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LA PRORROGA DE WALTER GUEVARA ARZE (1979). DE LA DEMOCRACIA AL MILITARISMO (Parte III)

Guevara (Wikipedia)
 

Por: José Antonio Loayza Portocarrero / septiembre de 2019.

Todo empezó con una sola idea… Había que fregar a Guevara…

Cuando Guevara se inició como Presidente interino de la República por un año, no supo que sólo gobernaría dos meses y 23 días para ser exactos, y saldría una semana antes sin cobrar su tercer sueldo.

Al entrar, se enfrentó a una situación financiera desastrosa a causa de los sabihondos de la anterior administración militar que llevaron al país a una inflación anual del 25%, a un déficit en la Balanza de Pagos de 350 millones de dólares, y a un crédito externo que entre 1972 y 1978, ascendió a 1.000 millones de dólares. En lo político, lo de siempre, una oposición que espera que acontezca un hecho impensado para que los hombres propicios encuentren la oportunidad de hacer posible lo imposible: ¡Y se dio el caso: En una charla por charlar, el flamante Presidente, dijo que para resolver el problema económico se requería un poco más de un año. Desde ese momento los filósofos del péndulo fatal, Guillermo Bedregal y José Fellman del MNRH, convirtieron aquella frase en una detonación de espanto, y gritaron: ¡Prorroguismo!, se rasgaron sus ternos ingleses y torcieron sus gestos porque la escena les produjo un oportunidad de preparar una aparatosa conspiración como le encantaba al doctor Paz, con quien barajaron las cartas y encontraron el As del juego: ¡El Cnel. Alberto Natusch Busch!, a quien nadie lo conocía, pero si se conocía su meritorio segundo apellido: Busch, el héroe de la Guerra del Chaco, el mártir sacrificado por la Rosca minera.

El plan para proceder fue una niñada. Primero, conseguir que el Congreso revoque el mandato de Guevara, segundo, que las FF.AA. preocupadas por el futuro del país, recojan en su corazón vendido, la decisión heroica de hacerse cargo del poder. ¿Pero, y la IX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo evento diplomático tenía como fin obtener el apoyo continental para la causa marítima del país? No importaba, nunca importó, antes estaba el poder, después el mar, pero primero… había que fregar a Guevara.

Guevara para salvar su gestión, visitó el Cuartel General de Miraflores para convencer al Alto Mando, que le dejen gobernar durante el tiempo previsto, pero la visita resultó vana, porque sólo escuchó silencio de las miradas. La conversación con los militantes del MNRH, a quienes les ofreció una participación en el gabinete, fue una charla de ven otro día y hablamos. Con Lechín sucedió lo mismo, sólo un compromiso de tono ambiguo con algo de sonrisa sublime y oportunismo, porque el 8 de octubre se realizó un ampliado minero con el fin de superar la crisis de COMIBOL, y otra vez se planteó el retorno a la frustrada cogestión obrera. El 11 de octubre se produjo un levantamiento militar en Trinidad, el Comandante en Jefe del Ejército, Gral. David Padilla, ¡mandó una comisión de investigación dirigida por el Tte. Cnel. Alberto Natusch Busch y Cnel. Oscar Larrain, es decir, ¡mandó al ratón a cuidar el queso!

A esa altura del cinismo ya era demasiado elocuente ignorar un golpe militar. Guillermo Bedregal, declaró en El Diario: “Sobre un posible golpe de Estado de las Fuerzas Armadas, no creo en ese fantasma, porque actualmente las Fuerzas Armadas tienen una vocación institucionalista”. Si Bedregal negó un posible golpe de Estado, era porque ya afloraba un golpe de Estado. Guevara en una entrevista periodística, insinuó una prórroga hasta 1981, tiempo que según él era posible para enmendar la crisis económica. Pero el genio político más elocuente del MNR y después del PRA, cometió un desliz imperdonable en el ajedrez político: pretender hacer un enroque estando jaqueado, eso era dar un paso más allá de la plausibilidad lógica. La Prensa lo acusó de prorroguista, y Bedregal y Fellman, discaron el teléfono para llamar a Estados Unidos y hablar con Paz: “Jefe, buenas noches. De acuerdo a todo lo que usted conoce y tal como se vino trabajando en las últimas semanas con el amigo Alberto, es necesaria su presencia inmediata en La Paz”.

Víctor Paz Estenssoro llegó a La Paz, una semana antes del golpe, el 23 de octubre, como llegó el 15 de abril de 1952 con la misma prisa del ansioso. El mismo día se sentaron de frente y con las piernas cruzadas, Paz Estenssoro y Natusch Busch, para definir los detalles. El doctor Paz declaró después: Natusch me manifestó que no veía la posibilidad de una continuación de Guevara en el gobierno debido al deterioro no sólo de la situación política. Me dijo que estaba enterado de los contactos que sostuvo con los dirigentes de su partido y que avalaba todo lo acordado hasta el momento. Me indicó que se había entrevistado con Guevara horas antes y me reveló algunos temas que el presidente abordaría en su charla conmigo, básicamente referidos a la posibilidad de un golpe militar y mi participación en él.

Cuando se dio la conversación entre Guevara y Paz, la respuesta del astuto conspirador, fue: “No, de ninguna manera, tengo mis años, mi carrera y un prestigio que no puedo enterrar tan infantilmente”. Pero eso era un decir, primero estaba el poder, y después fregar a Guevara.

Y llegó el día. La Asamblea de la OEA, efectuada entre el 21 al 31 de octubre, fue el momento oportuno para continentalizar el problema de la mediterraneidad, y conseguir el respaldo hemisférico aprovechando la competencia de la OEA con el fin de solucionar el conflicto marítimo. Las condiciones estaban dadas, el criterio de muchos de los 27 países americanos más sus observadores europeos y asiáticos, eran afines a la aspiración boliviana.

La Asamblea por medio de los países asistentes, y con el ánimo de resolver pacíficamente las diferencias en el hemisferio, adoptó el 26 de octubre de 1979, la resolución histórica de oír el clamor y el reclamo vivo de las conciencia y de la justicia de los países hermanos de América Central y el Caribe, y aprobó por unanimidad, la siguiente resolución:

“La Asamblea General: RESUELVE:

1. Recomendar a los Estados a los que este problema concierne más inmediatamente que inicien negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión libre y soberana con el océano Pacifico. Tales negociaciones deberán tomar en cuenta los derechos e intereses de las partes involucradas y podrían considerar, entre otros elementos, la inclusión de una zona portuaria de desarrollo multinacional integrado, y así mismo tener en cuenta el planteamiento boliviano de no incluir compensaciones territoriales.

2. Continuar la consideración del tema “Informe sobre el problema marítimo de Bolivia”, en la próxima Asamblea General de la Organización”.

Al día siguiente de la clausura de la Asamblea, el 1 de noviembre de 1979, el Cnel. Alberto Natusch Busch., dio el golpe anunciado, no importaba el mar… el caso era fregar a Guevara. 

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