Mapa del Silala (Créditos: Emol) |
Por: José Antonio Loayza Portocarrero / Publicado el 6 de octubre
de 2018 / Disponible en: https://www.facebook.com/photo/?fbid=10212205402826848&set=a.1482413296884
Don Andrónico Luksic, pariente de nuestro andante caballero del mar don Eduardo
Abaroa, se benefició de los manantiales del Silala, que concedió en 1908 la
Prefectura de Potosí a la compañía: The Antofagasta, and Bolivia Railway Co.
Ltd., “exclusivamente para alimentar a las locomotoras a fuerza de vapor”. Esta
compañía pasó sus acciones en 1980 al Grupo Luksic, ésta la pasó en 1996 a la
empresa Cruz Blanca S.A., y ya nunca pudimos recuperarlas como paradójicamente
lo hizo el 2014 el venezolano Gill Ramírez, que después de comprar las
televisoras ATB, PAT, los diarios “Extra” y “La Razón” de La Paz, además de la
agroindustria Gravetal, compró al Grupo Genesse Wyoming de Estados Unidos, el
50% de las acciones de la Ferroviaria Oriental, y en septiembre del 2015, el
otro 50% de la Ferroviaria Andina de Bolivia, tan primordiales para el corredor
bioceánico que unirá el Atlántico y el Pacífico. Esto significa que el Grupo
Luksic aún tiene presencia económica y legal en el país: pues, según el informe
de la Bolsa Boliviana de Valores, Gill es presidente del directorio de
Ferroviaria Andina desde el pasado 8 de septiembre, en cuya nómina participa
como síndico titular el abogado boliviano Walker San Miguel, que fue Ministro
de Defensa del Gobierno actual y Cónsul en Chile. ¿No es esto otra singular
ironía? Como es otra ironía saber que las aguas del Silala pertenecen a
Bolivia, pero el 100% se va a Chile desde hace ya 100 años, para el uso del
grupo millonario Luksic, y la Empresa Estatal del Cobre (CODELCO), que utilizan
estas aguas para los siguientes servicios:
• Sistema de riego agrícola y consumo humano en la cuenca baja del Silala y en
Antofagasta.
• Para consumo humano en Antofagasta, mejillones, Tocopilla, y Calama. Los
municipios de Baquedano y Sierra Gorda.
• Para consumo humano e industrial en el centro minero de Chuquicamata
administrado por CODELCO.
El Silala es una bendición natural, es una cuenca hidrográfica de 70 Km2.,
contiene 100 manantiales o vertientes de agua fluvioglaciares de más de 10.000
años de antigüedad, de donde brotan más de 100 litros de agua por segundo y no
es ningún curso de agua, son corrientes de agua subterránea que afloran a la
superficie como explican los estudios y fotografías satelitales de la NASA
norteamericana y de la NAO francesa, y pertenece a Quetena Chico de Potosí.
En 1908 la Prefectura de Potosí entregó las aguas del Silala a la empresa The
Antofagasta, and Bolivia Railway Co. Ltd, con el propósito de asegurar su
abastecimiento para el funcionamiento del ferrocarril en el tramo
Antofagasta-Oruro. Para ello se construyeron canales artificiales que desviaron
el curso del afluente. A mediados del siglo XX las locomotoras de vapor dejaron
de transitar y dieron paso a las locomotoras a diésel que ya no utilizó agua,
por consiguiente el contrato de concesión de 1908 quedó sin efecto.
Durante el Gobierno de Sánchez de Lozada, la Prefectura del Departamento de
Potosí, mediante Resolución Nº 71/97 del 14 de mayo de 1997, decretó la
revocatoria y anulación de la Concesión. A partir de esa fecha las autoridades
bolivianas vieron la necesidad de aprovechar las aguas o en todo caso cobrar
por su utilización a las empresas mineras chilenas, que son las que aprovechan
este recurso hídrico.
