de otro puente.
Ambos mandé destruir días antes. De Yalquincha a Carvajal hay más de tres
millas de distancia. Se comunican por senderos angostos que es preciso conocer
para recorrer de un punto a otro. Cualquiera desviación en un gran
inconveniente para todo movimiento rápido.
"A las 8 h. a m, más o menos, el Ejército enemigo y a distancia como de
tres millas de nuestras posesiones, se situó en unas colinas que se hallan
sobre el camino de Caracoles, y desde allí desprendió algunas columnas lijeras
que avanzaron sobre el río que nos separaba, siendo al parecer, su principal
punto de ataque el puente de Topáter.
"Me dirijo al Coronel Fidel Lara y le ordeno que baje inmediatamente. Mi
orden es contestada por entusiastas vítores a Bolivia, al Presidente de la
República, que jamás olvidaré. Yo también bajo al mismo lugar a señalar su
puesto a la valiente columna que mandara el Coronel Lara. Llevé también con esa
columna doce rifleros montados al mando de su segundo Jefe don Eduardo Abaroa.
El resto de este cuerpo lo dejé de reserva para acudir al lugar que fuese
necesario".
"Ocho de los primeros doce rifleros que coloqué en Topáter habían pasado
el río hacia el campo enemigo sobre una viga de madera al mando del segundo
Jefe don Eduardo Abaroa, así como el Tercer Jefe don Juan Patiño y el oficial
Saturnino Burgos por un vado del río al Norte de Topáter"
"En cuanto a las pérdidas que se han sufrido, de los informes que he
podido recoger resulta que murieron de la columna de Caracoles tres individuos
de tropa y un herido; del cuerpo de rifleros dos muertos y doce prisioneros de
uno y otro cuerpo. Entre éstos el Comandante tercer Jefe de rifleros Juan
Patiño.
"Las del enemigo son injentes relativamente; todas las personas que
salieron de Calama después de nosotros aseguran uniformemente que pasan de cien
los muertos en los tres puntos atacados.
"Nada se sabe del Teniente Coronel Delgadillo ni del segundo Jefe de
Rifleros Eduardo Abaroa; sin embargo respecto del segundo se dice que fue
fusilado después de prisionero. Si esta fatal noticia se confirmase, habría que
vengar este nuevo crimen"
"El Ejército enemigo en el combate del 23 hizo uso de todas sus armas,
hasta las de bombas de incendio que en los depósitos de pasto seco han hallado
cómodo combustible. Cuando las bombas no producían el efecto deseado por él,
ponían fuego a los cercos de los alfares. El aspecto que Calama presentaba en
nuestra retirada era el de una hoguera espantosa".
ABAROA
Cuando todo estuvo listo para la defensa de Calama, Cabrera aconsejó a Abaroa que
volviese a San Pedro de Atacama, al lado de su esposa y sus hijos, puesto que,
contrariamente a los demás, no era residente del Litoral, ni funcionario
público, sino un transeúnte, llegado con asuntos privados y temporales. Abaroa
le contestó resueltamente "soy boliviano, esto es Bolivia y aquí me quedo.
Preferiría morir ante que huir como un cobarde".
Eduardo Abaroa había nacido el 13 de octubre de 1838, en San Pedro de Atacama.
Se casa con Irene Rivero, de cuyo enlace tiene a Andrónico, Eugenio, Amalia,
Antonia y Eduardo. Hijo legítimo de un matrimonio español: Juan Abaroa y Benita
Hidalgo. Educado sencillamente sin grandes aspiraciones, pronto se hizo hombre.
Formada la columna militar Abaroa fue nombrado Segundo Jefe de Rifleros,
muriendo en forma heroica, después de batirse valiente y denodadamente contra
las tropas chilenas, las que le intimaron rendición, oportunidad en la que, ya
moribundo, manifestó enfaticamente ¡Rendirme yo, que se rinda su abuela
carajo...".
Un corresponsal chileno, al relatar este momento heroico, señalaba: "En el
vado del Topáter se habían realizado por ambas partes prodigios de valor.
