LA ISLA DE LA LUNA, LA ALCATRAZ DE LOS ANDES BURLADA EN 1972


Por: Ivone Juárez / Pagina Siete 2 de diciembre de 2018. 

La tarde del 2 de noviembre de 1972, en plena dictadura militar de Hugo Banzer, apenas comenzaba. Los habitantes de la Isla de Coati (Luna) del lago Titicaca acababan de regresar del cementerio después de despedir a las almas de sus familiares muertos. En la mañana habían recibido en sus casas a los presos de la cárcel construida en su isla durante la Guerra del Chaco (1932-1935) por los prisiones paraguayos. Los reos rezaron por los difuntos de los coateños a cambio de leche y otros alimentos.
A las 14:00, aproximadamente. el sol amarillo de noviembre reflejaba sus rayos en las aguas celestes y gélidas del lago de los incas que rodeaban la prisión: la Alcatraz de los Andes hasta entonces.
De pronto comenzó un partido de fútbol en la cancha que estaba delante de la prisión y al borde del lago. Los presos contra sus carceleros. Los primeros habían lanzado el desafío después del almuerzo y lo anunciaron a gritos. Los comunarios estaban soprendidos, el partido no era usual, así que no podían perdérselo.
Y comenzó el juego. La pelota iba de acá para allá, de un pie a otro, atrapando la mirada y la atención de los que lo presenciaban..., hasta que uno de los detenidos pateó el balón con tal fuerza que éste pasó por encima del muro de adobe de más de 10 metros de alto y cayó en el patio, dentro la prisión.
“La pelota se entró a la prisión. Un preso entró a buscarla, pasó un buen rato y no regresó, se perdió. Otro preso más entró. ‘No hay la pelota, dice que están buscando, ¡vayan a ayudar!, gritó alguien y otro confinado más salió, y se perdió igual. Pasaron unos minutos nomás y los jugadores aparecieron con armas. ‘¡Ha caído el Banzer’, gritaban. Nosotros nos asustamos, no entendíamos nada”, cuenta Miguel Rojas. Entonces tenía 23 años y junto con su hermano Juan miraba el partido.
“Al gobernador, el coronel Burgoa, le sacaron el revólver y lo pusieron con las manos atrás. Hicieron arrodillar a los agentes y éstos les entregaron sus armas. La mayoría de los presos eran jóvenes universitarios y corrían por toda la playa armados. Subieron corriendo hacia donde estaban los policías que vigilaban la playa y la cárcel, y también los redujeron”, continúa Miguel.
Mientras relata la fuga se mueve y señala hacía diferentes lugares de la isla, como queriendo dibujar con sus dedos lo que fue la temida prisión, de la que ya no queda el mínimo rastro.
Y si los presos amotinados daban vueltas en la playa, armados con los fusiles Mauser de los policías era porque no tenían oportunidad de salir de la isla Coati sin las embarcaciones de los comunarios (seis botes a vela y uno a motor), que no estaban a la vista.
“Tres semanas antes, el coronel Burgoa nos dijo que nos llevemos nuestros botes de la playa porque tenía sospechas de que los presos querían fugar. Nosotros nos los llevamos, pero no se de cómo los presos sabían dónde los teníamos y nos llevaron hasta donde estaban, apuntándonos con las armas”, cuenta Rojas.
Antes, los presos amotinados, después de reducir a los guardias, hicieron formar a los comunarios y los obligaron a quedarse en el lugar. Félix Mamani, que entonces tenía 11 años, está convencido de que todo estaba planeado. “Lo han planeado con tiempo. Los confinados eran como 82 y los agentes 19, y 11 estaban jugando fútbol, ocho nomás se quedaron en la prisión y estaban durmiendo”, concluye 46 años después.
Tiene razón. Eusebio Gironda, uno de los fugitivos de Coati, en su libro Furia de los Andes, Fuga de Coati lo confirma: “La fuga fue planificada con anticipación pero no todo salió como estaba pensado. El primer ensayo se produjo durante los últimos días de octubre de 1972, a la hora del té (...) se activó la segunda opción: plantear al gobernador un partido de fútbol con los guardias (...) en principio se negó porque consideraba incogruente que presos y guardias jugasen un partido de fútbol”.