En 1999, bajo la presidencia de Banzer, se ordenó a la Superintendencia de
Aguas "proceder a la licitación pública nacional, para otorgar la
concesión del uso y aprovechamiento de las aguas manantiales del Silala",
convocatoria sólo para empresas bolivianas. La empresa DUCTEC S.R.L. se adjudicó
la concesión el año 2000 por 40 años, pero no logró cobrar ni a las empresas
del Grupo Luksic, ni a CODELCO, y la concesión fue revocada el año 2003.
LA DEMANDA
El 6 de junio de 2016, Chile demandó a Bolivia ante la Corte Internacional de
Justicia con sede en La Haya (CIJ), indicando que las aguas del Silala,
situadas en el departamento de Potosí, provienen de un río internacional y no
de un manantial como afirma Bolivia. Y para que se confirme técnicamente si las
aguas del río Silala son internacionales, la presidente Michelle Bachelet,
anunció: “Hemos decidido tomar la iniciativa”, y el ministro de Relaciones
Exteriores chileno, Heraldo Muñoz, en una rueda de prensa, explicó las razones
de Chile para la contraofensiva: “Chile no puede permanecer pasivo frente a la
reiterada conducta del Gobierno de Bolivia de desconocer nuestros derechos”. El
proceso se encuentra abierto y el próximo paso está programado para julio,
cuando Chile entregue su contramemoria. De acuerdo a los cronogramas de La
Haya, la sentencia se conocerá el 17 de octubre de este año.
Chile recuerda que en el marco de la Agenda de 13 Puntos desarrollada en el
primer mandato de la presidente Michelle Bachelet (2006-2010), discutió con
Bolivia el caso del río Silala y el 2009 llegaron a un pre acuerdo que
establecía el uso compartido de sus aguas, como es propio de los ríos
binacionales. De acuerdo a la posición chilena, Chile estuvo dispuesto a
reanudar ese diálogo, pero estas conversaciones terminaron sin resultado debido
a la insistencia de Bolivia de negar que el Silala sea un curso de agua
internacional. Para el Gobierno chileno, el lenguaje que el presidente Morales
utilizó para referirse a este caso –empleando expresiones como las de “robo” y
“usurpación” – no permitieron la posibilidad de que Chile mantenga sus
ofrecimientos anteriores para llegar a un acuerdo.
CONTRADEMANDA.
Bolivia presentó ante el tribunal el 31 de agosto, una
"contramemoria" en la que diversos estudios confirman que el caudal
que fluye artificialmente hacia Chile son por las obras de canalización del
siglo pasado sin compensación alguna a Bolivia.
Agua, agua y aguas. Agua del mar, del Lauca, del Silala, de las lágrimas… Suele
ocurrir que un nombre nos encienda el alma como el del gran Abaroa, y otro de
tono igual nos petrifique el encanto. Uno dio por esta tierra el valor de su
carajazo, y el otro nos avergüenza porque hace tiempo atrás, este engendrado y
otros, se repartieron nuestras aguas rompiendo las rocas de nuestra frontera
para dejarla desnudas y lisas por donde empezaron a descender nuestras
vertientes hacia los desiertos de Chile con el fin de convertirlas en verdor, y
por ese latiendo y palpitando que se va por la garganta desértica, vive el
norte de Chile, y ese flujo es nuestra respiración, que podía estar
derramándose en nuestras tierras secas, y del que paradójicamente se apropió el
ensoberbecido, como cosa suya.
Pero déjame contarte esta anécdota para que sepas quien es quien: El año 2000,
el historiador Mariano Baptista, Cónsul de Bolivia en Chile, conversó con
Andrónico Luksic Abaroa, y le planteó el problema de las aguas del Silala. En
un momento de la cena le dijo:
—“El pueblo de Potosí que ha conocido tanta grandeza, hoy día es el más pobre
de Bolivia y uno de los más pobres de América Latina y usted tiene el control
del agua del Silala en su empresa”.
—Luksic Abaroa, respondió: “No, yo no le debo nada a Potosí”.
No hay duda, siempre hay un malagradecido en la familia. El hombre más rico de
Chile, sabía que Tupiza es un pueblo de Potosí, y sabía que allá nació su
madre, doña Elena Abaroa, nieta de Eduardo Abaroa. Eso sucede cuando uno no ha
llegado a despertar en lo humano.
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