Por: Juan Mejía Cisneros/ Publicado en Fondo Negro, el 19 de
julio de 2023.
El hombre que protagonizó está heroica tarea –como sacado de
una película de James Bond– de arrancar un avión boliviano de manos de los
chilenos y ponerlo en operaciones de combate en la Guerra del Chaco
(1932-1935), fue el piloto orureño Emilio Beltrán López, un joven bien
parecido, audaz, osado, deportista, decidido, más conocido por el alias “Tocuyo”
Beltrán.
La historia de Bolivia está salpicada no sólo de hechos
protagonizado por políticos, militares, civiles, de cruentos golpes de estado,
masacres a mineros, guerras; sino también de hombres y mujeres que han dejado
ejemplos dignos de imitar por las generaciones venideras, ahí está el piloto,
Juan Mendoza, músicos como Raúl Show Moreno, “Jacha” Flores, historiadores,
escritores, periodistas, literatos, eslabones que encadenan lo bueno de Bolivia
ante el mundo, sin embargo, aún hay sucesos históricos poco o nada conocidos.
DE JUGADOR A PILOTO
Según el historiador Miguel Salas, Emilio Beltrán López, es
un orureño descendiente de la antigua familia orureña Beltrán, que pertenece a
la tercera generación de esta familia, a quien le apodaron “Tocuyo”, asegura
que no se sabe por qué, sin embargo, el sobrenombre se quedó para la
posteridad.
Cuenta que, Tocuyo Beltrán, en principio se dedicó al fútbol
llegando a ser jugador del Oruro Royal, pero la fiebre de la aviación que
propagó el piloto orureño Juan Mendoza, hace que deje de lado el deseo de ser
futbolista para dedicarse a la aeronáutica, así nace una segunda generación de
orureños que prefieren ser pilotos, “fue él, Emilio Beltrán, que abrazó esta
carrera, saliendo piloto de la Escuela de Aviación de El Alto, inaugurado el
año 1922 en el gobierno de Bautista Saavedra, en esa escuela se preparó como
aviador”, recuerda.
Declarada la Guerra del Chaco, Beltrán era uno de los
pilotos ya preparado para esa beligerancia que se pensaba que iba a ser corta,
pero duró tres años. En ese ínterin Bolivia, con el Tratado de 1904 de paz con
Chile, tras la Guerra del Pacífico (1879 – 1884), tenía habilitado los puertos
para el transito libre, pero como la guerra duró y en ese tema diplomático,
Chile al ver que ingresaba mucho armamento a Bolivia, y también, talvez viendo
la estrategia suya, Chile corta ese acceso libre, incumpliendo el tratado de
1904 de libre tránsito.
“Es así que había varios pertrechos que no han pasado a
Bolivia, entre ellos un avión que estaba en (el aeropuerto de) Arica decomisado
por Chile, que debía entrar al campo de operaciones”, narra Salas.
Y añade que, ahí empieza la delicada tarea del piloto
Beltrán. El Estado Mayor, le encomienda al piloto orureño un trabajo muy
importante y de mucha responsabilidad patriótica. “Esta historia es recuperada
por la aviadora Tte. Cnel. Amalia Villa de la Tapia, que es la directora del
archivo de las FF.AA., quien escribe en tres libros suyos que se llaman ‘Alas
de Bolivia’, en cuyas páginas habla de la misión encomendada al piloto
orureño”, confirma.
Se le encomienda una tarea patriótica a Emilio Beltrán,
piloto joven y audaz, de recuperar ese avión a “como dé lugar”. Entonces, él
(Tocuyo Beltrán), sale de operaciones a cumplir una tarea de alto espionaje por
encargo del gobierno boliviano y, viaja a Arica, pero como comerciante, un rico
comerciante alejado de la guerra, despreocupado de lo que pueda pasar,
simplemente va a Arica a hacer negocios, allí él traba amistades porque era un
joven simpático de gran carisma, futbolista, era un tipo James Bond, aficionado
a las mujeres, de fácil amistad que le permite romper el hielo en Arica Chile.
