LAS NIÑAS DE LA BATALLA DE AYOHUMA (Guerra de la independencia)




Las niñas de Ayohuma, sublime heroísmo

Luego de la derrota de Vilcapugio, el Gral. Belgrano inició la retirada hacia Salta. La suerte le fue adversa y, al ser alcanzado por los realistas en las pampas de Ayohuma, se vio obligado a presentar batalla a las tropas del Gral. Pezuela. 


Es el 14 de noviembre de 1813,  en un lugar del Alto Perú (Charcas), llamado "Ayohuma", que significa en quichua "Cabeza de muerto" (Potosí).

Se están enfrentando el Ejército del Norte, al mando de Manuel Belgrano, y el Ejército del Rey al mando de Joaquín de la Pezuela.

No se pide ni se da cuartel. Sangrienta batalla que se pelea con valor. En algún momento se pensó en la victoria, pero sin embargo la suerte del encuentro termina siendo esquiva para las armas de la Patria.


Los hombres heridos y muertos tapizan el lugar. Pero en aquel panorama aterrador de muerte y destrucción, hay tres mujeres que deambulan por el Campo de Batalla.

Una de ellas es más negra que la noche, y desde hace mucho tiempo acompaña a ese Ejército. Desde los tiempos de "Tucumán". Llevan agua y consuelo a los heridos. Muchos de aquellos valientes murieron en el regazo de esas maravillosas hembras valerosas, que en suprema abnegación, esquivan la lluvia de balas realistas sin temor.


Una madre y dos de sus hijas daban de beber a los soldados heridos de ambos bandos.


Se las veía cruzar impertérritas el campo de batalla para ir a buscar el precioso líquido con que aliviar la sed de los caídos, a quienes curaban e infundían consuelo y esperanza. íCuántos de aquellos sufrientes habrán recordado en esos momentos, cuando recibían el afecto maternal de esas mujeres, el de otras madres, esposas, hijas, novias... que en distantes ciudades y pueblos estaban imposibilitadas de hacer otra cosa que no fuera rezar por ellos!


La madre se llamaba María y era conocida en el campamento criollo como "Madre de la Patria".


Tanto la madre como las hijas, nimbadas de altruismo, dieron un formidable ejemplo de valor y caridad cristiana. 


Cuando la Batalla termina, son tomadas prisioneras por los españoles, y condenadas a ser flageladas. Una de ellas, en particular, será azotada durante nueve días. Pero una afortunada noche, logran escapar del salvaje enemigo. El español Joaquín de la Pezuela, futuro Virrey del Perú, es un tipo que se caracteriza por su crueldad. 

Sólo sabemos el nombre de una de ellas. Los nombres de las otras dos, injustamente, se han perdido en las tinieblas del tiempo.


María de los Remedios del Valle se llamaba aquella mujer negra, que Belgrano junto al Tambor de Tacuari, los consideraba sus más bellos recuerdos de su vida militar. A la negra María, la posteridad la bautizará como: "La Madre de la Patria".

LA CAMPAÑA DEL MANURIPI RECONQUISTA DE LA BARRACA "ILLAMPU"




El 19 de Noviembre de 1910, a las 05:20 de la mañana salía de "Dolores" la expedición reconquistadora que había sido reforzada con 32 lugareños. El capitán Antequera, remontó en una canoa con la sección, con objeto de iniciar el ataque por la margen opuesta.

El resto de la expedición llegó a un primer arroyo, donde descanso diez minutos, reanudando la marcha hasta horas 9 en que llegó a u segundo arroyo  (Arroyo Illampu). En este punto, Subirana comenzó a tomar sus medidas fraccionando sus hombres en tres secciones comandadas por Nuñez del Prado, Matos y Oquendo.


Iniciando nuevamente la marcha, una torrencial lluvia vino a dificultar el avance, razón por la cual sólo pudieron llegar frente a las posiciones enemigas a horas 12 y 15, donde los peruanos rápidamente ocuparon sus trincheras. El combate se desarrollo en medio de torrencial lluvia con gran encarnizamiento. Como los fuegos de los peruanos no eran muy certeros se hizo un avance general. En el avance cayo muerto el teniente Oquendo y poco después se inicio un asalto en momentos que los peruanos izaban la bandera blanca en señal de rendición.  


Reconquistada la barraca y mientras los oficiales enemigos entregaban sus espadas, se mando arriar la bandera peruana para izar el pabellón boliviano, en medio de las aclamaciones de los vencedores.

Desde ese día, el teniente coronel Subirana, con sus oficiales y soldados, vióse obligado a permanecer arma al brazo, temiendo otro asalto enemigo.


La Reconquista al fortín Illampu, favorable a las armas bolivianas dió lugar para que triunfara la tesis boliviana de considerar a la barraca "Illampu" no como un punto en la línea geodésica, si­no una zona, tal como se quiso obtener y así la línea oblicua de nuestra frontera se hizo recta, recuperando grandes propiedades de nuestros connacionales que pasaron a soberanía de Bolivia.


Publicado por Erik Portillo en "La Guerra del Acre y la Campaña del Manuripi".


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POTOSÍ Y LOS EJÉRCITOS AUXILIARES

  



Por: Franz Gustavo Morales Méndez (*) para ECOS de Correo del Sur. 26 de agosto de 2018.


 La historia de Bolivia es la historia de Potosí; ya algunos renombrados escritores afirman esta tesis. Humberto Vásquez Machicado enfatiza que “la creación de Bolivia encuentra sus orígenes con el descubrimiento del Cerro Rico. Su fabulosa riqueza aurífera y la creación de la Real Audiencia de Charcas, la más vasta y hegemónica en los ámbitos, políticos, judiciales y administrativos en el siglo XVI en América del Sur. Este (el Cerro Rico) sería el cimiento de la nacionalidad boliviana”.


Todo esto porque siempre fue el punto focal sobre el cual se movieron todas las acciones del mundo andino, por ejemplo; no hay que olvidar que los qaraqaras y los incas ocultaron a los españoles el Sumaj Orcko por mucho tiempo; 13 años desde que llegaron al Perú en 1532 y, luego recién en 1545, lo develaron por traición de Paullu Inca. Esto ocurría porque era la huaca más sagrada, junto a Porco, ya que contenía la sangre de sus dioses. En la colonia fue el motivo para que, después de 1545, todo el mundo pusiera los ojos en la mina de Potosí, porque se convirtió en el tesoro más grande que había en todo el planeta.


Cuando se dan los primeros pasos hacia la vida independiente de las nuevas repúblicas, las Provincias Unidas del Río de la Plata se independizan excluyendo a Potosí. Junto a muchos otros, Argentina y Bolivia formaban parte de una sola unidad administrativa y política, que era el Virreinato de la Plata.


Resulta paradójico que, al calor de la euforia y la emoción, por liberarse de la corona española, los héroes argentinos de la revolución de 1810 se hayan olvidado de mantener a Potosí en su territorio siendo que, hasta ese momento, mantenía la economía de la región rioplatense. ¡Vaya error! Cuando se dieron cuenta de esto, desesperadamente quisieron recuperar esta ciudad y acontecieron una serie de hechos.


Al producirse la Revolución de Mayo en Argentina, que eliminaba el Virreinato recién creado y con esto desconocía la autoridad del rey, al no haber sido tomada en cuenta Potosí dentro de las Provincias Unidas del Río de la Plata, junto a las provincias de La Paz, Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz, el entonces Virrey del Perú José Fernando Abascal reincorpora a estas al ámbito peruano por bando de 23 de junio de 1810. Los patriotas de Chuquisaca y La Paz se levantaron un año antes, en mayo y julio, respectivamente, en el Alto Perú.


No hay que dejar de lado que fue Potosí el imán y donde más realistas siempre había. Fieles a la corona, se apresuraron entregarla nuevamente a la jurisdicción del Virreinato del Perú. Ante esta realidad, la reciente Argentina se organiza para recuperar el sostén de su economía; desconociendo lo hecho por los realistas y, ante su craso error, argumentan que “si Buenos Aires deseaba consolidar su independencia, con→ →un Alto Perú realista era una amenaza para su realización”. Además argüían que las provincias altas constituían parte importante del nuevo orden administrativo y que, al ser estas ocupadas por el enemigo, recuperarlas sería el propósito inmediato, procediendo a organizar los ejércitos auxiliares que mandaron al Alto Perú.


Siendo la presa codiciada Potosí, este primer ejército argentino se dirige hacia esta ciudad con 1.200 soldados al mando de Juan José Castelli, el coronel Antonio Gonzáles Balcarce, además de Bernardo Monteagudo y el jefe de tropa Eustaquio Díaz Vélez. En esta trama resalta el hecho de que estratégicamente se adelantó al ejército auxiliar argentino Monteagudo, para llegar a Potosí y secretamente tomar contactos con varios patriotas, a fin de planificar la revolución contra la Corona de España. Con esto se justifica que en las batallas de Cotagaita y luego Suipacha participaron no solo tropa argentina en las filas patriotas, sino también potosinos y tarijeños. También, aunque en menor proporción, cochabambinos, paceños, cruceños y orureños.


Las batallas


Llegaron a la región de Charcas y el 27 de octubre de 1810 afrontaron lo que sería el primer combate de América del Sur, la Batalla de Cotagaita, que significó casi una derrota para los patriotas. En esta contienda, el ejército realista tenía también en sus filas a nativos: el Batallón Provincial de Potosí, que dirigía Indalecio González de Socasa, dragones de Chichas y lanceros de Cinti, un Batallón de Puno, los veteranos del Real Borbón y un cuerpo de Voluntarios del Rey. En total, 1.300 hombres.


