11 DE DICIEMBRE DE 1934, VICTORIA AERONÁUTICA BOLIVIANA EN EL CHACO



 “CON UN PIQUE DE EXTRAORDINARIA AUDACIA, DEL CAP. ALARCÓN, LOGRA ULTIMAR AL APARATO PARAGUAYO QUE VUELA A LA DERIVA, PUES SUS TRIPULANTES HABÍAN RECIBIDO YA EL FUEGO MORTAL Y EL AVIÓN CAE  ENVUELTO EN LLAMAS, SEGUIDO DE SU NEGRA ESTELA, EN LAS CERCANÍAS DE CAPIRENDA…”


El 11 de diciembre de 1934, marca el calendario aeronáutico boliviano un nuevo día de victoria en la campaña del Chaco sobre los cielos de Capirenda. En efecto, el informativo No. 424 de la zona de operaciones publicado al día siguiente, dice textualmente: “Hoy a horas 17 y 30 nuestros aviadores han conquistado una nueva gloria sobre el cielo de Capirenda. Los Subtenientes de las Fuerzas Aéreas bolivianas Alberto Alarcón y Emilio Beltrán, han derribado un potente aparato de bombardeo paraguayo de marca Potez, después de 15 minutos de combate, el  avión enemigo, además del piloto llevaba un metrallista, ambos fueron tomados por el fuego de Alarcón y Beltrán y su máquina cayó en tierra, donde se consumió en llamas ”. El Sbtte. Alarcón que volaba por los cielos de Capirenda, percibió un avión Potez paraguayo, al que embistió de inmediato, bajando vertiginosamente, constantemente su ametralladora. El Sbtte. Beltrán que conducía una patrulla por aquella misma zona intervino de inmediato en la acción, alternando con Alarcón los ataques mortíferos del enemigo común. Este no hacía más que eludir los  ataques de los aviadores bolivianos e intentar su desesperada huida, mientras el metrallista disparaba constantemente sobre los atacantes. Luego de una tercera acometida el avión paraguayo descendió aún más, llegando a ras del monte con toda la potencia de su motor, Los aviones bolivianos, con admirables “rembers”y ataques verticales lo persiguen implacablemente, disparando por su parte con más  efectividad sus ametralladoras. El último y violento ataque, con un pique de  extraordinaria audacia, del Cap. Alarcón, logra ultimar al aparato que vuela a la deriva, pues sus tripulantes habían recibido ya el fuego mortal y el avión cae  envuelto en llamas, seguido de su negra estela, en las cercanías de Capirenda. Con este motivo, el Comandante del Ejército en Campaña, transcribe al Jefe de la Fuerza Aérea las  felicitaciones del primer mandatario: “De La Paz, 13 de diciembre de 1934.— G.J.E.C. Villamontes.— Sírvase  transmitir nuestros bravos aviadores Alarcón y Beltrán mis parabienes por su heroica hazaña y el júbilo patriótico con que los manes y el ejemplo del inmortal Pabón siguen inspirando a las alas bolivianas.— (Fdo)  JOSE LUIS TEJADA SORZANO- Presrepública.” El juramento de los aviadores bolivianos, por  vengar la muerte del heroico ‘As” Rafael Pabón, había sido cumplida. #ALAS

VICTORIA BOLIVIANA EN EL COMBATE DE BAGÉ (29 de Diciembre de 1900) - GUERRA DEL ACRE

 



El día 29 de diciembre, el Comandante en Jefe, Cnl. Ismael Montes, había resuelto tomar la ofensiva contra los insurgentes de "Vuelta de Empresa". Para ello salió de su campamento de "Riosinho" a la cabeza del Batallón 2do. "INDEPENDENCIA" dejando los enfermos y la banda de música armados de carabinas para su defensa.


La marcha fué penosa debido a la copiosa lluvia caída ese día, lo que obligó a caminar con el agua hasta la cintura a todo el personal que llegó a la barraca "Amapá" librando constantes tiroteos con el enemigo que seguía la marcha del Batallón, oculto en el bosque.


Al siguiente día se reanudó el viaje sobre "Empresa" precedida de una pequeña vanguardia. La formación que había adoptado la tropa para la marcha era la columna de hileras y de a uno, con la instrucción de que en caso de ser sorprendida por el enemigo, los hombres de la derecha e izquierda diesen el frente a los flancos tendiéndose en el suelo para hacer fuego.


Marchando en esta forma, el Batallón llegó al caserío de "Bagé", donde el enemigo lo había esperado parapetado tras de bolachas de goma, y en cuanto apareció fué recibido con una lluvia de balas envolviéndolo por todas partes. El combate duró cerca de una hora, hasta que los revolucionarios no pudiendo vencer a los bravos soldados del 2do. de Línea, dejaron el campo retirándose nuevamente con dirección a "Riosinho", mientras el Batallón tuvo que lamentar la muerte de un cabo y la herida de un oficial.


Comprendiendo el coronel Montes que el enemigo podía asaltar el campamento de "Riosinho", defendido, como hemos visto, tan sólo por los músicos y los enfermos, resolvió replegarse y llegó a dicho punto a horas 12 de la noche del 31 de diciembre, después de 50 horas de tiroteo, combate, fatigas y hambre.

"MARIA REMEDIOS DEL VALLE, LA "MADRE DE LA PATRIA"

 


MUSEO NACIONAL DEL CABILDO DE BUENOS AIRES Y DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO.


Por: Alberto Reque.


"MARIA REMEDIOS DEL VALLE, LA "MADRE DE LA PATRIA"".


Quién fue y cómo vivió una de las pocas mujeres reconocidas con el grado de oficial en las Guerras de Independencia.


¿Cuál fue la participación de las mujeres en la historia de la independencia? Si bien no era extraño contar con mujeres en los ejércitos, la mayoría de ellas permanecen en penumbras, en la anonimia. En general, desempeñaban labores de enfermería y de cocina y sólo algunas se destacaron en los frentes de batalla. Y a apenas tres se les reconoció el grado de oficial.


Una de ellas fue María Remedios del Valle, una parda de acuerdo con el sistema de castas vigente, lo cual instituía una desigualdad étnica y cromática que se sumaba a la que se le atribuía por ser mujer. Nació en Buenos Aires a mediados del siglo XVIII y  acompañó a su marido e hijos en la primera expedición militar hacia el Alto Perú, dirigida por Juan José Castelli en julio de 1810. Participó en victorias y derrotas, fue herida de bala, tomada prisionera por los realistas y sometida a azotes públicos, según cuentan los testimonios que acompañan su gestión por una pensión para que fueran reconocidos sus servicios prestados. La Sala de Representantes de la provincia de Buenos Aires votó otorgarle el cargo de sargento mayor en 1829, que revistó hasta su muerte en 1847.


En el expediente del inicio del trámite, su asesor relata:


“desde el primer grito de la Revolución tiene el honor de haber sostenido la justa causa de la Independencia, de una de aquellas maneras que suelen servir de admiración a la Historia de los Pueblos […] Quizás recordarán el nombre de la Capitana patriota María de los Remedios […] por alimentar a los jefes, oficiales y tropas que se hallaban prisioneros por los realistas, por conservarlos, aliviarlos y aún proporcionarles la fuga a muchas, fue sentenciada por los caudillos enemigos Pezuela, Ramírez y Tacón, a ser azotada públicamente por nueve días con quien por conducir correspondencia e influir a tomar las armas contra los opresores americanos, y batídose con ellos, ha estado siete veces en capilla : con quien por su arrojo y denuedo y resolución con las armas en la mano, y sin ellas, ha recibido seis heridas de bala, todas graves : con quien ha perdido en campaña disputando la salvación de su Patria su hijo propio, otro adoptivo y su esposo … con quien mientras fue útil logró verse enrolada en el Estado Mayor del Ejército Auxiliar del Perú como capitana; con sueldo, según se daba a los demás asistentes y ha quedado abandonada sin subsistencia, sin salud, sin amparo y mendigando. La que representa ha hecho toda la campaña del Alto Perú; ella tiene un derecho a la gratitud argentina, y es ahora que lo reclama por su infelicidad. Por tanto a V.S. suplica que prévio derechos e informes, sea ajustada y satisfecha y se le otorgue la recompensa que se crea justa a su mérito, si su color no le hace indigna al derecho que le otorga al mérito y a las virtudes”.


 El comandante que dirigía el cuerpo en el que María Remedios estaba enrolada junto a su familia, Bernardo de Anzoátegui, declara para sumar a la causa:


“puedo asegurar en obsequio de la justicia que mientras estuvo conmigo se portó con toda honradez, cuidando indistintamente a todos los soldados, cabos y sargentos, remendándolos y lavando su ropa, aún a los oficiales, y en fin, no habrá uno que haya estado en el Ejército del Perú que no le consten los servicios que ha prestado esta infeliz”.


Mientras que Juan José Viamonte, político y militar, quien promueve su causa en el poder legislativo, señala:


“La que representa es singular mujer en su patriotismo. Ella ha seguido al Ejército del Perú en todo el tiempo que tuve al mando de él: salió de ésta con las tropas que abrieron los cimientos a la independencia del país. Fue natural conocerla, como debe serlo, por cuantos han servido en el Perú: la dejé en Jujuy después del contraste del Ejército sobre el Desaguadero. Infiero la[s] calamidades que ha sufrido, pues manifiesta las heridas que ha recibido; no puede negársele un respeto patriótico. Es lo menos que puedo decir sobre la desgraciada María de los Remedios, que mendiga su subsistencia […] Desde el año 1810 hasta 1814, que me hallé en el Ejército del Perú, siempre fueron relevantes los servicios de esta benemérita mujer, así en la asistencia de los heridos y enfermos, como en las guerrillas”.


Hipólito Videla, quien fue hecho prisionero junto a ella, después de la derrota de Ayohuma, también adhiere a los anteriores testimonios:


“Desde el año 1812 conocí a la suplicante en el Ejército del Perú, en el que sirvió hasta caer prisioner[a] en la acción de Ayohuma, en la que también cayó ella, herida de bala; que el ejercicio que tenía allí era servir en los hospitales y animar en las líneas, aún el acto de la lucha, que de este modo fue herida y que es cuanto puede informar en obsequio de la verdad”.