CRUZANDO EL TITICACA

A las 17:00 de ese 2 de noviembre de 1972 todo era confusión para los coateños. “Los presos nos agarraron hasta a los que estábamos pasteando”, dice Félix Mamani.
Miguel Rojas cuenta que los confinados querían que los llevaran en sus embarcaciones hasta Puno, Perú. “Nos asustamos y les dijimos que Puno era lejos, que en medio del lago íbamos a morir. Aceptaron que los lleváramos hasta la frontera”, cuenta.
Remigio Mamani es otro de los propietarios de los botes que los presos necesitaban para salir de Coati. Afirma que fue obligado a transportarlos en su embarcación.
“Nos hicieron llevarlos hasta la frontera con Perú. Pasamos la frontera y los peruanos no nos querían soltar. ‘Su gobierno es malo (dictadura de Banzer) y los van a liquidar’, nos dijeron. Llegamos hasta Lima, estuvimos ahí una semana y nos devolvieron a la Guardia Nacional, en el Desaguadero y de ahí directo al Ministerio del Interior y a la cárcel de San Pedro nueve meses, donde fuimos incomunicados, y torturados, acusados de complicidad”, afirma.
Fueron seis los balseros que fueron acusados de complicidad en la fuga de Coati y encarcelados: Remigio, Lorenzo y Juan, aún vivos, y Juan, Benjamín, Simón y Florencio, ya fallecidos.
Sus paisanos Miguel, Félix y Remigio rememoran la fuga de parados en medio de una cancha de cemento a la que bautizaron como Fidel Huanca, el nombre de un locutor de radio Méndez que visitó su isla hace muchos años.
El campo deportivo está sobre lo que fue la cancha de tierra donde, en 1972, al menos 60 presos políticos concretaron con éxito su plan de fuga.
En el lugar se puede jugar fútbol y básquet. Cuando no hay partidos, llamas, ovejas y vacas se pasean en ella. Fue construido por la comunidad después de que las aguas del Titicaca, que crecieron cuatro metros, barrieron con la prisión en los años 80. Con la cancha quieren olvidar a la temida cárcel de Coati, donde –según afirman los comunarios– se infligían castigos crueles a los presos y hasta “se los hacía desparecer”. “Nosotros no queremos saber nunca más de una cárcel aquí”, afirman.
CÁRCEL PARA PRESOS POLÍTICOS Y “ANGELITOS”
La cárcel de Coati fue construida en los años 30 del siglo pasado y, además, de albergar a peligrosos delincuentes, a los que se los llamaba “angelitos”, también era lugar de confinamiento de presos políticos, hasta finalizar la década de los 70, aproximadamente.
La prisión era famosa porque era imposible huir de ella pues se encontraba rodeada por la gélidas aguas del lago Titicaca y porque los prisioneros eran sometidos a castigos “inhumanos”.
Jaime J. cuenta que en los años 60 su padre fue confinado en Coati como preso político. Allí, junto a otros prisioneros, decidieron declararse en huelga de hambre hasta conseguir su libertad. Cuando el encargado de la prisión se enteró de su decisión, los encerró durante días en una de las celdas, sin comida y sin agua. Cuando decidió terminar con el castigo, les dijo: “Eso es una huelga de hambre”.
Debilitados por el castigo nunca más intentaron una protesta, menos huir de la prisión. El padre de Jaime sobrevivió a Coati y contó a sus hijos su paso por esa temida cárcel.
Carlos B. también pasó por Coati, a finales de los años 60, como preso político. Era muy joven y cuenta su experiencia con cierta nostalgia porque ahí conoció a gente que compartía su ideología.
“Era un lugar al que nadie llegaba a visitarte porque entonces estaba tan alejado”, cuenta. Recuerda a mucha gente que estuvo con presa, con él y también a un perro que criaban los presos. El can se llamaba Papillón.
Los comunarios de la Isla de Coati, o de la Luna, afirman que en la prisión fue encarcelado incluso el expresidente Hernán Siles Suazo, el diregente de la COB Juan Lechín Oquendo y otros políticos históricos de Bolivia.
“Los políticos saben estar aquí, en mi tiendita, donde venían a comprar sardinas, coca, pan”, afirma Juan Rojas. Él es otro de los balseros que fue obligado a transportar a los fugitivos de Coati en 1972. Tiene 93 años y conoce toda la historia de la cárcel.
“Por aquí pasaron más de 30 gobernadores de la cárcel. Sufrimos harto con esa cárcel aquí. En un tiempo habían 80 presos políticos y unos 30 maleantes”, afirma.

DE LA PRISIÓN DE COATI A LA HABANA

En la fiesta de Todos los Santos de 1972, más de 60 presos políticos fugaron de la cárcel de Coati. La noticia se conoció en La Paz, el 4 de noviembre. El periódico El Diario tituló: “50 presos fugaron de Coati”.
“Utilizando el soborno, los políticos detenidos en la isla lacustre huyeron a Yunguyo (...) contando con la complicidad de algunos agentes, a quienes se entregó un cuantioso soborno financiado en el exterior”, informó el periódico.
De acuerdo con los reportes periodísticos de la época, después de salir de Coati, los fugitivos, “en los cuales figuran profesionales de distintas especialidades y estudiantes universitarios, en su mayoría izquierdistas”, llegaron a Yunguyo, Perú, solicitando asilo político. En ese país no recibieron una respuesta inmediata a su pedido, así que decidieron solicitar ayuda a Chile.
El 7 de noviembre, El Diario informaba que los evadidos habían llegado a Cuba, donde recibieron asilo político. “Viajaron anoche de Lima a Cuba. El Ministerio de Interior proporcionó la nómina de todos los comprometidos”, precisaba el medio. Al mismo tiempo revelaba que cinco confinados murieron durante la fuga: “Jorge Satorce, Luis Véliz y otras personas identificadas solamente como Ojopi, Ossio y Raúl”. Ángel Quispe, un estudiante de 15 años, estaba entre los fugitivos, “también funcionarios del MNR, del Partido Comunista, del Partido Indigenista, del Ejército de Liberación Nacional, del Partido Independiente Nacionalista y otras organizaciones”.

// JORGE FRÍAS SIGG Y SU HISTORIA DE AMOR, TORTURA Y ESPERA (Escrito para el matutino beniano: La Palabra del Beni.)

La historia del doctor Frías es una historia de amor, tortura y espera. Nació en Guayaramerín, población amazónica ubicada en el norte del departamento del Beni, allá estudió en el colegio Manuel Antonio Ojopi (MAO). Frías creció en una época en la que el Partido Comunista de Bolivia tenía fuerte influencia en la política nacional. Fue ese partido quien lo ayudó a formarse académicamente en el exterior. Por ese entonces no tenía idea de las encrucijadas que le presentaría la vida ni el sufrimiento que le acarrearían sus decisiones y convicciones.
“Durante su vida y militancia fue un defensor de la democracia, luchador por los ideales de la justicia social; su compromiso por una nueva sociedad guiaba sus pasos durante su formación como profesional del derecho en la Universidad Patricio Lumumba en Moscú (Rusia), su amor por Bolivia dirigió sus pasos para retornar a su patria y ejercer su profesión; al ser abogado sus manos siempre trabajaron por la justicia.
Marcos Octavio Medalla, un chileno radicado en Toronto-Canadá, compañero de universidad. Medalla tenía un motivo poderoso para buscar a Jorge, un motivo que devela otra faceta del beniano, pero también los efectos que los gobiernos militares causaron en quienes se opusieron a su régimen. Medalla publicó, en septiembre de 2007, en su blog El Purgante: Busco a JORGE FRIAS SIGG, Lumumbero de BOLIVIA.
“En los años que Jorge Frías estudio en Moscú, se conoció con una bella muchacha, Olga Yurevna. Se encontraron en la estación de Oktiabrskaya, lugar tan conocido nuestro. Cinco años se prolongó la amistad entre Jorge y Olga y finalmente formaron una familia. Su matrimonio fue registrado el 19 de Junio de 1969”, escribió Medalla, hace más de una década.
“El 2 de Diciembre de 1969 nació un hijo, Mario. Al término de sus estudios, en Enero de 1970, Jorge viajó de regreso a Bolivia. Por dos años Jorge y Olga mantuvieron correspondencia. La última carta de Jorge a Olga llegó desde CUBA en 1973. En esa carta Jorge contaba que había estado prisionero en un campo de detenidos en Bolivia, luego del último golpe militar. Esas fueron las últimas noticias que Olga recibió de Jorge”, continuó.

