LA PRODUCCIÓN COCALERA DEL CHAPARE SIEMPRE ESTUVO RELACIONADA CON LA PRODUCCIÓN DE COCAÍNA


 


Siempre respecto a la producción de la coca, la reforma agraria de 1953 produjo otro fenómeno importante: la incorporación de una nueva zona, distante a más de 150 kilómetros de los Yungas de La Paz, al cultivo de la coca. Se trata de la región semitropical ubicada en el departamento de Cochabamba, denominada Chapare.

Las formas de tenencia de la tierra, así como de los modos de producción hegemónicos, casi ignoraban al Chapare, que sin serlo en su totalidad, era considerado por los terratenientes y por los colonos quechuas y mestizos, en su mayoría como un lugar selvático, insalubre y difícil de ser incorporado a la producción agraria. 

Sin embargo, el fenómeno de la concentración poblacional en las haciendas del sudoeste y del oeste, obligo a partir de 1953, a buscar áreas más grandes de cultivo, con lo que la Reforma Agraria abrió nuevos rubros, para la dotación a los colonos, en el chapare y en las provincias aledañas.

En la notaria de hacienda de Cochabamba existe un archivo donde se registra que en 1863 la producción agrícola del Chapare era mínima con respecto a las zonas mencionadas, y se consigna que se había experimentado apenas con el cultivo de la coca, concretamente con la variedad de los Yungas de La Paz, Erythroxilon coca Lam, con resultados no muy exitosos.

Muchos años más tarde, en 1914, el ingeniero agrícola José Cornacchia, profesor de las asignaturas de Agricultura y Veterinaria de Cochabamba, había realizado una investigación sobre los problemas que confrontaba el cultivo de la coca en la región, por encargo de la prefectura de Cochabamba. Los resultados de esa investigación fueron publicados en 1916 en un folleto titulado Hipótesis sobre las causas  que provocan la estalla en la coca, y en resumen adelanto la idea de que las dificultades de la producción cocalera en la zona más accesible del entonces aun inexplorado Chapare, se debían a la inadaptación de la planta a esas nuevas condiciones climáticas. 

Por otra parte, en la misma publicación, prologada por el experto agrícola Luis Felipe Guzmán -quien reconoce el valor económico de la coca y los beneficios que llevaría a Cochabamba de superarse los problemas de su cultivo- el autor insiste varias veces en la necesidad e que el gobierno boliviano tome con serenidad la tarea de producir coca en Cochabamba, y especialmente en la región noreste del departamento.

Empero, las recomendaciones agronómicas para iniciar agresivamente la producción cocalera en el lugar, al parecer eran demasiado costosas, al margen de que los tradicionales productores yungueños no podían alentar ningún otro foco en el país , por lo que en el Chapare , la coca nunca tuvo un puesto preponderante.

Solo a partir de 1953, cuando la reforma agraria empezó a distribuir las tierras del Chapare, los agricultores experimentaron con mayor libertad la plantación de la coca de los Yungas de La Paz, pero también lo hicieron con otras variedades, entre ellas la llamada “coca silvestre del Brasil” (Erythroxilon angufugum Mart.), descubierta por el botánico boliviano Martin Cárdenas. Sin embargo, también se usaron las variedades llamadas “coca colombiana” (Erythroxilon novogranatense) y la “coca Trujillo” (Erythroxilon truxillense Rusby), siendo, al parecer, esta última, la que dio mejores resultados, tanto por su adaptabilidad como por su rápido crecimiento.

Es anecdótico que aun cuando la “coca Trujillo”, del Perú se exportaba en grandes cantidades hacia Estados Unidos, para preparar extractos usados en la elaboración de la bebida gaseosa llamada coca Cola, del Chapare salió muy poco de la hoja con ese fin. 

Hacia 1958, la coca del Chapare intento ya introducirse al mercado tradicional boliviano, con resultados no muy alentadores.

Los campesinos, y fundamentalmente los trabajadores de las minas –habituales masticadores de las hojas yungueñas- rechazaron el nuevo producto “Kochala”, aun cuando se les presentaba a precio más bajo. Este hecho cohibió de alguna manera la producción cocalera del Chapare, pero estuvo lejos de eliminarla. 

Para esa época ya se había detectado la existencia de pequeñas fábricas clandestinas de sulfato de cocaína y de algunos laboratorios de cristalización del clorhidrato del mismo alcaloide. Empero, casi la totalidad de estos insipientes centros de producción de la droga se encontraban en los Yungas de La Paz, donde era relativamente fácil hacerlo, pero donde también era relativamente fácil que la policía los detectara. 

De ahí que la persistencia del cultivo de la coca en el Chapare se explica por cuanto los fabricantes rudimentarios de cocaína decidieron trasladarse hacia el departamento de Santa Cruz, a más de setecientos kilómetros de los Yungas, pero a menos de doscientos Kilómetros del Chapare. 

El origen del cultivo de la coca en el Chapare se diferencia nítidamente del de la región Yungueña de La Paz, ya que no pudiendo reproducir la misma variedad  botánica ni pudiendo ganar el mercado indígena boliviano, desde sus inicios “reales” –es decir desde a partir de 1955- estuvo condicionado a la fabricación de cocaína. 

La producción de la coca en el Chapare, entonces, al margen de su mercado de masticadores difícilmente ganado, fue creciendo de manera directamente proporcional al crecimiento de la fabricación de la cocaína en Bolivia. 

Solo en la medida en que se llevó a cabo la elaboración “industrial” de la cocaína, la coca en el Chapare eclosiono sorprendentemente.

 

Fuente: La Veta Blanca - Coca y Cocaína en Bolivia, de: Rene Bascopé Aspiazu. La Paz – Bolivia, 1982. // 

Foto: La producción de coca en el Chapare se inició después de la reforma agraria de 1953.


// Historias de Bolivia.

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