Pero el poder judicial exige documentos que prueben su presencia, y al no hallarse, los cuerpos mismos sirven de prueba:


“Seis cicatrices feroces de bala y sable. Su caro esposo, un hijo y un entenado que han expirado en las filas de los libres”.


Florencia Guzmán, investigadora que documentó el caso, concluye: “las marcas en el cuerpo (tal como sucedía con los/as esclavizados/as que demandaban a sus amos y que nos muestran los expedientes judiciales tanto coloniales como poscoloniales) constituyen su único capital y la materialidad conservada de su participación patriótica y guerrera”.


Viamonte, entonces, manifiesta nuevamente en el Congreso:


“Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la patria desde el año 1810. No hay acción en que no se haya encontrado en el Perú. Era conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el ejército. Ella es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de balas, y lleno además de cicatrices de azotes recibidos de los españoles enemigos y no se la debe dejar pedir limosna como lo hace. […] Yo no hubiese tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiera visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en la campaña al Alto Perú y la conozco aquí; ella pide ahora limosna; porque después de esa vida durante tantos años, herida y maltratada, no podía trabajar naturalmente”.


Tomás M. de Anchorena, secretario de Manuel Belgrano en la campaña al Alto Perú, también toma la palabra en esta ocasión:


“Yo me hallaba de Secretario del General Belgrano cuando esta muger estaba en el Ejército, y no había acción, en que ella pudiera tomar parte que no tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; admiraba al general, a los oficiales, a todos cuantos acompañaban al ejército y en medio de este valor tenía una virtud a prueba y presentaré un hecho que la manifiesta. El general Belgrano creo que ha sido el general más riguroso: no permitía que siguiese ninguna muger al ejército; y esta era la única que tenía facultad para seguirlo. Al pasar por la ciudad de Salta, teniendo que atravesar el río del Pasage […] el ejército dejó una división allí sin más objeto que contener entre los bosques de aquellos contornos, a las mugeres que seguían siempre al ejército y contenerlas allí para evitar que pasasen, menos a María Remedios del Valle […] Era el paño de lágrimas, de todos aquellos jefes y oficiales y demás individuos a quienes pudiera servir sin el menor interés. Yo los he oído a todos, a voz pública hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar a sus dolencias. De esa clase era esta muger. Si no me engaño, ese título de Capitana del ejército se lo dio el General Belgrano. No tengo presente si fue en Tucumán o en Salta, que después de esa sangrienta acción que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres sobre el campo, oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de esta mujer en asistir a todos los enfermos que ella podía asistir […] Una muger tan singular como ésta entre nosotros debe ser el objeto de admiración de cada ciudadano, y adonde quiera que vaya de ellas debía ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un General”.


Al finalizar la sesión se aprobó unánimemente su reconocimiento como capitana de infantería y la pensión correspondiente, a lo cual se le sumaron confeccionar una biografía y mandar a hacer un monumento. Sin embargo, estas propuestas no hallaron su curso.


 Durante el mandato de Juan Manuel de Rosas como gobernador de la provincia de Buenos Aires se le reconoció el grado de sargento mayor retirada y, desde ese momento, adoptó el apellido Rosas en las listas.


Años más tarde, otros militares recuperan su figura. Entre ellos, Gregorio Aráoz de Lamadrid, en sus memorias redactadas en 1841, recuerda:


“Es digno de trasmitirse a la historia una acción sublime que practicaba una morena, hija de Buenos Aires llamada tía María y conocida por madre de la Patria, mientras duraba este horroroso cañoneo como a las 12 del día 14 de noviembre y con un sol que abrasaba. Esta morena tenía dos hijas mozas y se ocupaba con ellas en lavar la ropa de la mayor parte de los jefes u oficiales, pero acompañada de ambas se la vio constantemente conduciendo agua en tres cántaros que llevaban a la cabeza. Desde un lago o vertiente situado entre ambas líneas y distribuyéndola entre los diferentes cuerpos de la nuestra y sin la menor alteración”.


Mientras José María Paz, en sus memorias escritas en 1848, anota:


“Allí reaparece en su memoria el accionar valiente de ‘María’, la ‘Madre de la Patria’, quien, junto a sus dos hijas, en el medio del intenso cañoneo realista llevaba cántaros de agua en la cabeza y les acercaba a los soldados de la línea patriota. Una célebre parda, creo llamada María, que seguía al ejército nuestro, no recuerdo si con una ó dos hijas, y que le llamaban la madre de la patria y que ha muerto aquí en Buenos Aires no hace muchos años, andaba con sus hijas entre las balas de cañón enemigo, arreando agua en ´cantaros a la cabeza y alcanzándola a los cuerpos de nuestra línea, por más de media hora que duró el cañoneo”.


Bartolomé Mitre retoma estas memorias que lo anteceden en la historia de Manuel Belgrano, publicada en 1857, donde cristaliza la imagen iconográfica que luego será canonizada por la didáctica de “Las niñas de Ayohuma”:


“Nunca se ha hecho un elogio más grande de las tropas argentinas, y merece participar de él una animosa mujer de color, llamada María, a la que conocían en el campamento patriota con el sobrenombre de Madre de la Patria. Acompañada de dos de sus hijas con cántaros en la cabeza, se ocupó durante todo el tiempo que duró el cañoneo, en proveer de agua a los soldados, llenando una obra de misericordia como la Samaritana, y enseñando a los hombres el desprecio a la vida”.


Así como Bartolomé Mitre retoma representaciones pasadas, también lo hará el pintor Grillo Castro en pleno siglo XX, quien representa a María Remedios del Valle mendigando en el atrio de la Iglesia de Santo Domingo. Emeric Essex Vidal a principios del siglo XIX y Carlos Enrique Pellegrini, a mediados de ese mismo siglo, en un tono costumbrista, realizan dos acuarelas con Santo Domingo como marco. Desconocemos a quiénes eligen representar estos dos artistas, pero Grillo Castro sí manifiesta a quién coloca en el centro de la escena. Desgarbada y cabizbaja, rodeada por la indiferencia de las damas y caballeros que asisten a misa, allí está María Remedios del Valle, mendigando para sobrevivir, previo a que iniciara acciones para ser revindicada.


  


Murió el 8 de noviembre de 1847.


 


Bibliografía:


Guzmán, Florencia (2016). <<María Remedios del Valle. “La Capitana”, “Madre de la Patria” y “Niña de Ayohuma”. Historiografía, memoria y representaciones en torno a esta figura singular>>, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos."

NAVIDAD EN EL FRENTE (Guerra del Chaco) DICIEMBRE DE 1932



 "PIDIENDO CON LÁGRIMAS LA PROTECCIÓN DIVINA PARA SEGUIR LUCHANDO POR LA PATRIA..." NAVIDAD EN CAMPO JORDÁN

Guerra del Chaco - Diciembre de 1932


Aprovechando el armisticio que fuera pactado por 24 horas a iniciativa de S.S.Pío XI, los oficiales del Regimiento "Paucarpata" 27 de Inf. habían resuelto conmemorar la Noche Buena de ese año 1932. 

Como no tenían la imagen del Niño Jesús, uno de los oficiales la pintó sobre una pequeña lata empleando el polvo raspado de un lápiz rojo mezclado con el aceite de las armas y usando a modo de pincel un palito envuelto en algodón. Mientras tanto, los demás se ocuparon en buscar un sitio debajo de un frondoso árbol y adornar el pequeño pesebre. 

Cada uno contribuyó con lo que pudo: figuras de animales modelados en barro, figuras humanas, luciérnagas, flores del campo, vainas vacías de proyectiles, etc. Iluminaron el pequeño Nacimiento con linternas eléctricas y colocando decenas de luciérnagas en frascos de cristal. 

A las 12 horas de esa histórica noche en que el improvisado Nacimiento ofrecía un aspecto impresionante, se desarrollaron escenas conmovedoras al pie de la efigie; los combatientes desfilaron tocando música de boca e improvisando ruidos rítmicos con latas y sirviéndose de un cajón de madera que hacía las veces de bombo. 

Concluida la recitación de algunos versos y canciones alusivas, los soldados depositaban al pie de la imagen, sus detentes, escapularios, medallas, etc. pidiendo con lágrimas la protección divina para seguir luchando por la Patria...

CLAUDIO SAN ROMÁN Y EL CONTROL POLITICO




Por: José Antonio Loayza / Septiembre de 2018.  


Tenía 15 años, cuando observé desde el faro de Conchupata de Oruro, el avance de las fuerzas del Ranger por el cañadón de Sorasora para evitar la llegada de los mineros que venían de Siglo XX. Le pregunté a uno de mi lado qué ocurría y me respondió, que Paz Estenssoro insistía en prorrogarse en el poder, seguro tiene algo que ocultar. ¡Qué podía ocultar! Después del 4 de noviembre de 1964, nos enteramos que muchos hechos de ocultaron bajo la alfombra corruptible del Control Político de La Paz, y además un nombre: ¡Claudio San Román!


En uno de mis viajes a La Paz, tuve la curiosidad de conocer la casona de la calle Potosí y Yanacocha, al verla no me pareció nada señoreada pero si inquisitoria, allá funcionó el Control Político del MNR desde el 23 de junio de 1953, su jefe tenía nombre de mártir y de santo: Claudio San Román, nació en Caraza el 26 de noviembre de 1913, creció pobre, le decían el “negrito”, para evitar su miseria trabajó como lustrabotas, combatió en la Guerra del Chaco y obtuvo el grado de subteniente. Su amigo J. Escobar le consiguió trabajo en el Departamento de Investigación Especial, viajó becado a los EE.UU, con el grado de teniente de Ejército. Más tarde el Presidente Villarroel, hizo que una misión norteamericana lo contrate y se perfeccione en los métodos de espionaje y contraespionaje para controlar los trajines de la Embajada alemana. Se amistó con Paz Estenssoro que era Ministro de Hacienda, y cuando fue Presidente y él coronel, recibió instrucción en torturas físicas y sicológicas durante el régimen peronista argentino, igual que el chileno Luis Gayan Contador, o el español Francisco Lluch, entre otros.