Y era cierto. El investigador y comunicador Edgar Ramos Andrade, le confirmó a Radio Patujú que Frías fue parte del grupo de 67 bolivianos que escapó de la isla Coati en el lago Titicaca, durante la dictadura de Banzer.
“En fecha 2-noviembre-1972, en el apogeo de la cruel dictadura de Hugo Banzer, 67 detenidos políticos de la informal ´cárcel´ en la Isla Coati ejecutaron un audaz plan de fuga masiva que dejó en ridículo a represores y dictadores”, publicó Ramos, en un documento titulado “Homenaje urgente a los evadidos de Coati 1972”, firmado en Riberalta, el 26 de octubre de 2014.
“Uno de los evadidos fue Jorge ´Satoracho´ Sattori Rivera, riberalteño y militante del Partido Comunista, prisionero político (varias veces) de la dictadura banzerista; recapturado tras la fuga de Coati; exiliado a Argentina, Chile, Venezuela y que falleció en junio de 1980, cuando era candidato a diputado beniano por la UPD; el avión que despegó de El Alto, se estrelló cerca de Laja. Allí murieron también, Enrique Barragán, Jorge Álvarez Plata, y Douglas Veizaga. Se salvó Jaime Paz Zamora, ese que nueve años después pactó con Banzer”, añadió el comunicador, con lo que nos ayuda a entender las circunstancias por las que atravesó Frías, y otros benianos, décadas atrás.
Cuando Marcos Octavio Medalla publicó en su blog que estaba buscando al boliviano lumumbero, recibió la rápida respuesta de uno de sus seguidores, Eusebio, quien le pasó el dato de que Frías trabajaba en un banco en Bolivia, incluso atinó a pasarle un número de teléfono. La pista, sin embargo, no lo acercó al abogado.
Tuvieron que pasar casi siete años para que alguien le dé otra referencia de su excompañero universitario.
“Él es mi tío y como hace 10 años que no viene donde vivimos, mi madre que es su hermana lo extraña mucho ya que ella ya es mayor de edad”, escribió Laura Sigg.
“Yo buscaba a tu tío porque tiene un hijo o hija desconocida en Moscú y un programa de Tv de Rusia quería llevarlo a conocer su familia. Un sobrino que está en España me escribió pero no logramos contactar a tu tío. Si sabes algo avísame”, respondió Medalla, pero el rastro volvió a desvanecerse.
Enterados de su búsqueda y de la muerte de Frías, contactamos a Medalla y le preguntamos si todavía estaba interesado en saber sobre el paradero de su excompañero universitario. “No. Eso fue hace 10 años. Ese programa ya no existe”, respondió en un primer correo electrónico.
“Yo también quise ayudar hace 10 años y contacté a un banco donde trabajó supuestamente el Sr. Frías. Contacté familiares directos y nadie me dio información de su paradero. Ahora por un medio boliviano supe que Jorge murió en la indigencia y abandono. Me escriben ahora sus familiares y periodistas. Demasiado tarde para Jorge”, describió ante nuestra insistencia.
Pero tal vez no sea tarde, el mismo Medalla se ha dado cuenta, en un tercer correo electrónico sostiene: “Ahora lo único que puedo hacer es tratar de ubicar a la familia y decirles de su muerte”.
Jorge Frías Sigg fue enterrado la mañana del 12 de octubre de 2017 en el Cementerio General de la ciudad de La Paz, en Bolivia. Quizás de ello nunca se enteren Olga, su pareja de los años sesenta, ni Mario el hijo que quiso conocerlo.
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Foto- postal - Grupo de indígenas aymaras posando en Isla de la Luna. (Lago Titicaca) Aprox. 1904.
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EL “DIARIO DE CAMPAÑA” QUE POMBO PUBLICÓ EL AÑO 1996, NO ES TRANSCRIPCIÓN DEL ORIGINAL


(Por Diego Martínez Estévez)

¿Cómo podría ser una transcripción de su Diario de Campaña original si este - junto a otras 107 piezas documentales -  fue encontrado en el morral y mochila del Che, el 8 de octubre de 1967?

En la segunda página del inventario levantado en Vallegrande  por miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército el 9 de octubre de 1967, se lee esto:

“1. Libreta verde de Pombo, Diario. Dos fotografías de la esposa”.

Al final de la tercera página y como receptor de todos los documentos consignados en el inventario  aparece el nombre y firma de Gabriel García, pseudónimo del agente cubano de la CIA Félix Rodríguez, el mismo que horas antes que el Che fuese pasado por las armas, en “La Casa de Corregidor” de La Higuera se dio a la tarea de fotografiar todas y cada una de las páginas del Diario del Che Guevara.

Excepto los siguientes documentos escritos por puño y letra del Che: su Diario de Campaña registrados en una libreta y un cuaderno empastado, su Cuaderno de Poesías, Cuaderno de Citas, Foja de Conceptos de su Personal y algunos papeles sueltos, el resto, muchos de ellos muy importantes como el Diario de Campaña del cubano Marcos y de Pombo,  “desaparecieron”; es decir, el agente cubano se apoderó de ellos.

Si no es suficiente el inventario mencionado como prueba que el Diario de Pombo cayó en poder del Ejército, transcribo lo registrado en la página 120 del libro titulado “Che Guevara y otras Intrigas”, publicado por el general Federico Arana Serrudo, quien, durante esta guerra se desempeñó como Jefe de la Sección II del Comando de Ejército:

“Después de la muerte de Guevara  muchas de sus pertenencias  “desaparecieron”. Lo que quedó, junto con las cosas de uno de sus lugartenientes Pombo, fue entregado en La Higuera por Gary Prado al coronel Zenteno, quien lo llevaría a Vallegrande”. 

Es obvio que el general Arana no se está refiriendo a alguna prenda de vestir de Pombo, sino, a su Diario de Campaña que el Che lo guardaba en su mochila. 

El lector de este artículo se preguntará:

¿Por qué el Che tendría que haber resguardado el Diario de Pombo y de otros en su mochila?

