LA INVASIÓN CHILENA – 14 DE FEBRERO DE 1879

Por: Gral. Edwin De La Fuente Jeria – Director Ejecutivo Nacional ADEMAF Fuente: Cuadernos.

Es importante y necesario recalcar que la invasión chilena fue un asalto traidor y ruin propio de las naciones leoninas e usurpadoras (“Por la razón o la fuerza”), el mundo de la barbarie justificaba que “las armas dan derechos”, por suerte el mundo de hoy se ha civilizado y no da legalidad la usurpación. Chile le mordió la mano de quien no solo le dio de comer durante la Colonia, sino que lo ayudo a defenderse durante las invasiones inglesas y españolas (No solo súbditos potosinos acudieron en auxilio de Chile, sino que se construyó armamento – Arcabuces y otros – en la Casa de la Moneda de ciudad de Potosí).
En el análisis que todo estado debe realizar, principalmente en el equilibrio de su estabilidad, si su proyección visionaria en lo geopolítico, estratégico, social, psicológico – espiritual, científico – tecnológico, pero principalmente político – ideológico, no representa amenaza alguna a los intereses mundiales – imperiales, continentales – imperiales, regionales y nacionales – locales. Necesidades y aspiraciones de su pueblo versus Amenazas; este es un aspecto vital para entender los conflictos en general, principalmente el Conflicto – Guerra, el mas nefasto por sus consecuencias geo – físicas y humanas. La usurpación chilena de nuestro Litoral, tuvo su nacimiento en la pobreza chilena de la Colonia, ahí nace su ambición usurpadora, capitalizado este sentimiento bárbaro por sus elites durante la lucha libertaria, la única nación que tuvo claro su futuro fue la chilena, su personalismo e individualismo en contra de todo unionismo se manifestó durante toda la lucha, sus líderes político – militares estuvieron en franca oposición al Libertador Simón Bolívar, no quisieron acudir en auxilio del Mcal. José de Sucre en Pichincha, sus órdenes eran precisas no pasar el Perú. En un crimen, no hay prueba más contundente, que la confesión del autor, y este es el caso que presentamos con la carta de Mariano Egaña Fabres(futuro Político prominente en la construcción del Estado de Chile) escrita en 1824 cuando cumplía la misión diplomática en Inglaterra y enviada a un político chileno, la cual en sus partes medulares enfatiza:

-          - Es hora de pensar en Chile y solo en Chile, en nuestros hijos, nietos y biznietos. Deducimos: Su esencia y nacimiento nunca fue Americanista, fue personalista y egoísta.
-          No podemos permitir por ningún motivo que el Alto Perú nazca a la vida independiente unido al Perú o Argentina, nefasto seria para el futuro de Chile que nazca unido a las dos Naciones. Deducimos: Su objetivo era Bolivia, sino destruirnos, debilitarnos, principalmente en su mira sus riquezas mineralógicas, las únicas y las más importantes mundialmente en esa época.
Debemos buscar alianzas estratégicas con el Brasil y con Colombia que nos permita consolidarnos y posteriormente fortalecernos. Deducimos: En ningún momento pensó en una alianza con Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú o Venezuela, estas naciones estaban unidas por las luchas independentistas por eso pensaba en Brasil un ajeno y con otros intereses, y, porque Colombia, razones obvias ahí se encontraban los Santander otros enemigos del Americanismo, responsables del complot contra Bolívar.
Si relacionamos esta carta con la “Sentencia de Diego Portales”, al pueblo chileno cuando dice: “Hay que destruir el proyecto grandioso y colosal de Andrés de Santa Cruz, sino en el futuro seremos satélites de los designios del Perú y las intrigas y habilidad política de Santa Cruz nos conflictuará y destruirá”. Deducimos y comparamos: Tenían claro sus objetivos y amenazas, y, en todo era Bolivia su mayor problema e importancia. Otra historia seria en el futuro, cuando se cumplen sus objetivos del debilitamiento, empobrecimiento y sometimiento de Bolivia a sus intereses, a través de los chilenofilos bolivianos y quintacolumnistas chilenos.
A partir de la caída del Mcal. Andrés de Santa Cruz comenzaría el trajinar suelto y seguro de los intereses chilenos en Bolivia, lógicamente en complicidad de la Oligarquía boliviana; primero, se habían concretados intereses comunes, evitar el espacio societal al indígena, los chilenos los masacraron a los Mapochos en complicidad con los Argentinos, acabando toda capacidad de resistencia indígena en su territorio, los arrinconaron a una reserva carcelaria. En el caso boliviano el indígena como pueblo no era importante, pero si como numero, se necesitaba el pongueaje en las haciendas y el mitaje en la minas, por lo tanto había que mantenerlos vivos pero como esclavos y para eso la complicidad del Ejército boliviano, cuyos mandos eran elitistas y pertenecían a la oligarquía misma, de ahí una historia de “Ejercito masacrador”, con la excepción de algunos militares legionarios de las republiquetas, los mismos que serán asesinados a su tiempo (Los Generales Lanza, Blanco, Belzu y otros). A partir de 1842 comenzara la abierta usurpación de territorios bolivianos al norte chileno, con complacencia de los gobiernos bolivianos afines a ellos, los que no eran afines terminaron mal. Después de la asesinato y caída del Gral. Isidoro Belzu, fueron años de entreguismo abierto y traidor de la oligarquía boliviana, poco o nada hizo el Gral. Agustín Morales en la derrota momentánea de los chilenofilos o el mismo Gral. Hilarión Daza en el “Día Magno de la ciudad de La Paz”, cuando fueron derrotados nuevamente los chilenofilos y revertida toda la política entreguista a favor de Chile.
Finalmente se sello la traición de los antipatrias bolivianos, cuando tranzan la entrega de nuestros territorios en respuesta Chile garantizara a los mineros la exportación de sus minerales, principalmente al líder de este complot Dr. Aniceto Arze a quien además se le construirá un ferrocarril de sus minas de la Huanchaca a los puertos de Antofagasta, también se comprometían a la entrega de los puertos de Arica e Iquique peruanos después de la Guerra, para lo cual Bolivia tenía que apoyar en la guerra de Chile contra Perú.
No fue casual que durante el gobierno de Melgarejo los Olañetistas casi lo empujan a una guerra contra el Perú; parte del plan fue la inutilización de la Quinta División del Ejército Boliviano, organizado y armado para la defensa del Litoral, se suman al final a la traición el Gral. Narciso Campero Comandante de la Quinta División y el Gral. Eliodoro Camacho Jefe de Estado Mayor del Ejercito del Gral. Hilarión Daza causante de la sublevación del Estado Mayor en contra del Gral. Daza y la consecuente “Retirada de Camarones”. Ambos militares tenían el aval de Chile para ser presidentes de Bolivia en premio a su traición, ambos le dieron golpe de estado al Gral. Daza, Campero en Oruro y Camacho en Tacna, solo uno podía serlo y fue Campero, se dice que Camacho cayó prisionero con los Chilenos, paso vacaciones pagadas en Chile y volvió al país como héroe nacional. La galería de traidores – chilenofilos, están a la cabeza los ricos mineros plateros: Aniceto Arze, Gregorio Pacheco y José María Linares; los militares Generales Narciso Campero y Eliodoro Camacho. Se suman la comitiva que fue a Chile a coordinar el plan, esta estuvo al mando de Gabriel René Moreno (Fue enjuiciado por traidor a la Patria, los Doctorcitos de Sucre lo declararon inocente). No lo decimos lo aprendimos de la “Verdadera Historia de Bolivia” y de los “Historiadores Patriotas y Valientes”.

Por todo lo dicho, la invasión chilena del 14 de febrero de 1879 es el corolario de un largo proceso que nace en la Colonia Española y termina en el tratado de “Paz y Amistad” de 1904. Pero también una línea del tiempo larga transitada por antipatrias – chilenofilos y quintacolumnistas que operaron y operan en el país. También es importante señalar que esta gran nación boliviana plurinacional, multiétnica y diversa nunca estuvo ni está en contra del pueblo chileno y peor aún del pueblo Mapocho, estamos seguros que los chilenos en general fueron engañados por sus élites – oligarquía para encubrir sus felonías antiamericanas y humanas; al igual que la oligarquía – anti-patria boliviana para encubrir sus traiciones, con la diferencia que la felonía chilena favoreció de manera general al pueblo chileno, no así en Bolivia porque la traición la hirió mortalmente en el tiempo.
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