Para conocerla crucé el zaguán y llegue al patio. Oí que en la planta baja había celdas donde “ablandaban” a los enfurecidos con duros suplicios antes de subirlos al segundo piso de largos corredores con balcones de hierro forjado y ventanas cubiertas para que no se escuchen los gritos, y que Dios me perdone pero sé que había ancianos y mujeres y mucha gente asustada y recién capturada para ser torturada. La primera sala tenía una silla de penitencia, donde las tenazas hacían su ritual sangriento de desuñado o desdentado en medio de gritos espantosos. Al fondo estaba la cámara de gases donde se encerraba a los que se resistían a revelar sus secretos, se les soltaban gases lacrimógenos, o fétidos, o vomitivos, o los que hacían reír hasta destrozar su sistema nervioso. En otra sala de amplias proporciones, estaban los aparatos destinados al castigo de los detenidos reacios a contestar las preguntas. El potro del tormento, la infaltable picana eléctrica, o los fierros caldeados al fuego. El “chanchito”, donde el pecho y la cara se cubría de vidrios rotos por el propio peso. En el rincón un camastro para las violaciones, una prensa para las sienes, un generador con terminales para los senos o testículos, una “roldana” para alzar al detenido de los pies y sumergirlo entre pataleos en un turril. En un recinto especial llamado “Cuartito Azul”, se bañaba al preso que no soportaba el castigo y se lo dejaba toda la noche desnudo y con el agua hasta el cuello. El tercer piso estaba destinado a las oficinas y almacén, donde se revisaba la correspondencia sustraída del Correo, y también los libros y folletos calificados como propaganda comunista o falangista por el experto español Francisco Lluch. Había en ese piso, un corredor para las prácticas de tiro de los agentes del Control Político, eso servía para simular fusilamientos y arrebatos nerviosos. ¡Así funcionaba en medio de la ciudad y la modernidad, la Santa Inquisición del MNR!


Y mientras el agente de la CIA, Philip Agee, preparaba espías en el Canal de Panamá, con el fin de regarlos como yuyos por todo Sudamérica, el Presidente reincorporó mediante el DS 2221 del 23 de octubre del 52, a varios jefes militares simpatizantes al Gobierno para que se adhieran a la temible maquinaria de represión dirigida por el mayor Claudio San Román, a la que se incluyó el mayor Luis Gayan Contador, el mayor Prudencio, el mayor Julián Guzmán Gamboa, y otros mayores de la tortura. Y desde ese silencioso encierro, y con el fin de custodiar a los que activaban su ideología perdidiza, se crearon los campos de concentración en Curahuara de Carangas, Corocoro, Catavi y Uncía, gracias al consejo de los matones extranjeros dirigidos por el alemán Wolf, un experto formado en la Gestapo, que confundía arrullo con arrollar; o Klaus Barbie, nacionalizado boliviano en 1952, pese a ser conocida su condena a muerte dictada en 1947 por ser el “carnicero de Lyon”, que decían era tierno porque les hablaba a sus víctimas como si les dijera secretos de amor antes de vejarlos.


San Román armó el aparato de represión mejor organizado y de acuerdo a las pautas del FBI, tanto en las técnicas de persecución humana, como el martirio y castigo con violencia extrema a sus enemigos políticos. Fue el creador de la policía política que fusionó otras técnicas de tortura de la Checka rusa y la Gestapo alemana. Modernizó los sistemas de control de archivos de seguimiento o información de cada ciudadano, de las asociaciones, sindicatos, empresarios, comerciantes, incluso de los militantes del partido o de la oposición. Contaba con un presupuesto altísimo que salía del Estado a través del ítem: “Gastos Reservados”. En el periodo del año 64 se asignó a este capítulo, 232 mil millones de bolivianos, que era manejado íntegramente por San Román, y 52 millones que recibía para pago de sueldos mensuales a los milicianos; más 4.500 dólares que se le entregaba por orden expresa del presidente de la república. El Control político empezó en 1953 sólo en La Paz, con un total de 150 agentes, y aumentó hasta llegar en 1964 a 600, sin contar confidentes y soplones que no ganaban sueldos pero si jugosas comisiones, al igual que las prostitutas, peluqueros, lustrabotas, taxistas y otros, por ser los escuchas y delatores de los potenciales enemigos del gobierno. Para San Román tener sus celdas llenas era su mayor satisfacción, solía gritar a sus esbirros que a su retorno quería ver por lo menos algunos dientes de los presos en el piso.


Cuando Paz Estenssoro cayó, el 4 de noviembre de 1964, San Román se asiló en la Embajada del Paraguay, y la casona del Control Político fue ocupada por las fuerzas militares que tomaron los documentos y el sistema de fichaje que fue trasladado al Departamento Segundo de Inteligencia del Ejército. A su retorno en 1986, San Román reclamó al nuevamente elegido presidente Paz Estenssoro, la devolución de su casa en Sopocachi convertida en entidad educativa, su ascenso al grado de general de división en el ejército, y el pago de sueldos que dejó de percibir durante su exilio. Murió en 1992, de muerte natural, su entierro fue sencillo después de haber tenido grandes situaciones de poder.


Al alejarme de la casona busqué una frase de sosiego, pero nada resuelve el ayer. Las tropillas de derecha o de izquierda alborotan pero no modifican nada. Los gobiernos de restauración, de cambio, o de reforma, sólo colocan cencerros al cuello de los arreados que marchan hacia los sueños lúcidos y vanos sin ver que tras de ellos se oculta la mutación cada vez más perversa de la publicitada democracia, y la gente grita su alocamiento mientras el país anda con la Constitución despreciada, y todo, porque no aprendimos hasta hoy que la ley vale por la voluntad del soberano y no por la violencia del poder. ¿Cómo conservar nuestra dignidad con esa disimetría que nos desciende y no nos trasciende? Somos un país de complejidades, de rencores antiguos y de menosprecios, pero ya es tiempo de hablar con el poder que nos da el derecho no de la justicia sino de la altitud humana: Nos han preguntado y hemos hablado una vez, y hemos hablado no con los ojos ni los sentidos cerrados, hemos hablado por encima del terror y del tiempo, y el mundo ya conoce el dictamen final y constitucional del soberano.


Foto: San Román. 


// Historias de Bolivia.

JOSE MARIA GAMARRA... REY DE LA COCA EN BOLIVIA



Por: Aldo Rocabado / Noviembre de 2020. 


Al hablar de la historia de Coripata..no podemos dejar de referir a este importantísimo personaje coripateño ..cuya vida y actividades trascendieron los límites de nuestra jurisdicción dado que su actuación era muy conocida en toda Bolivia sobre todo en la primera mitad del siglo pasado.

El Dr. José María Gamarra Gutiérrez ..Abogado..nació en Coripata el 2 de febrero de 1869...Su padre..Don Juan Gamarra fue el segundo Presidente de la Junta Municipal de Coripata en 1901 y uno de los vecinos mas destacados e importantes en el pueblo..No era económicamente rico..poseia tan sólo una pequeña hacienda lo cual significa que su hijo José María no provenía de una familia adinerada.

Cuando Jose Maria contaba con 10 añitos en la heredad de su padre conocio al Obispo Juan de Dios Bosque que estaba de visita Pastoral en el pueblo y alrededores..Esta ilustre Autoridad Eclesiástica y política a nivel nacional quedo cautivado con el caracter inquieto y vivaz del niño ocupándose desde entonces en su formación intelectual y moral  llevándolo a La Paz con el permiso de sus padres en cuya casa estubo alojado..para que realice sus estudios básicos y secundarios en el Seminario San Geronimo...egreasado del cual ingreso a la UMSA obteniendo su título de Abogado...Pese a la diferencia de edades nacio entre ambos una gran amistad.

SU ASCENSO ECONOMICO.

