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EL HEROICO CORONEL FRANCISCO MANCHEGO FIGUEROA (1897-1934).


 Por: Oscar Cordova. 

Ingresó al Colegio Militar en enero de 1914, en octubre de 1917, ascendía al grado de Subteniente y era destinado al regimiento Sucre 2° de Infantería, de guarnición en la Capital. Desde abril hasta septiembre del año 31, fue destinado Jefe de Batallón del regimiento Florida 12 de Infantería.
Estallada la guerra, le vemos marchar con la 3a. División desde Bogado e Ingavi hasta Camacho, donde habíase concentrado la División para emprender sus operaciones bélicas sobre Corrales, Loa, etc. Primero como jefe de Batallón y luego como comandante del regimiento Florida, había tomado parte en la defensa del Fortín Florida, el 25 de julio de 1932; en la conquista de Bogado, el 15 de septiembre del mismo año; defensa y contraataque de Corrales, el 30 de enero de 1933; luego combatiendo desde el l ° de enero hasta el 24 de febrero, a lo largo del camino Corrales, Betty y Toledo; en los ataques a Toledo, del 25 al 27 de febrero del 33, en las acciones de Betty y Corrales, en marzo y abril del 33; luego en los ataques a Fernández, después en Campo Ingavi, nuevamente en Betty y, por último, otra vez en Corrales. A mediados del 33, su regimiento había sido trasladado al sector del I Cuerpo de Ejército, y Manchego comenzó a luchar, siempre bravo y entusiasta, en Bullo y Gondra, en el primero de estos puntos había actuado como comandante de Destacamento. En septiembre del mismo año, había sido ascendido al grado de Teniente Coronel, “por méritos de guerra”, y en noviembre pasaba como adscrito a la 7a. División. En enero de 1934, fue destinado como Jefe de Estado Mayor de la 4a. División, último de los cargos que desempeñó, pues el 20 de junio su alma de guerrero y de patriota volaba al cielo de la inmortalidad.
La muerte del Jefe heroico había causado consternación no sólo en el ejército, sino también en todos los ámbitos de la nación. La prensa de todo el país le dedicó extensos artículos necrológicos, haciendo resaltar sus virtudes cívicas y militares, así como refiriendo algunos episodios y anécdotas de su vida. Uno de ellos, publicado en “La Unión" de Santa Cruz, narra el siguiente episodio: “Caído en una emboscada juntamente con dos soldados chiquitanos, en poder de fuerzas paraguayas, preguntaron sus soldados a Manchego: qué hacemos mi jefe, ¿disparamos? Manchego, impertérrito, contestó: disparen. Y los pilas, que creían que se refería a que los soldados se pondrían en precipitada fuga, dejando a su jefe, cayeron atravesados por las balas chiquitanas, pues aquellos ante la contestación del jefe, dispararon sus armas contra los paraguayos y salvaron a su jefe que desde entonces no perdió ocasión para celebrar a los chiquitanos y declarar que son de los mejores entre los mejores soldados de Bolivia”.
También en las esferas del Gobierno, había causado profunda impresión la muerte del glorioso Héroe; pues el Ministro de Guerra, dirigiéndose telegráficamente al General en Jefe, le decía: “Señor Presidente República, profundamente impresionado por dolorosa como heroica muerte de Teniente Coronel Francisco Manchego, caído en gloriosa acción de hoy, le confiere ascenso póstumo a grado de Coronel.— Al enviar mi palabra de pésame al Ejercito, le pido ordenar sean remitidos los restos del heroico Jefe para rendirle los honores que merece". Por su parte, el Jefe del I Cuerpo de Ejército, significando su condolencia por la muerte de su más decidido y entusiasta colaborador, se dirigía a la madre de Manchego, mediante el siguiente telegrama: “Ballivián, 22 de junio de 1934. — Epifanía Figueroa v. de Manchego. — La Paz. — Comando, jefes, oficiales y tropa I Cuerpo, conmovidos irreparable pérdida Tcnl. Francisco Manchego, ruégole aceptar su profunda condolencia. — Murió en pleno combate y a la cabeza de sus tropas, escribiendo una gloriosa página en la historia de Bolivia. —Para usted respetable señora, madre de dos héroes caídos en el campo de batalla, será eterna la gratitud de la Patria. —Cnl. Toro”. Manchego fue un profundo patriota, - un patriota de verdad, y murió como.
Y confirma aun mayormente sus preocupaciones en la muerte y en el más allá, cuando días antes de su inmolación, el 3 de junio, pronunciaba un discurso ante un grupo de Jefes y Oficiales, y decía entre otras cosas: “Si el destino me ha deparado la muerte, será combatiendo con mis bravos soldados de la 4a. División, con esos valientes que han dado pruebas de valor y sacrificio”. Y así fue. Manchego rendía tributo a la gloria algunos días más tarde poniéndose a la cabeza de sus “queridos soldados”, como simple granadero, asaltando las posiciones enemigas. Por eso, cuando se inhumaban sus queridos despojos, que fueron llevados a la ciudad que le viera nacer, y antes de que desaparecieran bajo la loza funeraria, uno de sus soldados que había formado en el bizarro regimiento Florida, decía despidiendo al invicto Jefe: “Todos tus hijos del regimiento Florida, al saber tu heroica muerte, con el corazón henchido de dolor, pensamos que Bolivia ha perdido uno de sus más aguerridos y pundonorosos Jefes, y nosotros tus fieles soldados del Florida, que fuimos testigos presenciales de tu valor, sentimos perderte para siempre; pero vivirás eternamente en nuestros corazones”.
A las 17 horas del 29 de junio, eran conducidos los restos de Manchego en medio de una enorme muchedumbre que quiso testimoniar el homenaje postrero al Gran Defensor del Chaco, encabezada por el Presidente de la República y sus Secretarios de Estado. 
(LA GUERRA CON EL PARAGUAY — Coronel Julio Diaz A.)

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