Salas dice, la historia señala que, Beltrán manejó con
cierta destreza el trabajo de espía, habilidad que le valió para llegar al
depósito del combustible especial para aviones (benzina), investigó todo el
movimiento que realizaba todo el personal del aeropuerto de Arica, “supo
observar, escuchar, tomar apuntes de los horarios, a poner ojos y sentidos a
todo el movimiento de la guardia chilena en el aeropuerto. Se había convertido
en un verdadero espía”, narra.
Beltrán había trabajado silenciosamente y sin levantar
sospechas en la tarea de espiar hasta que llegó el momento, de levantar vuelo;
estaba con ropa de civil ligera como se usa en una playa, cargó benzina al
avión, corrió por la pista y remontó vuelo frente a un personal del aeropuerto
chileno que nada pudo hacer para detener. El piloto orureño dirigió la aeronave
con rumbo hacia la cordillera.
“Nadie lo pudo alcanzar ni lo hicieron, tampoco Chile
denunció de aquel suceso, toda esa aventura se supo después de la guerra,
porque hubiera sido una humillación para ese país que en su propio suelo y
espacio aéreo haya ocurrido este hecho, de cómo fue el rescate de un avión boliviano
que estaba secuestrado en el aeropuerto de Arica”, afirma Salas.
Emilio Beltrán conocedor del grandioso espacio boliviano, ha
llegado hasta el aeropuerto de El Alto, orientándose por puntos referenciales
de la cordillera; durante su vuelo, en el horizonte ha divisado el imponente
Illimani y, según cuenta la historia, ha llegado desfalleciente al aeropuerto
de El Alto donde, por entonces, no había casas alrededor, porque simplemente
era la hoyada de La Paz, arribó en un horario donde no había vuelos programados
y todos se alarmaron en la pista de El Alto y se preguntaron ¿qué avión podría
estar llegando?, pero ignoraban de que el avión que aterrizaba, fue una
aeronave rescatada de Arica Chile.
Eso es lo que lo que escribe la archivista de las FF.AA. “ha
llegado el avión, ha aterrizado, era un hombre congelado el que ha bajado y lo
único que ha dicho (Beltrán), según Amalia de la Tapia, es ¡¡¡Misión
cumplida!!! ¡¡¡Viva Bolivia!!! y se desmayó. El avión ha entrado a operaciones
inmediatamente, el piloto “Tocuyo” Beltrán fue internado en un hospital durante
tres meses hasta su total recuperación”, apunta Salas.
Antes de la incursión del piloto orureño a Arica, Bolivia
busca recuperar el avión a través de la cancillería, pero Chile niega, luego se
ha atribuido al cumplimiento del tratado (1904), tampoco se ha logrado y, “fue
un piloto orureño, que ha vivido una semana en Arica, para romper todos los
esquemas de seguridad en varios niveles del gobierno de Chile, ha roto la
frontera, hasta ingresó al depósito de la benzina resguardado por niveles bajos
y, sin haber hecho uso de la fuerza, sin el uso de armas de fuego, Beltrán hizo
un trabajo efectivo para rescatar el avión boliviano. Fue una tarea increíble”,
enfatiza Salas.
El avión rescatado, entró en operaciones logrando
importantes bajas entre los paraguayos con bombardeos al fortín isla Po’i, y en
la última etapa de la guerra, también bombardeó posiciones y derribó enemigos.
EMILIO BELTRÁN, EL “MILLONARIO DEL AIRE” OLVIDADO POR ORURO
Salas lamenta que el centralismo simplemente ignoró a los
héroes orureños, “en la historia nacional todo es hablar de pilotos paceños,
todo es hablar de La Paz como punto de referencia, ahí tenemos a Pabón, piloto
paceño, hasta le han hecho monumentos, en todo lado, una escuela lleva este
nombre, ese es el crimen del centralismo, ignorar a otros héroes como al
orureño “Tocuyo” Beltrán”, advierte.
Además, agrega que, después de la Guerra del Chaco, Emilio
“Tocuyo” Beltrán fue capitán y alto directorio de la Lloyd Aéreo Boliviano LAB,
manejaba un hidroavión tipo Cirkovski, que llegó para la Lloyd.