En 1895 Jose Maria Gamarra no poseía ni una solo hacienda ..si  embargo en 1928..según datos estractados del Libro Monografía de Nor y Sud Yungas escrito en 1929 por el Dr. José Agustín Morales aparece como propietario de las 5 mejores haciendas cocaleros de Coripata..Es a partir de 1910 cuando Gamarra comienza a dar muestras de su importante ascenso economico adquiriendo la rica Hacienda Santa Rosa la mas importante cocalera de la región...Crónicas antiguas cuentan que el arranque economico de Gamarra comienza al haber obtenido la consecion para la explotación del oro en el Río Peri  debido a sus influencias cuando se desempeñaba como Juez de Partido en la capital Coroico. De ahi adelante graciad a su tenaz y persistente caracter en sus negocios y sus relacione con el partido Liberal entonces en el poder y su estrecha amistad con el Presidente Ismael Montes ..prosigue su rapido incremento economico adquiriendo en el area de Coripata otras 4 ricas haciendas cocaleras totalizando 9. En 1928 era tambien propietario de la Hacienda Sipsi en Chulumani y Tutucucho en el altiplano..Su permanencia era la ciudad de La Paz..en sus haciendas los mayordomos administradores...Desde entonces comienza a ser  conocido como..REY DE LA COCA EN BOLIVIA. En ese año el total de sus haciendas en Coripata.fueron las siguientes..Santa Rosa..Dorado Grande..Auquisamaña. ....Coscoma...Tabacal..Anacuri..Chillamani...Santa Bárbara...y Marquirivi...Su monopolio en la producción y venta de Coca en esta región de la mejor hoja fue del noventa por ciento. Si bien Gamarra en todo este tiempo nunca presidio la importantísima Sociedad de Propietarios de Yungas..creada por el Mariscal Santa Cruz en 1830..su influencia en esta entidad fue grande y determinante...su segundo en importancia en la SPY fue Don Abel Soliz Sanchez ...el segundo tambien latifundista de Yungas con haciendas especialmente en Chulumani y Los Anguia en Coripata...En la década de los años cuarenta hasta 1953 que culminó su positiva labor en la construcción y mantenimiento de caminos y otros ...que escribi en otro artículo...el presidente de esta Instucion fue el nieto de José María Gamarra ..esto es Don José Pepe Gamarra Zorrilla..El Dr. José María Gamarra durante los gobiernos liberales hasta    1920 fue varias veces parlamentario...Sus residencias en La Paz eran la principal en la actual Plaza Franz Tamayo al empezar El Prado mas conocido como la Plaza del Estudiante donde hasta ahora esta ubicado en la planta baja...Foto Eguino...También al lado  el Edificio Gamarra  y el inmueble en la esquina calle Colombia esquina Av. Mal. Santa Cruz donde se construyo el actual edifio Técnico del Municipio paceño....Los terrenos en la zona de Miraflores frente al Estado Mayor del Ejército  donde se construyeron los edificios de las Facultades de Medicina..Farmacia y Odontología y otros análogos fueron donados a la UMSA por J.M. Gamarra. Es VOX POPULI en Coripata  que el factor más significativo para su atraso en su desarrollo o expansión urbanistica radicó en que nuevos vecinos ..es decir jóvenes del pueblo recien casados...querían construir sus casas no podían ..porque en el casco urbano no habia lugar y totalmente rodeados por las Haciendas de Gamarra y cuando le pedían les venda por lo menos un pequeño lote ..Gamarra les contestava..mis tierras no están en venta..no necesito dinero...Mientras tanto el progreso y desarrollo en los otros pueblos yungueños seguia adelante dado que los propietarios circunvecinos eran varios y no se oponían. ..Sin embargo debemos reconocer que Gamarra que poseía lindas y céntricas casas en Coripata...Tras un juicio de mas de 8 años...donó en favor de la Liga de Fútbol de Coripata y su Municipio ..10.000 metros cuadrados de superficie para la construcción de su cancha de fútbol en el año 1937 aledaño en la parte Sud del poblado en la gestión municipal del Sr. Florencio Rocabado Ergueta...que influyó en su ánimo para esta donación por las relaciones estrechas que tenía con el terrateniente en su condicion de Secretario General de la Sociedad de Propietarios ede Yungas y también presidente de la Comisión de Hacienda...que fue construido y estrenado el 17 de Julio de 1937 con el nombre de Estadio Jose Maria Gamarra..nombre con el que permaneció hasta el 7 de marzo de 2007 en el que se cambio por Estadio Ramiro Castillo Salinas....En el año 1942 también hizo la donación de 2.000 metros cuadrados de superficie para la construcción del Hospital en Coripata...hermoso y completo nosocomio que fue construido in extenso y totalmente equipado por la SOCIEDAD DE PROPIETARIOS DE YUNGAS inaugurado en 1948 bajo la Presidencia de esta entidad por el nieto de José María G..también con el nombre de su abuelo ..pero más conocido en la región como Pepe Gamarra.. verdadero heredero del talento y actividad motriz de su abuelo y que durante el gobierno del Gral. Banzer ocupo el cargo de presidente del Comité Olímpico Nacional que organizó los Octavos Juegos Bolivarianos en La Paz en 1978 y posteriormente tambien H. Alcalde de nuestra ciudad del Illimani.

Según datos contenidos en la MEMORIA presentada por Alcalde Municipal de Coripata Sr. Florencio Rocabado E. correspondiente al año 1940...Imprenta SPORT..calle Colón No. 436...sabemos que Gamarra a pedido del pueblo acepto la construcción para el TRASLADO del pueblo a la planicie un tanto mas elevada de su propiedad Chajchipata donde hoy está el complejo Educacional del Colegio Secundario...donde ya se tenian planos y el nuevo pueblo debía llamarse Villa Gamarra ..porque el pueblo antiguo SE ESTABA RAJANDO...de ahí que los otros pueblos cuando Coripata les daba reverendas palizas en el fútbol nos llamaban  pueblo RAJAU...Este anhelo quedo en la nada con la ascensión al poder político del MNR. en 1952. En cuanto al caracter de Gamarra..los ex colonos mas antiguos de sus ex haciendas dicen que era muy estricto y exigente en el trabajo del campo...tacaño para hacer algún regalo..no le gustaba que le hablen o saluden en castellano sino en aimara...idioma que dominaba a plenitud.....Los vecinos antiguos de Coripata comentan que vestía muy pulcro..con polainas blancas y sombrero Jipi japa ..que cuando se trasladaba a caballo de su Hacienda Coscoma cruzando el pueblo a su preferida Auquisamaña..pese a su mediana estatura..presentaba imponente estampa. 

Falleció en La Paz en el año 1960.

"QUIEN MIL VECES HABÍA DESAFIADO A LA MUERTE EN LOS CAMPOS DE BATALLA, YACIA SIN VIDA..."



 "QUIEN MIL VECES HABÍA DESAFIADO A LA MUERTE EN LOS CAMPOS DE BATALLA, YACIA SIN VIDA..." Mayor Gérman Jordán Mercado. 

15 de diciembre de 1932.


En este día se festeja en el frente de Km. 7 la retoma de Platanillos.

Se disparan cartuchos trazadores. Los paraguayos abren nutrido fuego sobre nuestras posiciones tratando de interrumpir la algazara del festejo que cunde en todas las trincheras. 


Un momento dado, ingresa al "pahuichi" del Comandante del Regimiento "Campero", My. Germán Jordán, un soldado para pedirle que le arreglara el arma descompuesta. De improviso y silenciosamente Jordán se desploma ante la estupefacción de sus camaradas. Se escucha a estos decir: "¡Mi Mayor!.. ¡Mi Mayor!", lanzándose a incorporarlo. Jordán no contesta. Estaba muerto. Lo despojan de la blusa y comprueban que presenta una pequeña herida en el costado izquierdo, sin vestigios de sangre. Una artera bala perdida había herido el corazón en el vertice.


 Quien mil veces había desafiado a la muerte en los campos de batalla, yacia en el "pahuichi" sin vida. El héroe de tantos combates, cuyos oídos estaban habituados a todo género de detonaciones es alcanzado por un proyectil que silenciosamente le perfora el cuerpo, le destroza el corazón.  ¡Quien, por su estatura de héroe debe morir en el fragor de un combate, cae en momentos de soledad guerrera! Jordán era un militar de nueva estirpe, prestigioso en todas los frentes de batalla; admirado por sus oficiales soldados respetado por sus jefes. temido por los enemigos. Allí, donde el peligro era mayor; allí donde su presencia elevaba el espíritu pusilanime; allí donde la operacion guerrera debia rectificarse; allí donde se imponia el asalto, allí estaba siempre gallardo el guerrero héroe, el militar sin tacha. Su nobleza de alma y de cuerpo le permiten descubrir al valiente o al cobarde y mentiroso; no confiaba en el incapaz. Un halo de serenidad aureolaba su faz en lo más serio de la batalla.

Así murió uno de los más auténticos Héroes de la Guerra del Chaco, un émulo de los más grandes guerreros de nuestra historia, el Comandante del bizarro Regimiento "Campero" que organizó para el triunfo y que mantuvo la moral desde que comenzó la guerra, para culminar con el triunfo del 10 de Noviembre de 1932. (Cnl. S. Pol)

A 92 AÑOS DEL PRIMER BOMBARDEO BOLIVIANO A FORTÍNES PARAGUAYOS



   (Por  Ramiro Molina Alanes)


Durante los años veinte del siglo pasado, las relaciones boliviana-paraguayas, se hallaban deterioradas por el litigio del Chaco Boreal; los continuos incidentes inamistosos entre patrullas militares de uno y otro bando, mantenían a los gobiernos de La Paz y Asunción en un estado de tensión, que aumentó aún más por lo ocurrido en Vanguardia. En efecto, el 5 de diciembre de 1928 efectivos de caballería e infantería del Paraguay, que pasaban de 400, atacaron inesperadamente el fortín boliviano Vanguardia, defendido por 42 hombres; durante la defensa perdieron la vida 5 conscriptos bolivianos y varios quedaron heridos. Los soldados guaraníes ingresaron al fortín a saquear, destruir e incendiar las instalaciones para luego abandonarlo llevándose como prisioneros a dos oficiales y 21 soldados. Los que lograron huir dieron parte de lo sucedido a las autoridades del Sud Este.


La noticia del asalto fue recibida en La Paz con multitudinarias manifestaciones de protesta, el pueblo lleno de ira pedía que el golpe sea devuelto, ya que al parecer el asalto fue planeado y ordenado por el gobierno paraguayo; de esta manera, Bolivia se vio en la necesidad de recurrir a la represalia por la dignidad nacional.


El 14 del mismo mes, nuestras guarniciones militares del Chaco reciben instrucciones de capturar algunos fortines paraguayos cercanos, como represalia a lo ocurrido en Vanguardia.


Para completar la misión, despegaron de la Escuela Militar de Aviación de El Alto 2 aviones de observación y bombardeo, un Breguet XIX al mando de los instructores franceses My. Henry Lemaitre y Sbtte. Ernest Foucher, y un Fokker CVB tripulado por los aviadores bolivianos Sbtte. Faustino Rico Toro y My. Alfredo Santalla (piloto y observador, respectivamente).


Los aviadores franceses en un principio se negaron a participar en esa misión, sólo aceptaron por retribuir los servicios prestados a su país por el My. Santalla en la I Guerra Mundial. 


Los aviones debían volar hasta Puerto Suárez donde recibirían instrucciones; sin embargo, el Breguet con los franceses sufrió inexplicables “accidentes”, hasta que destruyen el avión, pero con los tripulantes completamente ilesos; mientras que el Fokker de los bolivianos llega a su destino para ponerse a órdenes del Comandante de la V División. 


Al amanecer del 15 de diciembre, el Fokker despega para entrar en acción; era la primera vez que la aviación boliviana se utilizaría en un conflicto bélico internacional.


