UNA MIRADA AL PASADO HISTÓRICO DE POTOSÍ Y EL SUMAJ ORCK'O

Ayer, 1 de abril, se conmemoró la posesión del Cerro Rico en 1545. Para algunos, el nacimiento de Potosí, no la fundación porque no hay un acta que la certifique. La colosal montaña convertida en leyenda por atesorar en sus entrañas ingentes cantidades de plata permanece inmutable, como un guardián que observa todo lo que acontece y se dice sobre este día polémico en la ciudad instalada en sus faldas.
Registros históricos señalan que los españoles que llegaron al cerro no cumplieron con los protocolos fundacionales; lo único que les importó fue adueñarse de las minas en vez de crear una ciudad. Por eso no hay un acta en ningún archivo del mundo, pues nació de facto (es decir, sin reconocimiento jurídico: por la fuerza de los hechos).

Aquellos tiempos…
Como la plata del Cerro Rico era irresistible para los cazafortunas, empezaron a llegar muchos españoles y mineros que construyeron casas y poblaron el lugar. Esto hizo que se produjera un crecimiento acelerado y sin planificación, ya que la estadía de los nuevos habitantes era solo temporal.
Lo que actualmente es Potosí, al principio fue apenas un asiento minero dependiente de la ciudad de La Plata (hoy Sucre). Cuando se independizó de esta, adquirió el rango de “Villa Imperial de Carlos V” con prorrogativas administrativas, políticas y gobierno propio.
El descubrimiento
No resulta difícil imaginar el efecto que tuvo el descubrimiento de las vetas de plata en el Cerro Rico, el hallazgo de un metal de color blanco que asombró a la corona española y al mundo entero por su gran riqueza.
El jefe de la Unidad de Archivo de la Casa Nacional de Moneda, José Antonio Fuertes, dice a ECOS que, haciendo una relación de los hechos históricos de la afamada montaña, el indio Diego Huallpa (también nombrado por varios cronistas como Gualpa, Hualpa, Wallpa y otras variantes), cuando estaba por el coloso de piedra en busca de unas llamas perdidas, se le hizo de noche y encendió una fogata contra el frío de la puna. Al día siguiente vio unos hilos de plata y, desde entonces, secretamente se benefició con la riqueza del metal hasta que apareció el indio Huanca, quien más tarde comunicó el hallazgo a los españoles y estos se posesionaron del cerro.
Cronistas e historiadores relatan, con algunas variantes, el descubrimiento del Cerro Rico de Potosí. Así, Huallpa y Huanca habrían sido los primeros indígenas que aprovecharon el metal argento. Asimismo, citan a Juan de Villarroel, Diego de Centeno, Francisco de Centeno, Pedro Cotamito y Luis Santandia como los españoles que posesionaron al gigante de altura.
Huayna Cápac y Orck'o Potojsi
Fuertes sostiene que el descubrimiento de plata en el gran Sumaj Orck'o no fue casual. Desde mediados del siglo XV se tienen referencias de la existencia de una riquísima veta argentífera a través de la Historia de la Villa Imperial de Potosí, de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela.
Se evidencia que el inca Huayna Cápac fue quien llegó a esa región, allá por el año 1462, con el objetivo de desalojar a los guaraníes que intentaban avasallar o conquistar las tierras del Inca. Se dice que fallecieron más de 6.000 hombres de esa etnia.
Luego de la confrontación, los pobladores de Cantumarca recibieron gozosos a su monarca y le hicieron grandes fiestas por su victoria. “Este hecho demuestra que la vida que tenían los pobladores de lo que ahora es Potosí era tranquila; eran hospitalarios y gozaban de una alegría extrema, no eran belicosos”, dice el investigador.
Estando en Tarapaya, el inca Huayna Cápac vislumbró el cerro que por entonces era llamado por los pobladores “Sumaj Orck'o”. Impresionado por su grandeza y hermosura, dijo: “Esto sin duda tendrá en sus entrañas mucha plata”, y mandó a los vasallos que tenía en Colque Porco para que fueran a labrar el cerro.
Así lo hicieron. Llevaron sus instrumentos y subieron al cerro, registraron sus vetas y justo cuando estaban por comenzar el trabajo, oyeron un espantoso estruendo y una voz que dijo: “No saquéis la plata de este cerro, porque es para otros dueños”.
Asombrados, los indios desistieron de su intento y fueron a Colque Porco o Porco. Relataron al Inca lo que había sucedido en su idioma y cuando iban a mencionar la palabra “estruendo” dijeron “Potojsi”, que significa “dio un gran estruendo”. Desde entonces se llamó al cerro “Orck'o Potojsi” (cerro que brota plata), aunque algunos autores afirman que “Potojsi” o “Potojchi” significa “brotador de plata”.
