Por: Pablo Peralta M. / Página Siete, 23 de marzo de 2015.
"Banzer y Pinochet se darán hoy ‘abrazo de la
amistad’”, tituló en su portada el diario Presencia el 8 de febrero de 1975.
Ése fue un día que quedó para la posteridad.
Pero alguien reparó, esa jornada, que la referencia a ese
abrazo quedaría en la historia como el símbolo de la negociación que más acercó
a Bolivia al mar y que 40 años después recobraría actualidad.
No es para menos, los diplomáticos consultados coinciden en
que debido a los alcances que logró ese proceso, Charaña es una base de
tratativas futura y que si le va bien a Bolivia en la Corte de La Haya, se
podría reponer el escenario de esa negociación.
El diplomático Ramiro Prudencio Lizón, quien fue primer
secretario en la Embajada de Bolivia en Chile durante ese proceso, sostiene:
"Ése ha sido uno de los momentos más importantes de nuestra historia del
problema marítimo, haber llegado a un acta en la que Chile reconoce el problema
marítimo y está dispuesto a negociar”, afirma.
El excanciller Javier Murillo de la Rocha, quien en esa
época fue subsecretario de Política Exterior de la Cancillería, asegura que si
Bolivia obtiene los resultados esperados en La Haya, se puede reponer el
escenario de Charaña. "Es decir, negociar sobre las bases de Charaña, que
fue la negociación más avanzada del siglo XX”, afirma.
Al menos dos son los elementos en los que radica la gran
importancia de esas tratativas, según los consultados: 1) No hubo
improvisación, sino una planificación de parte de Bolivia para encarar las
negociaciones; y 2) Chile ofreció, de manera formal, una solución concreta.
Murillo de la Rocha comenta que el proceso iniciado en
Charaña obedeció a una "prolija planificación” política-diplomática, la
cual tuvo como precedente el apoyo que el país obtuvo con la Declaración de
Ayacucho y la creación de la Comisión Marítima.
A esta última –relata Murillo- se le encomendó elaborar un
estudio sobre las alternativas para resolver el centenario problema
marítimo.
En ese marco es que el 26 de agosto de 1975, diplomáticos
bolivianos entregaron a sus pares chilenos una propuesta formal de negociación.
La respuesta chilena tuvo lugar el 19 de diciembre de 1975, en la que las
autoridades de ese Estado expresan, entre otros detalles, su disposición a
negociar una franja de territorio al norte de Arica; una de las condiciones es
el canje de territorios.
"Chile se comprometió, mediante notas formales, a
cederle a Bolivia un corredor al norte de Arica y si bien estaba sujeto a canje
territorial, evidentemente fue un compromiso formal asumido por Chile”,
sostiene el excanciller Agustín Saavedra Weise.
Prudencio Lizón comenta que es muy importante el
ofrecimiento de Chile para alcanzar una solución, dado que en anteriores
negociaciones se trató todo en reserva. "En Charaña algo fundamental es
que hay esa nota del 19 de diciembre en que Chile ofrece claramente,
oficialmente, mediante un documento, una salida al mar para Bolivia, plena y
soberana”, manifiesta.
Murillo explica que con la propuesta de Bolivia y la
respuesta de Chile se conformó una base global de negociación, y que Chile
consultó a Perú sobre las tratativas, en atención a lo que estipula un
protocolo del Tratado de 1929. No obstante, Perú hizo una contrapropuesta, que
fue descartada por Chile, y la negociación quedó entrampada.
Pese a los esfuerzos de Bolivia para seguir avanzando en
aras de encontrar una solución, no se logró el objetivo. Así, el 17 de marzo de
1978, el Gobierno rompió relaciones con Chile. "El Gobierno de Chile ha
abandonado el compromiso esencial que explica históricamente la reapertura del
diálogo”, dice parte del comunicado oficial que selló, otra vez, la ruptura de
relaciones.
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