Majestuosamente el aparato boliviano cruza los cielos del Chaco dirigiéndose a sus objetivos. Al llegar a Bahía Negra realiza una espectacular maniobra de bombardeo, caen a tierra cuatro bombas que no logran estallar, al parecer es un acto de sabotaje, las bombas al chocar con el suelo no hacen explosión, los paraguayos disparan intermitentemente contra la solitaria aeronave que sólo se defiende con la ametralladora de abordo hábilmente manejada por el My. Santalla. Siguiendo instrucciones de la misión el avión se dirige a los fortines Galpón y Esteros, donde ocurre lo mismo, las bombas al caer a tierra no detonan, con gran decepción sólo pueden ametrallar sus objetivos con peligro de ser derribados por el fuego de las ametralladoras. La misión de bombardeo fue un fracaso debido al descuido o el sabotaje de las  bombas que no estallaban por carecer de detonadores, pero en lo psicológico tuvo éxito, porque el sólo trepidar del motor creaba confusión y pánico en el enemigo.


Por tierra se logra un rotundo éxito, quedan en nuestro poder los fortines paraguayos Boquerón, Rojas Silva y Mcal. López, que valerosamente son ocupados por nuestras tropas.


El golpe había sido devuelto, el honor nacional lo había exigido. Por lo ocurrido en Vanguardia, pudo haberse desencadenado un conflicto bélico, pero gracias a la hábil diplomacia del Presidente Hernando Siles pudo evitarse.

 

El caso de Vanguardia fue solucionado en Washington por la Comisión de Neutrales, resolviendo la reconstrucción de Vanguardia por los paraguayos y la desocupación de los fortines tomados por Bolivia. El conflicto armado había sido evitado por tan solo 4 años, porque en 1932 Bolivia y Paraguay se enfrentarían en  la sangrienta Guerra del Chaco.


 El autor es Académico de Número de la Academia Boliviana de Historia Militar.

LA HISTORIA DE CÓMO TARIJA SE INCORPORÓ A BOLIVIA, CONTRA VIENTO Y MAREA

 



Urgente.bo, La Paz, 03 de diciembre de 2020. ( Por:Ramiro Duchén Condarco)


El departamento de Tarija, último en incorporarse a Bolivia —y lo más importante y destacable—por voluntad propia, paradójicamente, es, en la actualidad, uno de los más preteridos, pese a su vasto potencial económico y humano.


Los tarijeños lucharon denodadamente por formar parte del Alto Perú, y desvincularse de las Provincias Unidas del Río de La Plata, inclusive contra los inexplicables deseos y órdenes del propio libertador Simón Bolívar (1783-1830), quien instruyó, en su momento, al Mariscal Antonio José de Sucre (1795-1830) que ese territorio fuera considerado inexcusablemente como parte de las referidas Provincias Unidas que se convertirían, al poco tiempo, en la República Argentina.


En ese proceso, jugaron un papel muy importante Francisco Burdett O’Connor (1791-1871), militar irlandés que se unió al Ejército Libertador y ocupó importantes posiciones en el mismo, como la Jefatura de Estado Mayor, quien, además, eligió a Tarija como su residencia definitiva, luego de contraer matrimonio con Francisca Ruiloba Echevarría, una dama del lugar, y de cuya unión surgió una distinguida familia tarijeña;[1] y Eustaquio, el Moto Méndez (1785-1849), figura legendaria de la guerra de la independencia que conformó y comandó la republiqueta de Tarija con significativas victorias sobre el ejército español; “otras actuaron en las cercanías de Tarija, como la de R. y M. Rojas y F.[rancisco Pérez] de Uriondo [1784-1822]”.[2]


“Como guerrillero —explica  Z. Basss Werner—  organizó su republiqueta en torno a S. Lorenzo, encabezando una partida de montoneros al servicio de la causa de la independencia: participó en las batallas de Suypacha, Tucumán (4-IX-1812) y Salta (19-III-1813), pero también sufrió derrotas, como en Canasmoro (VII?), Chocloca (2-VIII) y Guerrawayq'u  (14-X-1816); en XII?-1816 sitió al Gral. [José de la] Serna en Tarija [1770-1832], levantando el cerco sólo a cambio de la suspensión del tributo indígena; su participación también fue decisiva en la batalla de La Tablada, aunque [Gregorio] Aráoz de la Madrid [1795-1857] no lo reconoció justamente”.[3]


“Las guerrillas —en términos de Charles Arnade— representaron a las clases humildes (indias, mestizas o blancas), la mayoría de sus jefes pereció en la lucha y los sobrevivientes no tuvieron lugar en el proceso que culminó en la independencia (con la sola excepción de J. M. García Lanza)”, y la del Moto Méndez —añadimos para rectificar la afirmación de Arnade—  cuya actuación continuó en la república hasta su fallecimiento [1849] en defensa del gobierno de Manuel Isidoro Belzu (1848-1855).


Por ello, Bass Werner pone de relieve que “proclamada la república [el Moto Méndez], militó en el bando tarijeño proboliviano (1826); por todos sus servicios [Simón] Bolívar le dio el grado de coronel. Poseyó un sinnúmero de propiedades rurales ganaderas a lo largo y ancho del territorio tarijeño; estuvo casado, primero con Salomé Ibarbol; al morir ésta, con Estefanía Rojas. Con [Otto Felipe] Braun [1798-1869], combatió a los caudillos salteños en Iruya”.[4]


Antes de continuar, es importante hacer referencia al apodo con que Méndez era conocido: el Moto. El prolífico historiador tarijeño Elías Vacaflor Dorakis explica de la siguiente manera cómo este ilustre guerrillero de la independencia perdió su diestra, a tiempo de aclarar la verdad histórica sobre el particular, más allá de mitos y leyendas:


“A Eustaquio Méndez Arenas —dice por lo mismo Vacaflor Dorakis— se le cortó la mano derecha por órdenes expresas de don José de la Serna, General en Jefe de las Tropas del Rey en el Alto Perú. Quién ejecutó dicha orden, fue el Cnel. Antonio Vigil, Comandante de los ‘Húsares de Fernando VII’, a fines de agosto de 1818 luego de derrotar y atrapar a Méndez en una escaramuza. Por lo tanto, es incorrecto e inexacto decir que Méndez perdió una de sus extremidades superiores: primero, al haberse caído del caballo; segundo, que le picó una víbora y; tercero, que él se cortó voluntariamente luego de haber ofendido a su Madre. Asimismo, es incorrecto e inexacto aseverar que Méndez perdió su mano durante la Batalla de ‘La Tablada de Tolomosa’ […], ello sucedió a fines de agosto de 1818 entre ‘Itaú’ y ‘Caraparí’, en la frontera Sudeste de la Provincia de Tarija”.[5]


Pero ahora, luego de cerrar ese paréntesis, retomemos el hilo narrativo y veamos, paso a paso, desde la fundación de Tarija, cómo ocurrió ese lento y accidentado transitar hasta su incorporación definitiva a Bolivia:


LA FUNDACIÓN Y LOS PRIMEROS AÑOS


Fue el virrey del Perú Francisco Álvarez de Toledo (1515-1582) quien autorizó la fundación de la Villa de San Bernardo de la Frontera en el Valle de Tarija, al capitán Luis de Fuentes y Vargas (1530?-1598) que se hizo efectiva el 22 de enero de 1574, e inmediatamente asumió su gobierno, cargo en el que permaneció varios años; al ser despojado de él, retornó a Chuquisaca, donde falleció.


Este personaje arribó “al Perú en 1556; pasó a La Paz y Potosí, en cumplimiento de diversas comisiones de gobierno. Se constituyó en afortunado minero de Potosí. En 1560 recibió comisión para pacificar y poblar la prov. de Chichas, de la que llegó a ser Corregidor.[6] Se empeñó en la edificación de Tarija y de Tupiza, “con el fin de contener las invasiones de los chirihuanus”.[7] Con esto logró integrar de mejor manera “la región andina meridional”.[8]


Tiempo después, el 1 de noviembre de 1614, la región del Gran Chaco se incorporó al Corregimiento[9] de Tarija a instancias del entonces virrey del Perú, Juan de Mendoza y Luna (1571-1628), Marqués de Montesclaros, quien ejerció ese virreinato entre 1607 y 1615.[10]


TANTAS IDAS Y VENIDAS…


Más de un siglo después, en septiembre de 1772, una real cédula determinó que el río Pilcomayo, que recorre el Chaco hasta Asunción del Paraguay estaba situado, en su integridad, en el territorio del corregimiento de Tarija.


El historiador Luis Mariano Guzmán, explica que “el Alto Perú, que formaba parte del vireinato del Perú, fue separado de él por real cédula de 8 de agosto de 1776 é incorporado al de Buenos Aires. Estaba compuesto de las cuatro provincias de Charcas, la Paz, Potosí y Santa-Crvz./ La estension y los límites de la provincia de Charcas, eran los mismos que los del arzobispado, siendo Chuquisaca ó la Plata, su capital, en la que tenia su asiento la Audiencia. La de la Paz, tenia la misma estension que el obispado, y ademas los 'partidos de Lampa, Carabaya y Azángaro. La de Potosí comprendía los partidos de Porco, Chayanta, Atacama, Chichas, Lipez y Tarija. La de Santa-Cruz, ademas de los límites del obispado de su nombre, comprendía el distrito de Cochabamba./ Los territorios de Mojos y Chiquitos, que también hacían parte del Alto Perú, estaban sometidos á reglamentos especiales y dependían inmediatamente de la audiencia de la Plata”.[11]


De esta forma, se transfirió el Corregimiento de Tarija al nuevo Virreinato del Río de La Plata, y en 1780 el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo (1719-1799) instituyó —excluyéndolo del mencionado Corregimiento—, el gobierno político de Tarija.[12]


“Desde 1782 —dice Z. Bass  Werner— el Corregimiento de Tarija se convirtió en Partido[13] o Subdelegación de la Intendencia[14] de Potosí, abarcando el Chaco en su integridad, la Prov. de los Chichas de Nueva Chocaya (hoy llamadas Méndez, Avilés, Arce y O'Connor)”.[15] Sin embargo, al cabo de tres años fue creado el Partido de Tarija, retirándolo del de Chichas, cuya capital fue fijada en la villa de San Bernardo de Tarija.[16]


