Juan Chávez Alanoca, 21 de octubre de 2025.
Oh linda Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, «de perpetua
memoria», en el 477 aniversario de su solemne fundación, el 20 de octubre de
1548, coincidentemente un año después del nacimiento de Miguel de Cervantes
Saavedra, el 9 de octubre de 1547, aunque es posible que hubiese nacido el 29
de septiembre, fiesta de San Miguel, por el que le habrían dado el nombre de
este Santo.
Cervantes, autor de El Quijote, buscó un puesto en Las
Indias, según él en mérito a sus relevantes servicios prestados en defensa de
la cristiandad y a V.M., en 22 años de combates en mar y tierra, especialmente
en la batalla de Lepanto, donde sufrió muchas heridas y perdió una mano al
recibir un arcabuzazo.
Otro hecho trascendental fue el 26 de septiembre de 1575,
cuando a la altura de Palamós frente a la costa catalana, en un encuentro con
una flotilla turca a cargo de Arnauti Mamí, fueron hechos prisiones Miguel de
Cervantes y su hermano menor Rodrigo, que hacía tiempo que era soldado en
Italia.
En Argel, Cervantes fue adjudicado en calidad de esclavo a
Dali Mamí, y durante cinco años estuvo prisionero, dura etapa de su vida que
conocemos con cierto detalle gracias al libro Topografía e historia
general de Argel, de fray Diego de Haedo, que se publicó en 1612.
En Madrid, el 21 de mayo de 1590, Cervantes al cumplir 43
años pidió y suplicó humildemente, “a V.M. Rey Felipe II, sea servido de
hacerle merced de un oficio en Las Indias de los tres o cuatro que al presente
están vacíos, uno en la Contaduría del Nuevo Reino de Granada o la Gobernación
de la Provincia del Coconusco en Guatemala o Contador de las Galeras de
Cartagena, o Corregidor de la Ciudad de La Paz; que con cualquiera de estos
oficios que V.M. le haga merced las recibiría; porque es hombre hábil y suficiente
y benemérito para que V.M. le haga merced; porque su deseo es continuar siempre
en el servicio de V.M. y acabar su vida como lo han hecho sus antepasados que
en ella recibirá muy gran bien y merced”.
Esta solicitud de ejercer la función de Corregidor en la
Ciudad de La Paz, le fue negada por el Consejo de Indias el 6 de junio de 1590,
mediante su relator, Dr. Núñez Morquecho, bajo el siguiente término: “Busque
por acá en qué se le haga merced”, privándole al glorioso soldado del justo
premio por los relevantes servicios prestados en defensa de la cristiandad.
En 1605, a los 58 años, publicó su obra cumbre “Aventuras
del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
En todos los tiempos, los escritores fueron temidos y más
todavía sus libros, que no podían circular libremente en el Nuevo Mundo. Peor
aún sus autores, que estaban regulados bajo el epígrafe de garantizar la
propiedad intelectual, por el Tribunal del Santo Oficio de la inquisición
española desde el año 1502, cuya intromisión alcanzó al mundo cultural, de
difusión de las ideas mediante la publicación de los libros.
Los Reyes Católicos para controlar el libre pensamiento
promulgaron una ley para exigir la autorización previa de las autoridades
eclesiásticas para imprimir libros. Posteriormente, en 1554 el Consejo de
Castilla no concedía el visto bueno para publicar nuevos libros sin la
aprobación de un Censor. En caso contrario ingresaba en las listas de libros
sospechosos, censurados o prohibidos en todo el reino europeo (Catálogo
de Librorum prohibitorum).
“El Quijote”, pasó en algún momento a engrosar los listados
del índice y modificado su Capítulo 36, cuando se borró la frase: “Sancho que
las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito, ni valen
nada”. Esta prohibición desapareció en las actuales ediciones al incluir dicha
frase.
Víctor Paz Estenssoro, Presidente Constitucional de Bolivia,
mediante el Decreto Supremo de 19 de octubre de 1960, designa a don Miguel de
Cervantes Saavedra “Corregidor Perpetuo de la Ciudad de Nuestra Señora de La
Paz”.
Tuvieron que pasar 370 años, para inscribir su nombre entre
los que gobernaron la Ciudad de La Paz e hicieron posible su adelanto. Valió la
pena esperar para obtener por siempre la ínsula de sus anhelos: “Un oficio en
Las Indias de Corregidor de la gloriosa y noble Ciudad de Nuestra Señora de La
Paz”.
En ocasión de este modesto, pero justo homenaje, perpetuemos
la visión del ilustre don Miguel de Cervantes Saavedra, su amor a distancia y
el anhelo de ser nombrando “Corregidor Perpetuo de La Ciudad de Nuestra Señora
de La Paz”.
El autor es Abogado.

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