La tropa del ejército auxiliar se retira perseguida por el general Córdova a Suipacha, aunque no logra alcanzarlos. Este hecho permitirá que los patriotas fortalezcan sus tropas con refuerzos de Potosí y se enfrente nuevamente en la Batalla de Suipacha, el 7 de noviembre.


Como antecedente de Cotagaita, el presidente de la Audiencia de Charcas, José Vicente Nieto, y el gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, fijaron en este pueblo el centro de operaciones para detener al ejército argentino, desde fines de agosto de 1810, dejando un contingente en la Villa Imperial de la Guardia Cívica, y otras dos columnas realistas con asiento en Puna y Chaquí. El historiador Edgar Valda hace un estudio riguroso de esta batalla, casi desconocida por la historiografía boliviana, citando a los “anales Inéditos de Potosí, 1722 - 1834” (anónimo), además de don Modesto Omiste, que las resumimos como sigue, incluyendo a la de Suipacha:


En la Batalla de Cotagaita, el 21 de agosto de 1810 las tropas realistas al mando de Ignacio Gonzáles de Socasa salieron de Potosí rumbo a Santiago de Cotagaita, lugar que por órdenes de Francisco de Paula Sanz se constituía en el primer fuerte; iban 200 hombres… en donde destacan los abanderados Casimiro Hoyos y su hermano Fermín, llegando el 1 de septiembre, donde empezaron a construir trincheras, fosos, fortalezas… Días después salió de Potosí el presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, con tropas armadas de veteranos marinos de Cuzco, La Paz y Oruro, ordenando además que salga de La Plata el general Córdova. Con el conde de la Casa Real de la Moneda, Felipe Lizarazu, se juntaron en Cotagaita.


El objetivo era atajar el paso del Primer Ejército Auxiliar y derrotarlo (antes de que llegue a Potosí), hecho que consumaron y, luego, el general Córdova persiguió con 300 fusileros a los porteños hasta Tupiza. Los porteños hacían que huir y engañaban a dicho general, rehacían sus pertrechos, municiones y gente; luego de recuperarse, se vuelven a enfrentar en la Batalla de Suipacha que la borraron de la historia por mucho tiempo. Solo se conoce el parte de guerra que envía Paula Sanz en los siguientes términos: “a las 9 del día 7 estaban derrotados por los de Buenos Aires y tomaron la Villa. Llegó a Potosí el Conde de la Casa de la Moneda, Lisarazu, el jueves 8 con la noticia de la derrota y el viernes 9, el gobernador Sanz daba libertad a Barrenechea, Cueto y otros”.


En Potosí, el sábado 10 de noviembre comenzaron las bullas y cargos que hacían por los derrotados. Toda la plebe pasa a la Casa de Gobierno y sacan los cañones de artillería a las cuatro esquinas de la plaza, de donde la multitud sale corriendo por sus bocacalles. El gobernador, que se encontraba en Cabildo con todos sus regidores, es hecho preso ese día. El miércoles 14, a las dos de la tarde, lo cambian de prisión. El 23 de noviembre, Castelli envía un oficio indicando que no entrarían sus tropas a Potosí si no juraban en primer lugar a la legalidad de la Junta de Buenos Aires, para la cual hicieron inmediatamente un Cabildo Abierto y firmaron a favor de la Junta.


Se refiere a que el 25 entró Castelli a las 12:00 con muchas salvas desde la plazuela de la Concepción y en el muladar del matadero. El 2 de diciembre trajeron preso a Nieto y lo encerraron en la Casa de la Moneda… Posteriormente se procedió a preparar su ejecución. Al amanecer del sábado 15 de diciembre, en la plaza habían dispuesto tres banquillos al extremo de abajo del cementerio de la Matriz.


A las 9:00 entraron las tropas armadas del Primer Ejército Auxiliar a la plaza con banderas y música. Media hora más tarde, sacaron a los tres de la Moneda con los ojos vendados y maniatados, al medio de escoltas con sacerdotes que a cada uno les auxiliaba y el “Santo Cristo, padrino o su confesor” Nieto, seguido de Córdova y Sanz los hincaron a los pies de las banderas después de algunas voces y teniéndolos como diez minutos, los levantaron y sentaron en los banquillos, luego les quitaron la vida haciendo fuego. Otras fuentes señalan que el 10 de noviembre tomaron preso a Sanz, los hermanos Matos, Nogales, y Millares y otros patriotas, este hecho causó varias trifulcas que terminaron luego con la participación del Primer Ejército Auxiliar en la muerte de las principales autoridades españolas”.


Los argentinos asumen como la primera victoria de su nuevo país y a favor de su independencia a la Batalla de Suipacha. No mencionan a Cotagaita porque fue una derrota. Se convirtió desde aquel 7 de noviembre en la bandera y en el primer triunfo contra los españoles, y cada año Argentina festeja aquella contienda que sucedió en suelo potosino y con gente boliviana. •


(*) Gustavo Morales es socio de número de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP)


LOS EJÉRCITOS AUXILIARES


Por supuesto, si España luchó a muerte con Inglaterra, Francia y otros reinos por tener y mantener la mina de Potosí, no es de extrañar que Argentina, el Perú, y también España e Inglaterra, a partir de 1810, cuando el inicio de la independencia americana, la quisieran poseer. No les interesaba mucho en ese momento las demás provincias, sí Potosí porque era el sostén, el tesoro de donde salían los recursos para mantener imperios, reyes, ahora a las nuevas repúblicas emergentes.


Sabiendo esto, y habiendo observado como el gobernador Intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, antes de su ejecución, pretendía huir con 300 mil pesos en pasta de oro y plata de lo caudales públicos, pero que fue capturado, el Primer Ejército Auxiliar Argentino, después de su derrota en Guaqui, de vuelta a su tierra, se dirige a Potosí con un propósito, saquear la Casa de la Moneda cuando la población dormía, la noche del 27 de agosto de 1811, Juan Martín de Pueyrredón, en 400 mulas traídas de Samasa Alta, cargó petacas repletas con infinidad de monedas, lingotes y barras de plata junto a otros objetos del metal precioso. El mismo Pueyrredón escribía: “ordené el mayor silencio en la tropa, y mandando quitar todos los cencerros a las recuas para que el ruido no advirtiese de mis movimientos a los que ya miraba como mis enemigos”.


“Al amanecer del 27, se tocó alarma, las campanas fueron batidas a rebato. Los potosinos, salieron en persecución de los cuatreros. Pero luego de muchas escaramuzas, Pueyrredón logra llegar a Tarija, donde igualmente se enfrenta a los pobladores, se dice con un elevado número de bajas en ambos bandos” (Siles Salinas, Jorge. La independencia de Bolivia. Mapfre, Barcelona, 1992). Miles de monedas y barras de plata y oro llegaron a Orán, Argentina que, luego se utilizarán para equipar y organizar el Segundo Ejército Auxiliar. La plata de Potosí, igual que a Europa, daba una vez más alivio y sustento.


También recordar que aquel primer Ejército Auxiliar, que se enfrentó en la Batalla de Guaqui, el 20 de junio de 1811, a las fuerzas del realista JOSE MANUEL DE GOYENECHE, arequipeño de nacimiento, llega después de su triunfo en Guaqui a Potosí, con las mismas intenciones que el primer ejército auxiliar, para luego de abastecerse, marchar hacia la Argentina y derrotar a las fuerzas revolucionarias. Ocurre que, en este tramo, las fuerzas Cochabambinas le hostigaron al extremo, que tuvo que suspender ese viaje, para, con toda su fuerza se desplace hacia Cochabamba y derrote a las fuerzas del valiente Esteban Arze.


Después del triunfo de Goyeneche en las Batallas de Amiraya, el 13 de agosto de 1811 y de la Coronilla, el 27 de mayo de 1812 en Cochabamba, luego de saquear esta ciudad y cometer atrocidades mayores, vuelve a Potosí y, una vez más esta ciudad es objeto de saqueo. Goyeneche se lleva la riqueza guardada en la Casa de la Moneda en cientos de animales pero, a diferencia de los argentinos, no para reabastecer sus fuerzas, sino para su propio beneficio y huir con esas riquezas.


No puede soslayarse la heroica acción de los cochabambinos que, de no ser por su labor, Goyeneche hubiera llegado hasta la Argentina y acabado con la revolución de la Provincias Unidas. Entra entonces en escena el Segundo Ejército Auxiliar Argentino. El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata nombra como nuevo comandante al general Manuel Belgrano en reemplazo de Juan Martín de Pueyrredón.


Una de las primeras acciones del nuevo jefe militar acontece en la Batalla de Tucumán (23 de septiembre de 2012) y luego en la de Salta (13 de febrero de 1813), Belgrano vence a las fuerzas de Pío Tristán, que había sido enviado por Goyeneche. Luego se dirige una vez más hacia el Alto Perú, para recuperar las provincias altas, exclusivamente Potosí. Toda la historia argentina, del Alto Perú (Bolivia), del Perú y España, en este momento preciso, depende de los recursos que salen de la Villa Imperia. Como siempre, de esto no se dijo nada.


El mando militar realista, ahora, estaba en manos de Joaquín de la Pezuela quien obligó a los patriotas a dar batalla fuera de la ciudad. Pezuela derrotó a Belgrano por primera vez en Vilcapujio, el 1 de octubre de 1812, y por segunda vez en Ayohuma, el 14 de noviembre del año 1813.


Ante un nuevo fracaso de recuperar el Alto Perú, Belgrano en noviembre se dirige nuevamente a Potosí, el 18 abandonará esta ciudad. Antes de hacerlo, igual que su antecesor, se lleva la plata y el oro acumulados en la Casa de la Moneda en una centena de animales. Al no poder transportar todo, decide hacer volar este edificio histórico, que no ocurrió por la acción del oficial Anglada, del Ejército Auxiliar, que arrancó la mecha.


