Por Diego Martínez Estévez.
El Pelotón del Sargento Bernardino Huanca, conformado por soldados de más baja
estatura de la Compañía "B·("Pumas"), del Ranger - 2, en media
hora infringió una grave derrota a la guerrilla todavía sobreviviente.
Después de rastrillar la quebrada LaTusca, Hrs. 13:00 ingresó a la de El Churo;
Huanca por el centro y su pelotón dislocado por los flancos de la
quebrada. El sargento, al divisar la cabeza de un guerrillero por encima de una
gran piedra, no teniendo dónde cubrirse, corrió hacia la roca y casi al
instante, el cubano "Antonio" apareció por un costado de la misma
piedra y no tuvo tiempo para dispararle a Huanca, quien, con rapidez lo mató de
un tiro en su frente. En ese mismo instante, el tirador de la ametralladora
Browning Julio Paco Huachani que avanzaba disparando, cayó herido; la misma
suerte corrieron los soldados Miguel Taboada, Valentin Choque; el soldado
Sabino Cossio al correr a cubrirse, fue muerto con ocho tiros.
Huanca, ciego de ira, al ver a sus soldados caer, lanza dos granadas de mano y
da muerte a Arturo.
Simultaneamente, desde las alturas de El Churo, los fuegos de ametralladoras,
morteros y lanzacohetes barrían con sus fuegos el curso y flancos de la
quebrada.
Este día - 8 de octubre - fueron capturados vivos: el Che, Willy y Aniceto
(herido). Hasta el día siguiente, Pacho y Aniceto permanecieron heridos en la
quebrada. El mismo 8 de octubre fueron evacuados por el pelotón de Huanca, los
cadáveres de Antonio y Arturo. El día 9 y a tempranas horas, la Escuadra al
mando del Dragoneante Alfredo Romero (el mismo que con otro camarada suyo
capturaron al Che y Willy), rastrillaron El Churo desde la parte más baja y
evacuaron los cadáveres de Chino y Pacho. El boliviano Aniceto Reynaga que
permanecía herido por un tiro que le alcanzó su rostro, fue evacuado hasta la
Casa del Telegrafista en La Higuera donde fue pasado por las armas.
El resto de los diez, divididos en dos grupos de seis y cuatro respectivamente,
la noche del 8 de octubre huyeron de la quebrada. Los primeros seis,
aprovechando que el Comandante de la Compañía "B" había retirado a
sus tropas, a pernoctar en el pueblito de La Higuera, cometiendo de este modo
un craso error de conducción; adujo que como ya oscurecía, temía que sus
soldados se dispararan entre sí.
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