"Abaroa el animoso Jefe boliviano encargado de la defensa de ese punto,
vióse acribillado de heridas; cual el noble gallo inglés que muere en la arena
de la rueda sin dar un grito ni rendirse, el desprecio a la vida que se le
ofrecía en cambio de su vasallaje y murió como mueren los bravos invocando a la
Patria".
"Ese mismo corresponsal, en otra parte de su informe, decía: "La
sangre de nuestros hermanos pesa sobre nuestros pechos y ahoga el júbilo y la
alegría.
"La heroica resistencia de nuestros enemigos infúndenos cierta desazón,
pues preveemos la gran cantidad de sangre americana que será necesario verter
antes de obtener el triunfo definitivo.
"La dirección del ataque tampoco nos satisface y pensamos con cierta
tristeza en los prodigios de valor que necesitarán desplegar nuestros soldados
cuando llegue el día de sostener un gran combate.
"Si con quinientos hombres bien armados tuvimos necesidad de batirnos
cerca de tres horas.- con sólo ciento y tantos cholos pésimamente armados, qué
sucedería cuando se trate de batir una fuerte y bien organizada
división?".
En la biografía de Abaroa, escrita por el Coronel chileno B. Villagrán V.,
recordando el valor de nuestro héroe, señala:
"Llega el 23 de marzo de 1879 y el señor Abaroa se aposta con otros en
Topáter para resistir al ejército chileno, que avanzaba como a las 7 de la
mañana en son de ataque.
"En medio del nutrido fuego aviva a los suyos y les exhorta a la
resistencia, dándoles el ejemplo. Todo inútilmente, la derrota se ha
pronunciado en las filas bolivianas, mas, él siempre firme en su puesto. Está
herido de bala, pero no se acobarda hasta que otra le atraviesa el cuerpo y cae
moribundo regando con su sangre la tierra que había jurado defender.
"Ha muerto a las ocho y media de la mañana, a la edad de 39 años, 7 meses
y 27 días. A las seis de la tarde de ese mismo día ya estaba sepultado en el
Cementerio de Calama.
"Dejó a la viuda, la señora Irene Rivero, con cinco hijos de tierna edad,
llamados: Amalia, Antonia, Andrónico, Eugenio y Eduardo Segundo Abaroa.
"Las autoridades de Calama han hecho cumplida memoria de don Eduardo
Abaroa, entregándole a la viuda todos los bienes que poseía en Calama, De los
que ya está en posesión.
"El hombre valiente y que como tal muere defendiendo su patria, puede ser
olvidado por poco tiempo, pero después revive y los pueblos agradecen su
sacrificio.
"También ha querido conmemorar su nombre, llamando "Abaroa" al
puente sobre el río Loa, que es por donde va el camino de Calama a Caracoles.
"!Quiera Dios que Bolivia se acuerde algún día que don Eduardo Abaroa le
ha sido un buen servidor!". Chiu-Chiu, junio 11 de 1880.
A 135 AÑOS
Han pasado 135 años del glorioso holocausto de D. Eduardo Abaroa y de la
usurpación del Departamento del Litoral a Bolivia por Chile, y los corazones de
todos los bolivianos siguen inflamándose de orgullo por el sacrificio de uno de
sus hermanos, que prefirió la muerte antes que rendirse ante el enemigo.
En homenaje a esta fecha, se recuerda el "Día del Mar", en el que no
solamente se conmemora el sacrificio de nuestros héroes, sino que en esa fecha
todos reafirman su firme voluntad de retornar a la heredad cautiva, la que se
encuentra regada por la sangre de los mártires bolivianos que reclama justicia.
Mientras Chile no repare el daño histórico que ha cometido a finales del siglo
XIX, los bolivianos continuaremos clamando ante el mundo la injusticia cometida
en una guerra de conquista, por medio de la cual se enclaustró a la Hija
Predilecta del Libertador en medio de sus montañas.
Como decía un Mandatario, con el país vecino existe paz pero no amistad,
mientras Bolivia no retorne soberanamente a las costas del Océano Pacífico.
Por: José Manuel Loza Oblitas / Publicado el 23 de marzo 2016 en blog.jornadanet.com
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