Huallpa y su declaración jurada
Tras la llegada de los españoles, del proceso de exploración, conquista y asentamiento durante aproximadamente medio siglo, se dio lugar a la fundación de las ciudades.
Según Fuertes, luego de haber fundado la ciudad de La Plata y tomado las minas precolombinas de Porco, se produjo el hallazgo argentífero en el Cerro Rico de Potosí.
Para complementar este acontecimiento existe la declaración jurada que Huallpa hizo ante el clérigo presbítero Rodrigo de la Fuente, el 31 de diciembre de 1572, por mandato de Francisco de Toledo.
A través de ese documento, se tiene evidencia de que Huallpa era un indígena de unos setenta años de edad, postrado en cama debido a una enfermedad, rodeado por sus nueve hijos —entre hombres y mujeres— y por sus nietos. “Indio de buena disposición y aspecto y de mejor razón y entendimiento”, describió De la Fuente.
El anciano, al ser consultado bajo juramento y en presencia de testigos, dijo llamarse Diego Huallpa, indígena de Chumbivillca, natural del pueblo de Yanqui de los términos del Cuzco, que era cristiano y había hecho su testamento.
Dijo que al residir en Porco, en cierta ocasión cuatro soldados lo enviaron a la cumbre del cerro, encontrando allí un adoratorio indígena con ofrendas de escaso valor. Fue entonces cuando, de manera inesperada, descubrió la plata del cerro, cuya existencia se manifestó por muestras en la superficie del suelo que él pudo reconocer.
A su retorno comunicó del hallazgo a uno de sus mandantes pero, como este no le creyó, comenzó a trabajar solo. Más tarde avisó del descubrimiento a un indio llamado Chalco, quien terminó avisando a Diego de Villarroel. Este fue el primero en registrar la mina en la veta denominada “Diego Centeno”.
Según los datos del Jefe de la Unidad de Archivo de la Casa Nacional de Moneda, durante la declaración jurada que hizo Huallpa añadió otra información y dijo que tras el descubrimiento de la plata transcurrieron, hasta esa fecha, 28 años y nueve meses.
Asimismo, Fuertes explica que se sabe de la existencia de un adoratorio que hubo en las faldas del Cerro Rico y, lo más interesante, la injerencia permanente de los Caracaras en su custodio. Dice con respecto a las huacas: “allí hallaron ser adoratorio de los indios comarcanos y haber algunas cosas ofrecidas de poca importancia a la guaca que allí estaba lo cual todo cogió este dicho don Diego Huallpa, y lo cargó en su compañero...”. La huaca estaba relacionada con todos los demás elementos básicos de la religión inca, siendo especialmente claros sus lazos con el culto de los antepasados.
Primeros cronistas en Potosí
De acuerdo con este investigador, el primer cronista que llegó a esta ciudad fue Pedro Cieza de León (1549), quien señala que “andando un español llamado Villarroel con ciertos indios a buscar metal que sacar”, llegaron a Potosí (aclarando que denominaban así a los cerros y objetos altos), como tenían a ese cerro como el más alto de la cordillera andina, “quedósele por nombre Potosí”.
Fuertes recuerda que Cieza de León ostenta un dibujo con el título “Cerro de Potosí”, considerado el más antiguo, donde aparece la única iglesia en el barrio de indios, la de San Francisco Chico. “Estampa al cerro con sendas o vías de acceso a las primeras vetas descubiertas en los primeros años con dos trabajadores o indios, realizando una descripción del mismo”, sostiene él.
Siguiendo a José de Acosta, observa que fue el primer cronista que menciona a Huallpa y a Huanca. “Nos informa que el indio Huanca, natural de Jauja, yanacona de Villarroel que residía en Porco, fue el primero que dio noticia de la existencia de la plata por desavenencia con Huallpa. Antes de este, el indio Huallpa, de nación Chumbivillca (por Cuzco), que siguiendo a sus venados, tuvo que agarrarse de una rama, arrancando de raíz descubrió una veta muy rica, siendo vecino de Porco llevó para ensayar por guayra trabajando muy secretamente, mas luego compartió con Huanca, porque vio que Huallpa sacaba buenas fundiciones”.

Junto a estos dos primeros cronistas aparecen más en el siglo XVI: Benino (1573), Lizárraga (1575), Tito (1584), Ocaña (1600) y otros que durante el periodo colonial reflejaron detalles del descubrimiento del célebre cerro. 

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