Foto: Tricolor boliviana de antes de la denominada Guerra del Pacifico.
Por: Gral. Edwin De La Fuente Jeria – Director Ejecutivo
Nacional ADEMAF Fuente: Cuadernos.
La Nación Chilena pobre y miserable durante la Colonia (De
ahí el calificativo de “Rotos” a sus habitantes), reducida a una Guarnición
Militar y a una escasa población que creció alrededor de esa exigencia militar,
la defensa de los territorios españoles contra los constantes intentos ingleses
de establecer una “Cabecera de playa”, que le permitiera adentrarse en él
continente. Cabe resaltar que esa Región Militarizada asentada en lo que hoy es
Santiago de Chile, recibía todos los años 400 mulos con “plata de alta ley”, de
la explotación minera del Cerro Rico de Potosí, para su sustento y
sobrevivencia. Eso quiere decir que no solo en la Colonia los mantuvimos, hoy
también nuestras riquezas y costas usurpadas son el sustento de Chile; nos
preguntamos: ¿Qué seria Chile hoy sin la usurpación a sus vecinos? Son estos
momentos y circunstancias que marcarían el futuro de esta Nación con respecto a
sus futuras relaciones internacionales con sus vecinos.
Son a partir de esos traumas económicos, sociales y
políticos que las elites Chilenas postraran sus ojos en la vecindad,
especialmente en la rica como el Alto Perú (“El Chileno es amigo de lo ajeno
por convencimiento”: Dr. Edgar Oblitas Abogado e historiador); razón por la
cual fue enemigo de todo “Americanismo”, cómplice con la Aristocracia Limeña y
Chuquisaqueña del complot contra los proyectos de la “Gran Colombia” del
Libertador Simón Bolívar y la “Confederación Perú – boliviana” del Mcal. Andrés
de Santa Cruz y Calahumana, la construcción y consolidación de cualquiera de
estas dos visiones, hubiera mantenido a la nación chilena en la misma condición
de la Colonia, “La Cenicienta”. Acá nace la alianza de las oligarquías en las
tres regiones, lo inexplicable que para las del Perú y Bolivia serán migajas en
la repartija de los botines de guerra, la sumisión hacia los intereses chilenos
fue y es inexplicable en el tiempo. Fue tanta la incapacidad y visión o
simplemente fueron parias y traidores que no pensaron nunca en construir una
nación digna, libre y soberana sino poderosa. Con todas las pruebas que nos da
la verdadera historia de nuestro país es que lo decimos con seguridad y firmeza
que nuestra vida como nación fue construida “Entre héroes y traidores” y que en
el complot de los segundos estuvieron en complicidad: Oligarquías,
intelectuales, historiadores y ciudadanos comunes que en su ignorancia siempre
le hicieron el “Flaco favor” a la bolivianidad, convirtiéndose todos ellos en
nefastos y miserables chilenofilos, las migajas del usurpador solo les sirvió
para ocultar su traición hasta ahora; pero la justicia y la verdad del pueblo
no solo tiene que debelar estos hechos sino que tiene la obligación de
devolverles a las generaciones futuras la “Dignidad y el Orgullo de ser
Bolivianos”.
Es más que fundamental trascendental analizar las
características de nuestra Oligarquía Nacional, especialmente por toda la carga
histórica durante los procesos históricos más importantes de nuestra historia;
nos referimos a su papel durante la guerra de la independencia; la toma del
poder en el nacimiento de Bolivia, no siendo casual el complot contra el Mcal
José Antonio de Sucre sino una lógica consecuencia; el papel abierto y traidor
a favor de sus intereses mezquinos y a favor de los intereses chilenos en la
Confederación Perú – boliviana; a partir de la caída de Andrés de Santa Cruz se
convertirían en Chilenofilos confesos, porque trabajarían abierta y sumisamente
a favor de estos intereses, complotando todos los días contra los gobiernos
populistas, pero principalmente patriotas frente a los intereses chilenos, no
fueron casuales los asesinatos del Gral. Isidoro Belzu, Cnl. Agustín Morales y
del mismo Gral. Hilarión Daza y Cnl. Rufino Carrasco, estos últimos muertos
inmediatamente después del conflicto del Pacifico, todos ellos lucharon
abiertamente contra los intereses chilenos y lógicamente contra los
chilenofilos y antipatrias, en todos los crímenes estuvo envuelta la autoridad
diplomática chilena. El último crimen de la Oligarquía boliviana en el siglo
XIX seria sellada con broche de oro en el “Tratado de paz y amistad” de 1904,
firmado a espaldas del pueblo boliviano y bajo la imposición chilena a la
sumisa y traidora oligarquía boliviana.
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