En Tucumán, el avance de Pezuela hacia el sur sería detenido por las guerrillas del Alto Perú (Charcas) donde destacan los esposos Padilla, Juana Azurduy y Manuel Asencio. Pezuela explicó después que no siguió su arremetida porque en su retaguardia los charqueños amenazaban seriamente no solo la estabilidad de su ejército sino la situación territorial de Charcas; por este motivo, en la actualidad los hermanos argentinos recuerdan y agradecen esta acción, en especial la de Juana Azurduy de Padilla, a quien nombraron dentro de sus fuerzas armadas generala del Ejército argentino. Sin la acción de las guerrillas del Alto Perú, se dice también, que San Martín no hubiera podido cruzar Los Andes y liberar Chile, porque hubiera tenido que retroceder para combatir al ejército de Pezuela.


Una vez más, los recursos de Potosí, servirán para rearmar las fuerzas militares de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Al mando del general José Rondeau, el Tercer Ejército Auxiliar Argentino llega nuevamente a Charcas, imbuidos por la victoria a los realistas en la Quiaca el 17 de abril de 1815. Una vez más cometen una serie de arbitrariedades no solo en Potosí, también en Chuquisaca. La suerte estaba echada, el 29 de noviembre de 1815, Pezuela derrota a Rondeau en Sipe Sipe, cerca de Cochabamba, con lo que terminaron las acciones de los ejércitos auxiliares argentinos en Charcas, aunque años después, el general argentino De La Madrid ingresa en 1817 hasta Chuquisaca en una incursión breve que no tuvo mayor importancia ni repercusiones.


Lo cierto es que, Potosí y su maravilloso Sumaj Orcko (Cerro Rico), venerada en tiempos pretéritos, ha cambiado el mundo. Europa nació al imperialismo con su aporte; reyes y reinados se alzaron unos y sucumbieron otros al calor de la plata de este monstruo de riqueza. América del Sur emana en arquitecturas social y cultural, a partir de la influencia de la Montaña de Plata.


Argentina, como muchos, está consciente que el Cerro Rico fue el motivo principal para darle nombre a su país, para que con sus recursos, emerjan sus ciudades y se funde Buenos Aires del vientre potosino. El historiador argentino Eduardo Pérez Torres, refiere y acepta algo que a los argentinos se les oculta, que su primer Presidente fue el potosino Cornelio Saavedra; así como el establecimiento del Río de la Plata como Virreinato se debe a la ciudad de Potosí. A decir de Felipe Pigna, también historiador argentino: “Buenos Aires no tenía sentido sin las minas del Potosí, que eran su única razón de ser”. Esta historia común se llama hermandad, integración.


Foto-postal: Potosí a principios del siglo XX.

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// Historias de Bolivia.

MELGAREJO: "TÍRENLE AHÍ; CABALLO Y TODO"


 


 El 27 de marzo de 1865, se aproximaba a La Paz y hallábase en El Alto, cuando se presentó un militar, Vicente Cortez, el mismo a quien él había confiado el mando de la columna de aquella ciudad, al salir para Oruro, y la que, pocos días después, había proclamado al general Belzu. 

Inmutóse Melgarejo al ver a Cortez; éste se acercó a él suplicante, y el general lleno de cólera de dijo: -Usted tiene la culpa de lo que ha sucedido en La Paz con la columna, y ahora me la va a pagar. 

Y como tratase de descargar su revólver sobre el infeliz Cortez, que con una mano se agarró de la pierna del general Melgarejo y con la otra de la brida de su caballo, y el secretario general Muñoz, siempre humanitario y bondadoso,tratara de impedir que el presidente cometiera un asesinato, éste echó pie a tierra, furioso y dijo: 

 - ¡A ver , cuatro rifleros! tírenle ahí; caballo y todo. 

No bien terminó la frase, cuando cuatro esbirros se precipitaron sobre Cortez y lo atravesaron a balazos, acabandole de matar  golpes con las culatas homicidas de sus rifles.


Extracto de El general Melgarejo - Dichos y hechos de este hombre célebre, de: Tomas O'Connor D'Arlach. // Foto: Melgarejo.

QUINTANILLA, EL MILITAR BOLIVIANO QUE CASI LLEGÓ A SER MARISCAL POR "LLUNKERIO"

 



Por: Tomas Molina. 


UN GENERAL BOLIVIANO QUE CASI FUE MARISCAL


El grado de Mariscal es el máximo rango militar, grado que pocos lo consiguieron en los campos de batalla. Así, por ejemplo, el Mariscal Sucre lo obtuvo en Ayacucho derrotando a la milicia del rey y liberando a Sudamérica del yugo español. El mariscal soviético Georgui Zhukov obtuvo su grado derrotando al ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial la más devastadora de la historia. El legendario Mariscal vietnamita Nguyen Giap obtuvo su grado derrotando al ejército de los EE.UU. el más poderoso del planeta… Y, en Bolivia casi tuvimos un Mariscal, porque en esta Viña del Señor hay de todo. El año 1939, a la muerte súbita del presidente Germán Busch, se autoproclamó presidente el General Carlos Quintanilla, un oscuro militar con penosa actuación en la guerra del Chaco y lo primero que hizo fue anular el Decreto – Ley de 7 de junio de 1938, que obligaba a los barones del estaño depositar las divisas extranjeras en el Banco Central de Bolivia. Este general apenas estuvo en el poder 8 meses y, sin embargo, no faltaron en el senado los aduladores de siempre, “llunkus”, y la gran minería que propusieron elevarlo al grado de MARISCAL, para que llame a elecciones y entregue el poder al elegido por el voto calificado. Al parecer Quintanilla sintió vergüenza de que lo invistan con grado tan honorífico de  mariscal y a cambio, por ser devoto católico, pidió ser nombrado embajador ante la Santa Sede. Y, se cumplió su deseo, el nuevo presidente Enrique Peñaranda lo nombró en dicho cargo y libró a Bolivia de una ignominia insólita. Quienes quieran profundizar en el tema les recomiendo leer el libro “EL DICTADOR SUICIDA” de Augusto Céspedes, Pag. 219. 

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Dato


Bernardino Bilbao Rioja fue ascendido al grado de Mariscal del Ejercito de Bolivia por sus acciones en las batallas de Cañada Strongest, Kilómetro Siete, Retoma de Alihuatá y la defensa de Villamontes. El ascenso se lo realizo post morten durante el cuarto mandanto del presidente Víctor Paz Estenssoro, mediante Ley 824 del 3 de abril de 1986.


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Foto: Internet. 

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// Historias de Bolivia.

¡10 DE NOVIEMBRE DE 1932!... DÍA DE LA GLORIA




GUERRA DEL CHACO

Las diminutas tropas de Bilbao, toman posición en la orilla norte del Km. 7 o Campo Candía, en improvisadas posiciones y comienza la defensa desde el día 5 de noviembre, hasta llegar al dia 10 de noviembre de 1932. Mientras los paraguayos arremeten con furia nuestras líneas, tratando de romper nuestro dispositivo; pero nuestras tropas siembran el pajonal de cadáveres. La mañana del 8 de noviembre las tropas paraguayas logran aproximarse hasta los 50 metros de nuestra línea, con la firme intención de asaltarnos previa una preparación intensa de hostigamiento; pero un hábil ardid del Cmdte. de Bat. del Campero, al ver la gravedad del momento, hace pasar en voz alta en toda la línea de defensa; ¡ALISTAR LAS GRANADAS DE MANO!… al escuchar estas órdenes los paraguayos comienzan a retroceder. Es cuando aprovechamos para batirlos, desde los árboles o chapapas a los que retrocedían, haciendo numerosas bajas en las filas enemigas. HASTA ESA FECHA, NO HABÍAMOS RECIBIDO ESTA ARMA, NO TENÍAMOS NI PIEDRAS, MENOS GRANADAS DE MANO PARA LANZAR… La lucha se hace tenaz, los paraguayos con fuertes efectivos arremeten desesperadamente nuestra ala izquierda, centro y el ala derecha respectivamente, con tropas frescas, embriagados con la caña con que son racionados para ser víctimas de nuestras armas. Pero el pequeño Destacamento Bilbao rechaza por donde incursionan, con pérdidas para las tropas de Estigarribia. 

Para el contraataque el 10 de noviembre, los defensores del Km. 7, fueron reforzados con pequeños efectivos del Reg. 50 Murguía,  Abaroa, Chichas, 25 de Infantería y el Destacamento "Z" alcanzando con los del Destacamento Bilbao, con los que se efectuó el contraataque. El Comando paraguayo había dispuesto para el 10 de noviembre un ataque a fondo, con sus mejores tropas frescas para romper nuestra línea a todo trance y cumpla el deseo de almorzar en Saavedra y comer en Muñoz. Fortines que quedaban a S. y O. del Km. 7 respectivamente, con un efectivo de 13.000 bien armados.  

¡10 de Noviembre de 1932!... Día de la gloria. 