Encontramos la respuesta en  la página 9 de libro titulado “Pombo, un hombre en la guerrilla del Che” -  cuya tapa se muestra adjunto a este artículo- donde se lee:

…”Comencé a escribirlas en julio de 1966 y la última anotación de la primera libreta data del 28 de mayo de 1967; después continué en otros cuadernos hasta mi regreso a Cuba en marzo de 1968”.

“Desde el 19 de abril – cuando el periodista ingles nos dio la falsa información sobre la filtración de datos internos de gran peligrosidad conocidos a través, según dijo, del diario de Braulio, encontrado en el Campamento Central por el ejército boliviano – el comandante Ernesto Che Guevara ordenó que se recogieran todos los diarios que llevábamos varios miembros de la guerrilla y se guardaran en una mochila con otros documentos – que yo cargaba –de allí los íbamos tomando para continuar escribiendo y luego se devolvían disciplinadamente al lugar dispuesto por el Che. Justo es recordar que aquella medida la tomó con visible molestia, no dispuesto a que esos cuadernos personales vulneraran las rigurosas medidas de seguridad que la incipiente fuerza guerrillera debía observar en aquellas circunstancias en extremos adversos”. 

El periodista ingles al que Pombo se refiere, era Andrew Roth, quien junto a otro, el 7 de abril pasado y asignados a las patrullas militares  llegaron hasta Campamento Central donde constataron que los guerrilleros antes de abandonarlo, no llegaron a limpiar de todo indicio el lugar, dejaron la fotografía del Che, el Diario de Campaña de Braulio y otros papeles sueltos. 

En las siguientes páginas, Harry Villegas alias Pombo nos brinda más referencias:

Pág. 10:

“Los largos años transcurrido entre estos acontecimientos y la primera publicación de la edición cubana – recién terminada, por Editorial Política – aconsejan estas precisiones  para mejor contextualizar el diario”…

(Da a entender que muchos años más tarde, su Diario “original” fue objeto de precisiones o correcciones, como también se leerá en el siguiente párrafo)
“No pretendo con esta revisión del diario – basada en mis anotaciones y en documentos de la época – cambiar o modificar lo escrito en el fragor de la lucha. Aspiro con esta precisiones a que todas aquellas palabras o conceptos que no fueron comprendidos, o que fueron intencionalmente tergiversados al hacerse la transcripción del diario en ediciones anteriores fuera  de Cuba, obtenga ahora su verdadera dimensión y reflejen la realidad y grandeza de los acontecimiento esenciales. Así se corregirían distorsiones de esta parte del diario que no responden a la realidad histórica”.

“En los días posteriores a mayo de 1967 y hasta el fin de la campaña boliviana, pude continuar mi diario. Este se extiende  hasta la llegada del grupo de sobrevivientes a Chile. Después, los compañeros chilenos, por intermedio de la decidida y valiente participación del entonces senador por el Partido Socialista de Chile, el extinto presidente Salvador Allende, me hicieron llegar las tres libretas con las notas de esta última etapa”.

(En el párrafo anterior, Pombo nos dice que mientras estuvo en Bolivia mantuvo en su poder su Diario de Campaña escrita en varias libretas y lo llevó consigo a Chile).

“Al llegar de regreso a Cuba, impartí una serie de conferencias en la fortaleza militar de La Cabaña y para ellas tomé como guía y referencia mi diario de casi 20 meses de lucha guerrillera y clandestina. Para la segunda parte de la actual edición cubana del diario, me apoyé en aquellas conferencias a fin de completar estas vivencias históricas y resumí parte de lo expresado aquellos días a mis compañeros de armas. Esta es la primera vez que se publica en forma completa. 

(En el párrafo anterior, nos deja entender que sus conferencias brindadas en Cuba, se basaron en su lectura de la segunda parte de su Diario escrito en Bolivia y Chile. También nos dice que a partir de sus conferencias, enriqueció su Diario y que así, lo publica en esta obra, cuya tapa se observa en la imagen adjunta a este artículo).

Pág. 20:

En este libro aparece, por vez primera revisado, el texto correspondiente a la primera parte de mi diario de campaña que comprende del 14 de julio de 1966, fecha en que llegué a Bolivia, hasta el 28 de mayo de 1967.

(En el párrafo anterior, nos dice que todo cuanto escribió durante su estadía en Bolivia – En la Paz y en la zona de operaciones – fue objeto de “revisión”; es decir, de enmiendas). 

(….)

“A partir del 29 de mayo, continué mis anotaciones hasta que llegamos a Chile, donde fuimos calurosamente acogidos. Allí quedó la otra parte de mis notas, las que me fueron devueltas posteriormente por el entonces senador Salvador Allende”. 

(En el párrafo anterior, Pombo dice que la Segunda Parte de su Diario de Campaña comprende desde el 29 de mayo de 1967, hasta el 25 de febrero del año siguiente, fecha ésta en que junto a Benigno y Urbano, arribaron a la Isla de Pascua donde permanecieron durante una semana).

“Observaciones y comentarios registrados hace tres décadas en el fragor de la batalla pueden aparecer llenos de pasión y crudeza. Cuando releo o revivo algunos de estos pasajes me percato de ello, pero en todo momento se refleja la incomparable escuela formadora que es la crítica, el lenguaje franco, directo y sin rodeos en que nos educó el Che”. 

(En el párrafo anterior, Pombo ratifica que llevó consigo hasta Cuba, su Diario original, cronológicamente escrito desde julio de 1966, hasta el 17 de febrero de 1968, como veremos enseguida).

En la “Segunda Parte”, página 137, se lee:

“El resto de las anotaciones del diario de campaña de Pombo – que comenzó a escribir el 29 de mayo de 1967 – les fueron incautadas por las autoridades chilenas al llegar a ese territorio”. Más tarde, Salvador Allende que por entonces era el presidente del Senado  de Chile, entregó las fotocopias a Cuba”.

(El 18 de febrero de 1967 llegaron a territorio chileno, entonces, según el ex guerrillero, dejó de escribir su Diario un día antes, esto fue cuando cruzaron la frontera de Bolivia).

“Esta segunda parte del libro incluye un resumen de esas conferencias, además del relato, inédito hasta la fecha”… 

(Esta Segunda Parte que comienza con el registro de eventos el 29 de mayo,  ya no presenta las características de un Diario, sino, de un testimonio donde relata diversos hechos, sin necesariamente señalando fechas en que ocurrieron).