Pero, comenta que, no sólo el centralismo paceño ha olvidado
a este héroe, sino Oruro no le ha reconocido a este piloto orureño, “no hay una
calle que lleve el nombre de este héroe de la Guerra del Chaco, ni una unidad
educativa, ni se sabe el retrato de este héroe, esa es la ingratitud”, asevera
el historiador.
Salas, señala que Emilio Beltrán López, fallece en octubre
de 1941 junto a otros dos personeros de la LAB, en un accidente aéreo ocurrido
en el río Mamoré, el hidroavión en que viajaba Beltrán y otros personeros se
estrella, truncando de esta manera una grandiosa vida, “murió joven y era
reconocido también como ‘el millonario del aire’, porque la casa Junker de
Alemania, le condecoró con los ‘alfileres de oro y plata’, por ser uno de los
pilotos bolivianos que rompió el récord del millón de horas de vuelo”,
rememora.
Añade que los restos mortales del valiente piloto orureño
están sepultados en Cochabamba, allí se ha identificado su tumba. Parientes,
sobrinos, nietos de la familia Beltrán, que viven en esta ciudad, resguardan
sus restos. El hijo, Jorge Eduardo Beltrán Johannessen, radica en los Estados
Unidos.
Aviadora Tte. Cnel. Amalia Villa de la Tapia, directora del
Archivo de las FF.AA.
1941: Cap. Emilio “Tocuyo” Beltrán López, un orureño
“Millonario del Aire”. Amor a la Patria a toda prueba, fue comisionado para
cumplir una difícil y peligrosa MISION SECRETA. Esta heroica acción del piloto
Beltrán, fue recogida años después por la aviadora y archivista de las FF.AA.
de Bolivia.
La archivista escribe:
“Las autoridades chilenas en el PUERTO DE ARICA, retenían
sin razón explicable un avión boliviano y había que recuperarlo de cualquier
manera, para ponerlo al servicio del país. BELTRAN llega un día ARICA de
INCOGNITO inicia de inmediato sus investigaciones… el avión se encontraba en la
pista del puerto, Beltrán escudriña la distancia, estudia la situación, observa
las actividades rutinarias del personal de custodia y, se aproxima un día al
aparato…
Piensa que SU MISIÓN ES SERVIR A LA PATRIA y ese avión que
pertenece a su país es también suyo, SE APODERA DE ÉL y tras una veloz carrera
remonta el vuelo sin contar siquiera con un buen abrigo para trasmontar la
CORDILLERA, nada pudieron las autoridades chilenas para obligar al piloto
boliviano a retornar con el avión burlado…
El frío era tan intenso por el PASO DE LOS ANDES que fue un
milagro, su llegada a los cielos de la CIUDAD DE LA PAZ fue heroica, apenas el
avión tocó tierra y se detuvo, Beltrán quedó inconsciente dentro de su
carlinga; sus compañeros tuvieron que trasladarlo de urgencia a un hospital
donde permaneció más de un mes hasta su total restablecimiento…
El orureño Beltrán, fue un valiente a toda prueba y sus
acciones que realizó en vida producen un inexplicable orgullo por el acendrado
patriotismo que éste personaje supo crear con su valor a toda prueba…
El 14 de junio de 1935, los cañones rugieron su último fuego
mortal, al haberse firmado en Buenos Aires el Tratado de Paz, al medio día de
aquel día, un silencio de paz, habitó aquellas tierras luego de un conflicto de
tres años… más de 40.000 combatientes bolivianos no volvieron jamás con vida,
murieron defendiendo su patria…
¡Se retornó al regazo del hogar, los hombres volvieron a los
campos y las fábricas, para reconstruir a la Patria! herida gravemente en su
económica; el viejo guerrero… peleó ya con ropas de obrero, artesano y
oficinista, para alzar el arado y el yunque del progreso…
Hoy se recupera a la historia nacional, la biografía de un
orureño, cuya estampa de valiente jamás desaparecerá de la memoria nacional.
¡¡GLORIA A BELTRAN!! ¡¡VIVA BOLIVIA!!”. (M. Salas A.)
Disponible en: http://fondonegrobolivia.com/james-bond-andino.../...