Las tropas inician la marcha por el ala izquierda a la hora señalada en la orden, venciendo inauditas dificultades en lóbrega mañana, en un silencio aterrador, mientras las unidades del centro y ala derecha están en apronte, ¡listas para saltar de la trinchera ...! La tensión cerebral se traduce por el trágico silencio, los soldados y oficiales están con los uniformes raídos, las frazadas terciadas a la espalda, se ciñen los cinturones, el morral está con munición racionada, están con las carrilleras aseguradas al mentón, la visera de la gorra levantada en desafío, están los rostros crispados, pálidos y profundos, impacientes esperan la señal de la muerte y el furioso empellón con el enemigo; que nos cree derrotados e incapaces de reaccionar; se mojan las manos con la amarga saliva, para empuñar mejor y más fuerte el arma, que ya está con la bayoneta armada y fuera, que refleja rayos de luz, ante la linterna sorda… llega la hora... ! La voz firme de los Comandantes, aviva y despierta a esa tropa que oye…! ¡Al Asalto...!  es la orden que señala la muerte como un clarinazo de…  ¡¡¡Viva Bolivia…!!!, rasga el aire tibio en ese gran cañadón. Saltan de la trinchera en veloz carrera, con las bayonetas mantenidas horizontalmente, para atravesar a quien osara detener el furioso impulso. Y encuentran a los 60, 80 y 100 mts., a los paraguayos que, tendidos en el pajonal, no atinan a tomar las armas, ante la violenta avalancha. Es cuando comienza la lucha cuerpo a cuerpo, el cuchillo bayoneta entra y sale de esos cuerpos también famélicos, que, al oprimir la cola del disparador, se oye el sordo tronar de cajas toráxicas. Están embriagados de venganza en la acción, es mezcla de alegría en el torbellino del frenesí y de cólera a la vez, es la firmeza de eliminar con ira y rápidamente al enemigo. La batalla canta en la fiebre de la sangre que mana, el olor de la pólvora invade el ambiente y el borbollar de la roja sangre, aumenta la acción emocional, están envueltos en el estallido de granadas de artillería, morteros y ametralladoras y huyen bajo la espesa nube de polvo, ametralladoras por aviones que vuelan a ras del pajonal, bajo el sol opaco de la mañana: el inmenso cañadón está lleno de cadáveres paraguayos, los nuestros son mucho menores. La furia es tal, que el cansancio domina músculos y nervios: se ha ganado terreno, 5 largos kilómetros hasta las 4 de la tarde. Ninguna batalla tiene paralelo como la del 10 de Noviembre, fue tan furiosa, a pecho descubierto y en pleno pajonal, allí nos vimos cara a cara con el enemigo y se combatió a la bayoneta, a golpes de culata, con pala, pico, machete, a cuchillo, a puntapiés y a puñetazos, y tuvo la virtud de hacer cambiar el curso de la guerra. 

La mayor prueba de esta clara victoria, es la declaración del prestigioso militar paraguayo Mayor Antonio Gonzáles, cuando se refiere en su obra "La Guerra del Chaco". dice: "El contraataque del 10 de Noviembre, revela un acertado golpe de vista operativa en la conducción del Comando Boliviano, al mismo tiempo audacia y alto sentido de responsabilidad, al amparo de esta posición logró detener la progresión paraguaya, definitivamente, dando respiro a sus fatigadas tropas y reunir elementos para asumir la iniciativa operativa y estratégica. En cuanto a la moral del soldado boliviano demostró poseerla en alto grado y sus cualidades combativas brillaron muy alto el 10 de Noviembre y posteriormente". —LA BATALLA EN KILÓMETRO 7 EN LA GUERRA DEL CHACO 10 DE NOVIEMBRE DE 1932 – Cnel. Santiago Pol Barrenechea — #cortegosky

12 DE NOVIEMBRE DE 1879 - EL EJÉRCITO BOLIVIANO DERROTA AL EJÉRCITO CHILENO EN "CANCHAS BLANCAS"

 



El coronel Lino Morales encabezó la batalla que evitó la invasión chilena a los departamentos de Potosí y Chuquisaca. Ocurrió el 12 de noviembre de 1879 y causó cientos de bajas en filas chilenas.


Lino Morales de los Reyes nació en la pequeña población de San Lorenzo el 24 de septiembre de 1825, un mes después de creación de la República de Bolivia. Murió en Tarija, en 1923, a los 98 años, enfermo, y casi en el olvido.


El coronel tarijeño fue el comandante de una de las dos batallas que ganó el Ejército boliviano contra Chile durante la Guerra del Pacífico: Canchas Blancas, ocurrida entre el 26 de octubre y el 12 de noviembre de 1879, y que evitó el ingreso de las tropas chilenas a los departamentos de Potosí y Chuquisaca. Según el diario de campaña del coronel Ezequiel Apodaca, comandante del Estado Mayor, el enfrentamiento dejó un saldo de 300 soldados chilenos muertos y 400 heridos.


Por razones políticas, la historiografía boliviana y el Gobierno chileno han mantenido a Canchas Blancas en silencio en los anales de aquella conflagración bélica que cercenó el acceso soberano de Bolivia al Océano Pacífico.


Morales dirigía el batallón Ayacucho que formaba parte de la V División del Ejército, comandada por el polémico Narciso Campero, encargado por el expresidente Hilarión Daza para la reconquista de Calama, que había caído en manos chilenas durante la batalla del Topáter, el 23 de marzo.


Siete meses después, y tras recibir informaciones de los campesinos del lugar sobre una avanzada del Ejército chileno con unos 1.500 hombres, Lino Morales organiza una emboscada en Canchas Blancas (sur de Potosí) con los batallones Ayacucho, Méndez y Granaderos de Tarija.


En su Diario de Guerra, Apodaca registra con detalle una de las gestas militares más destacadas de la historia boliviana.

El 12 de noviembre, desde las cinco de la tarde, los chasquis y algunas patrullas adelantadas traían informaciones del avance de una patrulla chilena.


“A las siete de la noche nuestros vigías vieron la enorme polvareda que levantaba el enemigo, viniéndose con toda franqueza rumbo a la khocha (laguna) de agua, que era la única de la región y ubicada en la base de la garganta de nuestras posiciones.


Calculando su llegada a caballo repartimos las bebidas a nuestros soldados, los que tomaron su merienda hacía una hora y, cuando repartimos la última yambui (tinaja) en el extremo del ala derecha, las tropas chilenas -seguramente sus caballos sintieron la humedad de la aguada que, sedientos se precipitaron en confusión- se lanzaron en desorden polvoriento sobre el agua, y al borde de la khocha se pisaron los unos a los otros, para llegar primero a tomar agua”.


“En ese momento vino la orden, se deslizaron silenciosamente los bolivianos y atacaron frontalmente, mientras que los indios ganan la retaguardia del enemigo para caerse sobre sus provisiones y destrozarles la cerca a pedradas aprovechando la noche”.


“Los chilenos reciben la sorpresa desmontados, y ven caer en masa primero sobre su caballería, los caballos inmediatamente son dispersados o tomados por los nuestros y llevados a buen recaudo, mientras que se sigue acometiendo a lo largo de las columnas chilenas, ya totalmente sorprendidas y confusas, pues con el primer plan se dividió a los enemigos con una maniobra del ala izquierda que se encajó entre ellos, mientras que los de la derecha atacaban a su retaguardia y los indios y parte del Ayacucho”. “Los sanlorenceños del Méndez atacaron a cuchillo y machete limpio al enemigo”, relata Apodaca.


“Desde el fondo de la batalla, se sentía dolorosos ayes cuando las tropas del San Lorenzo hundían sus filos en el vientre enemigo o en la garganta y hasta se vio cuadros de luchas debajo del caballo, cuerpo a cuerpo y escucharse tremendas interjecciones chapacas. Transcurrió más de tres cuartos de hora y los tiros se fueron alejando y conforme íbamos avanzando sobre el enemigo. De rato en rato aún se sentía el silbar de piedras de hondas indias dando caza a algún fugitivo.


En este afán llegó la media noche y los chilenos quedaron destrozados”. “Juan Bautista Ayoroa y sus tropas siguieron persiguiendo al enemigo con la caballería”.


“A las tres de la mañana, están de regreso Ayoroa y Villarpando. Este deseó hablar a sus soldados a quienes solo atina a decirles: ¿Soldaditos. queridos hijos míos y sigue: soldaditos, indiecitos queridos, ustedes han salvado a Potosí y la Patria”.


De parte del coronel Lino Morales, adjunto a la memoria precedente, “se establece como resultado favorable para Bolivia, entre otros, nada menos que 330 muertos y 400 heridos chilenos, 480 caballos, 550 entre mulas y burros, bastante material bélico y especialmente documentación que comprueba que Chile buscaba ocupar Potosí y Chuquisaca”.


El 20 de noviembre, continúa la memoria de Apodaca, “fue muy triste, despedimos a todos los que iban a reunirse con Campero en la región de Tomave, o sea que ahora los vencedores de Canchas Blancas, por orden suprema, retrocedían como vencidos”. Campero – vinculado a intereses mineros bolivianos y chilenos – evitó el posterior avance del Ejército boliviano en la zona, lo que terminó favoreciendo a Chile.


El historiador Rodolfo Becerra afirma: “Cada año los bolivianos rememoramos el sublime sacrificio de Eduardo Abaroa en Calama, pero hemos olvidado una epopeya que siguió con la batalla de Canchas Blancas, en la que el Ejército boliviano le infringió una derrota calamitosa al invasor chileno. Vale la pena recordarlo”.


Publicado en el periodico "El Deber" el 24 de noviembre de 2015

10 DE NOVIEMBRE DE 1921 - EL PRIMER VUELO DE UN BOLIVIANO EN SUELO BOLIVIANO

 



(Por Ramiro Molina Alanes) // Foto: Juan Mendoza en Argentina.


NACIMIENTO Y FORMACIÓN


El primer aviador boliviano, Juan Mendoza Nernuldes, nació en la ciudad de Oruro el 16 de noviembre de 1893; fueron sus progenitores Don Angel Mendoza y Doña Maria Nernuldes, de reconocida prosapia en la sociedad orureña. Guiado por su espiritu aventurero, sus innatas cualidades deportivas y su afición por la mecánica, a la temprana edad de diecisiete años realizó los inéditos "raids" interdepartamentales en bicicleta.