En el inicio del siglo XIX, y bajo el reinado de Carlos IV de España (1748-1819), llamado “el Cazador” se emitieron dos cédulas reales fechadas en 17 de febrero de 1807 mediante las cuales se ordenó desmembrar “el partido de Tarija de la intendencia de Potosí y del arzobispado de Charcas e incorporarlos a la intendencia de Salta del Tucumán y al obispado de Salta”.[17] Esa incorporación se hizo efectiva casi un año después, el 24 de marzo de 1808, según ilustra el historiador tarijeño Elías Vacaflor.[18]


En el ínterin, “…el 25-VII-1807 el pueblo se levantó y proclamó su libertad, elevando su protesta ante el Rey por esta transferencia jurisdiccional, declarando «rotunda y solemnemente» su independencia y constituyéndose en forma democrática en gobierno soberano. De hecho, su posición marginal y la ambigüedad de la situación le permitió vivir hasta 1810 fuera de la situación antigua y de la nueva”.[19]


Sin embargo, siete años después, concretamente en octubre de 1814, Gervasio Antonio de Posadas (1757-1833), que a la sazón dirigía las Provincias Unidas del Río de la Plata “separó de la intendencia de Salta del Tucumán a la nueva Gobernación intendencia del Tucumán”.[20]


Sin embargo, una vez que triunfó la emancipación, “Tarija no figuró en la Asamblea Deliberante ni, por tanto, en la Declaración de Independencia de 6-VIII-1825; pero, por impulso del Gobernador B. Trigo, el 6-VI-1825 ya había pedido su reincorporación a Charcas, enviando tres diputados que la representaran; la petición fue rechazada, alegando que las Provincias del Río de la Plata no se habían manifestado en forma efectiva”.[21]


INEXPLICABLE COMPORTAMIENTO DEL LIBERTADOR


El preclaro historiador Enrique Finot, por su parte,  al comentar el papel que le cupo desempeñar a Simón Bolívar en este ingrato asunto, en el que intervino una representación diplomática de las Provincias Unidas del Río de La Plata que pretendía restablecer la soberanía de esas provincias sobre Tarija, añade lo siguiente:


“Si esta misión estuvo dirigida directamente al Libertador en su simultáneo carácter de jefe de Colombia y del Perú —agrega seguidamente el ilustre historiador cruceño—, otra gestión de los plenipotenciarios argentinos, planteada el 25 de octubre de 1825, se refería concretamente a un asunto altoperuano, en el que Bolívar se vio en el caso de intervenir. Se trataba de la cuestión de Tarija, territorio cuya devolución reclamaban dichos plenipotenciarios, alegando que había pertenecido a la provincia de Salta. Reconociendo el fundamento de la solicitud, el Libertador ordenó la entrega de Tarija, sin averiguar mayores antecedentes y sin contar con la actitud del distrito disputado, que pedía su incorporación a Bolivia y que se rebeló contra la determinación. El caso creó un conflicto que duró muchos años y que sólo tuvo solución más tarde, mediante la celebración de un tratado. Pero a raíz de aquellos sucesos —añade—, el congreso de 1826 desautorizó a Bolívar en estos explícitos términos: ‘La representación nacional desconoce los actos y niega la ratificación a las negociaciones porque haya sido desmembrada la provincia de Tarija del territorio del Alto Perú, hoy República Boliviana’”.[22]


Lo que más llama la atención en este asunto es la incomprensible actitud del Libertador al negar la incorporación de Tarija a la recién fundada República de Bolivia… aún más, al haber sido nominada como la “Hija Predilecta del Libertador”. Solo la notable visión política del Mariscal de Ayacucho intercedió para solucionar —aunque temporalmente el asunto— a favor de Bolivia, porque el tema solo fue zanjado definitivamente al promediar el siglo XIX, como veremos más adelante.


Camacho dice, por lo mismo, que “el Libertador, no obstante, por un exceso de deferencia, que mal se aviene con la justicia, accedió á la demanda argentina, hasta que el pueblo de Tarija protestó por una revolucion armada contra esta determinación, y envió sus diputados al Congreso de Chuquisaca el año 26, el cual desaprobó la solución dada por el libertador á este conflicto internacional”.[23]


SUCRE ANEXA TARIJA A BOLIVIA


“La presidencia constitucional del general Sucre —sostiene Enrique Finot— se inauguró con dificultades graves, que presagiaban desastres para el porvenir. Desde antes de asumirla, el Gran Mariscal de Ayacucho había tenido que afrontar la suspensión de relaciones con la República Argentina, que en todo ese año se había negado a reconocer la independencia de Bolivia y a recibir oficialmente a su plenipotenciario D. José Mariano Serrano [1788-1852], bajo el pretexto de la cuestión de Tarija, que se había puesto sumamente vidriosa, pero en realidad como una consecuencia de la hostilidad declarada contra Bolivia por el gobierno de Buenos Aires —explica el ya citado historiador—, quizá a causa de la frialdad con que Bolívar y Sucre recibieron, en 1825, el pedido de auxilio contra el Brasil. El hecho fue que el gobierno de Chuquisaca ordenó el retiro de su representante ante el de Buenos Aires, que solamente había sido aceptado en calidad de agente confidencial”.[24]


Francisco Burdett O’Connor, en sus Memorias, rescata los siguientes hechos sobre este particular asunto que puso a Sucre en una situación incómoda con respecto al Libertador, cuyas órdenes y voluntad, finalmente desacató en beneficio de la recién fundada República de Bolivia: “El General Sucre, apenas recibió el parte —dice este esclarecido militar irlandés—, me hizo llamar, y con la comunicación en la mano: ‘He ahí, me dijo, una novedad muy desagradable para mí, por ser en directa oposición a lo dispuesto por el Libertador; además que estos pronunciamientos no suenan bien en países recientemente libertados. A fin de que semejantes desórdenes no se extiendan a las Provincias limítrofes de Chichas y Cinti, importa que Ud., Coronel, que ha recorrido y reconocido todas esas fronteras, se marche inmediatamente a situarse en algún punto dominante que elija, para poder vigilar sobre la tranquilidad pública…”.[25] Así lo hizo O’Connor.


NARRACIÓN DE BURDETT O’CONNOR, ACTOR Y TESTIGO


“A mi arribo a Tarija —dice— encontré allí de Gobernador al Coronel Trigo, que acababa de regresar de Chuquisaca, adonde había ido a verse con el Gran Mariscal de Ayacucho, acompañado de los dos diputados que se habían nombrado en Tarija el día del pronunciamiento para el Congreso de Chuquisaca./ Parece que hubo oposición a recibir a la diputación tarijeña en el Congreso, y sí sólo a la Provincia de Tarija bajo la protección de Bolivia, mediante un tratado de límites con la Confederación Argentina […] Muy pronto recibí una comunicación del Presidente de la República, en la que me manifestaba que había negociado un tratado de límites con el Presidente de la Confederación Argentina, don Bernardino Rivadavia [1780-1845], y que me había nombrado jefe de la Comisión delimitadora por parte de Bolivia. En tal virtud, me decía, que no teniendo mucho de que ocuparme en Tarija, me dedicase a recorrer y reconocer con prolijidad toda la línea divisoria, fijándome en una línea mejor y más recta, porque había visto en los mapas que la Rinconada de Salta, por ejemplo, estaba cerca de Talina, en la Provincia de Chichas; y que las quebradas de Antofagasta y Santa María, ambas perteneciendo a Bolivia  y desembocando en el desierto de Atacama, tenían sus cabeceras en las inmediaciones de las Provincias argentinas de Córdova y Tucumán; y que le parecía bien ver modo de enderezar estas líneas, cediendo y exigiendo recíprocamente./ Este era en verdad un trabajo algo fuerte; pero lo verifiqué, y no tuve dificultad alguna en decir al Presidente, a mi regreso del reconocimiento, que me parecía el medio más acertado para evitar posteriores cuestiones en este litigio sobre límites proponer al Gabinete de Buenos Aires que: todo el territorio meridional desde la confluencia del Río Bermejo con el Paraguay y hacia el Poniente hasta la Costa de Atacama, se declarase territorio neutral, bajo la protección de las dos partes contratantes; pero después de enderezar la línea divisoria actual, que está muy mal tirada”.[26]


El propio O’Connor añade seguidamente: “Continuaba yo en Tupiza con mi División. El primer correo del mes de Mayo de 1825 me trajo una nota del General Sucre, incluyéndome original  una representación elevada ante él por algunos vecinos de la Provincia Tarija en la que se quejaban contra su Gobernador  y pedían se les nombre otro. Esta representación tenía un decreto marginal puesto por el General Sucre en estos términos: ‘El Coronel Fancisco Burdett O’Connor se impondrá de la presente solicitud, se dirigirá a Tarija, y si halla mérito en ella, en uso de las facultades amplias que se le tienen conferidas, mudará al Gobernador de esa Provincia, nombrando otro en su lugar’”.[27]


“El caballero a quien yo había nombrado Gobernador, era el Señor Don Bernardo Trigo, uno de los vecinos más influyentes y distinguidos de la Provincia”.[28]


“Después, la Provincia de Tarija en masa, proclamó solemnemente su reincorporación al Alto Perú (26 de Agosto de 1826), separándose de las provincias argentinas a las que había sido agregada, separándola de la Intendencia de Potosí, por la Real Cédula de 1807 para formar un obispado con Salta. Pero, aunque las Provincias del Río de La Plata habían estado mucho tiempo independientes del Reino de España, Tarija estaba siempre ocupada por las armas del Rey, hasta que yo la liberté —enfatiza O’Connor—. Sin embargo, cuando el General [Juan Antonio Álvarez de] Arenales [1770-1831] regresó de Chuquisaca, sin esperar la resolución del General Bolívar, y se apersonó en Tarija, depuso al Gobernador que yo dejé, y nombró en su lugar al doctor [Juan Felipe de] Echazú [1790-1875]”.[29]


“Aunque el Cabildo ratificó el 26-VIII la decisión de 6-VI-1825 (haciendo llegar, por voto unánime, al Presidente [Antonio José de] Sucre la solicitud de reincorporación a la República), las autoridades argentinas se volvieron a apoderar de la región; y en una acción desesperada por ganarse la simpatía tarijeña, el 11-XII-1826 el Congreso General Constituyente rioplatense resolvió elevar a rango de Provincia (equivalente a Dpto.) la ciudad de Tarija y su territorio adyacente; pero la opinión pública local manifiesta que «Prefiere desaparecer de la tierra, antes que dejar de ser boliviana». Por fin, el 7-XI-1826 Sucre envió una carta a G.[regorio] Funes [1749-1829] comunicándole la reincorporación de Tarija a Bolivia; Funes respondió a Sucre el 18-XI, informándole del retiro de los representantes bolivianos en Buenos Aires y tomando nota de la reincorporación de Tarija a Bolivia. El 24-IX-1831 el Presidente [Andrés] Santa Cruz creó el Dpto. de Tarija, que por entonces era el más extenso del país”.[30]


GUERRA POR TARIJA


El conflicto por Tarija fue mucho más allá… Es así que hacia 1827, el entonces gobernador de Buenos Aires, “Manuel Dorrego [1787-1828], envió a Francisco Ignacio Bustos como su representante en Bolivia para intentar canjear Tarija por la Puna de Atacama”,[31] intento que fue rechazado categóricamente por el gobierno de Bolivia.