POR TODO LO ANTERIORMENTE REFERIDO, SE CONCLUYE QUE:

Pombo, a pesar de haberse empeñado por registrar en la Primera Parte de su “Diario”, hechos cronológicos en los que le cupo participar como actor, no los transcribió de su Diario original, porque como se menciona al principio de este artículo, este último fue encontrado en la mochila del Che,  el 8 de Octubre de 1967.

Es el mismo caso de la Segunda Parte de su “Diario”, el que probablemente junto con a la Primera Parte, lo escribió dándole el formato de un Diario, recién cuando arribó a Cuba y lo publicó recién treinta años más tarde.

Por tanto, el libro que publicó el año 1996, no necesariamente  refleja fielmente lo que según él, encontrándose en Bolivia, escribió  parte del año  1966, todo el año de  1967, hasta febrero de 1968. 

Finalmente expresar:

El lector, a su turno, arribará a sus propias conclusiones.

BOMBARDEO DE LA AVIACIÓN BOLIVIANA - Enero de 1935


BOMBARDEO DE LA AVIACIÓN BOLIVIANA - Guerra del Chaco - Enero de 1935

"Fue encarnizado el bombardeo aéreo boliviano que destruyó tropas y pertrechos paraguayos"
"Tropas del enemigo fueron sorprendidas sangrientamente, por hábil maniobra"
—Informativo de la zona de operaciones—
Fuertes fracciones adelantadas del enemigo fueron sorprendidas por una emboscada boliviana en el camino a Villa Montes. Las tropas paraguayas presas del pánico se dieron a la fuga dejando numerosos cadáveres. 
A las pocas horas el día de ayer, 16 aviones bolivianos bombardearon Capirenda y sus alrededores donde el Paraguay concentraba grandes unidades para lanzarlas en inmediato ataque sobre Villa Montes.
Los observadores aéreos constataron la destrucción total, de enormes parques de depósitos y camiones. Las tropas paraguayas al iniciarse el bombardeo escaparon en desbande por las picadas y buscaban protegerse debajo de pequeños árboles que hay en la región, pero fueron tenazmente ametrallados por las máquinas bolivianas, durante media hora maniobrando en distintas direcciones y escasa altura.
Es enorme el número de muertos y heridos paraguayos tanto en los corralones y potreros de Capirenda y sus cercanías como en los caminos y sendas, fuera de los que deben haber caído entre los matorrales. Se presume que "el gran ataque paraguayo" preparado para el 30 enero a Villa Montes, tendrá que aplazarse hasta que Estigarribia logré reparar el daño y las pérdidas que ha sufrido a consecuencia de este bombardeo. (IZO) —30 de enero de 1935— Publicación del periódico La Razón

—cortegosky©—

ENERO DE 1935 PRISIONEROS PARAGUAYOS HACEN REVELACIONES


Publicación del jueves 17 de enero de 1935 — Guerra del Chaco

"LOS PRISIONEROS QUE SE CAPTURÓ FORMULAN GRANDES REVELACIONES"

-INFORMATIVO No. 409 DE LA ZONA DE OPERACIONES

"Prisioneros paraguayos capturados en las acciones del sud de Capirenda declaran que en las pasadas acciones de Ibibobo las fuerzas paraguayas fueron duramente castigadas.
Expresan que el regimiento "Coronel Oviedo”, 10 de caballería, ha sido diezmado en forma tal, que inclusive su comandante, el mayor Ayala Velásquez, fue herido durante una violenta arremetida que realizaron las fuerzas bolivianas.
Posteriormente hemos sabido que el comandante del 10 de caballería falleció a consecuencia de sus heridas.
Si, nosotros capturamos prisioneros — añaden en un rasgo de sinceridad— en cambio ustedes, en el curso de nuestra ofensiva, han abierto enormes claros en las unidades paraguayas.

En Ibibobo, por ejemplo, no hemos alcanzado a capturar ni doscientos prisioneros, en cambio, solamente el regimiento “Coronel Oviedo” tuvo aproximadamente doscientas bajas, que sumadas a los trescientos hombres perdidos por el regimiento Sauces forman un total de mas de quinientos muertos; esto confrontando solamente las unidades que personalmente hemos podido controlar, debido, a que tomábamos contacto con ellas, y sin contar los heridos".

VICTOR HUGO VICARRA (2/1/1958- 24/5/2006)


Escritores... 
Victor Hugo Vicarra (2/1/1958- 24/5/2006)

                           "La Noche Viscarriana..."

Nació un dos de enero de 1958, en un momento de la nueva tendencia política que vivía Bolivia; durante su niñez vivió los sinsabores de su infortunada familia, un fiel amante del alcohol… a sus 15 años conoció más de la mitad de la ciudad descuidada y que estaban clandestinos e invisibles a la conciencia de la gente. Una muestra sincera de este hecho la describe en cada uno de sus libros a manera de relato, cuentos o autobiografía como quieran denominar.
Victor Hugo Viscarra trascendió las letras paceñas y podría decirse las letras bolivianas, haciendo casi a la persona más famosa que a su obra y que esta muestra un cúmulo de misterios y noches perdidas entre el frío y la soledad; no obstante tanto la fama y entrevistas no le interesaron mucho, más su adicción etílica y su vicio de escribir, es lo que veía. Era su afán de desnudar y mostrar aquellos personajes marginados y darles un sitio en esta vida para el recuerdo. 
De manera fulminante falleció por cirrosis en una cama del Hospital Arco Iris en mayo de 2006, acabando así su deseada muerte antes de los 50 años, sin embargo, las reediciones de sus libros fueron demandadas y las miles de fotocopias de sus libros aún son muy difundidas. 
- Por lo mismo un grupo de jóvenes Gestores Culturales denominados “Nexos Bolivia” realizó un homenaje a dicho escritor, pudiéndose comprobar durante tres días eventos en el Cementerio General, en “Sultana Café” y “Foto Espacio”, el homenaje que muchos escritores no recibieron de una amplia magnitud. 
- A los eventos programados asistieron invitados especiales,  como el cuentista Manuel Vargas, editor de sus afamados libros “Alcoholatum y otros drinks” (2001), ”Borracho estaba, pero me acuerdo”(2002), ”Avisos Necrológicos”(2005) y su obra póstuma “Chak'i Fulero" (2007), como también reediciones de su Diccionario “Coba: Lenguaje secreto del Hampa boliviano” y su libro “Relatos del Victor Hugo”. También estuvieron los poetas Humberto Quino y Ricardo García, éste último amigo entrañable del Victor Hugo, el pintor Edgar Arandia quien conoció en su niñez a Viscarra y que dio también su pincelada en alguna de sus tapas de los libros de Viscarra. Fue una total satisfacción ver tanta gente joven que asistió al homenaje, que se dio en tres días empezando por el día que nació 2 de enero y terminó el viernes 4 de enero.
Las obras de Viscarra son consideradas por muchos académicos, como descriptivas y sociológicas del la urbe paceña. 