EL PRIMER VUELO


Decidió emprender por su propia cuenta la actividad aerea para demostrar que la aviación en nuestro medio era una realidad tangible.


Es así que, en sociedad con el Sr. Alfredo Etienne, administrador de la renta de alcoholes e intendente de Oruro, adquirió en Buenos Aires un biplano Fiat R-2 de 180 H.P. al que denominó "Cobija", en homenaje al cautivo puerto boliviano del Pacífico. Esta aeronave de industria italiana tuvo un costo de 16.000 pesos argentinos. Asimismo, contrataron al mecánico de aviación Angel Mardesich.


Después de probarlo ampliamente en la capital Argentina, el Fiat fue trasladado por ferrocarril hasta Villazón; pero, debido a los daños que sufrió en el trayecto, fue llevado por la misma via a Uyuni para su correspondiente reparación, aprovechando los equipos y herramientas de


la maestranza del lugar. Después del exitoso primer vuelo de ensayo realizado en Uyuni el 10 de noviembre de 1921, en el que alcanzó los 500 metros de altura, el aviador Mendoza se propuso realizar el raid Uyuni-Oruro-La Paz. Apoyando ese noble propósito, la Escuela Militar de Aviación de El Alto comisionó al Tcnl. Meredia Villarreal para dirigir la construcción del campo de aviación de "Papelpampa", enviando además el combustible y lubricante necesarios.


Fragmento del Artículo "Juan Mendoza, el primer avidor boliviano" del libro "Hitos Históricos de la Aviación Militar Boliviana".

10 DE NOVIEMBRE DE 1932 (Guerra del Chaco)



 "EN KILÓMETRO 7, TRABAJÉ MÁS QUE NADIE, DÍA Y NOCHE, CON UNA PASIÓN LOCA, TENIENDO EN MI MENTE SÓLO EL EJEMPLO DEL TRABAJO DE MIS POBRES PADRES, SIN BUSCAR SITUACIÓN ALGUNA PARA MÍ..."  (Tcnel. Bernardino Bilbao Rioja).


—10 de noviembre de 1932 - Guerra del Chaco —  


"NO PASARÁN!... dijimos al posesionarnos de este campo. Vamos cumpliendo nuestra resolución con fe inquebrantable, haciendo morder al enemigo el polvo de sucesivas derrotas. Aniquilemos a los invasores para que, en el momento oportuno, con los refuerzos que vienen llegando, emprendamos la reconquista de nuestros fortines perdidos  y de todo el territorio detentado desde tiempo atrás por el Paraguay..." !Elevémonos, si es posible, hasta las alturas del heroísmo y rompamos con nuestras bayonetas todos los obstáculos que se opongan a la victoria..." 

"Habéis visto por los prisioneros, como están aniquilados los enemigos y no es posible retroceder ante un adversario que se muere   de hambre y de sed".  

"Señores jefes y oficiales: la indisciplina, la desorganización, el desaliento se vencen con la voluntad y la energía. Conquistad ante   todo la fe y la confianza de vuestros soldados y tendremos asegurado el éxito de la jornada".  "De nuestro esfuerzo y de nuestro sacrificio depende la suerte del Chaco y de Bolivia toda".  —(Fdo.) Teniente Coronel Bilbao Rioja, Comandante del Destacamento—


Resultados del combate del 10 de noviembre de 1932. 

Se ha tomado a el enemigo lo siguiente: Fusiles (más o menos 100).-Am. Liv. 16.- Munición (más o menos) 30.000.  

- Prisioneros (paraguayos) 58.  -Bajas enemigas (cálculo aproximado) 350. Los desaparecidos y heridos paraguayos deben duplicar esta aproximación. 

-Bajas de nuestra parte: Oficiales muertos 3, heridos 7, desaparecidos. Tropa: muertos 40, heridos 179, desaparecidos 87.

— Oficiales que se han distinguido en la acción misma del combate, según el informe de sus Comandantes: del Reg. Campero: Cap. Agustín Castrillo, Ttes. Héctor Saucedo y Ángel Lanza,   Sbtte. Feliciano Quiroz. del Reg. 50 Inf. My. José M. Valdivia; Caps. Jacinto Muñoz y Víctor Críales, Sbttes. Ernesto Rivera, Ricardo   Suárez y Ananías Terán. -El Cmdte. del Reg.  Campos, My. Florián Montán, sugiere la conveniencia de ascenderlos al grado inmediato por su eficiente actuación en todas las acciones de armas que se van librando desde dos meses atrás y como premio a su entusiasmo y dotes personales sobresalientes, de amor a la responsabilidad y consecuencia en el cumplimiento del deber, a los siguientes oficiales: Cap. Sinforiano Bilbao, Tte. Rufino Mendoza, Desiderio Rocha y Alfredo Pacheco. -Merecen ser ascendidos al grado de Sub-oficial por su brillante comportamiento el Sgto. Corsino Soria del Reg. Inf. 4. Se han distinguido por su valeroso comportamiento los siguientes: cabo Audaz Lavandez y Sold. Ramón Lazcano del Reg. Inf 5; cabo Alejandro Avendaño de la Comp. Saucedo; Solds. José Barrientos, Natalio Lema, Leandro Jareta, Salvador Chávez, Zacarías   Aramayo y Francisco Justiniano de la Comp. Lanza. Cabo Luis Q. Paredes y Armando Sanabria, Solds. Tiburcio Rojas, Alejandro Martínez, Benigno Ferrufino, Juan Quisbert, Pedro Andeveres, Walfredo Vargas, Luis Cornejo, Pablo Márquez, Emilio Laura, Felipe Inofuentes y Casimiro Riveros del Reg. Campos.  

EL SBTTE. ANANÍAS TERÁN, EN ACCIÓN HEROICA Y DIGNO DE UN BRAVO MILITAR BOLIVIANO, LOGRÓ CAPTURAR 8 PRISIONEROS PARAGUAYOS. — (Fuentes A. Vergara V.- libros varios) #CORTEGOSKY

A MI PATRIA, DEL SOLDADO HUMBERTO VISCARRA JEMIO (Poesía escrita en las trincheras, durante la guerra del Chaco)

 


Poesía escrita en las trincheras de combate por el Soldado Humberto Viscarra Jemio 

 

A MI PATRIA.                   

          

Patria mía, tierra fecunda;

quien pudiera cantar, 

en sonoras estrofas

Les heroicas hazañas de tus hijos


Cuantas Guerras desastrosas

desgarraron tu seno; 

Sangre de titanes

regaron tu suelo.


mientras en tus nevados picos,

El Condor de los andes, 

altivo levanta al vuelo

como señal de victoria.


Ni las tormentas que con furia soplan,

detienen su rápido vuelo, 

imponente cruza el inmenso espacio; 

arriba al cielo,

a tus pies el orbe.


En vano las espadas de Junin y Ayacucho lucharon con denuedo,

por aquello sublime que es la libertad;

pero libertad patria mía, 

libertad no hay.


Tantas naciones en el mundo,

ríen su orgullo; 

como el condor en el nevado pico,

atisva su presa,

que va ha ser victima 

en al terrible festín.


Así Patria mía,

quisiera entre las naciones del mundo,

verte grande muy grande, 

como grande es cielo.


Foto: cosrtesía: Consuelo Delgado.

EJÉRCITO DE BOLIVIA, FORJADOR DE LA PATRIA

 


Ejército de Bolivia - Forjador de la patria

1. GUERRA DE INDEPENDENCIA (1809-1825)


Se denomina de esta manera al proceso independentista de los territorios que ahora ocupa el Estado Plurinacional de Bolivia. El Ejército nace con la victoria del 14 de noviembre de 1810 en los campos de Aroma, cuya actuación en este proceso forjará y sellará definitivamente la independencia de Bolivia; durante 16 años los patriotas se enfrentaron al Ejército realista, a pesar de los recursos limitados, materializaron la victoria.


Chacaltaya, Cotagaita, Suipacha, Aroma, Guaqui, Vilcapugio, El Pari y Tumusla son algunas de las batallas donde se inmortalizó la bravura de nuestros antepasados, a quienes rendimos sentido homenaje en el mes aniversario del Glorioso Ejército de Bolivia.


2. INVASIÓN DE BRASIL A LA PROVINCIA CHIQUITOS (1825)


Nuestra rica y dilatada extensión territorial, despertó muy pronto la codicia de nuestros vecinos.

En 1825, año en que Bolivia nacía a la vida independiente, Brasil habia iniciado la invasión a la provincia de "Chiquitos". Por disposición del Mcal. Sucre, el batallón 2do. de "Cazadores" marchó de inmediato para hacer frente a la invasión. Aproximadas las tropas a la capital de "Chiquitos", los invasores emprendieron retirada. 


Un destacamento emprendió persecución a las tropas invasoras, quienes fueron sorprendidas en el sector denominado "Arenalitos" donde se sostuvo combate, en seguida los invasores sobrevivientes se declararon en derrota y cruzaron la frontera.


3. GUERRA DE CONFEDERACIÓN CON PERÚ (1835-1836)


Al asumir la presidencia del Estado en mayo de 1829, el Mcal. Andrés Santa Cruz, emprendió el fortalecimiento del Ejército, con el fin de unir a Perú y Bolivia en un solo Estado confederado. Después de imponerse ante el presidente peruano Orbegozo, Santa Cruz a la cabeza del Ejército boliviano, invadió territorio peruano en junio de 1835. El primer triunfo de nuestro Ejército tuvo lugar en los campos de Yanacocha. Después de las acciones de Ninabamba, Ananta, Gramadal y Uchumayo, el Ejército boliviano selló su triunfo en los campos de Socabaya, derrotando al Ejército y fusilando a su Comandante. 


