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| Gral. Juan Álvarez de Arenales. |
Post escrito y publicado por Granaderos Bicentenario el 4 de
diciembre de 2025.
Pocas Glorias de la Patria, han tenido, precisamente, más
Gloria que él. Guerrero indomable, corajudo al extremo, desde los albores
mismos de la Guerra de Independencia, lo tuvo como partícipe en infinidad de
combates y batallas. Estuvo en Salta acompañando a Belgrano en su triunfo
memorable.
Era estrictamente militar, y no permitía que nadie ensillara
su caballo más que él. A todos trataba por igual, pero siempre con modos
militares.
Hizo la guerra al español en el territorio mal llamado
Alto Perú (actual Bolivia). Y de uno de esos Gloriosos triunfos queremos
rescatar una anécdota que haría que se lo conociera con un memorable apodo.
La Batalla de "La Florida" del 25 de mayo de 1814,
lo vió vencedor, junto a Ignacio Warnes. Es la Batalla que le da nombre a la
calle céntrica de la Ciudad de Buenos Aires, y a la localidad bonaerense. Ya
asegurado el triunfo, Arenales decide perseguir a los pocos realistas
sobrevivientes que huyen. Tanto es su ímpetu, que poco a poco en su persecución
va quedando sólo tras el enemigo que escapa. Un Oficial lo acompaña, su
sobrino, el Teniente Apolinario Echavarria. Persiguen al enemigo que huye del
campo de batalla, por más de diez kilómetros. Cuando, de repente, internados en
un pequeño bosquecillo, se topan de frente con once hombres del Rey. Se miran
con su sobrino, y sin dudarlo, arremeten contra la partida realista. Los dos
sables patriotas causan estragos entre los soldados españoles, Sin embargo, la
lucha es verdaderamente despareja. Los caballos de Arenales y de Echavarría
caen al suelo, heridos mortalmente. Sin embargo ambos héroes siguen su lucha
desigual a pié. En determinado momento, el joven teniente ve como apuntan con
un fusil a su tío, y con un rápido movimiento se interpone entre el asesino y
su blanco, recibiendo la descarga mortal en su pecho. Arenales, al ver a su
sobrino muerto a sus pies, buscando venganza, decide vender muy cara su vida y
coloca su espalda contra un árbol. A su alrededor yacen inertes los cuerpos de
cuatro de sus atacantes. Recibe un sablazo en la cabeza, que le abre una
horrible herida en el parietal. Otro tajo desde la frente, hasta la nariz, que
queda dividida en dos. Otro sablazo en el pómulo que le cruza la mejilla desde
la oreja hasta la boca. En total, trece heridas martirizan su cuerpo. Y aún
así, Arenales pelea como una fiera herida.
Uno de sus enemigos, al ver la casi imposibilidad de darle
muerte de frente, se escurre por detrás del Héroe, y a traición le asesta un
terrible culatazo con su fusil en la nuca, hundiéndole el hueso. Y allí acabó
el combate para el valiente. Cayó desvanecido. Tanto era el miedo que había
infundido en esos soldados, que no se atrevieron a verificar si había muerto.
Por la noche de ese día fue descubierto el cuerpo agonizante
de Arenales. El médico del Ejército dijo que el Vencedor de "La
Florida" no pasaría la noche. Sin embargo se equivocó. Y el general Juan
Antonio Álvarez de Arenales sobrevivió a sus terribles heridas, para regalarle
a la Patria infinidad de triunfos para Gloria de las Armas de la Nación.
A causa de sus graves heridas, tardó más de un mes para
poder firmar el Parte de la Victoria de la Batalla de "La Florida".
A partir de ese combate, adquirió el apodo de "El
Hachado".
Fue Brigadier General de las Provincias Unidas del Río de la
Plata, Mariscal de Campo y Benemérito de la Legión de Honor en Chile y Gran
Mariscal del Perú.
Había nacido en España en 1770, falleciendo un 4 de
diciembre de 1831, en Moraya, actual territorio de Bolivia, país al que había
emigrado, escapando a la violencia política, de la tierra a la cual se había
entregado en cuerpo y alma.

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