(Por: Oscar Manuel Córdova Sánchez 
#NexosBolivia)

ARGENTINOS EN FRENTE PARAGUAYO


NUMEROSOS "VOLUNTARIOS" ENGROSARON LAS FILAS DEL EJERCITO DEL PAÍS HERMANO

"Con tales sugestivos y conmovedores títulos, encabeza el diario "Crítica" de Buenos Aires, en una edición de hace pocos días. La siguiente crónica, enviada del Paraguay por su corresponsal Gustavo Gonzales..." 
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"En el mismo edificio del estado mayor del ejército argentino, el coronel  Abraham Schweizer, junto  a otros militares, preparaban las operaciones bélicas paraguayas. Para ello, cerraban puertas y ventanas; hacían salir al personal subalterno y ordenanzas, para trabajar en el más absoluto secreto. Con los mapas correspondientes, programaban los siguientes movimientos bélicos paraguayos contra  los bolivianos..."

"La diplomacia paraguaya —ávida de proveerse de armamentos, municiones y logística— trataba directamente con la cúpula militar argentina, y no con los canales habituales, como es el ministerio de Relaciones Exteriores...

"El espionaje paraguayo en Bolivia —agregó— es costeado por la Argentina y ha sido muy eficaz contra nosotros. ” Para los bolivianos, la cuestión no admitía dudas: "El plan de guerra fue estudiado y decidido por el Estado Mayor General del Ejército Argentino; el general Vaccarezza, amigo personal del presidente Justo, estuvo a inspeccionar los preparativos en todas las líneas y el teniente coronel Schweitzer vigiló la ejecución y cien suboficiales y clases del Ejército Argentino están en las líneas paraguayas" (1932). (Fuente: EL TRAIDOR—La historia del único militar argentino destituido por espionaje — Adrián Ignacio Pignatelli). Foto de posteo. Periódico La Razón, enero de 1935.

LA GUERRA DEL CHACO PARA LOS INDÍGENAS GUARANÍES DEL ISOSO


Por: Jürgen Riester. / La Guerra del Chaco en la memoria indígena isoseña 2006.

SITUACIÓN EN EL ISOSO

La marcada desconfianza frente al karai es una actitud generalizada entre los isoseños antes de la guerra. Esta actitud es el resultado de una larga relación entre el indígena y el no-indígena de esta zona
“En aquel tiempo se temía mucho de los blancos, había una miniatura de los blancos yo vi a aquel señor ¡Ah! No dejaba pararse a nadie, y por lo que él era un blanco y éramos exageradamente unos tontos por eso ni defendernos podíamos, y mucho menos para discutir con alguien no sabíamos.”
“Y creer en una justicia para los indígenas era una meta casi inalcanzable, más aún que no conocieron los canales adecuados para relacionarse con el mundo externo”
“Por lo que ignorábamos quién podía hacernos justicia, no podíamos defendernos.”
Eran concientes, que los karai les tenían desprecio y los clasificaron como gente de segunda categoría:
“En aquel entonces los blancos no nos miraban como gente, nos miraban como animales, pero a pesar de todo eso, nos hacían participar de alguna manera en ese conflicto bélico.”
Como ya hemos visto en la parte anterior en el contexto histórico, los isoseños no se quedaron con las manos cruzadas y trataron –y con cierto éxito- relacionarse con los gobernantes.

LAS RAZONES DE LA GUERRA

Isabel Combès expresa que la gran mayoría de los indígenas no sabían las razones de la guerra, y que la gente, por lo general, tiene como repuesta ¿por qué será? Este por ¿qué será? no hay que entender como ¡no lo sé sino no me interesa, es tan lejos de mi realidad que no vale para mi!, o simplemente el entrevistado se libera con esta respuesta rápidamente del investigador, pues no hay nada más que decir después del ¿por qué será?
Un hecho tan importante, que ha sido esta guerra en la historia de los isoseños, considerado una catástrofe, un cataclismo por los isoseños, -y los cataclismos en su cosmovisión es la destrucción total de su mundo- no pasó sin dejar hondas huellas en la vida diaria y, más que nada, en la memoria colectiva de este pueblo “fronterizo”.
Nuestros ancestros lucharon allá, porque el territorio de los paraguayos es allá y el nuestro era acá, así era, un especie de cataclismos nos hicieron, cuando los gobernantes nos crearon la guerra, dejando quitar nuestra tierra. Antes había un especie de cataclismo provocado por los blancos, hubo un gran cataclismo antes, se pelearon, mucho se mataron por defender nuestra tierra, de eso era la contienda de antes con los paraguayos.
Porque el límite de nuestro territorio era hasta el gran río del Paraguay a este lado, por ese mojón dice que se pelearon, que el mojón de los paraguayos los bolivianos siempre movían de su lugar.
Y de eso se crearon el disgustos los collas con los paraguayos, de ahí se originó el conflictos antes.
Nuestra gente de aquella época no tenía los límites de sus territorios y por esa razón no sabían lo que es una frontera. Pero cuando entraron los blancos, ellos ya limitaron su territorio hasta donde les pertenece, y de ahí surgió lo que ellos llaman frontera. Nuestros ancestros tampoco conocían lo que es la bandera, y todo fue por las costumbres de la gente blanca que en esa época eran desconocidas por nuestra gente. El conflicto se originó por lo que los blancos llaman frontera, ya que cada uno de los gobernantes de ambos países quería ampliar su territorio.