El Mariscal Andrés Santa Cruz había creado en 1836 la confederación Perú-Boliviana, alianza que causó temores enfermizos en Chile, Argentina y Colombia, que veían en el estado confederado un peligro inminente para la sobrevivencia de cada una de ellas, esencialmente porque se trataba de un Estado fuerte que podría —según su visión— intentar expandir sus dominios y adquirir un rol preponderante en la geopolítica americana.


Así, “el 19 de mayo de 1837, ante las incursiones de tropas de la Confederación Perú-Boliviana en las provincias de Salta y Jujuy, Rosas declaró la guerra a esa confederación”.[32]


En efecto, Juan Manuel de Rosas (1793-1877), que gobernó despóticamente Argentina entre 1835 y 1852, ordenó a su ejército invadir territorio boliviano, intromisión que finalmente fue repelida por el ejército nacional comandado por Otto Felipe Braun (1798-1869) en Montenegro (24 de junio de 1838), situado en la serranía del mismo nombre, a orillas del río Bermejo, y que por muchos años dejó en el limbo la solución definitiva de la llamada “cuestión de Tarija”, pero de hecho significó, en la práctica, el fin con la guerra iniciada por Argentina contra el ejército confederado.


La Confederación, sin embargo, estaba condenada a desaparecer, y es así que “el 20 de enero de 1839 las fuerzas chilenas lograron la victoria en la Batalla de Yungay, luego de la cual la Confederación Perú-Boliviana se disolvió [… y sólo 90 días después] el 26 de abril de 1839 el gobierno argentino terminó oficialmente la guerra”.[33] La separación de la Confederación entró en vigencia a los 120 días, el 25 de agosto de 1839, esto es, ocho meses después de la referida batalla.


Sólo en 1858 fue firmado el denominado Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación entre Bolivia y Argentina, en virtud del cual “se comprometen las dos Repúblicas contratantes a no recurrir jamás al funesto medio de la guerra; ni a emplear otras medidas hostiles, en el caso de que se suscite desgraciadamente entre ellas, cualquier motivo de queja y desavenencia que altere sus buenas y fraternales relaciones.


Art. 33. Las dos repúblicas contratantes convienen en aplazar la demarcación de sus respectivos límites territoriales, para una época en que la real observancia de este Tratado, llegue a asegurar definitivamente sus mutuas y francas relaciones de amistad y comercio”.[34]


Un año después, en 1859, el gobierno argentino, aún mantenía la esperanza de anexarse Tarija, pues aseguraba tener derecho sobre ese territorio; pasaba por alto que por expresa e indeclinable voluntad de sus habitantes pasó a jurisdicción boliviana.


Posteriormente, en 1865 y 1868 se suscribieron nuevos tratados, sin que pudieran ser ratificados por los respectivos congresos. En 1889, 1891 y 1893 se sentaron las bases de la solución definitiva a la cuestión de Tarija, la cual, fue zanjada en 1904 y los límites definitivos entre ambos estados, fueron fijados en 1925, con lo que se dio fin a este engorroso asunto que, en su momento, enfrentó a dos pueblos hermanos.


OTROS APUNTES DE BURDETT O’CONNOR


A continuación transcribimos textualmente varios apuntes de O’Connor que guardan relación con el tema tratado en estas líneas:


“El camino de Tupiza a Tarija, muy escabroso particularmente desde Suipacha. Cuando llegué a las alturas que dominan el fértil valle de Tarija, me parecía que me hallaba en las nubes; las altas y azules crestas de los cerros parecían islas rodeadas por el mar, y la cuesta llamada del Inca, por la cual bajé, demasiado larga, empinada y escabrosa. Desde el pie de esta me hallaba ya en la hermosa llanura…”.[35]


“Pasé todo el mes de octubre en Tarija, con la Legión Peruana. Llegó el correo del 14 de noviembre y me trajo dos notas oficiales del General Sucre; en la una de ellas ordenándome, por disposición del Libertador, desocupar inmediatamente la plaza de Tarija, por haber  cedido dicha provincia al Gobierno Argentino, en el arreglo hecho con su Legación encabezada por el distinguido General argentino don Carlos María de Alvear [1789-1852], y despachar la Legión Peruana a Potosí…”. [36]


“Pero nuestro trabajo se interrumpió repentinamente con la llegada de un correo extraordinario de Tarija, que traía la noticia de un pronunciamiento verificado en esa Provincia el 26 de Agosto, del destierro del Gobernador argentino [Mariano de] Gordaliza [1778-1835] y de su incorporación a Bolivia. El pueblo tarijeño había nombrado ese mismo día dos diputados al Congreso de Chuquisaca, y Gobernador de la Provincia al Coronel Bernardo Trigo [Espejo (1789-1848)]”.[37]


“A mi arribo a Tarija encontré allí de Gobernador al Coronel Trigo, que acababa de regresar de Chuquisaca, adonde había ido a verse con el Gran Mariscal de Ayacucho, acompañado de los dos diputados que se habían nombrado en Tarija el día del pronunciamiento para el Congreso de Chuquisaca./ Parece que hubo oposición a recibir a la diputación tarijeña en el Congreso, y sí sólo a la Provincia de Tarija bajo la protección de Bolivia, mediante un tratado de límites con la Confederación Argentina […] Muy pronto recibí una comunicación del Presidente de la República, en la que me manifestaba que había negociado un tratado de límites con el Presidente de la Confederación Argentina, don Bernardino Rivadavia, y que me había nombrado jefe de la Comisión delimitadora por parte de Bolivia. En tal virtud, me decía, que no teniendo mucho de que ocuparme en Tarija, me dedicase a recorrer y reconocer con prolijidad toda la línea divisoria, fijándome en una línea mejor y más recta, porque había visto en los mapas que la Rinconada de Salta, por ejemplo, estaba cerca de Talina, en la Provincia de Chichas; y que las quebradas de Antofagasta y Santa María, ambas perteneciendo a Bolivia  y desembocando en el desierto de Atacama, tenían sus cabeceras en las inmediaciones de las Provincias argentinas de Córdova y Tucumán; y que le parecía bien ver modo de enderezar estas líneas, cediendo y exigiendo recíprocamente./ Este era en verdad un trabajo algo fuerte; pero lo verifiqué, y no tuve dificultad alguna en decir al Presidente, a mi regreso del reconocimiento, que me parecía el medio más acertado para evitar posteriores cuestiones en este litigio sobre límites proponer al Gabinete de Buenos Aires que: todo el territorio meridional desde la confluencia del Río Bermejo con el Paraguay y hacia el Poniente hasta la Costa de Atacama, se declarase territorio neutral, bajo la protección de las dos partes contratantes; pero después de enderezar la línea divisoria actual, que está muy mal tirada”.[38]


“Por la tarde regresaron juntos todos los miembros del Cabildo a mi alojamiento, y en esta visita toda su conversación fue sobre el estado de la Provincia y los deseos de todo su vecindario de pertenecer al Alto Perú y a sus Libertadores…”.[39]


A MODO DE CIERRE


Como se puede apreciar, la cuestión de Tarija, cuya solución demoró muchísimos años —en realidad poco menos de un siglo—, fue uno de los peores momentos en la habitualmente cordial relación boliviano-argentina, toda vez que el conflicto llevó a ambos pueblos, inclusive, a enfrentarse en el campo de batalla.


Sin embargo, al final, primó el indeclinable deseo de los tarijeños de pertenecer a Bolivia, contra los intereses de la Argentina.


FUENTES CONSULTADAS


Libros y folletos


 


Arze, José Roberto. Diccionario biográfico de Bolivia. Figuras centrales en la historia de Bolivia. (Épocas colonial y precolonial). Los Amigos del Libro, La Paz-Cochabamba, 1991. P. 227 P.


Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario histórico de Bolivia. Dos tomos. Grupo de Estudios  Históricos, Sucre, 2002.


Camacho, José María. Historia de Bolivia. Sexta edición, Lakermance hermanos y Cª, editores, La Paz, 1917. P. 56.


Finot, Enrique. Nueva historia de Bolivia. Ensayo de  interpretación sociológica. Séptima edición. Gisbert & Cia, La Paz, 1980.


Guzmán, Luis Mariano. Historia de Bolivia. Segunda edición, Cochabamba, 1883.


Klein, Herbert. Historia de Bolivia. De los orígenes al 2010.  4ta. Edición aumentada y corregida. Librería Editorial G.U.M., 2011. P. 57.


O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos de Francisco Burdett O’Connor. De la Orden de Libertadores de Venezuela, Cundinamarca y Perú. Coronel del Ejército Libertador de Colombia y General de División de los del Perú y Bolivia. González y Medina, Editores propietarios, La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, 1915. 462 P.