La campaña terminaba de forma victoriosa, haciendo posible la concreción de la Confederación Perú-Boliviana.


4. GUERRA CON ARGENTINA (1837 - 1838)


La confederación Perú-Boliviana representaba, al entender de los Gobiernos de Chile y Argentina, una amenaza para sus intereses. Por esa razón el presidente argentino declaró la Guerra a Bolivia en mayo de 1837.


Por disposición del Mcal. Santa Cruz, 2300 hombres al mando del. Gral. Braun, marcharon desde TUPIZA hacia el sur; en las alturas de SANTA BÁRBARA se desató combate con tropas argentinas, donde nuestro Ejército resultó vencedor. Tras la victoria de nuestras fuerzas en IRUYA, la derrota argentina fue sellada en la batalla de MONTENEGRO el 24 de junio de 1838, lugar donde nuestro Ejército al mando del Gral. Braun destruyó dos divisiones argentinas.


5. GUERRA CONTRA LA CONFEDERACIÓN (1836-1839)


En septiembre de 1837, zarpó una división al mando del Gral. Blanco Encalada con el propósito de destruir la Confederación Perú-Boliviana; propósito que le fue negado en PAUCARPATA, lugar donde el Comandante chileno firmó la capitulación de sus tropas ante nuestro Ejército, para después retirarse. 

El gobierno chileno desconoció este acontecimiento, indicando que, el Gral. Blanco Encalada se había extralimitado en sus atribuciones. 

De esa manera se reiniciaron las hostilidades; movilizando una fuerza de 7000 hombres al mando del Gral. Manuel Bulnes. 

La confederación fue derrumbada en enero de 1839 con la derrota de las fuerzas confederadas en la batalla de YUNGAY.


6. CAMPAÑA CONTRA PERÚ (1841)


La invasión peruana de 6500 hombres a la cabeza del Gral. Gamarra, se produjo en septiembre de 1841, luego de la asunción a la presidencia de Bolivia por parte del Gral. José Ballivián. El momento decisivo había llegado después de haberse combatido en Chonchocoro, Huarina, Tiquina y Mecapaca. Nuestras fuerzas estaban constituidas por un efectivo de 3782 hombres.


Ambos Ejércitos se encontraron el 18 de noviembre de 1841 en los campos de INGAVI, lugar donde el Ejército boliviano, al mando del Gral. José Ballivián, selló la victoria para nuestras armas, dando muerte al presidente y Comandante en Jefe de las fuerzas peruanas, Gral. Agustin Gamarra.


7. GUERRA DEL PACÍFICO (1879 - 1883)


Después de la invasión chilena a territorio boliviano en 1879, el Gral. Daza, al mando de 2165 hombres, pobremente armados arriba a Tacna en abril del mismo año, con la intención de embarcarse hacia el litoral boliviano ocupado; sin embargo, Perú no tenía en sus planes marchar a pelear por el territorio boliviano ocupado. Se había combatido en Pisagua, Tarapacá y San Francisco, el 26 de mayo de 1880, el Ejército aliado se enfrentó al Ejército invasor en "El Alto de la alianza". La victoria fue para las fuerzas enemigas.


El Ejército boliviano retornó a nuestro territorio, después de haber derramado valientemente la sangre de los nuestros en defensa de territorio peruano.


8. GUERRA DEL ACRE (1899 - 1903)


El Estado Mayor General había fijado las rutas de La paz, Cochabamba y Santa Cruz para la marcha de los contingentes que debían cubrir 2000 Km para trasladarse al teatro de operaciones. Dividida en dos campañas, la Guerra del Acre comienza en mayo de 1899 y termina con la victoria de nuestro Ejército en el combate de PUERTO RICO y posterior firma del "Modus vivendi" en Marzo de 1903.


A pesar de las victorias obtenidas por un reducido Ejército boliviano de 1100 hombres desplegados en el teatro de operaciones, la diplomacia se encargó de firmar el Tratado de Petrópolis en octubre de 1903, por el cual el estado boliviano cedía a Brasil 187, 836 km2. de selvas ricas en goma.

ESTAFETA BOLIVIANO CAPTURA TRES PRISIONEROS PARAGUAYOS, ELIMINA A UN TENIENTE Y ONCE SOLDADOS ENEMIGOS…

 


GUERRA  DEL CHACO - KILÓMETRO 7

«Los pilas obedecieron la orden inmediatamente, y cayeron como prisioneros en poder nuestro. Volvió después el estafeta Villegas nuevamente al sitio anterior, y logró recoger la ametralladora, después regresó nuevamente y se trajo once fusiles, en dos viajes más que hizo...»

ESTAFETA BOLIVIANO CAPTURA TRES PRISIONEROS PARAGUAYOS, ELIMINA A UN TENIENTE  Y ONCE SOLDADOS ENEMIGOS…


«Arriba las manos! Al oír la enérgica voz del soldado, sorprendidos  los  pilas, se arrodillaron pidiendo perdón a sus vidas…»

Muchas historias se escribieron sobre la Guerra del Chaco…muchos héroes anónimos brillaron por sus acciones frente al enemigo. Pero al pasar el tiempo fueron olvidados o simplemente sus hechos eliminados de nuestra historia. A continuación rescatamos la crónica de un valiente; en el relato que hiciera el corresponsal Francisco Villarejo, para la Revista Semana Gráfica en diciembre de 1932.

 “En la tarde del día ocho de Noviembre de 1932, poco después de la una, una fracción paraguaya que con mucha audacia,  había llegado a situarse hasta unos cincuenta metros de nuestras posiciones, nos tenia constantemente hostigados con su ametralladora liviana que, entre el fuego del combate nos era difícil ubicarla. El estafeta Villegas tomó su fusil y después de indicar a su capitán que iba tostificar al pilita se fue arrastrándose hasta un árbol cercano, desde donde pudo ubicar la situación de la ametralladora. El sirviente de la ametralladora, que era un negro (seguramente un moreno y donde el sol hizo su trabajo)  alto y corpulento, fue el primero en caer bajo el certero disparo del estafeta. A poco caían los dos acompañantes de la pieza de trípode  que tenían en acción. Después llamo con toda prudencia a su oficial. Ambos se colocaron en el árbol de tal manera, que bajaron a ocho individuos más que se acercaban pretendiendo recobrar la pieza abandonada.

Cuando esté obscureciendo, mi capitán dijo Villegas, voy a recoger esos fusiles y la ametralladora liviana: pero, presa de quietud audaz, no esperó a que anocheciera, salió de su posición a las cinco de la tarde, hora en que había un intenso tiroteo. Avanzó unos 25 metros arrastrándose, por entre el pajonal y se encontraba próximo al sitio de la ametralladora. cuando logró ver los pies de cuatro soldados paraguayos que estaban de bruces detrás de un tronco bastante grueso esperando el momento oportuno para llevarse la pieza, dejada por sus compañeros. Resolvió hacer un acto de audacia; hizo con toda prudencia un rodeo y cortándoles la retirada se incorporó y  gritándoles, en voz alta les dijo:

¡ Arriba las manos!

Al oír la enérgica voz del soldado, sorprendidos los paraguayos, se arrodillaron pidiendo perdón por sus vidas, pero al percatarse de que era un soldado, el que los había sorprendido, el oficial de ellos, trató de sacar su revólver que fue visto por Villegas, a quien le desencajo un certero disparo en la cabeza, dejando muerto al teniente paraguayo.

Los tres paraguayos restantes quisieron darse a la fuga, pero Villegas uso una estratagema:

!Compañeros levántense, estos paraguayos están queriendo correr y revolviendo entre los guaraníes les dijo: al monte carrera mar!!!... Los pilas obedecieron la orden inmediatamente, y cayeron como prisioneros en poder nuestro.

Volvió después el estafeta Villegas nuevamente al sitio anterior, y logró recoger la ametralladora, después regresó nuevamente y se trajo los once fusiles, en dos viajes más que hizo. Al hacer el último viaje, Villegas fue descubierto por el enemigo que le envió instantáneamente una ráfaga de ametralladora que por fortuna, no dio en el blanco, habiendo sido demasiado alta.

Por esa acción el estafeta Villegas fue ascendido inmediatamente y en el mismo campo de batalla al grado de Sargento. Era ya cabo por una acción igualmente heroica en Yucra, por su comportamiento en toda la campaña, que era admirable”. 

El Tte. 2° Pastor Rolón López (paraguayo), en relación a la batalla de Kilómetro 7,  comentaba al ser capturado: "Caray, qué prendida. como será de mis pobres... Si siguen atacando no ha de quedar uno para contar la historia…"

También el Tte. Cnel. paraguayo, Nicolas Delgado, mencionaba acerca de Kilómetro 7, "Al final de la batalla, unidades de 1.200 plazas, se vieron reducidas a menos de 300 y los defensores de Saavedra continuaron firmes en sus posiciones".

(Por: Oscar Córdova Ortega – Publicado en la revista Historias de Oruro).

SOBRE LOS PRESIDENTES DE BOLIVIA

 


DATOS IMPORTANTES para tomar en cuenta sobre la historia presidencial del país.


OJO! en Internet existen contradicciones y errores hasta groseros, por lo que he realizado en las últimas horas una revisión bibliográfica y de fuentes serias, en muchos casos aún hay confusiones como los lugares de nacimiento o las causas de muerte, como el caso de Germán Busch(*). 


-79 gobiernos, 80 con el nuevo. 

-66 presidentes en total.

