ENFRENTANDO LA MUERTE DE UN CAMARADA (GUERRA DEL CHACO)

Fuente: Masamaclay: historia política, diplomática y militar de la Guerra del Chaco. De: Roberto Querejazu Calvo. // Foto referencia: Cadáver de soldado caído en combate. (Histarmar.com.ar)

...Del mismo diario, con fecha 22 de septiembre de 1933: "Al comenzar el avance del regimiento Campos, la explosión de una granada de mortero en medio del comando del batallón Terceros, hirió a seis y mató a Felipe. Llegué al lugar a los pocos segundos. Encontré a Felipe abandonado en medio de la selva. Estaba echado en la postura que acostumbraba dormir. Al darlo vuelta me dí cuenta de su terrible mutilación. Las carcazas del proyectil se le habían introducido por todo el cuerpo, en la cabeza, en el pecho, en el estómago, las piernas, los pies. Lo tuve en mis brazos y lloré como nunca creí que podría hacerlo, hasta que se me secaron los ojos. Maldije la guerra y levanté el puño contra el cielo. El corazón se me desgarró en mil pedazos. Mi amigo más querido estaba muerto, lejos de su hogar, en un mundo extraño. Esa era la guerra y no la aventura romántica que imaginamos al salir de nuestro terruño.

Llegó Enrique y entre los dos lo sacamos de allí para enterrarlo. Mientras cavábamos la fosa, Felipe yacía a nuestro lado, de cara al cielo. Millones de moscas formaban una nube a su alrededor, tratando de beber la sangre de todas sus heridas. La fosa tenía que ser profunda. Era el mejor homenaje que podíamos rendir a un camarada en tales circunstancias. Las fuerzas nos fallaban, pero seguimos cavando bajo un sol de fuego.
Depositamos el cuerpo en el fondo. La primera paletada de tierra, regada cuidadosamente sobre la cara, fue la más penosa. Las demás las arrojamos desesperadamente. Dos troncos amarrados con un pañuelo sucio marcaron la señal de la cruz sobre la cabecera de la tumba. Creímos necesario hacer un saludo militar. Felipe Arana era un héroe en todo el sentido de la palabra. Siendo estudiante en Santiago de Chile había sostenido una polémica por la prensa con el ministro del Paraguay, Isidro Ramírez, sobre los derechos de Bolivia al Chaco. Ingres a la guerra lleno de entusiasmo, venciendo a fuerza de coraje, día tras día, el presentimiento obsesionante de su cercana muerte. Un pariente lo atajó en Puesto Urey, en la antesala de la línea de fuego. A los dos días se presentó entre nosotros, declarando que no podía permanecer atrás mientras sus compañeros arriesgaban su vida en las trincheras. Murió en su primer combate, en su bautizo de fuego, al minuto de iniciada la acción. 
Nos alejamos con Enrique, silenciosos y cabizbajos. Parecía que la vida había perdido todo su sentido para nosotros. Teníamos la impresión de haber enterrado a un amigo y junto con él nuestra juventud, nuestras ilusiones y nuestro patriotismo".

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