LA GUERRA

No sabemos con certeza cuantos isoseño dejaron su vida en la guerra, ya que los datos son imprecisos.
Los indígenas nos dan descripciones cortas y precisas de lo que ellos vieron y sintieren en carne propia durante la guerra:
“Muchos se han matado los blancos, muchos han muerto de los bolivianos, como leña apilada eran junto a los caminos, así juntaron a los cadáveres.
Imagínese este camino viejo estaba lleno de cadáveres de soldados como por tareas, en el Cruce igual era, como leña por tarea era cadáver de soldados bolivianos muertos, mucho han matado.
Y así fue, puro cadáveres iba todo eso, como por tarea eran. Eso fue lo que yo he visto, como leña amontonada era en el cruce, para este lado era igual, sus prendas de vestir estaban bien no tenía nada.
Habían con dientes de oro, algunos puro oro, y eran collas. Mucho se mataron los blancos por demás se mataron, puro cadáver era eso y por entre medio íbamos.”
Lo que si era una realidad el Isoso quedó vacío.

PARTICIPACIÓN EN LA GUERRA

Los militares bolivianos tomaron la decisión que los isoseños no tendrían uniforme (no habrá gorra) y no serán soldados, más bien el ejército boliviano utilizó a los isoseños como peones para abrir sendas, hacer caminos, espiar al enemigo, localizar agua en el seco Gran Chaco, etc. Los isoseños no eran reconocidos como ciudadanos y eso dejó una profunda desconfianza por parte de los indígenas hacia la población karai y por supuesto a los militares. En todo este escenario no falta la burla de los indígenas sobre los soldados de los valles y el altiplano –denominado con el término general collas-, que en un ambiente como el Gran Chaco estaban casi perdidos. Mientras el isoseño se encontraba en su ambiente, los soldados mayormente no de origen del Gran Chaco, sufrían de hambre, sed y de calor.
“Cuando terminamos con esos caminos, ya vamos a hacer el camino que va a Santa Fe, acabando con eso vamos a entrar, hijo. Eso nos ha dado el gobierno que hagamos, decía. Y siempre estarán haciendo camino, y si se frega el camino en alguna parte ahí irán a arreglar el camino y así irán yendo, pero no habrá gorra.
Mire patrón, estamos mal nos han avanzado, nuestro ejército no saben combatir, entonces el finado Boni dijo; por eso es que estos no nos quieren dar gorras porque no sabemos manejar armas, decía. Pero ¿Quién tiene la culpa? Sólo las autoridades tienen la culpa.
Puro jóvenes, los nuestros igual, también muchos collas habían, pero no sabían pelear, como ovejas eran en la batalla, por eso fue que fácilmente vienen avanzando ellos.”
Los isoseños se ofrecieron a ayudar a los militares bolivianos, y frente al rechazo y la discriminación racial por parte de los karai, los indígenas no dejan de criticar lo que pasó, indicando en primer lugar la valentía de los antiguos guerreros indígenas (iyambae). No falta denunciar también errores de ataque:
“Imagínese, si desde más antes los blancos nos reconocieran como bolivianos, nunca íbamos a perder. Porque nosotros éramos más valientes. Yo ahora reconozco eso, actualmente al recordarme de aquellos tiempos que nuestros abuelos cuando eran puros guerreros natos, y realmente eran valientes.”
“Por tal razón era que nuestros abuelos se llamaban iyambae. Porque no se dejaban comprar con nadie y tampoco se dejaban vencer, y en esta guerra eso mismo íbamos a pasar, pero venían avanzando todos ellos.”
“Dicen que algunos disparaban su arma al aire, y eso los sabían muy bien los enemigos, cuando sienten que las balas pasaban muy alto: ¡Ah, estos son collas! Pero si las balas va bien bajito: ¡Ah, estos son los hermanos! dicen. Y ya nomás al ratingo se retiran. Porque bien bajito les mandan las balas, con eso nomás los identifican.”
“Pero si sienten pasar muy alto las balas, ellos ya se van solamente caminando por debajo, porque ya sabían que ahí están puro collas. Por eso venían avanzando rápido, y mucho han matado a los pobres, por demás mataron.2
¿Y habían también que morían de sed?
“Que morían de sed, eso me impresionó mucho, hijo, harto me ha impresionado, daba pena y no saben nada que ahí nada lejos quedaba para salir hacia el camino de Santa fe, y el Veintisiete ya quedaba acá de ellos, si supieran eso allá nomás tranquilos iban a salir y los enemigos ya quedaban al otro lado.”
“Y así todos murieron, ahí los pobres con sus armas, los pusieron en un pabellón, imagínese como durmiendo nomás estaban.”
“Hay lugares donde los enemigos les cierran el paso, los isoseños sólo se internan en el bosque para escapar, y ninguno cae prisionero en esas emboscadas. Cuando les quitan el pozo de agua, los isoseños igualito nomás de noche tienen que ir a sacar agua del pozo, estando ahí cerca de los enemigos.”

LOS PARAGUAYOS EN LOS OJOS DE LOS ISOSEÑOS. LA LENGUA

Las cifras de los isoseños, que fueron trasladados voluntariamente o como prisioneros más allá de las líneas de combates entre Bolivia y Paraguay, calcula Schmidt en casi 2500, mientras un informante indígena informa a Silvia Hirsch que fueron 5000. Creemos que la cifra está entre 2500 y 5000.
Volvemos a los prisioneros isoseno, según Combès. Los informantes expresan:
“No abusaron de nosotros (los paraguayos) nos dieron de comer, no abusaron de nosotros, eran buenos con nosotros.”
“No nos llevaron arreando ellos, los hemos seguido nomás a ellos, como si estuviéramos yendo a nuestra propia casa, … niños en el seno de su madre, otros caminaban por delante y otros en la nuca.”
“Nosotros nomás venimos a entregarnos a ellos, porque cuando estuvimos en Cuevo, mucho sufríamos. Los jefes bolivianos ni siquiera nos atendían con algo de alimentos, y eso era el motivo para venir a entregarnos.”
Resalta en los testimonios que los paraguayos hablaban bien la lengua de los isoseños. Aunque no hablaron muy bien, el hecho es que se comunicaron en guaraní, en el ñandé ñe, en nuestra lengua. El dominio del guaraní significa también para el isoseño un altísimo valor y el que habla el ñandé ñe da confianza, es de la familia, es paisano.
Algunos sabían el castellano y también sabían nuestra lengua. Los Tenientes hablaban bien nuestra lengua, nos hablaban, a mis abuelas les decía: ya no se vayan madres, ya no se vayan a Bolivia decía.
La mayoría de los guaraníes isoseño y también los de Machereti, habían optado por los paraguayos, era más fácil de comunicarse.