-36 presidentes militares. 

-29 presidentes civiles.  

-1 presidente que también fue del Perú. 

-11 presidentes asesinados de los cuales 4 en

fueron en pleno ejercicio como gobernantes. 

-1 presidente que se suicidó. (*) 

-8 expresidentes aún viven.


LUGAR DE NACIMIENTO:

-La Paz: 27 presidentes. 

-Cochabamba: 18 presidentes. 

-Chuquisaca: 11 presidentes. 

-Potosí: 4 presidentes. 

-Tarija: 3 presidentes. 

-Santa Cruz: 3 (*) presidentes. 

-Beni: 2 (*) presidentes.

-Pando: 1 presidente. 

-Oruro: 1 presidente. 

-Venezuela: 2 presidentes. 


GOBIERNOS MÁS LARGOS ININTERRUMPIDOS:

-Evo Morales 13 años y 10 meses. 

-Andrés de Santa Cruz  9 años y 11 meses. 


GOBIERNOS MÁS CORTOS:

-Pedro Blanco: 6 días. 

-Eusebio Guilarte: 10 días. 

-Alberto Natuch Busch: 15 días. 

-Nestor Guillén Olmos: 27 días. 

-Sebastián Ágreda: 30 días. 

-Junta Militar de 1981: 1 mes. 


PRESIDENTE MÁS LONGEO al momento de jurar a la presidencia: 

-Víctor Paz Estenssoro: de 78 AÑOS. 


PRESIDENTES MÁS JÓVENES:

-Antonio José de Sucre: 30, asesinado. 

-Pedro Blanco: 33, asesinado. 

-Germán Busch: 33, suicidio(*). 

-Jorge Cordova: 33, asesinado. 


Texto de: Pablo Michel.

DUELO DE HONOR ENTRE UN ESCRITOR Y UN MILITAR / JESÚS LARA Y PEÑA Y LILLO.

 



Por: Tomás Molina. 


En el pasado las disputas políticas, litigiosas, amorosas y hasta  familiares se saldaban por la vía atroz del duelo. Y, Bolivia no fue ajena   a este método brutal de reparar ofensas, resabio de la barbarie de tiempos pasados. El año 1938, el escritor Jesús Lara publicó su libro de memorias sobre la Guerra del Chaco,  “REPETE”, en el que hacía una crítica sobre la desastrosa conducción de la guerra por parte de algunos oficiales de nuestro ejército, que nos llevaron a la derrota. Publicado el libro un coronel de apellido Peña y Lillo, instigado por sus camaradas y con la intención de escarmentar al escritor lo desafió a duelo. Jesús Lara se vio obligado a aceptar el reto, no obstante la enorme desventaja, a espaldas de su familia. El campo elegido fueron los predios de la Laguna Alalay, a la que ambas partes acudieron con sus padrinos y médicos. Era el 11 de febrero de 1938 y Lara se encaminó al campo del honor. Pero mejor cedámosle la palabra “…en el trayecto me sentí invadido de miedo. Yo había manejado el cañón y el mortero y el fusil; mas nunca había empuñado el revólver. En cambio, mi adversario, como militar, se entendía seguramente a maravilla con esta arma, pues en el Chaco le había visto siempre con un grueso revólver pendiente del cinto. Por otra parte, dentro de breves momentos me vería delante de un arma de fuego tendida contra mí lanzándome una, dos, quién sabe cuántas balas, una tras otra. Sin considerar la pericia del contendor, inclusive la casualidad podía hacer que un plomo viniese a alojarse en mi cabeza o en mi pecho. Con todo, como hacía en la línea de fuego en los momentos difíciles, hice de mis nervios un haz y los empuñé fuertemente. Entretanto llegamos al lugar. El adversario ya estaba allí, de pie junto a su automóvil. Lo encontré blanco como el papel. "Bien -pensé entonces- él tiene más miedo que yo", y una ráfaga de confianza vino a refrescarme el ánimo…Tras un cambio de ideas, los padrinos midieron la distancia, sortearon las armas, etc. A mí me tocó ocupar el lado sur y allí, en la raya me coloqué de espaldas al adversario. El juez de campo, coronel Barrientos, nos llamó a la reconciliación. Yo esperé que Peña y Lillo se pronunciara; él denegó la proposición y a mi vez dije que mantenía los términos expuestos en mi libro. Entonces se produjo la señal convenida. El adversario disparó antes que yo. Vi que había ejecutado una perfecta media vuelta, como buen militar, aunque el zumbido de su bala no me llegó al oído. En cambio, vi que mi bala levantaba menudos penachos de polvo en el suelo, en la dirección de su cuerpo. Entonces, me dije, bastante alentado: "No lo he hecho muy mal". El juez de campo nos volvió a exhortar, pero Peña y Lillo exigió que continuara el lance. En el segundo disparo también él se me adelantó. Entonces, ya sobre seguro, opté por tirar sobre un charco que había en medio, algo a un costado, de suerte que mi bala produjo un muy pequeño rebullido en el agua. Con lo que el juez de campo dio por terminado el lance. Luego corrió a abrazarme, con una frase muy amable, el coronel de la Riva y añadió: "Ahora todo el agravio se ha borrado; ustedes tienen que darse la mano" "Yo no tengo inconveniente, mi coronel", le dije. Me condujo del brazo al punto, donde, inmóvil y rodeado de los otros padrinos y de los médicos, se hallaba mi adversario. Llegado delante de él, en silencio le tendí la mano. Él no me la tomó; al contrario, me dijo: "No puedo darle la mano" o alguna otra cosa parecida, aunque no pidió que se prosiguiera el lance...”

 El militar tenía el apoyo de sus camaradas, pero Lara tenía el apoyo de todos los ex combatientes del Chaco agrupados en una Federación y de haberle ocurrido algo malo, con seguridad los militares la hubiesen pasado mal. Eso es todo por hoy. Saludos.

SUIPACHA, PRIMERA BATALLA VICTORIOSA DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA

 


Batalla de Suipacha, 7 de noviembre de 1810

Primera Batalla victoriosa de la independencia americana


Por: Sisinia Anze.


Nadie imaginó que las revoluciones de Charcas y La Paz iban a tener trascendencia en Buenos Aires y que, después de un año, convencidos de que era posible vencer al imperio español, enviarían un ejército auxiliar para llevar a cabo dicha empresa. Fue en territorio chicheño, al sur de Potosí, donde las tropas españolas se enfrentarían al ejército auxiliar, primero en Cotagaita y luego en Suipacha. Esta no es sólo la historia de una batalla, es la historia de la resistencia de un pueblo sin fronteras, la historia de la lucha por nuestra libertad.


Comparto con ustedes un capítulo de un libro inédito que pienso publicar en el fututo, donde se da un pantallazo de lo que ocurrió ese miércoles 7 de noviembre de 1810. Espero lo disfruten.


Población de Nazareno, 6 de noviembre de 1810.


En el campamento, reunidos en una de las tiendas, se congregaron los comandantes de las diferentes tropas patriotas.


-Señores, permítanme presentarles al mayor González Balcarce, comandante del ejército auxiliar de Buenos Aires -dijo Martín de Güemes, capitán del ejército argentino, señalando al oficial que acababa de asomar por la puerta-. Mayor, le presento al comandante José Antonio Larrea, teniente coronel del Regimiento Tarija, en representación del marqués de Yavi.


-A sus órdenes, general -saludó, Larrea estrechando la mano del oficial-. Quiero presentarles a don Pedro Arraya, ahora comandante de las valerosas tropas chicheñas.


-Señores -saludó, Arraya, agarrando el ala de su sombrero.

Todos los presentes daban a conocer sus impresiones sobre la inminente contienda y parecía que no lograban llegar a un acuerdo.


-Señores, les agradezco estar aquí reunidos para tomar revancha contra los infames realistas.  entenderán que abordaremos temas de alto secreto militar, tanto así que deberemos abordarlos con la mayor discreción -dijo Balcarce, dirigiéndose a Larrea, Güemes y Arraya, y mirando de soslayo al grupo de indígenas que conversaban a un lado del patio.


- Señor, con el mayor respeto, los señores aquí presentes son nuestros hermanos y representamos a las valientes tropas chicheñas y puedo asegurarles su incondicional lealtad…


-Uno nunca sabe -interrumpió Güemes, ocasionando el disgusto de Larrea.


-Si es que podemos escuchar de sus excelencias cuáles son sus sinceros propósitos.


-Por supuesto. Soy el mayor general Antonio González Balcarce, he sido designado por el doctor Juan José Castelli y la Junta de Buenos Aires para hacer entender a los señores realistas que estas tierras hace mucho que tienen el ímpetu de gobernarse por sí solas. La revuelta del 25 de mayo en Buenos Aires ha asentado todas las bases de lo que será la nueva forma de gobierno de nuestra América.


-Con las disculpas, aquí en el norte tampoco hemos sido huérfanos de ideas, mi general. Tomando en cuenta el levantamiento de julio en La Paz -opinó Larrea-. No se olvide que en Chuquisaca se dio la primera revolución de toda  nuestra América, desde entonces estas tierras no han dejado de ser sedientas de libertad, pero hemos tenido que tener mucha paciencia.


-Por eso estamos aquí, mis señores, para encontrar la fórmula de repeler el inminente ataque que ansía Córdova -ratificó Balcarce.


***


Fuera de la tienda, un grupo de indígenas esperaba a que terminase la reunión para hablar con Arraya.


-El río, la pampa, toda la intemperie -dijo uno de ellos, menando negativamente la cabeza.


-No entiendo cómo quieren combatir ahí -contestó otro.

-Nos van a aniquilar. 