Vacaflor Dorakis, Elías. Entrevista a Eustaquio Méndez Arenas. Tarija, 2007. 45 P.


Artículos en Diccionario histórico de Bolivia:


Arnade, Charles. “Republiquetas”. En Barnadas (Dir.). Diccionario…


Barnadas, Jopep. “Partido”. En Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario…


Barnadas, Josep. “Intendencias”. En Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario…


Bass Werner, Z. “Tarija, cuestión internacional de”. En Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario…


Bass Werner, Z. “Méndez, Eustaquio”. En Barnadas (Dir.). Diccionario…


Honores, R. “Corregimiento”. En Barnadas, Josep (Dir.) Diccionario…


 


Webgrafía:


“La cuestión de Tarija”.  https://es.wikipedia.org/wiki/Cuesti%C3%B3n_de_Tarija Recuperado el 5 de septiembre de 2020

 

[1] Entre sus descendientes destacan talentosos intelectuales como: Alberto O’Connor d’Arlach (  ?  -1902), Tomás O’Connor d’Arlach (1853-1932), Amable O’Connor d’Arlach (1888-1973), Octavio O’Connor d’Arlach (1890-1979), Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach (1936-   ).


[2] Arnade, Charles. “Republiquetas”, en Barnadas (Dir.). Diccionario histórico de Bolivia.  Grupo de Estudios  Históricos, Sucre, 2002.


[3] Bass Werner, Z. “Méndez, Eustaquio”, en Barnadas (Dir.). Diccionario…


[4] Bass Werner, Z. “Méndez, Eustaquio”... en Barnadas, Josep. (Dir.) Diccionario…


[5] Vacaflor Dorakis, Elías. Entrevista a Eustaquio Méndez Arenas. Tarija, 2007.


[6] Arze, José Roberto.  Diccionario biográfico boliviano. Tomo 5, Los Amigos del Libro, La Paz…


[7] Camacho, José María. Historia de Bolivia. Sexta edición, Lakermance hermanos y Cª, editores, La Paz, 1917. P. 66.


[8] Klein, Herbert. Historia de Bolivia. De los orígenes al 2010.  4ta. Edición aumentada y corregida. Librería Editorial G.U.M., 2011. P. 57.


[9] Corregimiento: “Circunscripciones territoriales establecidas desde el s. XVI sobre la base de las Alcaldías Mayores del derecho castellano; se mantuvieron vigentes hasta la creación de las *intendencias a fines del s. XVIII. En los primeros momentos que siguieron a la conquista las autoridades crearon Alcaldías Mayores (p. ej. en, Nicaragua); pero a medida que la colonización se fue expandiendo por América del Sur se establecieron los corregimientos (en muchos casos, circunscripciones menores que las Alcaldías. Mayores de Centroamérica). Estos corregimientos, por lo general tenían su sede en las ciudades de españoles más importantes de una gobernación, capitanía general o virreinato (en Charcas, p. ej., La Plata, La Paz, Cochabamba, Tumina, Tarija y Oruro ya nacieron como corregimientos). El propósito de las autoridades fue establecer, según el modelo metropolitano, contrapesar el poder municipal de los cabildos con una autoridad de nombramiento real, que también controlara sus decisiones judiciales (civiles y criminales) y políticas: esta función aparece muy clara en la historia de Potosí. Cuando la Corona decidió extender su influencia al mundo rural, creó los corregimientos de indios con el fin de atender las demandas judiciales de la población indígena y de limitar las audiencias por litigantes andinos”. [Honores, R. “Corregimiento” en Barnadas, Josep (Dir.) Diccionario…].


[10] Cf. “La cuestión de Tarija”. https://es.wikipedia.org/wiki/Cuesti%C3%B3n_de_Tarija Recuperado el 5 de septiembre de 2020.


[11] Guzmán, Luis Mariano. Historia de Bolivia. Segunda edición, Cochabamba, 1883. P. 12.


[12] Cf. “La cuestión de Tarija…”.


[13] Partido: “En la estructura administrativa colonial, la creación del sistema de intendencias se dio nuevo nombre (o el de subdelegación) a los antiguos territorios de los corregimientos o provincias de indios; no hubo un número fijo sino que varió en cada intendencia. En Charcas, la de S. Cruz de la Sierra tuvo ocho; las de La Plata y Potosí, seis; y la de La Paz, sólo cinco. Adquirieron importancia política


en la fundación de la República cuando el Decreto de Sucre (LP, 9-11-1825) los tomó como circunscripciones electorales para la constitución de la Asamblea Deliberante” [Barnadas, Josep. “Partido” en Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario…].


[14] Intendencias: “Institución administrativa y unidad territorial coloniales creadas dentro de la amplia reforma colonial de Carlos III; tenía sus antecedentes en Francia de donde importó Felipe V; otro propósito de su creación fue remediar los abusos de los Corregidores y que provocaron  los levantamientos de 1780-1781. Su implantación en América fue paulatina: Cuba (1764), Luisiana y Venezuela (l 776), Río de la Plata (1782), Perú (1784), Nueva España (1786) y Chile (1787). […] El concepto central que orientó las funciones de los titulares de esta nueva institución fue lograr una mayor eficiencia fiscal; pero junto al ramo o 'causa' de Hacienda, los intendentes gozaban de amplias competencias en otros tres campos: 'policía' (visitas e informes, salubridad, educación, cartografía...), 'justicia' (reglamentos de los subdelegados y comisarios subdelegados, alcaldes pedáneos...) y 'guerra' (estado y necesidades de las fuerzas armadas, veteranas y milicianas)”. [Barnadas, Josep. “Intendencias” en Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario…].


[15] Bass Werner, Z. “Tarija, cuestión internacional de”. En Barnadas, Josep (Dir.). Diccionario....


[16] Cf. “La cuestión de Tarija…”.


[17] “La cuestión de Tarija…”.


[18] Vacaflor Dorakis, Elías. Entrevista…


[19] Bass Werner, Z. “Tarija…”.


[20] “La cuestión de Tarija…”.


[21] Bass Werner, Z. “Tarija…”.


[22] Finot, Enrique. Nueva historia de Bolivia. Ensayo de  interpretación sociológica. Gisbert & Cia, La Paz, 1980. P. 195.


[23] Guzmán, Luis Mariano. Historia de Bolivia. Segunda edición, Cochabamba, 1883. P. 69.


[24] Finot, Enrique. Nueva historia… P. 200, 201.


[25] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos de Francisco Burdett O’Connor. De la Orden de Libertadores de Venezuela, Cundinamarca y Perú. Coronel del Ejército Libertador de Colombia y General de División de los del Perú y Bolivia. González y Medina, Editores propietarios, La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, 1915. P. 219.


[26] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 220, 221.


[27] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 179, 180.


[28] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 182.


[29] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 185.


[30] Bass Werner, Z. “Tarija…”.


[31] “La cuestión de Tarija”. 


[32] “La cuestión de Tarija”.


[33] “La cuestión de Tarija”.


[34] “La cuestión Tarija”.


[35] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 180.


[36] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 189.


[37] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 218, 219.


[38] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 220, 221.


[39] O’Connor, Francisco Burdett. Recuerdos… P. 182.

PRIMERA TOMA DE LOS FORTINES PARAGUAYOS BOQUERÓN Y MCAL. LÓPEZ (14 DE DICIEMBRE DE 1928)

 



Honda sensación, causó en Bolivia la cobarde agresión paraguaya al fortín Vanguardia en pleno estado de paz. El Ministro boliviano en Asunción había abandonado dicha capital en señal de protesta, y en La Paz era expulsado el representante paraguayo, mientras el Estado Mayor General llamaba a las reservas del Ejército para movilizarlas.


Entretanto, el Gobierno había dispuesto que las tro pas que guarnecían los fortines del Chaco, se apoderaran de los iguales paraguayos "Boquerón" y "Mariscal López', en represalia del ataque a "Vanguardia". Para tal objeto, el Comando de la IV División había organizado dos columnas de ataque: una a órdenes del teniente coronel Galleguillos, que debía atacar "Boquerón", otra a órdenes del capitán Calleja, para que marchase sobre "López".


ACCIÓN DE BOQUERÓN (14 de diciembre de 1928). - La Columna Galleguillos, formada por 4 oficiales y 69 soldados, se puso en marcha desde Fortín "Arce" a la media noche del 13 de diciembre con dirección al fortín paraguayo. A los seis kilómetros inició su despliegue y a las 5 de la mañana del 14 entró en combate con la guarnición enemiga durante hora y media, luego pasó al asalto obligando a retirarse a los paraguayos que dejaron en el campo 4 soldados muertos, 2 banderas, 25 caballos y todo su parque. Los asaltantes sufrieron 3 muertos y 5 heridos.


COMBATE DE MARISCAL LÓPEZ (14 de Diciembre de 1928). - La Columna Calleja, compuesta de 2 oficiales y 64 en tropa, había partido a su vez de su base de "Cuatro Vientos" en la mañana del día 13 y sorprendía también con su ataque (el 14) a la guarnición paraguaya de "López", la que después de contestar con varias descargas de ametralladoras, durante 30 minutos, tuvo que emprender retirada sobre "Rivarola" dejando 25 fusiles, una ametralladora y mucha munición. Horas después Calleja recibía orden para abandonar el fortín conquistado, de tal suerte que sólo "Boquerón" quedó en poder de las tropas bolivianas.


La guerra entre Bolivia y Paraguay se había hecho inminente, pero la intervención diplomática de los países neutrales pudo aplacar el conflicto estableciendo "que Bolivia fué el país agredido y el Paraguay el país agresor ; que el incidente de "Vanguardia" precedió a los sucesos de "Boquerón" y que el empleo de medios coactivos por parte del Paraguay determinó la reacción de Bolivia".


También dispuso que el Paraguay restaurará las construciones de Fortín "Vanguardia" y que Bolivia abandonase "Boquerón", después de lo cual quedaron reanudadas las relaciones diplomáticas entre ambos países. (Cnl. Julio Diaz A.).

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