QUEDAN EN EL PARAGUAY Y ¿QUIÉNES SON AHORA?

Un número considerable de isoseño, que voluntariamente habían seguido a los paraguayos, tomaron la decisión de quedarse después de la guerra en el Paraguay y fundaron cuatro comunidades.
Las razones de estos isoseño para no regresar son varias:
“Y aquellos son de acá, ya tienen miedo de venir, creen que pueda haber otro conflicto, por eso tenían miedo a volver (a Bolivia).”
“Nosotros nomás venimos a entregarnos a ellos, porque cuando estuvimos en Cuevo, mucho sufríamos. Los jefes bolivianos ni siquiera nos atendían con algo de alimentos, y eso era el motivo para venir a entregarnos a los paraguayos...”
“Los otros insistieron a los militares paraguayos de cumplir su promesa de darles tierra, vacas, y ciudadanía.”
Y ¿cómo se identifican estos isoseños hoy en el Paraguay?
“Nos identificamos como indígenas del Paraguay, a pesar de que mantenemos la lengua de nuestros ancestros bolivianos, aunque también manejamos bien la lengua del guaraní paraguayo. Lo usamos cuando estamos en contacto con ellos, pero cuando estamos entre nosotros nos comunicamos en nuestro.”

RAZONES PARA EL REGRESO AL ISOSO

El Isoso quedó despoblado por razones del conflicto bélico.
Para los isoseños de entonces que andaban entre los muertos como tarea de leña amontonada y en la memoria de los indígenas de hoy fue un gran desastre, un cataclismo. La guerra es el momento más crítico de su pueblo en el siglo XX.

El deseo de regresar al Isoso quedaba vigente entre un gran número de isoseño que estuvieron en el Paraguay, pues el Isoso era nuestro pago, nuestra tierra y difícilmente se podían acostumbrar en otra tierra. Sin embargo muchos isoseño, como hemos visto en el capítulo anterior, decidieron quedarse en el Paraguay en la posguerra por varios motivos: el miedo a que los militares bolivianos se venguen y los maten –y de hecho pasó.
“Sólo querían venirse y así veníamos porque no era nuestro pueblo, cómo nos vamos a acostumbrar en tierra ajena, sólo en nuestro pago nos acostumbramos.”
“Pero no nos vamos a acostumbrar, las familias, las abuelas no se van acostumbrar, era imposible que se acostumbren, porque no es su pueblo.”

CONSECUENCIAS Y REFLEXIONES SOBRE LA GUERRA

Llegando al Isoso, las aldeas estaban destruidas, los cultivos hechos arena, los animales muertos, las casas quemadas o quedaron solamente galpones:
“Nada, todos se perdieron, todas las chivas se perdieron. Se perdieron los burros, las vacas, toditas y así nos hemos regresado hasta aquí.”
-¿A pie se vinieron, y ya no traían nada de por allá?
“… nuestros tíos ya volvieron de la guerra y habían armas por acá y con eso cazaban venados para nosotros, de eso vivíamos.”
“(La gente) se fueron, huyendo de hambre, por eso es que muchos pueblos se pierden”
La consecuencia de la guerra, la guerra destruyó a los pueblos.
“Era un gran desastre porque muchos murieron en eso, jóvenes murieron. Aquel desastre nos sumió más en la pobreza, era un gran conflicto aquel, por cuyos motivos recién nos vamos estableciendo de nuevo.”

Foto-postal Familia Chiriguana - Caiza - chaco boliviano 1902.
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LA MUERTE DEL SUBTENIENTE RAMON ALDERETE Y SU PERRO EN LA GUERRA DEL CHACO

En el día de San Roque (16 de agosto), en Bolivia se festeja el día del Perro. Por tal motivo transcribo un extracto del libro “Los Elegidos de la Gloria” del Tcnl. Julio Díaz Arguedas, quien hace mención al boliviano Tte. Res. Ramón Alderete Carrasco, fragmento que se transcribe a continuación (pág. 174 – 175):

Subteniente de Res. Ramón Alderete Carrasco (1910 – 1932)

Nada sabemos de su vida. Solo podemos decir que era hijo de don Eduardo Alderete y doña Daniela Carrasco, y que había nacido en Vallegrande en 1910.

El héroe que nos ocupa era un oficial de reserva retirado. De apariencia sencilla, humilde, vivió ignorado hasta el mes de octubre de 1932 en que por orden general fue llamado al servicio y destinado al 25 de Infantería, unidad en la que marchó a defender el Chaco.

Alderete sacrificó su vida sin retroceder ante el empuje del enemigo, en cumplimento de la consigna que se le había dado. Prefirió caer gloriosamente sin amedrentarse ante los horrores de la batalla en el memorable día que tuvo su bautizo de fuego y de sangre.

Veamos ahora como narra un cronista paraguayo la heroica muerte de Alderete: 

“Los Jefes que mandaban las fuerzas de Bolivia –dice- ordenaron el retiro de estas del cañadón de acceso a  Saavedra, pues el ímpetu Paraguayo era invencible. El teniente Alderete quedó con sus tropas del Regimiento 25 de Infantería, de La Paz, y se ve rodeado por patrullas paraguayas que le intiman que se entregue. No accede y ordena continuar el fuego. Una racha de ametralladora le hiende el pecho y vacila, herido de gravedad. Aún tiene energías; saca su pistola y dispara. Un certero proyectil le corta la mano. 

Su tropa se dispersa, pero es apresada. Nos aproximamos a Alderete. Un perro aúlla, llora y le lame las heridas. Es el fiel amigo del oficial; permanece a su lado, estremecido y lloroso. Me inclino hacia el vencido, trato de reanimarlo, llamo a un camillero. 

- Me muero – exclama – le confío mi perro. No lo abandone.

Ya débilmente percibo en sus labios: 

- “Gracias, gracias, ¡Viva Bolivia!” 

Doy cuenta con otros oficiales al teniente coronel Franco de la forma cómo cayó el teniente Alderete, cuyo nombre leo en su carnet militar. Por disposición del mismo Jefe, enterramos el cadáver en el cañadón y un piquete del 7 de Infantería, alrededor de la fosa, presenta las armas y hace una descarga en honor del héroe. M. M. Oliver.- “La Razón” de Buenos Aires”.
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