-El río no representa una ventaja táctica.


-Nuestras fuerzas están en las montañas y en los cerros.


 -Sí, pero desde arriba podemos ser de mucha ayuda.


***


-Capitán, Güemes, infórmeme, ¿cuál es el estado de esta situación? -preguntó Balcarce.


-El doctor Castelli nos envió 200 hombres desde Yavi, más dos piezas de artillería que arriban esta noche. Tengo 60 jinetes gauchos leales a mi confianza desde salta, y 300 hombres que José Antonio Larrea reclutó en Tarija.


- ¿Las tropas han estado recibiendo su paga?


-Hemos reducido la paga de los soldados para que no caiga en manos del enemigo.


-Tenemos a los soldados lejos de casa, desmoralizados y sin un peso en el bolsillo -reclamó Balcarce.


-Y la plata de Potosí entera a disposición de Córdoba, mi general.


- ¿Éstas son órdenes de Castelli o suyas? ¿Por qué no se me informó?


-Caballeros, por favor. No se olviden que tenemos un ejército de patriotas, conformados por hombres de Tarija, Cinti, lugareños, chicheños, todos con la única ambición de recuperar su libertad -apuntó Larrea.


-Aunque estamos armados de hondas, flechas, machetes y lanzas, tenemos a nuestro favor que conocemos el terreno como la palma de la mano, y puedo jurar por mi vida la lealtad de estas tropas -agregó Arraya.


-Confío en que la lealtad de la que me habla se convierta en nuestro principal aliado -sentenció Balcarce.


- El enemigo desde Cotagaita nos duplica en número, tienen el triple de artillería y nuestros informantes nos indican que están mandando refuerzos desde Charcas -reportó Güemes.


-Seguro Córdoba ha llegado a Tupiza siguiendo nuestras huellas, y así como ha debido ver la misma gente que nosotros vimos, también ha de haber hablado con alguno de ellos -afirmó Arraya.


-Sigo sin entender su argumento -manifestó Balcarce.


-Por aquí muchos me conocen a mí y a mi familia, y he dado las órdenes a mis tropas de que les indiquen la forma en la que tienen que responder si preguntan por nosotros. El escenario que les he contado sobre nuestra situación no es nada alentador -aseveró Arraya.


***


En el campamento realista el general Córdova estaba ultimando detalles con sus hombres, cuando interrumpió uno de sus soldados que escoltaba a un indio del lugar.


-¿Es usted el que andaba metido con el ejército  traidor? -preguntó el general realista Córdova. 


-Su excelencia, yo no tengo nada que ver. Voy llevando la cosecha para vender en potosí -contestó el indígena.


-Tiene sus papeles al día, mi general -intervino un oficial realista.


-¿Qué más tiene para informar? -preguntó altanero Córdova. 


-Lo que ya le he dicho, el comandante Güemes me ha implorado unirme al Ejército. Me ha preguntado si mis hermanos podrían luchar.


-Y ¿con qué van a luchar? Con tomates -se burló el oficial.


-Los mismos sol-Lo que ya le he dicho, el comandante Güemes me ha implorado unirme a la hueste. Me ha preguntado si mis hermanos podrían luchar.dados me han aconsejado que vuelva a mi pueblo. Están en una campaña sin sentido.


-Sabio consejo, hijo. Haces bien en escucharlo.


-Gracias su excelencia. 


- ¿Qué más?


-Hay dos cañones en malas condiciones. Municiones muy pocas. Señor, los soldados no están preparados para el Ejército, la mayoría de los reclutas son indios y campesinos con poco conocimiento militar. Todos quieren volver a sus casas.


-Están acabados -musitó Córdova-. ¡Déjalo ir! 


-Vete, hijo, vete.


El indígena alzó su bulto, lo acomodó sobre el hombro y se fue al trote por el campo abierto.


***


-Le agradezco sus intenciones por levantar la moral del enemigo, pero con rumores no se ganan batallas -dijo Balcarce al indio que regresó del campamento realista-.  Hagamos que los 200 hombres que llegan de Yavi esta noche descansen todo lo que puedan para que por la madrugada sean los primeros que vea Córdoba en nuestra vanguardia -planificó, mirando a Güemes. 


-Voy a cubrir el flanco izquierdo con mis jinetes, si hay una posible embestida de Córdoba con su caballería, ahí vamos a estar nosotros -aseguró Güemes.


-Larrea, usted formará detrás de nuestra vanguardia y esperará nuestras órdenes para apoyar nuestra ofensiva. Las tropas de nativos de las tierras altas esperarán nuestras órdenes para seguir apoyando la ofensiva o, de ser necesario, cubrir la retirada.


-No tenemos por qué retroceder -contestó el jefe de la tropa de indios.


-¿Pero qué es esto? -se sorprendió Balcarce.


-Mi señor, con todo el respeto, creo que no nos ha escuchado cuando le dijimos que tenemos a favor toda la lealtad y el conocimiento del terreno -aseguró Larrea.


-Antes de tomar una decisión déjenos contarle las características de estas tierras que se convertirán en el principal aliado en el campo de batalla, general -solicitó Arraya.


***


Esa noche, extrañado de ver una cantidad inusual de fogatas, el general Córdova escrudiñaba con su catalejo el campamento patriota, al otro lado del río.


-Habla, hijo. ¿Qué hacen? -preguntó el general a un  prisionero custodiado por un soldado realista.


- Se llama vela de armas. Es para que mañana funciones bien sus armas si ningún contratiempo.


-Yo creo que se arrepienten de todos sus pecados y que mañana, nuestro señor, les conceda gracia de tropezar y caer sobre su misma bayoneta -sentenció con ironía-. ¡Retira! -ordenó de un grito.


Un soldado se llevó al prisionero del brazo.


***


Suipacha, campo de batalla, 7 de noviembre 1810


El ejército auxiliar, los Chicheños, los gauchos de Güemes, los tarijeños y los lugareños voluntarios se acomodaron en los campos de Suipacha, separados del enemigo por el río Suipacha. 


Un oficial realista, a caballo y sosteniendo una bandera blanca, se acercó a los patriotas que ya estaban formados en el campo de batalla y entregó a Balcarce la carta del general Córdova. Éste la tomó y la leyó.


“Soldados del ejército de Buenos Aires: El Mayor General del Perú, Comandante de las tropas de operaciones, está a la vista y os habla por este papel, para deciros que teniendo a su mando las tropas aguerridas que os vencieron el 27 del pasado, y la fuerte guarnición veterana de Charcas que se le ha unido posteriormente, os va a atacar de firme y en término que no podéis dejar de ser envueltos: si queréis disfrutar de los bienes que están gozando vuestros compañeros pasados a mis banderas en el acto de la acción, venid a mí. 


El que me traiga fusil percibirá en el acto 30 pesos, el que venga sin él 15, y el que me conduzca un oficial le daré 500, el que despreciare mis consejos sufrirá la muerte irremisiblemente. Voy a levantar dos banderas, luego que esté a vuestra vista, la una será blanca, y señal de paz, la otra es roja indicando guerra; elegid y tened entendido, que si antes de recogerlas no os presentáis, arbolaré la negra que es la señal de ataque, sin dar ni admitir cuartel: vuestra suerte pende de vosotros mismos, y luego que venciéndoos estéis en mi poder como lo espero, no os quejéis pues cierro los ojos al perdón”.


El general Balcarce, ofendido, arrugó la hoja de papel y la tiró al suelo .


-¡Levantar los pendones  negros! -gritó Balcarce-. ¡Tropas del ejército auxiliar, al ataque! -arrancó a todo galope, levantando en alto su sable.


-¡Por la patria! -gritó Güemes, sable en alto.


-Envíen la caballería -ordenó enérgicamente Córdova, al ver a los chicheños retroceder.


Las tropas de Córdova se posicionaron a la derecha y al frente de los patriotas, en los taludes y barrancas. Una parte de su infantería se puso en la delantera, se atrincheró en las cunetas, y desde ahí prendieron fuego provocando el retroceso de los patriotas. 


Balcarce, que tenía la masa de su ejército oculta en una hondonada y estaba a la espera de lo planificado, cayó improvisadamente derrotando a los realistas que huían desordenamente, perseguidos por la caballería patriota.


A lo que quedó de aquel ejército español, no le quedó otro camino que correr por su vida, abandonando armamento, mulas, monturas, toda su artillería y sus municiones. Después de esta derrota Córdoba se sometió a la junta de Buenos Aires y sólo fue cuestión de tiempo para que siglos de despotismo también se sometan a la voluntad de la patria. Si la historia siempre nos enseñó que la independencia no las regaló un hombre que blandía su sable montando un caballo blanco, hoy podemos dejar de creer solo en leyendas y tener la certeza que nuestra libertad la consiguieron hombres con sueños tan reales como lo fueron sus palos y sus piedras.


Cuadro de la Batalla de Suipacha

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1 DE NOVIEMBRE DE 1934, TODOS SANTOS (Guerra del Chaco)



 1° de noviembre de 1934, Todos Santos. (GUERRA DEL CHACO)


Ha venido temprano la  banda de música del fortín. En este momento va oyéndose un wayñu, cuya melancolía arcaica y dulce inunda el corazón. Nada hay como la música para volcar el cofre de los recuerdos. Los recuerdos se hacen melodía, embriagan como un perfume y transfiguran como la misma felicidad. El pobre soldado se siente dueño de la más ligera de las naves y boga por el azul luminoso del espacio, hasta llegar allá a los valles generosos donde existe un huerto humilde, oculto entre árboles que nunca niegan su sombra en las canículas y rodeado de ro­sales en que cada rosa se abre como un corazón hospitalario... (Jesús Lara, 1934).

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