Transcripción de José Luis Bernabé .
Enero de 1938. El presidente fiel así estilo encaró de frente al general
Peñaranda, y le preguntó si eran ciertos los rumores que lo acusaban de liderar
un supuesto plan para derrocar su gobierno. El general se sintió ofendido, con
el señor fruncido negó rotundamente las acusaciones. Con recelosa mirada de
puma, Busch escudriñó a su oponente. Alargó la mano y sacó, de uno de sus
cajones de su escritorio, un documento que le entregaron horas antes de citar
al general. Mostrándole la firma, le preguntó:
-¿Es suya esta firma, general?
Peñaranda revisó el documento, bajó la vista y comprendió:
-Sí es mía...
-Pues aquí están las instrucciones que le ha dado usted al comandante que está
aquí y lo he de llamar.
Entonces, recorrió su silla hacia atrás, se levantó y se dirigió hacía una de
las puertas del recinto de Palacio de Gobierno. Abrió una puerta y detrás de
ella apareció un oficial del Ejército, que se ubicó al lado del presidente.
Encarando a Peñaranda, el uniformado proveyó los detalles que acusaban al
condecorado militar del Chaco. Busch lo interrumpió con un gesto. Se aproximó
al general, y mirándolo fijamente sacó el Colt calibre 32 que llevaba en el
bolsillo trasero del pantalón. Entonces, colérico lanzó el desafío:
-Abajo esta mi coche. Subimos al Alto, nos batimos y el que salga vivo vuelve a
Palacio y se encarga de la presidencia...
Peñaranda se quedó lívido. Minutos después abandonaba el Palacio de Gobierno,
dejando el cargo de Comandante en Jefe del Ejército al general Carlos
Quintanilla.
Fuente: Germán Busch el centauro del Chaco. De Marco Lora Callejas.
// Fotografía: Germán Busch y su inseparable revólver Colt.
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de Bolivia.
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